lunes, 22 de mayo de 2017

El segundo mandato de Pedro Sánchez

Los militantes votaron

Y coronaron Secretario General del Partido Socialista a Pedro Sánchez.

En términos prácticos, uno de cada dos militantes votaron por Sánchez. Muchos votos; suficientes para alzarse con la Secretaría General, pero lejos, muy lejos, de mayorías tan determinantes que pudieran dar por zanjada la ya vieja crisis interna del PSOE.

No pienso dedicar ni una línea a desentrañar las razones que hicieron perder la elección a Susana Díaz o a Patxi López. No valdría de nada, porque los resultados, hoy por hoy, son inamovibles. 

Prefiero empezar mis reflexiones desde otro punto, que es el que me permitirá continuar por otros derroteros.

¿Es la Secretaría General paso previo para alcanzar la Presidencia de Gobierno?

Se supone que sí; así ha sido hasta ahora en las dos ocasiones en las que ha habido un Presidente socialista desde 1977. 

Se supone, pero no tiene por qué ser necesariamente de esa manera. De hecho, no hay ninguna norma interna ni externa al Partido que lo establezca. El Partido Socialista podría elegir otro candidato, aunque no es previsible.

No obstante, el camino de Pedro Sánchez hasta la Moncloa puede ser cualquier cosa menos un camino de rosas.

Para empezar, Pedro Sánchez no es parlamentario, lo que quiere decir que no podrá ser el contrincante desde la tribuna de oradores del actual Presidente de Gobierno en cualquier debate parlamentario (Estado de la Nación, eventuales mociones de censura, sesiones de control al Gobierno) lo que le impide estar presente en nuestros  televisores cuando estos encuentros se lleven a cabo. Más aún: tampoco podrá dar la réplica a cualquier otro aspirante a desbancar a Rajoy que ahora se siente en el hemiciclo, Pablo Iglesias o Albert Rivera, por ejemplo.

Luego hay otro pequeño elemento que tampoco facilita demasiado las cosas: para ser Presidente de Gobierno, se necesita una mayoría parlamentaria que no la otorgan los votos de los militantes del PSOE sino los de los ciudadanos en su conjunto. ¿Con qué propuestas espera el Sr. Sánchez conseguirlas?

Lo que muchos nos preguntamos

Refundación del Partido Socialista.
O sea, tabla rasa con la Historia de los últimos cuarenta años, o, si se prefiere, con el Partido que salió del Congreso de Suresnes, que llevó al PSOE a la gobernación de España durante más tiempo que ninguna otra formación. ¿Tan nefasto fue ese modelo para el socialismo español?

¿Y para cambiarlo por qué? Por un modelo asambleario en el que sólo cuente el secretario General y sus fieles militantes. ¿Seguro que eso puede funcionar? El PSOE que conocíamos era una formación enormemente descentralizado con una red de líderes territoriales que, oyendo a Pedro Sánchez, parece como si tuvieran secuestrada a la militancia. ¿De dónde habré sacado yo que esos líderes regionales y locales, los miembros del Comité Confederal, la organización del grupo parlamentario habían sido todos elegidos democráticamente? ¿Desde cuándo son el enemigo a batir?

Y refundar el Partido sobre bases teóricas diferentes a las actuales, se supone ¿Cuál es la idea? ¿Volver al marxismo? ¿Inclinarse por la acracia asamblearia? ¿Alinearse con el liberalismo? ¿O depender de la ocurrencia táctica que cada semana produzca el Secretario General?

Durante la campaña, todos los candidatos se hartaron de hablar de reconquistar la unidad perdida en el Partido. Bien, éste es el momento de comprobar si se hablaba de verdad o si el resentimiento seguía vivo. Veremos.

El modelo territorial de España.
He oído hasta la náusea la tabarra de lo de "Nación de Naciones" ¿Pero de qué país habla el Sr. Sánchez? A veces conviene mirar el mapa mundi. ¿España una Nación de Naciones? No damos para tanto, Sr. Sánchez. En términos geopolíticos, somos una potencia de segundo o tercer nivel, periférica, integrados en una unidad en vías de consolidaicón, la Unión europea, que se encuentra agobiada ella misma entre los fuegos cruzados del populismo norteamericano, el expansionismo intervencionista ruso y el poder creciente de potencias emergentes como China.

