sábado, 13 de abril de 2024

Mujeres en Urgencias


No era lo que tenía pensado para la tarde del domingo pasado, pero, cosas de mi actual situación, acabé recalando otra vez en Urgencias del Ramón y Cajal. 

Por suerte, pude volver a casa al cabo de unas horas, y, entretanto, fui testigo involuntario de parte de lo que ocurría en el box contiguo al mío.

La tarde estaba tranquila, al menos en la zona en la que me estabularon, no había mucha afluencia de pacientes, no estaba muy concurrida, así es que, más allá del insidioso pitido rítmico de quién sabe qué tipo de máquinas de control, era imposible no percibir lo que ocurría a tu alrededor. 

De un lado para otro se desplazaban celadores, auxiliares, alguien del personal de limpieza, enfermeras, residentes, doctores… Y algún que otro acompañante.

Me habían encamado a la espera, corta, del otorrino que estuviera disponible. Blanca estaba sentada al lado y habían dejado las cortinas de mi habitáculo recogidas de forma que veía buena parte de la sala.

Por el contrario, las cortinas echadas casi por completo del box a mi izquierda apenas permitía vislumbrar su interior. Oí un murmullo quejumbroso. No lo relacioné con el dolor sino con el disgusto. Me pareció el timbre de voz una mujer entrada en años que trataba de manifestar su disconformidad con algo. Entreví una cabellera blanca no muy cuidada y un hombro cubierto por una prenda de un color indefinible.

Pensé que aquella paciente estaba sola, pero no, había alguien más. Una voz que trataba de ser convincente, acaso con un tono un punto más apremiante de lo que me pareció que demandaba la paciente.

—No insistas, querida: yo no puedo llevarte a tu casa esta noche. Tienes que quedarte aquí. Te darán habitación enseguida, ya lo verás, y estarás bien cuidada.

—Pero la doctora insiste en que debo marcharme…

—Tendrá sus razones, no lo dudo. Razones médicas, pero ¿qué sabe ella de cómo arreglarnos nosotros si te vas a tu casa y tengo que ir yo contigo? Lo siento, pero tienes que quedarte.

Entró en liza una tercera voz, otra mujer a la que apenas vislumbré vestida con una de tantas variantes de los uniformes de la clase médica. Habría apostado que era enfermera.

—¿Qué tal, cariño, cómo sigues?

La interpelada contestó con un suspiro.

—¿Qué tal sigue su madre?

—No, verá, no es mi madre: soy su nuera. O sea, que es mi suegra. Mi marido está en Gandía aprovechando eso del trabajo no presencial, y a mí me ha dejado al cuidado de su madre, que, ya ve, con lo bien que está aquí, y, pues ya la está oyendo, no para de decirme que quiere irse a su casa.

—¿A su casa de ella o a su casa de usted?

—A la suya de ella. Vive sola ¿sabe? ¿Cómo quiere que la cuide? 

—El caso, señora, es que la doctora insiste en que no hay razones para no darle el alta. El episodio está superado.

—Pero… 

—¡Mire, déjelo: voy por la doctora y que ella decida!


La llegada de la doctora introdujo nuevos elementos en la conversación. Oí sus pasos pero no llegué a verla. Tenía una voz joven, cálida, convincente, propia de quien está convencida de que la práctica de la medicina exige mucho más que conocimientos técnicos sobre las enfermedades y sus remedios. Transmitía calma; era consciente de que estaba ante un problema y que era ella quien debía tomar las riendas.

Escuchó a la enferma y a su nuera. Tomó conciencia de que más allá de la peripecia superada que la había llevado a urgencias, allí había una mujer rozando la ancianidad que vivía sola, que se negaba a "meter en casa a una desconocida que se pase el día hurgando entre mis cosas, cuando lo suyo, lo de toda la vida, es que me atienda mi nuera, que para eso se llevó a mi hijo".

La nuera insistía en que a ella le resultaba imposible desatender a las mellizas para irse  "a la otra punta de Madrid, para estar pendiente de ella".

—Y es que, doctora, alguna vez tiene que ser la primera: esto nos pasa cada dos por tres, ella se arregla muy mal sola, no quiere ayudas extrañas pero yo tengo mis obligaciones, compréndalo.

