sábado, 29 de enero de 2022

 El perfil de un matón

El personaje

Vladímir Putin nació en 1952 en Leningrado fruto del matrimonio entre un antiguo oficial de la Marina Soviética, y una trabajadora de fábrica. Se doctoró en Derecho en 1975 y poco después fue reclutado por el KGB

Trabajó en el contraespionaje y en 1985 fue enviado a Alemania Oriental, pero tras la caída del muro de Berlín fue llamado de regreso a casa. Continuó en el KGB, aunque dimitió en agosto de 1991, cuando su jefe intervino contra el intento de golpe de Estado para defenestrar a Gorbachov. Es decir, él estaba a favor de acabar con la Perestroika. 

En sólo 3 años pasó de encabezar la filial regional de Leningrado del partido Nuestro Hogar, hoy desaparecido, a director del Servicio Federal de Seguridad sucesor del KGB, puesto que a partir de marzo del año siguiente compatibilizó con el de secretario del Consejo de Seguridad Nacional.

En 1999, asumió la jefatura interina del Gobierno.. El 31 de diciembre de ese año, Yeltsin dimitió y, Putin, según las previsiones constitucionales, se convirtió en presidente también interino, conservando el puesto de jefe de Gobierno. 

Tras las siguientes elecciones, está al frente del país, desde que ganó las del 2000.


Todo un carácter

No es Putin alguien a quien los sentimientos de amistad hagan torcer su rumbo. Su fulgurante ascensión la debía en buena medida al apoyo económico y mediático de un selecto grupo de oligarcas multimillonarios que habían florecido como setas con el desmantelamiento de la URSS. 

Esa camarilla confiaba en que su protegido sería un instrumento dócil en sus manos. Los siguientes ejemplos, son sólo eso, una sucinta relación de hechos conocidos:

  • Encarceló a Boris Berezovsky, cuando trató de seguir interviniendo en política.
  • Arrestó al mediático Vladimir Gusinski porque juzgó poco favorable a sus intereses la orientación que estaba dando a sus medios de comunicación. Éste, al menos, logró escapar y acabó recalando en la Costa del Sol.
  • Encarceló también a Mijail Jodorkovski, otro de los personajes a los que debió su ascenso.

Trato peor recibieron los que osaron oponerse a su marcha arrolladora:

  • La periodista Ana Politkóvskaya, tras haber denunciado públicamente que estaba siendo amenazada de muerte, fue asesinada en el ascensor de su vivienda en Moscú.
  • Aleksandr Litvinenko ex agente de los servicios secretos rusos fue envenenado con polonio 210 en Londres, donde se había refugiado y obtenido la nacionalidad británica.
  • Sergei Furgal gobernador de Jabárovsk, se pasó a la oposición y ha sido encarcelado, acusado de asesinato por oscuros sucesos ocurridos hace quince años.
  • El principal crítico actual del Presidente, Alexander Navalny, sigue recluido en un centro carcelario de máxima dureza después de haber sufrido un intento de envenenamiento al que, como se sabe, sobrevivió gracias a la sanidad alemana.

Vladimir Putin no es alguien a quien le preocupen ni las normas vigentes en los países civilizados, ni mucho menos la opinión de sus paisanos. ¿Recuerdan? Cuando fue acusado del envenenamiento de Navalny, declaró públicamente, riendo, que "es imposible que hayamos sido nosotros. De haber sido así, ahora estaría muerto".


La doctrina de "La democracia Soberana"

Se trata de lo que podríamos llamar "El Catecismo Putin", la base teórica sobre la que se asienta el ejercicio del poder del inquilino del Kremlin. Desconozco quién sea el gurú que la haya pergeñado, pero descansa sobre dos pilares que se sostienen mutuamente

  • El régimen ruso es democrático. Esto es algo indiscutible que debe ser aceptado.
  • Cualquier intento de verificación al respecto será considerado como hostil y como una intromisión en los asuntos internos de Rusia.

