miércoles, 29 de julio de 2015

Dos bromas de pésimo gusto
 
El Camarada Putin.
 
Vladimir Putin, personaje que cimentó su carrera política en el seno de la KGB, antes de optar por dirigir los destinos de Rusia por métodos no tan cuestionables, ha propuesto a su amigo Blatter, todavía Presidente de la FIFA, como candidato al Premio Nobel de la Paz.
 
El Sr. Blatter, atrabiliario ciudadano que pasea su desparpajo por las televisiones de medio mundo y los despachos de los poderosos del otro medio, no ha tenido más remedio que convocar elecciones para el cargo que ocupa. La cadena de escándalos de corrupción que arrasan el mundo del fútbol, le han obligado a ello. Es posible que sus días de mangoneo estén a punto de terminar, salvo que los Plattini, los Villar y Cía. sigan otorgándole su confianza.
 
La FIFA, concedió a Rusia la organización del próximo Campeonato Mundial de Fútbol. ¿Será ése el mérito que Putin cree suficiente para ser Premio Nobel? ¿Habrá pensado El Sr. Putin que si Henry Kissinger obtuvo el mismo galardón cuando pesaban sobre sus espaldas buena parte de las vidas humanas perdidas en Vietnam, por qué no concedérselo a su amigo Blatter? ¿Será, nada más una muestra insólita del personal sentido del humor eslavo del que bien pudiera estar dotado el Sr, Putin?
 
El relevo en el PP catalán.
 
Las encuestas pronosticaban batacazo pepero en las elecciones autonómicas catalanas. Inmediatamente después esperan las Elecciones generales. La cúpula del Partido ha llegado al convencimiento de que Alicia Sánchez Camacho no iba a ser capaz de remontar la situación y ha decidido sustituirla por el Sr. Albiol.
 
Tengo el convencimiento de que el relevo se ha llevado a cabo con el cumplimiento escrupuloso de las previsiones de los Estatutos del Partido. Nada que objetar, por lo tanto, desde ese punto de vista.
 
No obstante, sigo teniendo el derecho a opinar sobre cualquier materia que considere oportuna, sobre todo cuando se trata de asuntos que trascienden del ámbito interno de una organización. La designación de un candidato u otro, no sólo es un reflejo del modo de pensar de quien elije, sino que puede suponer un cambio de tendencia en cuanto a las fuerzas e ideologías que aspiran a representarnos.
 
El Sr. Albiol dijo en una entrevista radiofónica que "el colectivo rumano gitano se ha instalado en nuestra ciudad (Badalona) para delinquir y robar". Por perlas como ésta fue llevado ante los Tribunales, aunque resultó absuelto. Tengo que admitir, por tanto, que tiene derecho a decir lo que dijo. Pero...
 
- La democracia es algo más, mucho más que el mero recuento de votos. Antes y después de las elecciones, ser demócrata significa asumir y defender un código ético al que, entre otras cosas, repugnan la xenofobia y el racismo. Dicho de otro modo, un buen resultado electoral no justifica cualquier medio empleado para obtenerlo.
 
Los gitanos no han gozado de buena prensa. De hecho, en algún momento de la Historia, fueron masacrados sistemáticamente junto a judíos, homosexuales, locos, enfermos terminales, viejos y demás colectivos que alteraban las esencias de la pureza racial aria. Estoy seguro de que el Sr. Albiol no es nazi, pero sería bueno que no diera pie para que alguien lo meta en el mismo saco que a los nacionalsocialistas.
 
-  En "países de nuestro entorno", como suele decirse, Francia, por ejemplo, el Sr. Albiol no tendría cabida en ningún Partido de la derecha, fuera del Frente Nacional. Es más: hasta sería posible que Marine Le Pen le tirara de las orejas, visto lo que ha hecho con su señor padre. Aquí, en España, tal parece que el equivalente al Frente Nacional, está dentro del Partido Popular. 
 