La doctora se reconvirtió de pronto en asistenta social, o en ONG, o en qué sé yo qué, pero cambió de estrategia.

Silencio, o casi. Oí no un canturreo, pero sí algunos sonidos inarticulados emitidos por la doctora. Como si pensara en voz alta buscando la solución

—Usted, señora no tiene por qué meter a nadie en su casa, -Su voz sonaba como una pomada- porque en sus circunstancias, la normativa actual puede garantizarle ayudas suficientes como para sentirse segura, protegida y seguir siendo independiente por completo. Ahora van a pasarla a una habitación en sala. ¡No, no se alarme: uno o dos días como máximo! En realidad, dede el punto de vista médico, no sería necesario, porque ahora está bien. No pasa nada. Pasará buena noche, su nuera vendrá mañana, ¿verdad?-La interpelada emitió su conformidad sin demasiado entusiasmo- y entren ella y yo resolveremos lo que sea necesario para que disfrute de esas ventajas… 

En cuanto lo pruebe, quedará encantada. Descanse ahora ¡luego vengo a verla!


Lamento no poder dar cuenta de cómo terminó aquella historia de soledad, vejez, e incompatibilidades. Tal vez la suegra fuera una pepla, o la nuera una bruja, o ni una cosa ni la otra, sino la suma de circunstancias resultado de las siderales diferencias entre las expectativas de una madre respecto a lo que se puede esperar de los hijos (ahora que no se exige, siquiera, presencia en el puesto de trabajo) cuando han decidido tener su propia vida.

Digo que me quedé sin saber el final, porque justo entones apareció la comitiva que venía a extraerme sangre, succionarme flemas, ponerme un algún suero en vena, ordenar una placa de tórax, y, si no recuerdo mal, enchufarme, ¡cómo no!, a uno de  esos artilugios que, cuando los retiran, siempre dejan de recuerdo dos o tres electrodos adheridos a la pelambre de tu torso.


La mayoría tendemos a tomar partido. Por lo que a mí respecta, me incliné a declarar empate técnico entre suegra y nuera y otorgué la condición de ganadora a la joven doctora que encontró, eso creo, una solución aceptable.


sábado, 6 de abril de 2024

 El mundo y nosotros

Un equilibrio inestable

A punto de cerrar el primer cuarto del siglo, queda poco de los parámetros, los sobreentendidos, las líneas maestras de lo que habían sido las relaciones de todo tipo, económicas, diplomáticas, militares entre los grandes protagonistas del teatro internacional.


El llamado "mundo occidental"

Nunca fue tan homogéneo como a veces se nos ha hecho creer. Más allá de la imprescindible coordinación guerrera, imprescindible para evitar la derrota en las dos Guerras Mundiales, la alianza de las democracias occidentales escondía tensiones que solían llevar como denominador común el afán de control global por parte de los Estados Unidos, el seguidismo habitual del Reino Unido, las suspicacias de Francia, o el lento posicionamiento de Alemania, por ejemplo, tratando de recuperar un papel que acaso no vuelva a desempeñar.

¿Y ahora?

  • UK navega en un mar de desconciertos desde que la obtusa propuesta de su salida de la UE dividió a su pueblo.
  • Francia abandona a velocidad creciente sus viejas zonas africanas de influencia, que son ahora territorios abonados para la creciente presencia de rusos o chinos.
  • Alemania, con su economía estancada, no es la "locomotora" capaz de arrastrar la actividad del resto de la Unión Europea.
  • En cuanto a ésta en su conjunto, está a años luz de convertirse en protagonista de nada: el Grupo Visegrado, como un comando infiltrado en territorio hostil, actúa como elemento distorsionador de cualquier intento de conseguir lo imprescindible: la voz única para un pequeño y viejo continente cada día más abocado a convertirse en parque temático para los nuevos ricos llegados de los arrabales del mundo. 