Este planteamiento que a mí me recuerda aquel viejo chascarrilo de "Art. 1º, el jefe siempre tiene razón y Art. 2º, Cuando el jefe no tiene razón se aplica el Art. 1º", se aplica lo mismo cuando se trata de enjuiciar al que organiza una manifestación en San Petersburgo que cuando cualquier dirigente extranjero opina sobre la política rusa actual. 

Si, además, la doctrina es exportable, quizás se encuentre su rastro en la forma en que  ha resuelto la reciente crisis su aliado el Presidente de Kazajastán: encarcelando a varios miles de ciudadanos kazajos acusados, sin más, de terroristas.


Un amante de la paz

Como todos los autócratas, Vladimir Putin, es, sin embargo, un fervoroso pacifista. El problema, como el de Hitler cuando invadió Polonia, es que los demás no siempre nos avenimos a sus deseos y en esos lamentables casos no le dejamos otra alternativa que usar la fuerza para conseguir sus propósitos.

Como la mayoría de sus congéneres, la mezcla de petulancia y cinismo con la que se comporta, le llevará a negar la evidencia tantas veces cuantas sean necesarias y se meterá cuando y como quiera en casa ajena: Intentará manipular las elecciones norteamericanas (por cierto, a favor del más sorprendente candidato que hubiera podido pensarse), dañará los sistemas informáticos alemanes, ucranianos o belgas y hasta, dicen, tratará de meter la mano en el avispero catalán, cosa que en cierto modo me congratula aunque sólo sea porque podría demostrar que somos más importantes de lo que creemos.

Bien, este señor, Vladimir Putin, es el que a la hora presente tiene en vilo a medio mundo. Bastante más de cien mil de sus soldados, un número indeterminado de armas pesadas y quién sabe qué más, hacen guardia a las puertas de Ucrania, desde territorio ruso y desde suelo bielorruso.

No quisiera repetir comentarios que escribí hace siete días. No hay por qué volver a insistir en la validez de los análisis que cuestionan la oportunidad de extender la OTAN hasta los arrabales de Moscú. Ya he hablado de ello. Déjenme, por el contrario, que plantee otra cuestión más.


¿Cómo se para a un matón?

Dicho de otra manera ¿qué podemos hacer cuando tenemos enfrente a alguien cuyas características son tan transparentes? 

Afortunadamente no estamos en la primavera de 1939. Ni Putin es Hitler, ni tiene enfrente a unos países dubitativos que se debatían entre el pacifismo y la parálisis. No obstante, recordemos algunas lecciones de entonces:

  • A esos extraños amantes de la paz como Putin, no se les puede detener cediendo a sus pretensiones si juzgamos que son lesivas para intereses vitales de nuestros países. Sería tanto como invitarle a la siguiente exigencia. 
  • El problema, por tanto, no es si Ucrania puede o no entrar en la Alianza Atlántica (¿De verdad le interesa a la OTAN esta ampliación?), sino dónde y cuándo se frena a Putin. Hoy trata de conseguir el compromiso de que Ucrania no entrará ni ahora ni nunca en la OTAN. Si lo consigue, pedirá el retorno a su área de influencia, primero de los territorios que fueron parte de la URRS y, más tarde, exigirá la obediencia de los países que estaban bajo su control antes de Gorbachov.

¿Es esto abogar por la guerra? Al contrario: es confiar en los canales de la diplomacia y en los efectos de la verificación, de que "el otro", que en esta ocasión somos "nosotros", tiene voluntad y medios para devolver cualquier golpe, si fuera necesario. 

Estoy convencido de que Putin no se va a ir a casa con las manos vacías, pero también de que se detendrá en cuanto se convenza de que puede salir malparado de la confrontación, si se convence de que tiene demasiado que perder. Y para eso no es preciso disparar ni un solo cañonazo. 

¿Sería esto volver a la Guerra Fría? Creo que no: esto terminará con algún pelo occidental perdido en la gatera, una solución de compromiso temporal, y, tal vez, con la enseñanza de que el peligro pasó cuando nos mostramos dispuestos a contestar al matón en el terreno que eligiera.

