viernes, 12 de diciembre de 2014

La eterna cuestión del fin y los medios
 
 
Noticias del Imperio.
 
Se ha hecho público hace unos días el informe redactado por el grupo de Senadores USA que investigó los comportamientos de la CIA a la hora de interrogar sospechosos de terrorismo islámico.
 
Encomiable, desde luego, la celeridad con que el informe se ha terminado, se ha dado a conocer, y sorprendente el grado de razonable colaboración de los organismos investigados. Todo un cántico a la división de poderes y a la libertad de acción del poder legislativo frente al ejecutivo. Algunos países de la vieja Europa, el nuestro, por ejemplo, podrían aprender valiosas lecciones de cómo comportarse en política.
 
Por lo demás, por todo lo demás, un informe demoledor.
 
-  Funcionarios públicos torturando, humillando, vejando, llevando al borde de la muerte, aterrorizando prisioneros que lo eran en base a meras sospechas, ante la pasividad de todas las instancias del ejecutivo y de la judicatura.
 
-  Me quedo corto: no ante la pasividad, sino ante el conocimiento y el impulso de las más altas, altísimas, instancias de la Casa Blanca. Bush hijo, el semi analfabeto que presumía en su primera campaña electoral de no saber dónde diablos estaba Afganistán, y su lenguaraz Vicepresidente, Cheney, fueron quienes autorizaron y aplaudieron  tales salvajadas.
 
-  Hoy, tiempo después de los hechos, el  ex Vicepresidente asegura en una entrevista en televisión, que se hizo lo que tenía que hacerse, que volvería a hacerlo, y que no se trataba de besar en la mejilla a los sospechosos y preguntarles, amablemente, qué sabían.
 
 -  Lo sarcástico del asunto es que, según los firmantes del informe, las barbaridades cometidas por agentes de la CIA no sirvieron, en la práctica, para nada.
 
Contestación republicana.
 
Encabezada por el ya citado ex Vicepresidente de G. Bush, los republicanos han ido desgranado argumentos que uno podía dar por descontado:
 
-  "Esta es una burda maniobra demócrata para desacreditar la meritoria actuación del último Presidente Republicano. Los hechos están distorsionados, exagerados y manipulados". (Primer y clásico argumento, cuando cualquier político se enfrenta a hechos que le ponen en la picota. Negar la evidencia y, si se tercia, matar al mensajero)
 
-  "Eran unos días terribles. Fue muy difícil saber qué hacer" (O sea, que, como siempre supuse, el país entero, primera potencia bélica del planeta, estaba aterrorizado, con su Presidente a la cabeza. Una vez más, el miedo y el odio van indisolublemente unidos)
 
- "Es posible que se usaran métodos discutibles, pero es que estaba en juego la seguridad nacional" (Es decir, el consabido dicho de que el fin justifica los medios).
 
Lo más llamativo, desde mi punto de vista, es la importancia  y el volumen de la corriente de opinión norteamericana que no sólo no niega los hechos, sino que los acepta y los defiende. Creo que cuando en un futuro inmediato intervengan en cualquier conflicto lejano, deberían abstenerse de proclamar que lo hacen en nombre de los derechos humanos, o de la democracia. Más les valdrá decir la verdad: el motivo del conflicto es el control del petróleo, el acceso a tal o cual materia prima, o la injerencia en la política interna de un pueblo soberano (es un decir) que no piensa como ellos. Como cualquier Imperio de la Historia, por otra parte.
 
Un debate interminable: fines y medios.
 
Interminable, sí, y con posicionamientos predeterminados, así es que no intentaré convencer a nadie que ya no lo esté, porque sé que es tiempo perdido. Sólo expondré mi personal opinión: el fin no justifica los medios.
 
- Los fines, los mismos fines, casi siempre grandilocuentes, retóricos, conceptuales, (Dios, La Patria, La Seguridad del Pueblo, El Bien Común, La Libertad, La Democracia, etc., etc., etc.) pueden ser invocados casi siempre por cada uno de los dos contendientes al mismo tiempo - mi Dios y su Dios, mi Patria y su Patria) . De manera que no son los fines lo que nos define, más allá de la retórica, y a veces el populismo y la demagogia: se utilizan estos grandes conceptos para enmascarar las verdaderas finalidades de nuestras acciones.
 
- En regímenes democráticos, los medios, como las formas, lo son todo. Son los medios que usemos para defender nuestros principios los que deberían distinguirnos de los que creen que la democracia no es más que una falacia. Invocar el hecho de que el enemigo también lo hace, no es de recibo. No lo es para defender la pena de muerte de un asesino, ni para justificar la tortura de un sospechoso de terrorismo.
 
-  En el caso que nos ocupa, y en otros semejantes que hemos vivido en nuestro país, hay que tener meridianamente claro, que los terroristas son ellos, los malos son ellos, los salvajes son ellos. ¿Qué queremos, competir en crímenes, sadismo y barbarie? ¿Y cómo pretenderemos al día siguiente dar lecciones a nadie sobre los que decimos que son nuestros valores?
 
En resumen:
 
Mi admirado aplauso a un sistema que no tiene el menor empacho en airear sus trapos sucios a la vista del orbe entero. Pocos se atreverían a hacerlo.
 
Falta por saber si el mismo sistema será capaz de llevar ante los Tribunales a quienes están bajo sospecha de haber cometido tales atrocidades.
 
Vistos los últimos pronunciamientos judiciales en casos de policías sospechosos de haberse excedido en el uso de la fuerza, y la tibieza con que se ha expresado Mr. Obama, me temo que los agentes torturadores, pueden descansar tranquilos, si sus conciencias se lo permiten

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta aquí lo que desees