VIII Edición de los Premios de

 la Asociación Taurina Parlamentaria

 

Una Institución ejemplar.

 

No es muy corriente que en los tiempos que corren, parlamentarios de diferentes afiliaciones políticas no es que se pongan de acuerdo, sino que, fundacionalmente, busquen por sistema defender la misma causa. En este caso, la supervivencia y engrandecimiento de la tauromaquia y, por extensión, del mundo de toro de lidia.

 

De hecho, desde la máxima instancia de la Asociación, los cargos más relevantes los ostentan un socialista, Miguel Cid Cebrián, antiguo Senador y Presidente de la entidad, y un popular, Juan Manuel Albendea, Diputado por Sevilla, Vicepresidente. Ellos lo ven normal, y así debería de ser en otros muchos órdenes de la vida pública, de manera que jamás en sus intervenciones cabe esperar reproches cruzados ni la nauseabunda apelación al "y tú más".

 

¡Lástima que haya tan pocos ejemplos de la correcta interpretación de la transversalidad en la vida pública! En todo caso, larga vida a tan positiva actitud.

 

La VIII edición.

 

No es la única ni siquiera, en mi opinión, la más meritoria de las actividades de la Asociación, pero sí la más notoria. Ayer, 10 de marzo, en el Salón de los pasos perdidos del Senado, se entregaron los trofeos correspondientes a esta VIII Edición.

 

Por los motivos que son fáciles de rastrear, recibieron los correspondientes trofeos:

 

 -  El ABC, que tantas crónicas, artículos de opinión y documentos gráficos ha venido produciendo desde hace más de un Siglo.

 

  -  La Banda de Música "Maestro Tejerina" cuyos sones en la Real Maestranza de Sevilla, forman parte del mito de ese coso irrepetible.

 

  -  La Unión de Criadores de Toros Bravos, una de las más conocidas asociaciones de ganaderos taurinos que año tras año ponen en riesgo sus patrimonios por la supervivencia de la Fiesta.

 

  -  Don David Shohet, ciudadano del mundo que un día recaló en España, se enamoró de nuestra tierra y se hizo tan ferviente seguidor de la tauromaquia que cada año convoca un Premio dotado por él, para premiar a quienes se hayan distinguido por su labor en pro de su querida Fiesta.

 

  -  Don Manuel Benítez "El Cordobés", el Maestro que allá por los 60 trascendió el universo taurino para convertirse en un fenómeno sociológico. Hoy, ya casi octogenario, se brinda para actuar en cuantos festivales le reclamen para paliar los efectos de las inundaciones del Ebro. Todo un carácter.

 

El sentido de los premios.

 

Estos han sido los elegidos en esta ocasión. A mí me parece que en ellos se premia a todo el abanico de gentes y profesiones que viven de una o de otra manera de la tauromaquia. Se enaltecen los afanes, trabajos, desvelos, glorias y amarguras, triunfos y sinsabores que siempre, y más en épocas  de crisis, han rodeado el mundo del toro.

 

Un mundo que abarca a más de doscientos mil puestos de trabajos directos. Un pequeño universo que incluye profesiones o actividades tan dispares como la poesía, la pintura, la agricultura, la ganadería, la sastrería, la narrativa, la Medicina, el periodismo, la Administración y, desde luego, la profesión taurina en su sentido estricto.

 

Estos premios vienen a recordar que gentes tan dispares como Miguel Hernández, Picasso, Vicente Zabala, Victorino Martín, o Rafael Ortega, unos circunstancialmente, otros a diario, han sentido en sus vidas la llamada ancestral de una manifestación artística que hunde sus raíces en los albores de la cultura mediterránea.

 

Por lo que a mí respecta.

 

Vivimos tiempos, no los primeros y seguramente no los últimos, en los que se cuestiona la fiesta de los toros desde distintos frentes.

 

No seré yo quien niegue a los demás el derecho que reclamo para mí: pensar como quiera y defender mis ideas. Sólo exijo el mismo respeto que yo guardo para quienes no piensen como yo.

 

El Subcomandante Marcos, el líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional hablaba del Derecho a tener derechos. Es lo que yo reclamo: el derecho a defender la tauromaquia por quienes crean que vale la pena.

 

Si mi forma de ver esta cuestión crea polémica, bienvenida sea, que cualquier cosa es mejor que el manto de silencio con el que a veces se quieren enterrar las realidades con las que no estamos de acuerdo.