miércoles, 4 de julio de 2018

Vuelta la burra al trigo

¡Maldición: las fake news atacan de nuevo!

En un muy corto espacio de tiempo recibo vía whatsApp en dos ocasiones, y por correo electrónico la tercera, el mismo o casi idéntico fotomontaje: la supuesta cuenta de un almuerzo pantagruélico, cuyos platos y bebidas harían las delicias de cualquier hortera pretencioso, y cuyo importe sería digno del edil de urbanismo más tópico cuya estatua haya podido erigir el fervor de los defensores del pelotazo y la trincadera.

La verdad es que estos fenómenos de intoxicación me sorprenden cada vez menos, dicho sea con verdadera pena lindante ya con la desolación lacrimógena. Amigos (sí, amigos, antes ahora y después de recibir de ellos este despropósito) que a diario y a lo largo de muchos, muchos años me han venido demostrando el correcto funcionamiento de su cerebro y lo templado de su sistema nervioso, caen en una de las más viejas trampas paridas por el hombre: dar credibilidad a cualquier aparente información con tal de que venga con el ropaje adecuado y deje en mal lugar a un semejante.

Unas veces es y ha sido el medio (lo que dice la prensa, lo que se escucha en el diario hablado, lo que se ve en televisión, y ahora, lo que llega a mi teléfono o a mi ordenador procedente de un amigo tan solvente como yo), otras, el magnetismo que supone creer cualquier cosa que cubra de oprobio a un gobernante de ese Partido que nos molesta o de esa organización cuya utilidad negamos.

Esta tarde me sobra un tiempito que me gustaría aprovechar para desmontar un descarado intento de perjudicar a gentes que pueden caernos bien, mal o regular, si es que las conocemos, pero que, en todo caso, desde mi punto de vista, no estuvieron donde la nota dice, o no hicieron lo que allí se indica.

En esta ocasión, la noticia que quiero comentar reúne las dos características de que hablaba hace un momento: el medio de comunicación y el sujeto afectado. Las redes sociales como hilo transmisor y “La cúpula sindical” como sujeto pasivo del infundio. ¡”La cúpula sindical”! ¿Para que molestarse en elegir a uno u a otro Sindicato? Déjese en el aire y que cada uno se lo atribuya a quien más rabia le dé. O a todos ¿qué más da?

¿De qué estamos hablando?

De un supuesto almuerzo o cena cuya cuenta no se dice quien pagó en la que participaron ocho comensales, ocho, y cuya reproducción incluyo a continuación tal como ha llegado a mi correo. (Como he dicho, también mi teléfono ha recibido el mismo texto)



Ésta es la cuenta: cerca de 50.000 € que costó la francachela.

Antes de continuar quiero dejar claro que no está en mi ánimo defender a éste, aquél, o cualquier otro Sindicato, sino poner de manifiesto el modo de actuar de ciertos sujetos que amparados en el anonimato inundan a diario nuestros dispositivos de noticias tendenciosas, falsas sin paliativos, enervantes, que sólo suelen valer para soliviantarnos un poco más cada día.

Hoy son los Sindicatos, mañana puede ser el Partido al que tu votas, o el Alcalde que elegiste, o tú mismo o tu familia. ¿Exagero? ¡Qué más quisiera!

Por lo que veremos a continuación, el “papelito” no se sostiene de pie.

Sobre Casa Parrondo

El restaurante en el que tuvo lugar la magna comilona es una sidrería asturiana, ubicada en el Madrid antiguo, en la c/ Trujiilos en concreto. 

Un digno y popular establecimiento en cuya página Webb, bastante buena por cierto, hay información más que suficiente para desmontar las patrañas que puedan seguir siendo dudosas después de alguna sencilla comprobación aritmética para la que ni siquiera es precisa la página del restaurante. Por ejemplo:

  • Si sumamos los pesos de angulas, percebes, cigalas y solomillos y suponemos que entre los ocho se zamparon dos lubinas de 2 Kg. cada una, le atribuimos medio kilito de peso al souffle especial y redondeamos con el pan y el aperitivo, resulta que entre todos ingirieron 18 kg de alimentos sólidos, es decir, 2kg y cuarto por persona.
  • Que regaron con algo más de un litro de bebidas alcohólicas por comensal (4 botellas de vino tinto de 0’75 l., 2 de champán de la misma medida y otra más de güisqui, amén de un gin tonic por barba)
  • No sólo se trata de cuánto sino de qué. Una ración de angulas suele contener entre 75 y 80 gramos de materia prima; medio kilo por persona, equivale, por tanto, a casi siete raciones por persona (¡¿Es eso lo que alguien quiera que yo crea?!) 
 ¿Pudieron comer todas esas cosas Casa Parrondo?

¡Quién sabe! ¿Misterios de la gastronomía o fantasía perturbada del autor del montaje?