Estados Unidos, China, Rusia, los aspirantes

  • Biden y Trump, Trump y Biden, lucharán en noviembre por la Presidencia. Gane quien gane, perderemos todos. Los conocemos a ambos, sabemos de sus palmarias limitaciones y, en el caso de Donald Trump, estamos al cabo de la calle de hasta dónde puede llevarnos su imprevisibilidad. Por otra parte ¿qué señales está emitiendo ahora mismo Joe Biden al resto del planeta? Incapaz de controlar a Israel, regateando ayudas imprescindibles a Ucrania, si quiere evitar riesgos mayores a correr, por ejemplo, por las repúblicas bálticas. ¿Qué puede esperarse de un D. Trump cercado por problemas judiciales, dispuesto, si llega el caso, a ocupar la Presidencia por cualquier método? El problema, me temo, trasciende a estos dos ancianos: es la sociedad norteamericana la que está necesitando un psiquiatra cósmico que le devuelva la razón.
  • China, paso a paso se afianza como la sucesora del "imperio" decadente actual. Es cierto que algunos de sus problemas podrían ser la carcoma que royera sus cimientos, pero ese riesgo está a varias generaciones de distancia. Por el momento, sus posiciones buscando el control de las materias primas de las que carece, se consolidan en África, en América del Sur… Y sus índices de crecimiento, siguen creciendo impertérritos. Juega sus cartas con bastante prudencia y ha logrado que todos, USA incluida, sepan que ya no puede ser dejada de lado.
  • La Rusia de V. Putin se ha convertido en un enorme quebradero de cabeza. No sé, nadie lo sabe, hasta dónde está dispuesto a llegar el amo del Kremlin en su agresivo, grosero, aventurerismo. Cabalgando en la teoría zarista, así de vieja es la idea, de no mantener fronteras geográficas con el enemigo, es un hecho que la invasión de Ucrania no es más que un ejemplo de lo que podría llegar a hacer si no se le impide. ¿Quién va a hacerlo? Mientras tanto, él mueve sus hilos, estrecha relaciones con los países emergentes menos occidentalistas, y, nos guste a no, se las arregla para soportar las presiones, sanciones incluidas, que no parecen disminuir su capacidad de acción.
  • La India, Brasil, Irán, si bien es cierto que están uno o varios peldaños más abajo todos tienen en común que sus simpatías están más cerca de China y Rusia que de Washington o de  Bruselas (si es que en esos países les preocupa la capital europea).

En resumen, el planeta está cambiando a gran velocidad, nos faltan certezas, metas, señales de por dónde va a ir la humanidad en las próximas décadas


¿Y España?

Para llorar: uno ojea la prensa, ve los noticieros, escucha a los tertulianos, ¿y?

  • Las surrealistas aventuras de Rubiales compiten en tiempo, frecuencia e índices de seguimiento, con las trapacerías de Koldo y su gente; el culebrón del novio de la Presidenta madrileña, con sus denuncias cruzadas, pierde algo de fuelle, frente a lo que podría llamarse "el Frente Begoña". En esas estamos: a falta de mejor cosa que llevarse a la pantalla, arremetamos contra cónyuges y parejas.
  • Senado y Congreso se enzarzan en una pelea por montar Comisiones de Investigación, cuya intención es clara y meridiana: según los casos, o machacar a Pedro Sánchez o dejar en ridículo a Alberto N. Feijoo. ¿O alguien espera otra cosa?
  • PP y PSOE descubren Europa y la ONU y, a estas alturas, están dispuestos, ambos, a dejarnos en ridículo ante el mundo entero, a base de airear nuestras miserias en los foros internacionales.

Tenemos tres procesos electorales a la vuelta de la esquina. De hecho la campaña de las elecciones vascas ya ha comenzado. Parecerían importantes, porque los resultados en Euskadi, en Cataluña o en las europeas, influirán en la política nacional. Pero…

  • Da la impresión de que los vascos siguen moviéndose en tono menor. Todo se reduce a saber quién va a ser el tercero en discordia que ayude al vencedor (vencedor a los puntos, porque el KO parece descartado). Es posible que con los cambios de caras y nombres en las cabeceras de cartel, haya alguna sorpresa, aunque no tiene por qué tener demasiada importancia.
  • Cataluña es otra cosa: allí parece que el único punto en cuestión es quién de los independentistas lo es más, quién es el verdadero padre de la Ley de Amnistía y cuándo y cómo se plantea el referéndum de autodeterminación, con o sin Constitución española de por medio. El que las encuestas, por unanimidad, den al PSC como Partido más votado, no parece un elemento esencial. 
  • Por cierto, me resulta divertida la propuesta del prófugo por antonomasia de celebrar un debate a tres, Junts, ERC, y PSC, por descontado, en algún lugar del sur de Francia. ¿No les parece que deberíamos denominarlo "Debate en el exilio"?

