domingo, 9 de octubre de 2016

La arrogancia y el embuste

Las banderas de Pablo Iglesias

Mentiras flagrantes, medias verdades, maniobras de distracción, oportunismo, desfachatez. De todo este muestrario de lindezas ha hecho gala este fin de semana el escandaloso Profesor, Secretario General de Podemos, o de Unidos Podemos, o de como se llame hoy el confuso magma protestatario que oscila entre la vocación de algarada callejera y su apetencia por el Poder puro y duro.

Nada nuevo, por otra parte, pero llamativo. Se suponía que el Sanedrín de los nuevos Profetas habían convocado al Consejo Ciudadano -¿imaginación mía o la denominación transpira olores a Revoluciones dieciochescas?- para debatir cuestiones internas, quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos.

Así debió de ser, pero tal vez porque el Sumo Sacerdote de los anticasta no terminó por llevarse el agua a su molino, o quizás porque la ocasión la pintaban calva, el Profesor metido a mitinero, cargó con todo contra el maltrecho PSOE incurriendo en errores más propios de truhanes tabernarios que de quienes aspiran, dicen, a regenerar la política.

"Partido desnortado y en descomposición dispuesto a arrodillarse ante el PP", llamamientos a la dignidad de los Diputados y militantes del PSOE para desobedecer las inminentes decisiones del aún no celebrado Comité Federal, exhortaciones a la insurrección por parte de quien por sí y ante sí, ya se ha nombrado líder de la oposición de izquierdas al Gobierno de Rajoy. ¿Es ésta la esperanza de la izquierda española?

Recordemos el pasado reciente

Decía nuestro politólogo que el PSOE está a punto de entregar el Gobierno de la nación al PP por otros cuatro años. Podría ser cierto, como lo fue que el primer responsable en el tiempo de que no gobernara la izquierda fue PODEMOS.

Recordemos. Tras las Elecciones de junio, Rajoy declina presentarse como Candidato.  Antes de que ningún otro aspirante tuviera tiempo de nada, el Secretario General de Podemos escenifica la puesta de largo de su medio Gobierno compartido con el PSOE ¡sin haber contado siquiera con Sánchez! ¿Recuerdan el espectáculo? El futuro Vicepresidente, los futuros Ministros clave celebran su puesta de largo ante los atónitos espectadores.

Era Él, el Más Grande, el Elegido, el Nuevo Profeta el que iba a decidir quién sí y quién no tendría sitio en la Moncloa. Una provocación en toda regla, cuando, además, sabía que sólo la alianza adicional con los secesionistas harían viable el intento, y que esa alianza era una frontera insalvable para los socialistas.

El PSOE, como era de esperar, no entró al engaño. Al contrario, firma un acuerdo razonable para unos disparatado para otros con Ciudadanos y presenta a Pedro Sánchez como Candidato a Presidente. Fue la ocasión evidente de desalojar al Sr. Rajoy del Gobierno. Habría bastado con que quien hoy se atribuye la diadema de Príncipe de la Oposición le hubiera votado.

Pero no lo hizo. Claro que no. Él hablaba de otra coalición que sabía imposible, porque jamás quiso otra cosa que no fuera canibalizar a todas las fuerzas de izquierda. ¡Lástima! Las Elecciones siguientes le fueron menos propicias de lo que esperaba y siguió por detrás del PSOE. Ahora, más que nunca, era imprescindible que Pedro Sánchez siguiera aferrado al "no es no", porque en unas teóricas terceras Elecciones era impensable que los votantes no le penalizaran.

Penúltimo capítulo

No es el cuento de "La lechera", pero se le parece: roto en mil pedazos el gran referente de la izquierda española desde el 77, no es descabellado pensar que por la preclara mente del Profesor haya pasado la idea de que una mezcla de halagos y amenazas (de ahí el entusiasmo con que se corean las voces socialistas que siguen pensando que "no es no"; de ahí los vaticinios negros sobre alianzas locales y autonómicas a punto de saltar por los aires) puede llevar a la ruptura de la disciplina de voto a un cierto número de Diputados socialistas.

Si la jugada sale bien, algunos de estos disidentes podrían engrosar la bancada parlamentaria de El Pensador. Suficientes, tal vez, para coronarle como Opositor Mayor del Reino. Si sale mejor, tal vez Rajoy no obtenga apoyo suficiente para seguir en el Gobierno, habría terceras Elecciones y quién sabe, quizás PP más Ciudadanos no sean mayoría suficiente.

