domingo, 6 de enero de 2013

¿Qué me hace escribir?

    En el otoño de 196… el Ayuntamiento de mi pueblo convocó un concurso de relatos cortos. El tema era libre, las extensiones mínima y máxima no las recuerdo, pero sí los premios: un primero de 2.000 ptas., un segundo de 1.000 y un accésit sin dotación económica, pero del que se hablaría en el periodiquín local. (Un pequeño inciso para los que han crecido en la era del Euro: el Primer Premio eran 12 €, y el segundo 6. Ahora podría parecer ridículo, pero quiero advertir que aún no se había instaurado el primer salario mínimo que fue de 1.800 ptas. mensuales, es decir, que para la precaria economía de un becario de la época, que era mi caso, estamos hablando de un sueño).

    El primer premio se lo llevó un relato de alguien de Valladolid, el segundo un muy conocido crítico taurino vecino eximio del pueblo, y yo me llevé el accésit. Tuve ocasión de leer los trabajos premiados. El ganador era mejor que el mío, pero no el segundo, pese a lo cual, entendí la decisión del Jurado. Primer descarte, por tanto, no escribo porque busque la gloria, porque desde hace más o menos medio siglo, sé que, con toda probabilidad no está a mi alcance. Por otra parte, si hubiera de llegarme después de muerto, estaría dispuesto a cambiarla por cualquier cosa, una entrada para ver una buena obra de teatro, unos pantalones de pana, o un bocadillo de caballa.

    Segundo descarte: tampoco busco dinero, pero para que nadie se llame a engaño, me encantaría conseguir una tirada de 600.000 ejemplares con cualquiera de mis novelas. Sé que número de ejemplares vendidos, y rendimiento económico, son las dos caras de la misma moneda, pero, se me crea o no, me interesan más los miles de lectores que los miles de compradores.

- ¿Le obsesionan las ventas? Me preguntaba una periodista después de publicar “Como una medusa de fuego”.

- He visto mi novela en “El Corte Inglés” justo al lado de “El Sueño del celta” -le dije-. Todo un honor para mí, pero Vargas Llosa acaba de recibir el Premio Nobel y a mí me conocen unos cuantos amigos. Su novela tiene no sé cuantas páginas, y la mía menos de la mitad. Por si fuera poco, mi libro cuesta un Euro más. ¿Cómo van a obsesionarme las ventas? Lo lógico es suponer que quien se acerque a la estantería compre “El sueño del celta”.

    Como declaración de intenciones, puedo asegurar que disfruto escribiendo, que siempre quise hacerlo pero que he tenido que esperar a que mi mente quedara libre de preocupaciones profesionales para dedicarme a ello. (No se trata de disponer de un par de horas libres al día para escribir. Eso siempre se puede lograr. Lo que es más difícil es tener la mente limpia de los quehaceres por los que te pagan). Decía que disfruto escribiendo, y es así. No conozco esa angustia, esos dolores de los que a veces hablan los creadores. O tengo la piel acorazada o soy menos sensible que ellos, o no me esfuerzo lo suficiente como para dejarme girones de mi ser entre las páginas que voy pariendo. ¡Qué le vamos a hacer! Tampoco lo echo de menos. Hasta ahora, he escrito siempre y sólo sobre lo que me ha dado la gana. Seguiré así, al menos hasta que alguien me sugiera una materia que sea interesante y bien pagada. ¿Es esto poner mi mente en venta? Prueben y verán que no. Como mucho, en alquiler.

4 comentarios:

  1. Pues sigue escribiendo. Es un placer leer tus libros. La buena creación literaria unida al sentido del humor. Y tus opiniones sobre los diversos temas que hasta ahora has tratado siempre son interesantes. Me contarás entre los asiduos.

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  2. Lo haré en tanto crea que sigo teniendo algo que transmitir. Espero que antes del verano esté disponible mi siguiente novela, "El zulo Viriato", una historia ambientada en los tiempos de "La Transición", en los días turbulentos del 23-F. En el relato hay intriga, reflejos de la época en que se desarrolla, una historia sentimental y ciertas dosis de humor. Cuando se publique escibiré más sobre ella.

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  3. Clemente,

    Hace muchísimos días que te debo unas líneas para hacerte llegar mi agradecimiento por muchas cosas, pero muy especialmente por dos:
    Por escribir, con tanto acierto en mi opinión, sobre todas estas cosas de la actualidad, que nos indignan, nos conmueven o nos divierten y que, al menos a mi, me encanta leer (también a un número importante de personas de mi entorno)
    Por tu dedicatoria.
    Un abrazo,

    José

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    1. Clemente Rodríguez Navarro24 de febrero de 2014, 13:53

      Soy yo quien debe darte las gracias, Pepe. No hay mayor elogio para alguien que escribe que verificar, antes que nada, que alguien invierte parte de su tiempo en leer lo que tú has escrito. Si, además, el lector encuentra interesante lo que dices ¿qué más se puede pedir? En cuanto a la dedicatoria de "El zulo Viriato", considéralo la atención a una deuda antigua que sentí que tenía contigo. Es tan difícil encontrar un amigo que sigua siéndolo años después de que vivamos tan lejos...

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