domingo, 3 de enero de 2016

El estercolero político.
 
Dos semanas más tarde.
 
Vuelvo a casa después de diez días en Baviera, y el panorama lo encuentro un poco más oscuro que cuando marché.
 
Recuerdo que la noche del día 20, conocidos ya los resultados electorales, oyendo a los líderes de las formaciones que acababan de conocer el veredicto del pueblo, pensé que las esperanzas de que el nuevo mapa político trajera algo grande, se desvanecían a cada intervención.
 
No hablo de las majaderías que suelen escucharse en noches como ésa en la que, contra toda evidencia, todos ganan (honrosa excepción  por parte de Alberto Garzón, que perdió y lo reconoció). El Partido Popular pierde un tercio de sus escaños y alardea de victoria. El Partido Socialista obtiene sus peores resultados históricos y se congratula de seguir siendo la segunda fuerza política. Ciudadanos, muy lejos del número de Diputados que esperaba, se enorgullece de lo que ha logrado en su primera cita nacional. Sólo Podemos tenía motivos para estar satisfecho, sobre todo, teniendo en cuenta lo que luego diré. 
 
Algunos días, semanas, antes, se había escrito en varias ocasiones que si los resultados de las urnas, por una vez, se asemejaban a las encuestas, se daban las condiciones para una segunda Transición, para una nueva edición de los Pactos de la Moncloa. Es posible que así fuera. Se daban las condiciones, pero faltaban las personas.
 
Dónde podríamos estar y dónde estamos ahora
 
Si hubieran estado a la altura de las circunstancias...
 
Es decir, si los "Cuatro Grandes" hubieran pensado en sacarnos del pozo y no en ocupar la Moncloa...
 
-  Se habrían puesto a trabajar desde el primer momento, habrían consensuado un programa de mínimos comunes denominadores, qué hacer con la Constitución, y con el Mercado Laboral, y con la Ley Electoral, y con la estructura territorial de España, y con el fenómeno de la corrupción, y habrían puesto a gobernar a quien entre los cuatro hubieran decidido, por el tiempo que hubieran acordado. Y durante ese espacio, todos habrían respetado los pactos.
 
-  Habrían convocado después a los Partidos Nacionalistas, vascos y catalanes y, hasta gallegos, si les daba por ahí, y habrían dado un nuevo enfoque a las cuestiones territoriales que tanto dolor y dinero nos han venido costando desde hace años.
 
-  Y todos, ¡todos, no sólo el Gobierno! habrían defendido los acuerdos porque eran de la totalidad de los firmantes, no del Presidente del Gobierno.
 
-  Pero para eso habría hecho falta que el Señor Rajoy, por una vez, se pusiera a trabajar, a convocar a los demás, a llevar la iniciativa, que para eso sigue siendo Presidente del Gobierno, y a estar dispuesto a consensuar, no a exigir adhesiones por ser la lista más votada. Y habría hecho falta que en el Partido Socialista,  se pusiera por delante el Bien Común antes que la Presidencia del Gobierno y se dejara de pensar en pactos quiméricos como si los votos que recibieran pudieran hacer con ellos lo que les viniera en gana. Habría sido imprescindible, ¡imagínense! que Podemos aplazara la ruptura con la que sueña hasta que los ciudadanos les dieran un respaldo tan inequívoco que nadie pudiera discutirlo. Y habría hecho falta que Ciudadanos hiciera gala de su vocación centrista y dejara a un lado su tendencia a ir pintando rayas rojas por todas partes antes de empezar a negociar.
 
Pero como no fue así...
 
-  El Partido Popular no ve la necesidad de mover sus posiciones, más allá de pedirles a Ciudadanos y PSOE que sean sensatos y responsables y apoyen la investidura del Señor Rajoy.
 
-  El Partido Socialista, pasada la noche electoral, entra en crisis, convierten su Sede en la casa de tócame Roque, y según quien hable, pueden oírse cosas tales como que se puede llegar al Gobierno porque el pueblo quiere el cambio, que jamás se pactará la celebración de consultas independentistas, o que el Congreso del Partido sí, pero cuando toque. Mientras tanto, ni se muere padre, ni cenamos.
 