El Sr. Rajoy y su círculo próximo sabrá lo que hace, pero ahora y siempre, los errores acaban pagándose, así que no deberían extrañarse si los cuatro votos que esperan ganar en Badalona y resto de Cataluña no compensan la sangría que pueden sufrir en votantes de la derecha que son tan demócratas como cualquiera otro. Avisado queda. 
 


lunes, 27 de julio de 2015

Haciendo amigos. La jornada del amante de los animales.

    Antes de acostarse, revisó una a una las trampas para ratones que había dispuesto en varios rincones del jardín y debajo de dos de los muebles de la cocina. Retiró las "presas" que habían caído en los cepos, las tiró a la basura y roció con el más potente de los productos que había encontrado en el mercado todos los rincones de la casa. Las cucarachas parecían burlarse de sus esfuerzos. Por fin, antes de meterse en la cama, pulverizó el dormitorio con un spray para terminar con moscas y mosquitos, supervivientes de tantos cuantos esfuerzos ponía en práctica noche tras noche para garantizarse un sueño sin molestias.

    A la mañana siguiente, se acercó al mercado, compró un pollo, medio kilo de gambas, un lenguado, mejillones, chirlas y salmonetes. Tal vez estos últimos eran de un tamaño menor del permitido, pero adoraba los de menor tamaño y se dijo que, al fin y al cabo, los que estaba comprando ya estaban fuera del mar y que, por tanto, nada podía hacer para evitar el daño. Podría haber denunciado al pescadero, pero era un viejo conocido que, por lo demás, se limitaba a comprar en la lonja lo que nadie, ningún Inspector del Servicio competente había hecho nada por evitar.

    Cuando llegó a la playa, alguien le dijo que había medusas. Se hizo con la pequeña red del hijo de un amigo, sacó del mar media docena y vio cómo, poco a poco, se desecaban al sol. Un peligro menos. Había bajado con su perro. Nada más llegar lo liberó de sus ataduras para que corriera libre por el borde del agua. Las Ordenanzas Municipales prohibían la presencia de perros en las playas. Era evidente que habían sido redactadas por gente poco amantes de los animales. ¿Es que nadie pensaba en los derechos del perro? 

    Conocía a un tipo bastante desagradable que la semana anterior se le había enfrentado porque su perro le había llenado la toalla de arena y había hecho sus necesidades a cuatro pasos de su sombrilla. ¿Habráse visto intolerante? El fulano, cuando él le habló de los derechos de los animales, pretendió convencerle de que desde hacía cinco mil años los derechos estaban reservados a las personas y que no había la menor posibilidad de hablar de derechos de los animales. "Usted confunde los derechos de los animales con los de los dueños de los perros, y siendo así, sus derechos terminan donde empiezan los míos" -le dijo el impertinente, insolidario y antediluviano bañista. ¡5.000 años! Razón de más para terminar de una vez con ese concepto obsoleto.

    Por la tarde, durante la siesta tuvo una pesadilla. Alguien cuya cara no era capaz de identificar se empeñaba en preguntarle por qué le preocupaban tanto los sufrimientos del toro de lidia en la plaza y no se ocupaba del sufrimiento del pollo, las gambas, los mejillones, el lenguado, las chirlas y los salmonetes que había comprado esa misma mañana. No le dio tiempo a contestarle. "¿Y qué pasa con los derechos de los ratones, o de los alacranes, llegado el caso, o los de las cucarachas, las moscas y los mosquitos? Me parece, amigo, que usted es un egoísta que reserva la protección de la naturaleza para las especies que usted elige, y que a las demás, no es que no se preocupe en defenderlas, es que las extermina con todos los medios a su alcance".

    Cuando despertó, una vez que comprobó que todo había sido un mal sueño, abrió el ordenador y escribió unas cuantas frases furibundas deseando la muerte de cuanto torero pisara una plaza y de cuanto espectador hubiera en los tendidos.   

lunes, 20 de julio de 2015

Artur Mas, en son de paz.

A modo de declaración de principios.