Ni siquiera Europa, al menos hasta que llegue a ser algo más que un sueño, tiene garantizada la supervivenia como actor mundial de primer orden, con tantas divisiones internas, tan lejos del Pacífico que es el nuevo Mediterráneo.

¿A quién cree el Sr. Sánchez que puede interesarle el modelo? Ni siquiera al secesionismo catalán, créanme, que busca otra cosa bastante más radical y más comprensible aunque tan poco deseable como la frasecita de Nación de Naciones.

¿En qué aliados potenciales está pensando?
Descartado el PP, ¿podría ser Ciudadanos? Dudoso salvo que se dejara fuera de la partida a Podemos. O con Podemos, si se deja fuera a Ciudadanos y se metiera en el guateque a los secesionistas catalanes y a los herederos de Herri Batasuna. Y esas alianzas ¿las conocerían los ciudadanos antes o después de las elecciones? 

La moción de censura, una buena piedra de toque.
Está a la vuelta de la esquina. El cónclave de Profesores de Podemos, dice que va a presentar una moción de censura.

Lo ha hecho a su modo y manera: por sorpresa y sin contar de antemano con ningún otro Partido. Primero la propaganda, luego las instituciones. Allá ellos. Por fin han dicho que el Candidato será el Sr. Iglesias.

(Un inciso: espero que el Sr. Sánchez haya agradecido al Profesor Iglesias el impúdico modo de intervenir en los procesos internos del PSOE, aunque bien pudiera ser el consabido abrazo del oso)

En fría matemática parlamentaria, es un hecho que podría sumar el número de votos parlamentarios suficientes para desalojar al Sr. Rajoy de la Presidencia: bastarían los votos de Podemos y sus confluencias, los del PSOE, los de los secesionistas y no sé si alguno más. Es evidente que el Sr. Iglesias sabe que la moción es inviable. No creo que le importe mucho, pero, desde luego, deja en manos del flamante secretario General del PSOE una hermosa patata caliente.

Buena prueba, como digo, para Pedro Sánchez. ¿Inaugura la mayoría social de progreso dándole a Pablo Iglesias el apoyo que éste le negó en su día? O sea, ¿le da la Presidencia del Gobierno a alguien con menos parlamentarios que él, o se arriesga a escuchar durante meses o años que es el palafrenero de Rajoy? ¿Le bastaría a Puigdemont, Jonqueras y los ex batasunos con lo de la Nación de Naciones o exigirían media docena de referendums a la carta?

En resumen: 
Hay quien cree que estamos de nuevo en el punto de partida; que seguimos como en octubre del año pasado. 
No estoy de acuerdo. Creo que estamos peor: se han perdido ocho meses, la crisis del socialismo sigue sin resolverse y me temo que cada vez queda menos tiempo para evitar seguir el ejemplo de Italia, de Francia, de Grecia o del Reino Unido.
El riesgo del PSOE entre el "no es no", el "sí es si", la refundación del Partido y la Nación de Naciones es dejar de ser la formación influyente, la alternativa de Gobierno que España necesita.
Y algo que no olvido: la caída en desgracia del Sr. Sánchez se fraguó cuando, después de conseguir dos veces consecutivas los peores resultados electorales de la Historia reciente, estaba a punto de batir su propio récord. Lo demás son mandangas.








martes, 16 de mayo de 2017

Las Primarias Socialistas

¡Qué tiempos!

Ayer, 15 de mayo, San Isidro, la fiesta grande para Madrid, sólo para Madrid, a no confundir con el Universo, mientras Macron y la Srª Merkel hablaban sobre si refundaban Europa o no, convalecientes aún del ataque informático que los rusos atribuyen a USA (¿cómo no?) y los norteamericanos a Corea del Norte (¡vaya por Dios!), en tanto el Sr. Rajoy asistía en China a los fastos de la promoción de la Nueva Ruta de la Seda, Susana Díaz, Pachi López y Pedro Sánchez, de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, eso depende del punto de vista que se elija, debatieron sus posiciones con vistas a las elecciones primarias para saber quién ocupará la Secretaría General el Partido Socialista Obrero Español.