-  Podemos, contados los votos, vuelve a virar a la izquierda, olvida el escandaloso giro socialdemócrata que había venido dando desde las Europeas y que ahora, una vez abiertas las urnas, ya no es necesario, presiona al PSOE para lograr su apoyo (abrazo del oso, más que alianza coyuntural), mantiene la exigencia de referéndums a la carta y espera confiado los resultados de su estrategia a tres o cuatro meses vista. De pensar en acuerdos con su derecha, ni por asomo. Más aún: ha empezado a dar señales de ser tan casta como el primero, manipulando sus propios votos asamblearios o prometiendo derogar disposiciones que ya no están en vigor. O sea, como los demás.
 
-  Ciudadanos, aún no repuestos de los magros resultados del día 20, tan lejos de sus expectativas, bastante tiene con no decir demasiadas tonterías, sabiendo que, si bien es cierto que puede aliarse con su derecha o con su izquierda, no lo es menos, que ellos solos no hacen mayoría con nadie. 
 
 
Y como éramos pocos, parió la abuela.
 
No es mal día para hablar de Cataluña. La Coordinadora de Unidad Popular ha dado el enésimo portazo al Señor Mas, esperanza de la familia, clan u organización Pujol. ¡Qué digo esperanza! Tabla de salvación para todos ellos, incluido don Arturo Mas y algunos de sus más conspicuos turiferarios.
 
O sea, que si no ocurre algún milagro, los imputados están un poco más cerca del banquillo de los acusados, y la independencia sigue siendo la única salida. Lo malo es que ese sueño pasa por un Presidente de la Generalitat propicio, que ha de ser investido con los votos de quienes hacen gala de un ideario que les sacaría del Euro, de Europa, de la OTAN, y de cualquier Club en el que pudiera soñarse, a cambio de mantener relaciones diplomáticas con Corea del Norte y tal vez con Albania. 
 
Bueno, pues hasta eso, llegado el caso, se lo daría el Señor Mas a cambio de sus deseados votos, pero como a la CUP no quiere ver al tal Mas ni en pintura, habrá que ir a Elecciones de nuevo. Subirá otra vez Esquerra, bajará Convergencia, como quiera que se llame ahora, La Srª Colau puede sentirse algo más cerca del Palau Sant Jordi, y el PSC y el PP, supongo que alcanzarían escaños suficientes para formar grupo parlamentario con Ciudadanos.
 
¿Final? El que se barrunta desde hace meses y cierto Presidente de Gobierno nunca quiso pararse a pensar si no valdría más ponerse una vez colorado que ciento amarillo.
 
O sea que...
 
- Si el PSOE no cae en la trampa del Señor Iglesias (la Presidencia para Pedro Sánchez y el poder para Pablo Iglesias), ni se aviene a abstenerse o a votar a favor del Sr. Rajoy (comprendo que el trago es tremendo), habrá nuevas elecciones en primavera.
 
-  En esas Elecciones, es posible que el PP siga siendo el Partido más votado, aunque continúe perdiendo votos, no hay que descartar que Ciudadanos se recupere un tanto, pero lo que para mí es evidente es que entre los zascandileos internos, las dudas existenciales, y el acoso por la derecha y la izquierda (sobre todo la izquierda), el Partido Socialista pasaría, en el mejor de los casos a ser la tercera fuerza política.
 
-  Así las cosas, ¿no habrá llegado el momento de que alguien pida tiempo, se vaya a una casa Rural y piense un poco en lo que está pasando? A lo mejor vuelve y se da cuenta, que mejor es perder cuatro años más sin gobernar que caer en las garras de tus amigos. ¡Qué prisas tienen a veces los jóvenes!
 
Por lo que a mí se refiere.
 
Lamento, aunque no valga para nada, la ocasión perdida de recuperar antiguas formas de hacer política, cuando el País estaba por encima del Partido y el Partido por encima del dirigente. Eran otros tiempos y eran otras gentes.
 
- No creo que España vaya a desaparecer de la noche a la mañana. No soy catastrofista, porque creo en el Pueblo, y sé que llegará el momento y los ciudadanos sí que estaremos a la altura de las circunstancias.