lunes, 30 de septiembre de 2013

 
Fuera del tiesto (10ª entrega).
La enésima trampa.
 
 
El Comité de Disciplina Deportiva.
 
 
 El Comité Superior de Disciplina Deportiva, ignora las declaraciones de cierto atleta español confesando que se ha dopado y entiende que ello no constituye prueba suficiente para imputarle cargo alguno. Hay que aclarar que el deportista hizo sus declaraciones ante la policía autonómica catalana.
 
 
¿Saben? A mí me parece normal. ¿Por qué el Comité Superior de Disciplina Deportiva iba a ser la nota discordante en esta España nuestra de tramposos?
 
 
Aquí miente y hace trampas todo el mundo. Y cuando digo esto me refiero tanto a Instituciones como a ciudadanos.
 
Miente el Presidente de Gobierno cuando dice que él no sabe nada de tal o cual cosa (¿Les suena un tal Bárcenas?). Miente el líder de la Oposición cuando insiste en que sus propuestas son claras y meridianas. Mienten los responsables gubernamentales de nuestra economía cada vez que repiten que "ya se ve la luz al final del túnel", como mentía el anterior Presidente de Gobierno al hablar de los famosos "brotes verdes" y el Sr, Aznar cuando nos contaba la historia de las armas de destrucción masiva. Miente el Presidente de la Generalidad cuando asegura que puede separarse de España y seguir en la Unión Europea. Miente su socio cuando grita a diario que España les roba. Mienten los que hablan en nombre el P.P. cuando insisten en que la reforma de las pensiones no va a mermar su poder adquisitivo. Mienten los Sindicatos cuando afirman que no saben nada de comisiones procedentes de ERE's extraños. Mienten las Asociaciones de Empresarios cuando culpan de la crisis a los salarios. Mienten todos y cada uno de los políticos, cualquiera que sea su bando (¿o debería decir banda?) que suben al estrado y prometen su mejor disposición para consensuar medidas que nos saquen del agujero en que estamos.
 
Nosotros todos sabemos que mienten, ellos saben que nosotros lo sabemos pero les trae sin cuidado.
 
Y también mentían nuestros banqueros y sus testaferros, los políticos, cuando nos aseguraban que los Bancos españoles estaban entre los más seguros del mundo y, mentían y robaban a mansalva cuando tasaban viviendas sobre las que concedían hipotecas por encima del valor de la vivienda, y cuando nos vendían preferentes.
 
Y mentimos nosotros y hacemos trampas cada vez que abonamos un trabajillo casero sin IVA, cuando miramos para otro lado y pagamos en metálico y sin factura los honorarios del abogado, o los del Médico o los del electricista.

Y mienten también quienes no dan de alta a sus trabajadores o los dan por menos horas de las que trabajan, o los que, etc., etc., etc.
 
Y a todos los que mienten como bellacos, no les pasa nada, porque no está previsto actuar contra quien engaña al prójimo en el ejercicio de sus funciones. Nadie cree a nadie, pero eso es lo de menos. Aquí lo raro, lo escandaloso, lo peligroso es decir la verdad. "La verdad os hará libres", dice San Juan. Pero ¿a quién le interesa algo que se dijo hace casi dos mil años? Tengo para mí, que si alguien le diera por decir sólo verdades, terminaría en un manicomio.
 
Y aunque no se trate de mentir. ¿Qué hacemos cada uno de nosotros con los que nos toman por tontos? ¡¡¡Les seguimos votando, pensando que los otros son peores!!!
 
Por eso, repito: ¿por qué habría que esperar que el citado Comité de Disciplina Deportiva se comportara como si no fuera español?  Hasta podría considerarse como una salida de tono de pésimo gusto. Al fin y al cabo, el atleta también era español, y eso parece que debe ser suficiente para que haga trampa y no haya que aplicarle la Ley. Luego nos extrañará que los Juegos Olímpicos se los den a Japón y hasta pretenderemos culpar del desaire al inefable acento inglés de la Alcaldesa de Madrid. Ella al menos lo intentó,  no como su jefe, nuestro Señor Presidente.   

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Fuera del tiesto (9ª entrega)

A propósito de la candidatura fallida. Un comentario miserable.


    El Excmº Señor Alcalde de Barcelona es muy libre de pensar y decir cuanto le venga en gana. No faltaría más. Está en su derecho y no seré yo, humilde "blogero" nacido en el antiguo Reino de León, quien vaya a negárselo. Es libre, por tanto, de alardear de que dónde va a parar el encanto de Barcelona con el de Madrid, y que con ciudades como la segunda a quién se le ocurre presentar una candidatura para organizar unas Olimpiadas. Otra cosa fue lo de Barcelona, su marca, y sus posibilidades de organizar, si es que lo pide algún día, unos Juegos de Invierno. Lean, lean sus comentarios, que no seré yo quien vaya a reproducirlos, y díganme si no subyace un poco disimulado regocijo ante el fracaso de la Capital del Estado. 