Un debate comedido

Fue un debate con un nivel insólito de buenas formas, educado, con el menor grado de crispación posible o esperable, vistos los antecedentes en cuanto a relaciones personales entre candidatos. Es algo que hay que agradecerles a los tres y a sus equipos de asesores.

Las viejas rencillas entre Sánchez y Díaz, el agravio de la OPA hostil de Sánchez sobre López, no fueron motivo suficiente para crispar las discusiones. En algún momento Pedro Sánchez tensó la cuerda, pero estaba claro que Susana Díaz -Pachi no estaba en esa guerra- no iba a contestar las provocaciones. Eso que salimos ganando todos, ellos y nosotros.

Pedro Sánchez

Empezó el debate tranquilo, sonriente, tono moderado de voz, hasta me atrevería a decir que con una retórica pedagógica que, en mi opinión, le otorgaron el primer asalto a los puntos.

A medida que fue avanzando el debate, fue dejando varias evidencias que no creo que hayan de beneficiarle:

-  Sigue preso de sus propios traumas. Ni ha olvidado su salida de la secretaría General, ni ha aprendido por qué tuvo que irse. No, Sr. Sánchez, no fue una conjura, o no sólo una conjura. El caso es que usted cosechó los dos peores resultados electorales de la moderna Historia de su partido y todo apuntaba a que en unas hipotéticas terceras elecciones iba a batir su propio y triste récord.

-  Parece más dispuesto a ser el muñidor de alianzas progresistas post electorales, lo que, dicho sea de paso, no está mal, que a ganar las elecciones. O sea, visto desde la óptica correcta, que lo de alianzas de progreso no puede ser el objetivo, sino el resultado de unos resultados electorales insuficientes.

- Lo de "Nación de Naciones" amenaza en convertirse en un nuevo mantra que sustituya al esperpéntico "No es No", pariente próximo de "Un plato es un plato". El militante sabrá lo que le conviene al Partido, pero el votante, me temo que no se a va dar por satisfecho con la murga de la Nación de Naciones cuando nos llamen a votar.

- Defiende un modelo de Partido peligrosamente cercano a los postulados de la Monarquía Absoluta. Parece que en su organigrama sólo caben los militantes y él, sin nada en medio. Alguien podría preguntarle cómo llegó él a la Secretaría General y qué papel jugó en esa llegada la estructura del Partido ¿O sólo es deleznable "el aparato" cuando se le vuelve en contra? Ya sólo falta que se sume a las tesis de La Trama de Podemos.

- Por supuesto, igual que los demás aspirantes, condenó las políticas neoliberales del PP.

- Superados los primeros momentos, lo vi crispado, cada vez más tenso, y sin ninguna idea nueva fuera de sus obsesiones. Perdió el combate no sólo con Susana Díaz, sino también con P. López

Susana Díaz

Fue de menos a más y creo que defendió bastante bien su posición.

Estaba claro que su objetivo era desacreditar las tesis de Pedro Sánchez, de ahí los frecuentes comentarios, "estoy de acuerdo contigo", después de varias de las intervenciones de Pachi López.

Creo que dejó suficientes elementos de duda en los votantes sobre la fiabilidad de Pedro Sánchez. Trabajó con acierto los múltiples vaivenes de Pedro Sánchez en temas cruciales  tales como políticas de alianzas, o el problema catalán.

Me ha parecido un error no hacer público su programa antes del debate, como si fuera una especie de sorpresa reservada sólo para los que siguieran con ganas de apostar por ella después del debate.

Mi impresión personal es que sus ofertas unitarias post primarias resultaron más creíbles que las de Pedro Sánchez.

En cuanto a los destinatarios de sus intervenciones parecían más dirigidas a los votantes potenciales que a los militantes que hayan de elegir Secretario General antes de una semana.