Por su parte, el Presidente Sánchez ha decidido hacerse notar visitando los trabajos de las exhumaciones de Cuelgamuros. Un poco traído por los pelos, pero igual le da resultado. Cosas más extrañas se han visto en política. De momento ha habido que actualizar de golpe lo previsto para que los familiares de los enterrados, que hasta el momento tenían vetada las visitas "por razones de seguridad", puedan también acceder a los osarios.

Así que ésta es España. Me gustaría, para variar, que nuestros representantes se dedicaran a trabajar en cosas que de verdad nos interesaran.

sábado, 23 de marzo de 2024

 No es justo

¿Qué he hecho yo para merecer esto?

 Tengo una edad, 83 años, que desde que era joven daba por supuesto que, de llegar a ella, podría disfrutar de un relajado descanso, justa compensación por lo que hice cuando mis años me lo permitieron.

Sin embargo, hasta la modestísima tarea de redactar cuatro o cinco folios sobre algún asunto que se me ocurra pertinente para compartir,  se está convirtiendo en una ocupación amarga, inquietante, perturbadora. No me refiero al efecto que pueda causar en mis lectores, sino en mi ánimo.

Cada día, no importa qué diario consulte, quién me interpele desde la pantalla, me parece que tratan de convencerme de que hay una banda de desalmados colonizando las instituciones de las que tan orgullosos nos sentíamos cuando las sacamos de la nada, entre todos. El signo político de los desalmados cambia con sorprendente facilidad, apenas acudes a una u otra fuente e información.

Hasta esa misma aventura de sacar a España del agujero en que estaba, ahora hay quien la reinterpreta en clave revisionista y arroja las peores sospechas sobre lo que de verdad hicimos, hace ya caso medio siglo.


Es una nueva epidemia

Más o menos la mitad de mis compatriotas creen que LA CULPA (en mayúsculas porque abarca cualquier aspecto de la vida) la tienen Pedro Sanchez y sus cómplices. Aproximadamente la otra mitad de los españoles culpan de lo que ocurre al ansia de poder de los que hora están en la oposición. Cada día que pasa, los unos y los otros están más convencidos de lo que les han ido contando.

En medio de este pandemonio, estoy yo, y ustedes y algunos más que de vez en cuando nos hacemos preguntas, y en días, en tardes como ésta me da por pensar que quién me manda a mí preocuparme por las peripecias del heroico Puigdemont, o por tratar de clasificar a los sinvergüenzas en función del calibre más o menos grueso de sus desmanes, o intentar dilucidar qué es menos acorde con la Constitución, si la Ley de Amnistía como asegura el informe mayoritario de los vocales del CGPJ o seguir sentado en el sillón cinco años más allá de lo que establece la misma Constitución.

Y pienso, no sé ustedes, qué es lo peor, si que sigamos descubriendo que no cesa el chorreo de golfos descubiertos con las manos en la masa, o que quienes tendrían que estar trabajando a destajo para evitar que pasaran estas cosas, en realidad estén gastando todas sus energías en denigrar al contrincante.

Hace tiempo que se nos han terminado los adjetivos descalificativos aplicables a nuestros representantes. Un matrimonio amigo me comentaba entre estupefacto y escandalizado el espectáculo de asistir en directo a un pleno del Parlamento. No sólo por tener que escuchar las groserías en las que se regodeaban los oradores, sino por el nulo interés que el discurso despertaba ente sus señorías, ocupados en sus cosas. Oyéndoles se me ocurrió que si el español medio acudiera de vez en cuando a oír a sus parlamentarios, acaso lo que viera y oyera influyera en el sentido de su voto.

Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete Isabel Días Ayuso, antiguo Secretario de Estado de Comunicación con Aznar, no solo admite que ha difundido un bulo sobre colegas periodistas sino que amenaza a ciertos medios con "triturarlos". Reconocerlo no me suena a arrepentimiento sino a sentimiento de impunidad.