    Se me ocurren algunos comentarios, por ejemplo:

  -  Cuando Barcelona logró los Juegos del 92, puedo asegurarle al Señor Alcalde que no sólo se alegraron sus conciudadanos,  sino la mayoría de los españoles, entre los que me conté.

  - Y eso fue así no sólo porque Barcelona sea una de las grandes ciudades españolas, En pura teoría los Juegos se le otorgan a una ciudad, en realidad, lo que cuenta es el país que hay detrás de quien compite.Ese Estado, le guste o no al Señor Alcalde, y me temo que por ahí viene el sustrato de su comentario y la satisfacción por el fracaso, sigue siendo el mismo: España.

  -  De manera que le Olimpiada del 92 no fue un mérito exclusivo de Barcelona, sino de un país que por entonces era un estallido de energía, ilusión y optimismo, cabalgaba en la cresta de la ola, celebraba el V Centenario del Descubrimiento de América y contaba con la Exposición Universal de Sevilla (que, por cierto, tampoco se le había concedido en exclusiva a los méritos sevillanos, sino a los de España en su conjunto)

  - Así que, Señor Alcalde, me temo que si hubiera sido usted quien hubiera presentado ahora la candidatura de su hermosa ciudad, el Comité Olímpico también la habría rechazado y por las mismas posibles razones que ahora se han manejado: la crisis económica (espero que no pretenda salvar a su ciudad de la crisis) y la poco ejemplar actitud de nuestras autoridades deportivas ante el dopaje, legislaciones urgentes de última hora al margen.

    Y volviendo al principio, Excmº Señor, reclamo para mí la misma libertad de expresión que le reconozco a V.E., y en su virtud, le digo alto y claro que sus comentarios son miserables, mezquinos, e impropios de quien representa a una de las ciudades señeras de España. No es de bien nacidos hacer leña del árbol caído, ni alegrarse de males ajenos, por más que si usted fuera quien debe ser, ni siquiera consideraría ajeno este mal. Por fortuna para todos, pasará el tiempo, poco será necesario, de usted no quedará ni la memoria y Barcelona, Madrid y España seguirán despertando la admiración que se merecen.

Que tenga un buen día, Señor Alcalde.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La guerra que viene

Vientos de guerra sacuden de nuevo al mundo. Los matones de siempre nos han hecho saber que sus principios no les permiten pasar por alto los desmanes de uno de tantos sátrapas que machacan a sus propios ciudadanos. Uno, sólo uno, que los indios hay que matarlos de uno en uno y a algunos, si son amigos o demasiado fuertes, mejor olvidarse de ellos.

El elegido en esta ocasión es el sirio El Assad, personaje nada ejemplar, desde luego, pero ni mejor ni peor que otra media docena de gentes de su calaña. Está por ver si el frustrante Mr. Obama atacará desde lejos a base de misiles o si se decidirá a mandar al matadero a unos cuantos miles de sus marines.

Se me ocurren algunas preguntas:

¿Convendría esperar a que los observadores de la ONU aclaren si hubo o no hubo empleo de armas químicas? Yo creo que no hace falta. ¿Para qué? Si los observadores dicen que las no las usó, será la mejor prueba de cómo El Assad engañó a los observadores (¿Recuerdan lo de las armas de destrucción masiva en Irak?)

¿Por qué Siria y no la media docena larga de señores de la guerra africanos que masacran a diario a sus ciudadanos? ¿Será porque las materias primas de estos ya están bajo control o porque caen tan a trasmano que su valor geoestratégico es nulo?

¿Los estrategas de uno y otro lado del Atlántico, incluidos los asesores del belicoso Monsieur Holande han caído en la cuenta de que Mesopotamia y todo lo que ahora llamamos Oriente Medio lleva en guerra desde hace más de cinco mil años? Parece como si esos territorios que alumbraron las primeras civilizaciones de la Historia fueran incapaces de vivir en paz. ¿El Señor Obama se siente con fuerzas para cambiar ese estado de cosas, o eso no se lo enseñaron en Harvard? 

¿Y qué pasará el día de después? ¿Se repetirá la experiencia de Afganistán o la de Irak? ¿Quién sucederá al clan Alauí, perseguido a muerte por los islamistas ortodoxos desde hace cuatrocientos años? ¿Espera el Señor Obama que después de bombardear Damasco haya elecciones libres y resulte elegido un demócrata convencido que lleve a Siria a la comunidad de pueblos libres? ¿No caerá otro país más en el área de influencia de la versión más radical, más anti occidental del Islam? ¿Por qué no detenernos un momento a reflexionar en qué han quedado las esperanzas despertadas por la llamada "Primavera árabe"?

Mientras tanto, una vez más la Unión Europea se muestra incapaz de dar una respuesta organizada y el petróleo sigue subiendo sus precios ¿Sería eso lo que se buscaba?