Dudaba entre escribir o no alguna reflexión sobre el proceso actualmente en marcha en Cataluña. Secesionistas y constitucionalistas, cada día más lejos de encontrar un punto en común, afrontan una de tantas encrucijadas, ni la única, ni quizás la más grave, ni tal vez la última de las que de tanto en tanto sacuden la sociedad catalana.

Tengo bastantes amigos catalanes. Unos estarán en un bando y otros en el otro. No me gustaría disgustar a nadie, pero sé que diga lo que diga, habrá amigos a los que nos les gusten mis opiniones. Unos me tacharán de centralista y otros de complaciente con el independentismo. Tampoco creo que eso sea motivo para callarme, si creo que tengo algo que decir.

Ser independiente, tener opiniones propias no coincidentes al pie de la letra con las de ninguna formación política, tiene el inconveniente de no encontrar el calor de la manada protectora cuando vienen mal dadas, pero tiene la ventaja de que no tienes que pedir permiso a nadie para dar tu opinión.

Así que para no haya duda alguna, en esto creo, hasta que alguien me demuestre lo contrario:

- Cataluña forma parte de España antes, incluso, de que el término España, se pusiera en circulación, como territorio propio de la Corona de Aragón. Nunca ha habido un Rey de Cataluña, más allá de lo que haya podido haber un Rey de Socuéllamos (el Rey de todos). El resto es política ficción, o mentiras flagrantes.
- Busque por donde busque no he encontrado ni una sola prueba de que en algún momento pretérito Cataluña haya existido como sujeto político independiente.
- En el momento actual, catalanes y resto de españoles harían un pésimo negocio si separan sus caminos.
- El respeto a la Ley está por encima de las conveniencias individuales y colectivas; es algo cuya conquista ha costado mares de sangre. Cualquier solución de cualquier controversia en cualquier país civilizado ha de partir del respeto a la legalidad vigente.
- Cuando hablo de Ley, incluidas las penales, me refiero, a las normas emanadas de la voluntad popular siguiendo procedimientos democráticos y no al capricho de un tirano. 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Habrá muchas más causas, lo doy por supuesto. Yo me limito a enunciar unas cuantas que a mí me parece que han tenido suma importancia en que las cosas lleguen al punto en que se encuentran.

Por parte de sucesivos Gobiernos de España.

-  La sobre representación política a favor de los Partidos de implantación autonómica, ha sido el pesebre donde han ido a comer los Partidos de cobertura nacional cada vez que han necesitado mayorías de Gobierno. Todos, la izquierda y la derecha, han pagado sobreprecios por ayudas que podrían y deberían haberse evitado. ¿Por qué ha de valer más un voto si se lo entrego al PNV o a Convergencia que si se lo doy al PP o al PSOE?. Me refiero a las reglas electorales, cuando se trata de un Partido Nacional y otro Autonómico, que llega al Parlamento con menos votos que los de cobertura estatal. Está en la Ley, pero tal vez haya llegado el momento de cambiarlo.

-  Primero no se supo ver, y después no se quiso corregir, el error mayúsculo de dejar la educación en manos de quien estaba dispuesto a utilizarla como arma política. Las transferencias a las CC.AA. en materia educativa han resultado un desastre. Décadas enseñando falacias, tergiversaciones, mentiras burdas, Historia que no es sino cuento, han terminado por fomentar falsas seguridades, identidades prefabricadas, prejuicios arraigados, contra los que ahora es muy difícil argumentar.

-  ¿Por qué cuando alguien dijo "España nos roba" no deshizo la frase con argumentos, datos, publicidad y transparencia? ¿Por qué nadie exigió responsabilidades al autor del insulto? 

-  ¿Por qué cada vez que alguna instancia oficial catalana ha hecho caso omiso del contenido de una Sentencia firme, ya haya sido en materia lingüística, cultural, o económica se han dejado correr las aguas sin que nadie haya aplicado al responsable las medidas que correspondían?