En su confrontación con Sánchez, yo la daría ganadora por puntos. Y perdedora frente a Pachi, aunque eso importe menos.

Pachi López (permítanme que escriba su nombre de acuerdo con la ortografía castellana, que es la lengua en la que estoy escribiendo)

El ganador del debate. Sin duda alguna para mí y para aquellos con quienes he cambiado impresiones al respecto. Es posible que ello no sea suficiente para hacerle ganar las elecciones primarias y es más que probable que él sea consciente de esto que comento, pero, en todo caso, él fue quien consiguió que el debate alzara el vuelo en algunos momentos.

Pachi fue quien con más nitidez dibujó el orden de prioridades: el Partido es más importante que su Secretario General, y España, más que el Partido. No todos parecen tenerlo igual de claro.

Puso cordura en el debate territorial, fue el más creíble cuando habló de qué haría él con las demás opciones al día siguiente de haber ganado, y dibujó un Partido perfectamente reconocible.

Sea cual sea el resultado que obtenga en las Primarias, saldrá del proceso con su condición intacta de ser un activo para el Partido. ¿Por quién se habría inclinado en el caso de que hubiera elección a dos vueltas? Yo creo que por Susana Díaz.

Las predecibles interferencias del Clan de los Profesores.

Ya es casualidad, hombre: justo la víspera de las cruciales primarias del PSOE, Podemos anuncia una macro manifestación con autobuses acarreando manifestantes desde los cuatro puntos cardinales para apoyar le presentación de una moción de censura contra el Gobierno de Rajoy, moción que no tiene ni fecha, ni candidato, ni menos aún, apoyo suficiente para cambiar al Presiente del Gobierno.

¿Y qué más da? De momento, una vez más, ya que no sirve para otra cosa, Podemos logra que se hable de ellos. Por otra parte, es posible, ya veremos, que el desarrollo de la manifestación logre influir en el ánimo de algunos militantes socialistas indecisos a la hora de elegir Secretario General. 

Es posible que para el sesudo cónclave de Profesores de Podemos, no sea lo mismo tratar con Sánchez que con Díaz. Y lo que sí es seguro es que en el cacumen de los Profesores ocupa un lugar prioritario encabezar la izquierda. Más aún que desmontar a Rajoy, entre otras cosas, porque saben que esto último está, por el momento fuera de su alcance.

En resumen:

Necesitada como está España de un Partido Socialista que sea una opción solvente de Gobierno, es crucial acertar en la elección de quien vaya a ser el próximo Secretario General del PSOE

No estaría de más que los militantes traten de mirar al exterior a la hora de elegir Secretario: quien ellos elijan será quien gane o pierda las próximas Elecciones Generales.

Un modesto ruego a la militancia del PSOE: hagan oídos sordos a cantos de sirena. Recuerden la imagen de "el abrazo del oso". Con ciertos amigos, uno puede prescindir de los enemigos.

Una curiosidad: Hace unos días, en tertulia mañanera, Victoria Prego, antes periodista ecuánime, certificaba que "en este momento ya hay dos PSOE's y no volverán a unirse". Ignoro cuáles son sus fuentes de conocimiento, pero no puedo olvidar la cara de indisimulada satisfacción que le provocaba su convicción. Hay veces en que es tan fácil confundir los deseos con la realidad...


jueves, 4 de mayo de 2017

Final de partida

Francia en la encrucijada.

El próximo domingo, día 7 de mayo, Francia se enfrenta a unas elecciones trascendentales. En la segunda vuelta de las Presidenciales, por primera vez desde hace décadas, ninguno de los dos candidatos representa al socialismo clásico, ni a la derecha refundada por el General De Gaulle.

Insólita segunda vuelta, como sorprendentes, por infrecuentes, fueron los de la primera. No tanto, aunque también, por la presencia de Marine le Pen, porque ya su padre disputó la Presidencia de la República hace años, como por todo lo demás.

La derecha clásica se ha hundido. Justo castigo a la contumacia del candidato a quien el cerco de los escándalos de corrupción no le han hecho renunciar al honor de representar con dignidad a una nutrida muchedumbre de votantes potenciales, y la falta de capacidad política de su formación no le han obligado a dejar el sitio a cualquier otro candidato más solvente.