No hay angulas ni percebes en la carta de Parrondo. Los entrantes más signifcativos y sus precios (atención a éstos) son los siguientes: 

Paté de perdiz a la esencia de la manzana14,00 €
Huevos rotos de pueblo con jamón ibérico 12,00 €
Callos al estilo Casa Parrondo 14,00 €
Croquetas al estilo Parrondo 10,00 €
Pulpo a la vinagreta 20,00 €

Tampoco hay lubina, al menos no la anuncian, sino lo que transcribo a continuación, con sus precios, como en el caso anterior. Tengo, pues, la impresión de que aunque el día de la gran comilona Casa Parrondo tuviera lubina, su precio estaría en línea con los demás platos. Al menos en este caso, los precios de la hipotética lubina sí podrían estar a tono con la casa.

Merluza a la plancha con ensalada 18,00 €
Merluza a la romana con ensalada 18,00 €
Lomos de merluza especiales con guarnición 24,00 €
Pixín marinero con almejasv26,00 €
Lomos especiales de bacalao a la Vizcaína 26,00 €
Almejas a la sidra especiales de la Casa 26,00 €

En cuanto a las carnes, poco más o menos, lo mismo. Comparen los precios máximos de la carta con lo que figura en la cuenta.

Chuletón de buey al peso 50,00 €
Entrecot de buey al cabrales 22,00 €
Chuletón de Ternera Roxa asturiana 24,00 €
Solomillo de buey especial de la Casa 28,00 €
Chuletinas de cordero de Sacramenia 20,00 €
1⁄4 de cabrito a la sidra especial Casa Parrondo 40,00 €

No hay rastro del Souffle especial en la carta. Los postres, sugerentes dentro de un clasicismo regional esperable, se mueven en una horquilla de precios que nada tiene que ver con el sorprendente postre por el que se inclinaron nuestros desconocidos pseudosindicalistas.

Leche frita con nata 8,00 € 
Manzana reineta asturiana asada 4,00 €
Tarta de queso especial de la Casa 8,00 €
Tarta de almendra Carvayón 10,00 €
Tarta helada al whisky 10,00 €
Flan de la Casa con nata 4,00 €
Natillas especiales de la abuela 6,00 €
Surtido de postres caseros de Casa Parrondo16,00 €
Cuajada de la pastora 6,00 €
Queso del Vicio con membrillo de manzana 10,00 €
Yogurt naturaln6,00 €
Fruta del tiempo 6,00 €

¿Y la bebida?

Ya he comentado mis dudas, por llamarlas de alguna manera, a propósito de la capacidad de ingesta alcohólica de los mandamases sindicales. La cuestión es si en casa Parrondo pudieron beber lo que dice la cuenta y si en el improbable caso de que pudieran, tuvieron que pagar por ello lo que se indica.
  • Primera sorpresa (agradable, desde luego): en la carta de vinos del restaurante ¡Hay “Flor de Pingus”! El más caro de la carta, como era de esperar, pero a 203 € la botella, no al disparate que nos pretende hacer creer el malicioso confeccionador del trampantojo: ¡2.000 € por botella!
  • Champán Louis Roederer, en cambio, no cuentan con él. Sólo “Mumm” a 54 € y “Moët Chandón Imperial” a 64.
  • Picado por la curiosidad, entré en las páginas de “Lavinia”, una de las más acreditadas bodegas de Madrid, para averiguar en qué horquillas de precios se movían sus existencias de los Louis Roederer y Cristal Roederer: El más barato, algo menos de 40 €. El más caro, un Cristal Roederer Rosé de 2005, 550 €. Sé que los hay más caros ¿Nos creemos que Casa Parrondo lo tiene en bodega a 15.000 € botella pero que no quiere que sus clientes de medio pelo, o sea, los que no son de "La cúpula sindical", se asusten con sus precios? 

En resumen:

  • Si usted recibe un correo o un mensaje de WhatsApp, o cualquiera otra información, no importa por qué medio, es muy dueño de creerla o no. Allá usted. Sólo le ruego, por favor, que se abstenga de mandármela sin verificar primero su veracidad. Y, si no es mucho pedir, tampoco se la mande a nadie más.
  • En este caso, sigue siendo válido el principio de que cada uno crea lo que mejor le acomode a lo que ya pensaba antes de recibir el mensaje. Por lo que a mí respecta, acogiéndome al mismo principio, creo que jamás ocho personas pudieron consumir en Casa Parrondo lo que indica la cuenta, fueran o no sindicalistas, pertenecieran a la cúpula o al semisótano.
  • Dejo sin comentar las posibles interpretaciones que pueda tener el entrecomillado con el que el anónimo autor del montaje adorna la palabra "personas" antepuesta a la mención de la cúpula sindical, porque estoy de buen humor y porque quiero seguir siendo fiel a mis principios: ni un sólo insulto, que siempre son prueba fehaciente de que se agotaron los argumentos. 



























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