-  ¿Cómo es posible que la única respuesta imaginativa que se les ocurra a los sucesivos Gobiernos de España sea sacar a pasear a Jueces y Fiscales? Por supuesto que eso es necesario, pero ¿Es que no hay otras herramientas políticas disponibles? ¿Es que siempre El Gobierno de la Nación va a estar jugando a la defensiva?

-  ¿En qué estaban pensando cuando les dio por introducir la traducción simultánea en el Senado? Somos la único país del mundo que ha caído en tal ridículo. Y este último dato, no es más que un ejemplo de hasta dónde ha llegado la falta de sentido común.

En cuanto al conglomerado secesionista.

Habrá de todo, y no seré yo quien ponga en duda de la limpieza de intenciones de nadie, por muy alejadas que estén de mi modo de ver las cosas. Pero...

- Me llama la atención que, de repente, hayamos dejado de hablar de la trama de corrupción alrededor del clan Pujol.

- Me sorprende que haya desparecido de los medios de comunicación el espinoso asunto de la deuda catalana.

- Es curioso que un político como el Señor Mas, se haya convertido en firme aspirante a continuar en su puesto, hurtando a la ciudadanía el debate sobre su gestión.

-  Es inaceptable que el mismo Señor Mas, se presente ante el Jefe del Estado al que él pertenece y diga, con la mayor desfachatez del mundo "vengo en son de paz". ¿Es que podía usted venir de otra manera? 
   

Por lo que a mí respecta.

- Me parece insólito que el Gobierno catalán convoque unas Elecciones Autonómicas (para lo que está facultado) y pretenda convertirlas en un referéndum independentista, lo llamen como lo llamen, para lo que, desde luego, carece de legitimidad.

-  ¿Y qué mayoría busca la lista unitaria, ésa que no iba a tener políticos? Porque para gobernar, con unos u otros apoyos podría valerle con menos del 50 % de los sufragios. ¿Piensa aplicar el mismo criterio para esa supuesta declaración unilateral de Independencia? 

- ¿Podría resultar que la misma Çomunidad Autónoma donde se exige mayoría cualificada para modificar el Estatuto, pretenda la independencia con minoría mayoritaria?

- Alguien debería recordar a los actores de este esperpento que cuando hablamos de legalidad, no sólo deben de pensar en la Constitución, o en las Leyes Civiles, sino también en las Leyes Penales.
  
   

domingo, 5 de julio de 2015

El embrollo helénico.
Sí, pero no. ¿O no, pero sí?

Mientras los griegos votan.

Hoy domingo, 5 de julio de 2015, a las 6 y media de la tarde me pongo a escribir cuatro ideas que se me han ocurrido a propósito del embrollo griego, mientras los ciudadanos de la vieja Hélade acuden a votar o se quedan en sus casas maldiciendo su negra suerte.

Si yo fuera alemán, o escandinavo, o lituano; hasta es posible que si fuera natural del Benelux, es probale que siguiera preguntándome que diablos está pasando en ese tortuoso rincón del Sudeste europeo. Calificaría de desvergüenza la actitud de unos gobernantes recién llegados, que, por una parte reniegan de las ayudas recibidas del Centro y del Norte de Europa, por otra siguen pidiendo dinero, no tienen el menor empacho en exigir una sensible reducción de su deuda y se dedican a coquetear con el enemigo atávico de los pueblos teutones.

No descartaría que, pese a todo, me extrañara el que el amo del Imperio me estuviera aconsejando prudencia, flexibilidad, comprensión y templanza en mis tratos con Grecia, sobre todo teniendo en cuenta que el mismísimo Fondo Monetario Internacional, prolongación de su principal suministrador de fondos, USA- recomendara una quita de la deuda, períodos de carencia inusualmente prolongados e intereses más que módicos.

Y, desde luego, me confesaría incapaz de votar sobre una pregunta tan difícil de interpretar.