Cito este asunto como ejemplo de lo que está llegando a ser la política española. Ayer, viernes, dos políticos sobradamente conocidos, cada uno de una tendencia opuesta a la otra, reconocían que hemos llegado a un punto en que es necesario que ambos, PSOE y PP den marcha atrás. 

Resultaba asombroso oírlo; dos viceprebostes uno de izquierdas y otro de derechas confesaban que había que reducir la bronca. Faltaba la guinda. A renglón seguido dos reporteros ponían el micrófono ante sendos parlamentarios de los Partidos citados y les preguntaban su opinión sobre lo que habían dicho sus compañeros: unanimidad absoluta; palabra arriba o abajo, ambos opinaban que "el compañero tiene toda la razón: ahora a esperar a que ellos den ejemplo, que fueron los que empezaron".


¡Falta tanta mano de obra…!

Así que entre lo de M.A.R., las respectivas cacerías sobre el novio de la Ayuso y la mujer de Sánchez, los tejemanejes de ex porteros de clubs de alterne o registros en el domicilio de Rubailes, teniendo en cuenta que en las sesiones de control nadie pregunta a nadie qué medidas se han tomado para paliar la sequía en levante español, qué hay del Plan Hidrológico, en qué se ha invertido el caudal europeo que nos llegó tras la pandemia, me pregunto si no habrá llegado el momento de sugerirle a nuestros parlamentarios, a la plana mayor de los Partidos y a cuanto gurú se pasa el día tratando en encalabrinar a la ciudadanía, que echen una mano en el campo, en la construcción o en la hostelería que parece que están encontrándose con serios problemas para hacerse con la mano de obra adecuada.


Y todo este ruido ¿a santo de qué?

Cualquier politólogo titulado podría escribir un ensayo sobe el caso español. Visto desde la paticorta atalaya de un bloggero octogenario, veo dos aspectos, creo que ciertos y suficientes  para explicar la actual coyuntura:

1ª: El asombroso caso de las vidas paralelas de los dos grandes Partidos: el Secretario General del PSOE supedita cualquier cosa a lograr la ayuda de quien sea necesario para mantener sus posaderas en íntimo contacto con la poltrona presidencial.

En justa correspondencia, Don Alberto Núñez Feijoo patrocinará cualquier maniobra, sea en A Pobla do Caramiñal o en Bruselas que haga tambalear la susodicha poltrona.

El resto es retórica.

2ª Las formaciones menores, del PNV a Teruel Existe, han aprendido que el valor de un escaño depende de su utilidad para alquilarlo a quién dé más por él. 


Es increíble que PP y PSOE no hayan caído en la cuenta que una reunión, una sola, entre ambos podría poner la cosas al revés.





sábado, 16 de marzo de 2024

 Un jarrón en un casino de Tarragona


El conocido efecto mariposa

Nadie lo hubiera supuesto, pero ha pasado: una minúscula partida en los Presupuestos propuestos por Pere Aragonés, ha desatado lo que lleva camino de convertirse en el ejemplo catalán del conocido "efecto mariposa": el aleteo de un mariposa en Japón, desencadena, al cabo, un tornado en Oklahoma. 

¡Un jarrón, no sé cómo de monumental, ni de artístico, ni de imprescindible que debería haber formado parte de la decoración de un proyectado casino en Tarragona, eso ha sido todo! ERC lo llevaba en sus cuentas -ignoro de quién había sido la idea original-, los Comunes lo consideraron superfluo, los de Esquerra, erre que erre, y, al final contra todo pronóstico, los Presupuestos son rechazados.

A partir de ahí…

Pere Aragonés sorprende a la ciudadanía, a los politólogos más avezados y a los tertulianos en masa, y convoca elecciones anticipadas. Se da, pues, el requisito previo para que pueda considerarse inaugurado el efecto mariposa: la discusión sobre un jarrón para un futuro casino, es capaz de alterar el calendario electoral catalán.


En Cataluña, esta vez se vota antes

Las elecciones autonómicas, inicialmente previstas para 2025, se adelantan al 12 de mayo del 24, lo que, como veremos, además de poner en el candelero el análisis de las relaciones entre los actores del independentismo, acarrea consecuencias mucho más allá de la margen derecha del Ebro.