El socialismo ha perdido, veremos por cuánto tiempo, su condición de fuerza alternativa, tal vez por la imposible andadura del hasta ahora Presidente de la República, baqueteado por la ola de atentados terroristas lo que, sin duda, ha decantado las preferencias de los votantes por formaciones que plantean soluciones más verosímiles, al menos en apariencia.

Gana presencia, por el contrario, la izquierda radical, representada en estas elecciones por Mèlenchon, con lo que Francia se suma a la relación de países en los que la polarización política deja de ser un fenómeno pasajero. 

Con este panorama, algo que llama poderosamente la atención, es, precisamente, la ambigua actitud del candidato izquierdista, recomendando a sus votantes la abstención o el voto en blanco. En apariencia, es una contradicción que el candidato más a la izquierda pueda resultar un apoyo indirecto a la candidata que está más alejada de sus tesis. ¿O no lo está tanto? Porque también Mèlenchon preconiza la salida del Euro y se cuestiona la existencia de la Unión Europea. 

¿Qué puede pasar, pues? ¿Tendrá Macron, un candidato sin un sólido Partido detrás de él, dicen, incluso, que sin equipo que le respalde, votos suficientes para conjurar el riesgo? ¿Si no es así, será capaz Marine le Pen, con la complacencia de Donald Trump, la ultraderecha europea y Vladimir Putin, de aplicar sus promesas electorales? ¿Dejará de ser una esperanza el "siempre nos quedará París de "Casablanca? En todo caso, está claro que la importancia de la votación del domingo trasciende el ámbito francés y de una u otra manera afecta a espacios y realidades mucho más amplias

¿Tan lejos estamos en España de un escenario similar?

En parte, sólo en parte, tenemos también un futuro próximo complejo. El PP, no importa lo que digan las encuestas (o más bien, según qué encuestas) está pagando el incesante chorro de casos de corrupción. Cierto que, dada la desesperante lentitud de la Justicia, los ejemplos que estamos conociendo tratan de asuntos ya pasados, pero no es menos cierto que el Partido ha hecho gala de una alarmante falta de reflejos, no ha actuado con la deseable contundencia contra el nefasto comportamiento de muchas de sus figuras más representativas y sigue apoyando a destiempo a personajes que una semana después terminan en el banquillo de los acusados. No pueden extrañarse de que se les acuse de encubrimiento.

El PSOE está tardando demasiado en resolver su ya larga situación de interinidad. Es posible que no se haya podido hacer de otra manera, pero la ciudadanía, sus potenciales votantes en especial, necesitan saber cuanto antes cuál es el proyecto político que se deduce de la personalidad del próximo secretario General, porque a nadie se le oculta que no será el mismo Partido el que lidere uno u otros de los candidatos.

En cuanto a nuestra particular versión del melenchonismo (perdón por el neologismo) empezamos a estar de vuelta de sus intenciones y de sus maneras de hacer. Hablan ahora de presentar mociones de censura en no sé cuántos sitios. Saben que no van a ninguna parte y lo saben tanto que ni siquiera guardan las formas y ni se molestan en presentar candidatos alternativos. Porque no se trata de desplazar al PP, algo que saben que está por el momento fuera de su alcance, sino de conseguir titulares en los medios de comunicación, que es lo que más les gusta. 

No quieren desplazar a Rajoy de la Moncloa, ni un "Gobierno de Progreso", ni que la izquierda llegue al poder. No. Quieren un Gobierno encabezado por Pablo Iglesias, ("Todo el poder para los Soviets", ¿recuerdan?) lo que no es lo mismo, ni mucho menos. Por eso es necesario empezar por dinamitar al PSOE, por eso anuncian una macro manifestación precisamente para el día en el que los militantes socialistas votan en sus elecciones primarias. Por eso su afán por influir en el ánimo de los militantes socialistas. Por eso la constante banalización del papel del representante del pueblo en las instituciones. Nada es casual en la mente de los profesores de Podemos.