Si fuera, digo, alemán, holandés, checo o letón. Pero el caso es que soy español, o sea, mediterráneo, o lo que es lo mismo, feudatario de la cultura que alumbró el mundo hace tres mil años. Y recuerdo que muchos siglos antes de que los pueblos germánicos asaltaran el Imperio Romano, Grecia ya había ofrecido al futuro a Homero, a Sófocles, Fidias, Sócrates, Platón, Aristóteles y Alejandro Magno, por no hacer la lista interminable. O sea, que bebí de sus fuentes, aun sin saberlo.

Yo sí lo entiendo, por lo menos, eso creo.

A mi modo de ver, quienes hoy estén votando SI, están manifestando su deseo de seguir en Europa, porque entre otras cosas, se preguntarán qué clase de Europa bárbara puede darse sin la presencia de las viejas culturas, Grecia, Roma, España, Francia o Portugal. 

Otra cosa es que, además de seguir en Europa (y en el €, pese a que no esté tan claro si su creación no fue un tanto prematura y voluntarista) quieran, además, que las penalidades terminen, que los pueblos del Norte dejen de tratar su anemia con sangrías y que, finalmente, a partir de ahora, hagan las cosas mejor.

Pero, por otra parte, quienes estén votando NO, como su principal valedor, el Señor Sypras no se cansa de repetir, no se trata de salir de Europa sino de reclamar su derecho a decidir su destino, a decir basta a una política cerril que ha llevado no sólo a Grecia, sino a España, Italia, Portugal e Irlanda al más largo período de penurias desde hace medio siglo, mientras la deuda alemana cobraba por que le prestaran dinero.

¿O es que olvidamos que una parte importante de nuestros problemas se debe al uso irresponsable de fondos procedentes de Europa, que sabía o tenía que saber el mal uso que de ellos se hacía y siempre miró al cielo? Luego llegó el llanto y el crujir de dientes, y los mismos que nos hacían carantoñas exigieron recortes, recortes y más recortes, más impuestos, menos pensiones, más vida laboral, etc. etc.

Ni siquiera se trata de negar los compromisos sino de cambiarlos por otros, exactamente igual que hace cualquier gran Corporación cuando le vienen mal dadas: reunir a sus acreedores y explicarles que si quieren cobrar, tendrán que tener paciencia y contentarse con una parte de lo que se les debe, porque el resto, más lo que les sigan prestando, lo necesitan para seguir adelante y poder pagar al menos una parte. ¿Tan difícil es de entender?

Luego la clave del referéndum es otra.

Si todos (es un decir) quieren seguir en Europa, y todos (sigue siendo un decir) quieren que Europa cambie el paso, el referéndum no vale para salir o no de Europa, sino para refrendar o no el modo de hacer las cosas que han puesto sobre la mesa los mandatarios de Syriza. Que no se me olvide: ese Partido, a despecho de la troika, la Srª Merkel, el Sr. Obama, y un tal Sr. Rajoy, fue elegido por los griegos, que eran los únicos con derecho a voto en esas elecciones.

Europa sabe, Alemania sabe, Usa sabe, el FMI sabe, que la deuda griega es impagable. Y la española, y la italiana y, antes que ninguna, la norteamericana. Luego el problema es otro: se trata de saber si tienes o no credibilidad para que te sigan prestando por los siglos de los siglos y de qué tipos de interés se aplican a tu deuda. ¿Cómo pagar las deudas reduciendo la actividad económica? ¿Lo sabe Alemania, o el Sr,. Obama, o la Mme. Lagarde, o el Sr. De Guindos?

 El futuro que a mí me gustaría:

Una Europa en la que las ayudas se presten responsablemente y se vigile el comportamiento decente de los destinatarios de los préstamos. ¿O se nos ha olvidado quién pidió el dinero, quién lo gastó a su gusto y quién miro para otro lado mientras eso pasaba?

Una Grecia alegre, restablecida y próspera, más atenta a sus problemas y menos condescendiente con sus gobernantes poco escrupulosos.

Una España cuyo Presidente de Gobierno no aprovechara el drama griego para atacar con la división acorazada a quien nada ha tenido que ver con todo este lío: su propia oposición interna.