  • ¿Por qué suelen adelantarse las elecciones? En el caso español, dejando de lado los adelantos impuestos al Gobierno por el triunfo de una moción de censura, se supone que la decisión o está basada en aprovechar un momento en el que el Gobierno vive un idilio con el electorado y, por tanto, se espera un resultado final más favorable que el presente, (Felipe González en 1986 y 1989) o bien el Gobierno es consciente de que está en horas bajas y trata de minimizar las pérdidas (caso Sánchez en la convocatoria de las últimas elecciones generales). Traigo a colación el diálogo durante el descanso de la final del mundial de fútbol del 82, entre Sandro Pertini, Presidente de la República Italiana y Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del Gobierno de la UCD, para exhibir un tercer motivo: porque el Presidente está harto y quiere volver a su casa. (Si es que ésa fue la razón que movió a don Leopoldo, lo que no necesariamente tiene que ser tomado como artículo de fe: en todo caso parece que el Presidente español confirmó a Sandro Pertini que también él creía que iba a perder las elecciones).
  • La realidad, los resultados, no siempre coinciden con los cálculos del convocante. En este caso ¿frenará el cambio de fecha el crecimiento de Junts que, según algunas encuestas, tiene todavía bastante recorrido por delante? Si la falta de sintonía entre los independentistas continúa ¿no podría ser el socialismo catalán, el Sr. Illa, el principal beneficiario? ¿Qué papel va a jugar el coro de actores menores, PP, Ciudadanos, Vox, Comunes o la CUP? Antes de dos meses conoceremos los resultados.


Más efectos del aleteo de la mariposa

  • Sin alharacas, sin 3xplicaciones, Sánchez da por rota la negociación presupuestaria estatal y ordena centrarse en preparar las cuentas del 2025. Nadie parece haberle recordado que la Constitución encarga expresamente al Gobierno presentar al Parlamento, anualmente, la Ley de Presupuestos. Por otra parte, se tambalea uno de los pilares que fundamentaban la recurrente declaración de que hay Gobierno para cuatro años. De momento, habrá que dar por prorrogados los presupuestos del 2023. Finalmente, es evidente que esta decisión resta capacidad de maniobra a Junts para seguir presionando a diario, con o sin amnistía: nadie va a darle nada por su apoyo a unas cuentas para cuya prórroga no es necesaria su colaboración.
  • El calendario electoral se comprime: 21 de abril, elecciones en Euskadi, 12 de mayo elecciones en Cataluña, 9 de junio, elecciones europeas. (Como para echarse a temblar: tres meses seguidos en campaña) Imaginen ahora los equilibrios para no darse un tiro en un pie a la hora de elegir socios en cualquiera de las tres citas. El PNV, por ejemplo, sólo conservaría el poder manteniendo su alianza con el socialismo. En realidad, ni siquiera eso le garantiza hoy quedar por delante de EH Bildu, que siendo también socio del PSOE en Madrid, obliga a Sánchez a medir sus movimientos al milímetro en el País Vasco, no vaya a ser que lo que gane en Vitoria lo pierda en el Parlamento de la nación.
  • ¿El 12 de mayo estarán ya los asuntos de Puigdemont suficientemente claros como para que si decide ir como candidato de su Partido, y finalmente resultara ganador, solo o en coalición, no se haya riesgo  de que tropiece con problemas judiciales? ¿Cuándo terminará la tramitación de la Ley de Amnistía? Dados los precedentes de heroísmo del fugado ¿Se arriesgaría a competir en Cataluña si existe para él el menor peligro? Todo es posible: en las actuales circunstancias puede jugar la carta del riesgo y convertirse en recluso, es de suponer que por poco tiempo y tratar de sacarle partido a su tardío heroísmo. No es que me preocupen las cábalas del prófugo, pero ¿no podría volver a poner contra las cuerdas al Presidente Sánchez?

En resumen: los efectos del aleteo del jarrón del casino pueden continuar.


La decencia de la mujer del César  y la del novio de Cleopatra

El lodazal pestilente en el que se está convirtiendo el juego político en España alcanza a diario cotas impensables apenas hace un decenio.

La última moda parece ser el haber levantado la veda sobre los familiares o casi familiares de los políticos. Me explico: Los deudos de nuestros gobernantes tienen, se supone, los mismos derechos y deberes que los que no tenemos ningún pariente en el poder. De manera que no están a cubierto de la acción de las fuerzas del orden y del poder judicial si su conducta les lleva a moverse por terrenos resbaladizos. 