A partir de ahi...

Es de esperar que estos mismos razonamientos sean los del grueso de militantes y dirigentes socialistas.

Es de esperar que nadie dude de que el botín que se busca no es, siquiera, cerrarle el camino al PP, sino engordar a costa del hoy herido PSOE. Interesan los votos socialistas, los militantes socialistas y, por encima de todo, los Diputados socialistas.

Es de esperar que la militancia socialista y sus dirigentes pasen página cuanto antes, cierren heridas, recompongan la cohesión interna y dediquen lo mejor de sí mismos a mantener a su Partido donde ha estado desde el 77.





sábado, 1 de octubre de 2016


Un momento de reflexión imprescindible

¿No es no? ¿Siempre? ¿Y si terminara siendo sí?

Debo reconocer que "No es no" es todo un hallazgo. Un grito de guerra, un lema de campaña, claro, sencillo, sin vuelta de hoja, como pura tautología incapaz de esconder dobles interpretaciones. Es, además, corto, sonoro, rotundo, fácil de recordar; ideal para ser repetido hasta la saciedad, coreado sin necesidad de mayores análisis.

¿Seguro que es así? Veamos: doy por supuesto que la versión extensa del lema quiere decir, más o menos, que el PSOE no va a consentir ni con sus votos ni con su abstención que el Sr. Rajoy continúe cuatro años más en la Moncloa. No sólo se entiende, sino que tiene su lógica.

Hay, no obstante un pequeño problema: para que el Sr. Rajoy pierda la Presidencia del Gobierno, otro la debe ocupar. El Sr. Sánchez, se supone. ¿Cómo? Él habla de fuerzas del cambio y de "transversalidad", lo que en tiempos se llamaba "interclasismo". 

El desideratum sería una triple alianza PSOE, Podemos, Ciudadanos. Admitamos a los puros efectos dialécticos que los dos primeros Partidos están de acuerdo. (Es mucho admitir, pero concedámoslo). ¿Cuándo ha cambiado Ciudadanos de opinión? Rivera e Iglesias ni quieren ni pueden ir en el mismo lote, luego el juguete no funciona.

¿Hay alternativa? Matemáticamente, sí, políticamente, no. PSOE, más Podemos, más Secesionistas, más los que quieran sumarse, reunirían votos suficientes. ¿Lo admitiría el PSOE actual? Si no recuerdo mal, el mandato del Comité Federal excluye el independentismo. ¿Entonces?

Lo que enunciaba en la pregunta: podría resultar que el no a Rajoy nos llevara directos a las terceras elecciones. Que levante la mano el que crea que esa tercera cita electoral la ganaría el PSOE. Por lo que a mí se refiere, creo que PP y Podemos ganarían escaños, Ciudadanos no me atrevo a pronosticar su resultado, pero vería de nuevo perdedor, más aún que en citas anteriores al papá de "No es no". O,sea, que votar no conllevaría la victoria del PP.

Hay un tiempo para el derecho y otro para la Política.

En estos últimos días parece que una buena parte de los argumentos a favor y en contra de quienes están en cualquiera de las banderías que desangran al PSOE tienen como razón de ser lo que dicen o dejan de decir los Estatutos del Partido y sus más que variadas interpretaciones.

Todos parecen haber olvidado que la virtualidad de los Estatutos, como la de cualquier Norma o se basa en el compromiso previo de su aceptación por todos los afectados o en la posibilidad de someter las diferencias a un organismo decisorio, sea interno -si previamente se acepta por las partes- o externo al colectivo.

En la actual encrucijada, parece obvio que, hoy por hoy, falta el compromiso y, espero, no parece que ni unos ni otros estén pensando en someter sus diferencias a una esperpéntica decisión judicial, como la que hace años, vivir para ver, llevó a la CNT ante los Tribunales.

Es el momento en el que la Política ha de reclamar su espacio. Es decir es el momento del debate a fondo, sin teatrillos ni alharacas, de la transacción, del consenso. Es imprescindible recuperar, hoy mejor que mañana, viejos conceptos como qué es un Partido, para qué sirve, cuáles sus señales de identidad, cómo ha de relacionarse con España, qué rumbo ha de seguir no para ganar este pulso interno, sino para volver a ser algo que ahora, a corto plazo no lo es: una alternativa de Gobierno.