Buscando las causas

Deberíamos preguntarnos por qué están pasando tantas cosas lamentables al mismo tiempo. Qué hay debajo del triunfo de Donald Trump, del auge de los fascismos y los populismos de un signo y su contrario en Europa, de la debacle de los viejos partidos, del titubeante trastabilleo de una Europa vacilante.

Para este último fenómeno, el declinar del sueño europeo, no basta con denunciar, aunque sea cierto y deba y pueda corregirse, el agobiante peso de la burocracia de la UE. Es cierto que su papel intervencionista en lo nimio y claudicadora en lo importante está alejando cada día más las instituciones europeas de los ciudadanos. Es cierto, sí, pero a mi modo de ver, el excesivo peso de la burocracia no es una causa sino un efecto. 

Quiero decir que el problema, del que también deriva el protagonismo de los burócratas, es la falta de liderazgo en la inmensa mayoría de los socios de la UE, lo que se traduce en la ausencia de ideas políticas capaces de hacer caminar a la Unión, más pendiente de regular el tamaño de los chirimbolos que han de permitir individualizar el consumo de agua caliente por vivienda, que de acordar una posición común en los casos de Ucrania, de Siria, de los refugiados, o, sin ir más lejos, de afrontar dos problemas acuciantes: el  nivel inadamisible de paro y la desigualdad social creciente. Cuando no hay gobernantes, mandan los funcionarios.

El descrédito de la clase política parece ser un fenómeno universal. Apoyándose en él, ganó Trump. La miopía de Cameron, echó a los británicos en manos de los demagogos. Las torpezas de Hollande, la corrupción de Fillon, la insustancialidad de Rajoy hacen crecer las expectativas de opciones políticas inverosímiles hace veinte años, cuando el mundo contaba con líderes reconocibles. ¿Quiénes pueden calificarse hoy como tales? La contestación es aterradora: Putin, Erdogan, Trump. Ellos sí saben lo que quieren, por mal que nos venga.

¿Hasta qué punto es coincidencia o efecto lo que vengo comentando, respecto de la crisis financiera de la que apenas comenzamos a salir? Está estudiado y está demostrado: las crisis económicas son la placenta donde crece el feto de todos los populismos, sean de ultraizquierda o de ultraderecha. 

El lumpenproletariat del que hablaba Marx es el caldo de cultivo ideal del que se nutren el fascismo y el izquierdismo, (en el sentido del que hablaba Lenin de este fenómeno en  "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo") así que no tiene por qué extrañarnos que ambos se apunten al principio de cuanto peor, mejor y se pongan de acuerdo en pedir la salida de la Unión Europea o cualquier otra majadería.

No quiero terminar estos comentarios, sin dedicar un párrafo al papel determinante de los nuevos medios de comunicación de masas. Desacreditada la prensa, ridiculizada la televisión, los nuevos comunicadores de la política han descubierto el filón de las redes sociales. Son el reino de la simplificación, de la sustitución del rigor por el chascarrillo, de la impunidad, del insulto, de la mentira y, peor aún, de la posible manipulación electrónica de la voluntad popular (¿Recuerdan? En las pasadas elecciones generales holandesas se ha vuelto al recuento manual de votos por temor a una interferencia rusa en el sistema informático de escrutinio) Algunos de los nuevos profetas, salvadores de pueblos, son expertos en el manejo de la comunicación supuestamente directa con el ciudadano. 

Donald Trump y el Profesor Iglesias y su mariachi son un buen ejemplo. Se desacredita a la Prensa, "enemigos del pueblo", según Trump; o son parte de la "trama", según Iglesias, y se la sustituye por Twiter, donde el simplismo, el insulto y la mentira son incontrolables.

Por consiguiente...

Si esas son las causas, habrá que luchar contra ellas, no contra sus efectos.

Reduzcamos la brecha de las diferencias sociales agradada por la crisis.

Dediquemos a los mejores a hacer política, so pena de seguir en manos de los mediocres.

Ocupémosnos, cada uno, de prestar atención a cuanto pasa a nuestro alrededor de manera que seamos ciudadanos informados imposibles de manipular.