lunes, 3 de febrero de 2014

 
 
Gracias a ellos sigue la vida
 
 
    La Tierra es un pequeño planeta desapacible, poblado por varios miles de millones de seres desagradables empeñados en hacerle la vida imposible al resto de las especies animales y vegetales, a socavar las bases de la supervivencia, y, especialmente a masacrar a los individuos de su propia especie. Decir que el "hombre es un lobo para el hombre" es insultar a los lobos.
 
    Sobrevivimos por obra y gracia del quehacer de un puñado de congéneres cuya misión en la vida parece que no es otra que la de hacer soportable a los demás su propia existencia. Gentes sencillas, anónimas, prácticamente invisibles, sin las cuales es más que probable que hubiéramos terminado por destrozarnos unos a otros en nombre de grandes ideales, La Patria, La Raza, El Pueblo Soberano, Dios, La libertad, etc., etc.
 
    Hoy quiero hablaros de uno de estos ángeles silenciosos que se mueven entre nosotros sin ruido alguno, aun pareciendo que dispuestos a pedir disculpas si os molestan con el viento que levanta su paso a vuestro lado.
 
    Quiero hablaros de Gery que empezó siendo amigo de amigos para ganarse su propio lugar en los afectos de muchos otros, yo entre ellos. Es un boliviano callado y sonriente, afable y dispuesto a ayudar a cuantos se crucen en su camino, sin siquiera, no ya pedir nada a cambio de lo que hace, sino a hablar de cuanto va haciendo a diario por los unos y los otros. Vive a más de 10.000 km de su tierra. Allá sigue su familia, con un Océano de por medio y montañas de diferencias, de prejuicios, de incomprensiones que sin ser muy conscientes, se aplican a diario a quienes no "son de los nuestros". Él está aquí, solo entre millones de personas, alejado y arrancado de cuanto fue su vida. Hace lo que cada día corresponda, porque ha decidido seguir vivo y ayudar a los suyos, allá en Bolivia
 
    No hay muchas razones que lo justifiquen, pero lo cierto es que, no importa cuáles sean las circunstancias, Gery sonríe. Tal parece que le bastara con seguir vivo, y tal vez esté en lo cierto. Acaso el problema de cientos, miles de millones de seres humanos es que no seamos capaces de comprender que el primer don es la vida y el segundo la cercanía de semejantes a los que, por lógica, incluso por egoísmo, deberíamos tratar como a nosotros mismos.
 
    Yo he sido uno de los beneficiados por la forma de ser de Gery. Como mis seguidores saben, hace unos años dedico una buena parte de mi tiempo a escribir. Llegó un día en que me planteé la conveniencia de colocar mis novelas en Amazon, versión digital. Alguien, Pedro Hípola, en concreto me dijo que entre él y un amigo y colaborador suyo, podrían resolver mi problema. El trabajo, tedioso, minucioso y poco agradecido se hizo. Hasta ayer no he sabido que la mayor parte de la tarea había recaído en nuestro amigo boliviano.
 
  Es de agradecer, desde luego, pero lo verdaderamente extraordinario es que yo he visto a Gery no menos de media docena de veces desde que me hizo el gran favor y jamás se le ocurrió comentar cuál había sido su papel en el proceso. Ahora sé que si Pedro Hípola no me lo hubiera dicho, nunca habría llegado a saberlo.
 
Por eso, Gery, muchas gracias por estar aquí, cerca de todos, sonriendo siempre, haciendo por los demás cosas que a ti te parecen tan normales que ni hablas de ellas. Espero que el porvenir te trate como te mereces, amigo. 
 
  

3 comentarios:

  1. Gracias por todo Clemente.

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  2. De nada, mi anónimo comentarista. Seas quien seas, aunque pocas dudas me queden al respecto, quiero recordar el viejo aforismo castellano: "De bien nacidos es ser agradecidos". permíteme que me lo aplique a mí mismo. Tú bien sabes por qué

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