viernes, 5 de enero de 2018

La manada

¿Qué es una manada y qué son sus componentes?

Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, "conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos".

Demasiado vaga, demasiado amplia la definición, para mi gusto. ¿Cómo puede ser válida, al mismo tiempo, para un pequeño grupo de gacelas que pastan asustadas en plena sabana que para cuatro o cinco homínidos que se dedican a cazar hembras de su misma supuesta especie para aparearse con ellas en contra de su voluntad?

Aunque, ¿qué son, en verdad? ¿Hombres? ¿Animales? ¿Alienígenas? Olvidemos de la apariencia ¿A qué especie pertenecen?  

Animales no deben de ser, desde luego. No se conoce ninguna especie animal, ya se trate de vertebrados o invertebrados, ya sean hervíboros o carniceros, terrestres, acuáticos o voladores, que cada cierto tiempo salgan de sus guaridas, se apandillen y reconfortados por la presencia de sus congéneres se dediquen a asaltar a hembras de especies que guarden cierto parecido con la suya para forzarlas a copular con ellos. 

No. No pertenecen a ninguna especie conocida del reino animal.  De entre las llamadas irracionales, no hay el menor ejemplo que permita identificarlos con ellas .  

¿Serán humanos?

¿Podrían ser hombres? Difícil de imaginar. ¿Hombres que no sólo hacen de la violación su diversión favorita sino que necesitan la cuadrilla para atreverse a hacerlo? ¿Eso es propio de hombres? Dejemos de lado lo de caballeros, porque no está el asunto para bromas de mal gusto, pero ¿Es de hombres jactarse después de semejantes hazañas, avasallar con la fuerza bruta del numero y el músculo, vejar, mancillar a seres indefensos y disfrutar después consiguiendo documentos gráficos que inmortalicen el horror? ¿Hombres que difunden sus fechorías, lo que equivale a proclamar que se sienten orgullosos de ello y que, por tanto, está ausente de sus conciencias el menor sentimiento de culpa?

¿Eso son hombres? ¿O es que cuando se dan ciertas condiciones de aborregamiento, crece la sensación de poder e impunidad, el "yo" se difunde en el ente colectivo, "La manada" y por arte de magia se borran los límites entre lo permitido y lo prohibido?

Algo de eso podría pasar. He oído asombrado que en algún punto del proceso se ha argumentado que los presuntos autores de barbaridades como las que comento, "son buenos hijos de familia". No quiero entrar a valorar de qué familia puede ser buen hijo un violador en grupo. ¿Qué quiere decir eso de que es buen hijo de familia, que todavía no ha violado a su madre, ni a su hermana, o a su hija? Y en el supuesto de que el miembro de la manada de que se trate sea respetuoso con sus familiares, se comporte en casa educadamente y hasta ayude a recoger la mesa los domingos ¿qué tiene que ver con los hechos que se le imputan ¿No estaremos en presencia de un fenómeno a lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde? 

Concluyamos: los componentes de las manadas que en los últimos tiempos merodean por nuestras fiestas patronales, acosan, cercan, acogotan, maltratan, violan a las mujeres, y luego, entre grandes sonidos similares a las risas dan a conocer su hazañas entre el selecto grupo de sus admiradores, no son ni animales, ni hombres. Ni unos ni otros son capaces de semejantes atrocidades. 


¿Qué son entonces?

No lo sé, lo aseguro, pero me imagino una especie predadora desconocida, venida del más allá, salida del infierno, desembarcada de algún lejano planeta de la que ha sido expulsada, cuyo mayor peligro es que disfruta de un notable parecido con la especie humana.

Si yo fuera científico, contara con medios adecuados y tuviera tiempo para ello, me dedicaría a verificar, si son ciertas algunas de mis suposiciones acerca de las peligrosas características de estos letales especímenes. 

Por ejemplo:

- No tienen cerebro. Su cráneo está repleto de semen en descomposición.
- Carecen de corazón, lo que les asegura que hagan lo que hagan no se alterará su ritmo cardíaco.
- Tienen un órgano que viene a ser un remedo del cerebro humano, y les cuelga entre ambas piernas. Cuanto hacen, dicen o piensan está ordenado por ese órgano.
- Padecen una cobardía enfermiza. Les aterra moverse en soledad porque sin el apoyo del resto de la manada, hasta una jovencita quinceañera les asusta.
- Suelen adoptar disfraces eficaces en su vida diaria lo que les facilita la tarea de confundirse con el paisaneje. En algunos casos han llegado a hacerse pasar por Agentes de la Ley.
-  En apariencia han recibido una educación normal. O, al menos, no peor que las de los humanos que viven en su territorio. Los más recientes estudios tienden a asegurar que, por tanto, el concepto de reeducación no tiene sentido en su caso.
- Nadie sabemos, por el momento, cómo se reproducen. Quizás su ADN migre a humanos próximos como si fuera un virus, se apodere del cuerpo y mente de la víctima y lo convierta poco a poco en otro miembro más de la manada. Podría especularse con el efecto mórbido de la visión de las hazañas de la manada grabadas en vídeo.

¿Qué hacer con ellos?

- Evitar que sigan haciendo daño a los seres humanos, y, más en concreto, a las mujeres, que son sus presas favoritas, por no decir únicas.

- No soy partidario de la pena de muerte para los humanos, ni del sacrificio sistemático de animales salvajes, ni de acabar con la vida de estos raros especímenes, sea cual sea su origen y naturaleza.

- Sin embargo, hay que aislarlos de la especie humana, es decir, hay que meterlos sin demora entre rejas y mantenerlos allí hasta que haya seguridad absoluta de su falta de peligrosidad, sea porque su edad hace impensable la repetición de sus hazañas, sea porque hayamos tomado otras medidas complementarias.

-¿Han oído hablar de la castración química? Tengo entendido que es mano de santo en casos parecidos: violadores múltiples que han sido sometidos a ella, han visto cómo sus pulsiones criminales desaparecían como por arte de magia.




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