lunes, 29 de diciembre de 2014

Feliz Año Nuevo, Sr. Rajoy, pero no hemos salido de la crisis
 
Cuatro indicios inequívocos.
 
Los índices de pobreza han aumentado.
 
Las desigualdades sociales y económicas, son hoy mayores que cuando comenzó la crisis y, lo que es más sangrante, que cuando Usted, Sr. Rajoy, se aposentó en el Palacio de la Moncloa.
 
Nadie puede discutir este dato, que, como es natural, se traduce en un mayor número de ricos, sea cual sea el listón donde se establezca el umbral de la riqueza. En consecuencia, el número de pobres ha aumentado.
 
Un comentario adicional: este dato, el tremendo incremento de las desigualdades, no ha sido sólo un desgraciado fenómeno español, sino que se ha extendido por todo el planeta. Hoy, los ricos, ya sean personas o países, son más ricos, y los pobres son más pobres que antes del comienzo de la crisis.
 
Los ingresos familiares medios, han bajado.
 
Lo que refleja una realidad con dos caras: Vista la desigualdad de que hablábamos la moda estadística, pone de manifiesto que el número de familias que han perdido capacidad adquisitiva está por encima de la media aritmética.
 
La población activa ha disminuido.
 
Nada de qué extrañarnos en un país que mes tras mes considera el desempleo como el primero de sus problemas. Por otra parte, se trata de otro desastre global que afecta a lo que habitualmente llamamos "países de nuestro entorno". Europa entera, España a la cabeza, ocupa hoy a millones de personas menos que hace diez años.
 
Un apunte: creo que eran Adam Smith el que dijo que "cuando dos patronos corren tras un obrero, los salarios suben, pero cuando dos obrero corren tras un patrono, los salarios bajan". O sea, a más paro, salarios más bajos
 
La tasa de protección social ha disminuido.
 
En este apartado, no puede decirse que todos los países que nos rodean lo estén sufriendo en igual medida: Alemania, Francia o el Benelux, que tanto nos han exigido medidas como el incremento de la edad de jubilación, o la "moderación" no han seguido nuestro ejemplo. Algunos países se plantean, incluso, reducir las horas de trabajo semanales. O sea, salida de la crisis y trituración de beneficios sociales no son la misma cosa. Depende de quién tome las decisiones.
 
La ola de privatizaciones no han tenido una base anticrisis, sino un soporte ideológico propio del Partido en el Gobierno, pero está por demostrar que hayan servido para mejorar las cifras de la contabilidad nacional, mientras que está fuera de toda duda que han endurecido las condiciones de vida de los más necesitados.
 
Pongamos, pues, las cosas en si sitio.
 
- Usted, Sr. Presidente, ha obtenido esa mayoría absoluta que tan mal está aprovechando, gracias a la crisis. ¿Qué va a hacer Usted cuando ya no pueda culpar al inefable Sr. Zapatero de todos los males del infierno. Por cierto: no pierdan el tiempo, que Rodríguez Zapatero no tuvo nada que ver con la pérdida de Cuba y Filipinas.
 
- Usted, Sr. Presidente, sólo debería presumir de haber superado la crisis, cuando las cosas vuelvan a su lugar. Nadie puede culparle de la crisis, pero sí del infame modo que usted ha tenido de repartir los costes: ha beneficiado y sigue haciéndolo a los que, a nivel mundial y nacional la causaron consciente, deliberada y fraudulentamente, es decir, a financieros, banqueros y grandes grupos multinacionales. Su gente, la de Usted, Sr. Rajoy, han sido meros instrumentos de usar y tirar.
 
Por el contrario, hemos sido las clases medias y trabajadoras las que estamos siendo acogotados para "arrimar el hombro y sacar a España del hoyo entre todos".
 
- Usted, Sr. Presidente, y algunos otros como Usted, han aprovechado la crisis para poner de rodillas a la clase trabajadora y esquilmar sin piedad a la clase media. Y no me llame demagogo, porque sabe Usted y sabemos muchos que los recortes sociales, las pérdidas de derechos que costó décadas conseguir, los han pulverizado en nombre de una recuperación que, por el momento, sólo está llegando a los que nos trajeron la peste.
 
- Usted, Sr. Presidente, no suele encajar muy bien las críticas, pero con o sin Ley de Seguridad Ciudadana de por medio, por políticamente sordo que sea o que se haga, tiene que saber, alguien debería decírselo, que tiene usted encalabrinados incluso a la mayoría de sus viejos votantes. No descarte que su gestión le lleve prematuramente al cementerio de elefantes, junto a lo más granado de su mariachi.
 
- Pasará el tiempo, y cuando de Usted ya no quede ni la memoria, tal vez se alcance el nivel de renta, de protección social, de derechos del que disfrutábamos cuando los suyos se dedicaban a bloquear cualquier iniciativa para salir del fango, que no hubiera sido diseñada en sus laboratorios. Nos tienen donde querían: de rodillas y sin protección.
 
Pese a todo, aunque sé que no va a producirse, le deseo a Usted que tenga razón y que el 2015 sea el año de la recuperación. Pero, recuerde: sólo será así si Usted corrige los cuatro problemas de que le hablaba al principio.
 
Feliz Año Nuevo, Sr. Rajoy, que por una vez acierte Usted, para variar.

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