Correlativamente, quien está desempeñando un cargo público debería tener la seguridad de que una conducta reprobable de su hijo, de su cuñada o de su amigo favorito, no va a suponerle a él, ningún quebradero de cabeza, ningún problema de orden político, salvo que se dé la circunstancia de su somplicidad.

En este fregado, para tratar de ser igualitarios, aspirantes a imputados, fiscales lenguaraces, y gacetilleros avispados, andan a la par y, ¡cómo no!, estamos ante otro caso más con mascarillas que van y vienen, y con empresas sanitarias surgidas de la nada, como telón de fondo; lo que viene a reiterar que la desgracia colectiva suele ser el agua revuelta en la que pescan gentes con pocos remilgos. 


El novio de Dª Isabel

Según los medios, la Agencia Tributaria (desagradable organismo, me temo que imprescindible, pero antipático donde los haya, aquí y en Mongolia), anda tras los pasos de ciertos negocios del novio de Dª Isabel Díaz Ayuso. Podría enfrentarse a la acusación de haber defraudado 360.000 euros y de haber incurrido en falsedad en documento público.

Partiendo ¡cómo no! de la presunción de inocencia, me temo que casos parecidos menos o más importantes, son el material con el que trabaja la Agencia de marras. Empresarios, artistas, deportistas de élite… Cada cierto tiempo nos enteramos de quién es el último famoso que está en dificultades. Luego, pasa el tiempo y excepcionalmente nos enteramos de que algún presunto defraudador, Xavi Alonso por ejemplo, tenía razón y que quien había actuado mal era el Fisco.

¡Ah! pero este caso es distinto: la novia del presunto defraudador es la Presidenta de la Comunidad de Madrid, así que a las huestes sanchistas les ha faltado tiempo para pedirle a don Alberto que la arroje a las tinieblas exteriores. No tiene mucha lógica, pero así está pasando.

Hay algo que me ha llamado la atención, aunque no demasiado porque la doña es como es: además de afirmar que no le ha extrañado nada porque bien claro tenía que iban tras ella desde hace cinco años (políticamente se entiende), afirmó que su novio era inocente, lo que se compadece mal con lo que según la prensa ha hecho el abogado de su pareja: admitir los hechos, reconocer la culpabilidad del galán y tratar de llegar a un acuerdo rápido con la Agencia Tributaria.

El asunto, trivial en sí mismo, un contribuyente ve cómo Hacienda le reclama tal o cual cantidad, lleva camino en convertirse en serial político con varios frentes. ¿Quién tiró la piedra? ¿No se habrá excedido alguien en sus prerrogativas hablando antes de tiempo?


La mujer de Pedro Sánchez

 Estaba cantado ¿Que el novio de la Ayuso anda en la cuerda floja y los sociatas están metiéndose con ella? ¡A por la mujer del Presidente! En este caso no hay caso por el momento: quiero decir que el punto de partida es un trabajo periodístico del que hasta ahora no  hay repercusión ni en informes policiales, ni en pesquisas de la fiscalía. 

¿Qué más da? ¿No estamos hablando de la esposa del Presidente? Esta carencia de "papeles", en la mejor tradición conspiranoica, es la primera y mejor prueba de que hay gato encerrado, así que, a partir de ahora, quizás lo aconsejable es que los tertulianos se repartieran los días y hablaran de él (el novio) o de ella (la esposa) por turno. 


Elementos comunes en ambo casos

  • Confundir las churras con las merinas, nadie ha probado nada hasta ahora y, sobretodo, en ambos casos la pieza a cobrar por los maledicentes, no son los implicados sino sus parejas. Meterlas en la lucha política es una bajeza, y si se da en los dos Partidos, dos bajezas.
  • Por supuesto, la tesis PP es que dónde va a parar lo que han hecho una y otro. La del PSOE es la misma pero al revés; ambas dan por descontado que el público no capta la sutil coincidencia. 
  • Unos y otros están dispuestos a utilizar la familia como arma de combate y esto es otro escalón más que estamos descendiendo ¿Es que no teníamos bastante con haber convertido el Parlamento y el Senado en las sedes de sendos concursos de frases insultantes?