Por lo que se refiere a nuestro bando, quizás USA tendría que estudiar, si es que no lo ha hecho ya, qué hace falta para que la Unión Europea se posicione sin fisuras en torno a una misma estrategia. Por ejemplo, de qué manera puede paliar el previsible problema que va a sufrir buena parte de Europa, Alemania más que nadie, si Rusia cierra el grifo del gas. Al fin y al cabo, Norteamérica es el primer productor de gas del mundo.


Y en nuestra casa, un paso bien dado

Me refiero a la llamada de Pablo Casado a Pedro Sánchez. No hace falta recordar lo de Mahoma y la montaña. Sánchez no llamaba, mal hecho por cierto, pues llama Casado. La conversación no la conocemos, pero parece fuera de duda que el Presidente del PP apoya al Presidente del Gobierno en esta crisis internacional.

Como tiene que ser, aunque Buxadé se extrañe. No sé de qué, pero se extraña. Repito, esta vez sí, una reflexión del sin par Baltasar Gracián que reproduje hace poco: "No te pongas en el lado malo de un argumento simplemente porque tu oponente se ha puesto en el lado correcto". Porque lo cierto es que, diga Vox lo que quiera, el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición, no sólo están haciendo lo correcto en este caso, sino que aciertan yendo juntos.

Muchos piensan que si Casado y Sánchez se alinean con quien tienen que hacerlo ¿Qué más da lo que vayan por ahí cacareando las Belarra, las Montero, los Iglesia y los Echenique?


En resumen:

  • Hay un tiempo para la paz, y hay un tiempo para el desarme. También lo hay para la guerra, pero esperemos que esta vez no llegue. Al respecto, traigo aquí a colación lo que Winston Churchill escribía en sus memorias cuando ya había estallado la II Guerra Mundial: "Es un tremendo error confundir el desarme con la paz. Cuando haya paz, habrá desarme, no al contrario".
  • Porque hay errores que cuestan caros. El mismo Churchill, la frase es de sobra conocida, echaba en cara a Neville Chamberlain sus titubeos y sus constantes cesiones a Hitler que tan caros costaron al mundo: "Preferisteis la humillación a la guerra y primero os humillaron y luego no pudisteis evitar la guerra".













sábado, 22 de enero de 2022

 La amenaza que viene del Este

Europa, una región violenta

Así es, aunque nos guste vernos como el paradigma de la cultura. Lo somos también, pero ¿qué importa? Somos los herederos de Grecia, la Grecia que iluminó Occidente, pero La Hélade fue también un turbulento territorio, pequeño y belicoso, incapaz de evitar la violencia. Quizás, como recuerda Indro Montanelli, porque tardó en ver riesgos para su seguridad más allá de sus fronteras.

Hemos bautizado nuestras guerras por su duración (Guerra de los 100 años, de los 30, de los siete), nos hemos matado por nuestras creencias, por nuestras fronteras, por cuestiones dinásticas, por poder, por dinero, por soberbia… No hemos dejado de matarnos hasta hace un suspiro. Creo que todas estas guerras, vistas en términos planetarios, eran guerras civiles, incluida la también llamada "Primera Guerra Mundial". Guerras civiles, las más crueles.

Y ahora, cuando apenas hemos terminado de lamernos las heridas de nuestra última escabechina, la que desencadenó un megalómano medio loco y remató otro psicópata asesino, volvemos a oír ruido de sables, de tambores y de estampidos. Vienen del Este, como los hunos, los tártaros, los mongoles, los otomanos.

No quiero entrar en el juego imposible de decidir quién es el culpable, porque en las guerras, en cualquier guerra, sólo hay dos bandos, el de los malos y el de los peores, dando por sentado que los peores son siempre, necesariamente, los otros, el enemigo al que hay que odiar cuanto antes y cuanto más mejor, porque ya se sabe que en una guerra es más útil para el combate el odio al enemigo que el amor a los tuyos.

Déjenme, sin embargo, que me pierda en algunas consideraciones sobre quiénes son los contendientes, y, sobre todo, de dónde nos viene el peligro, qué busca el otro, qué puede querer, y qué daño puede hacernos a nosotros los europeos, ahora que llevábamos un par de generaciones o tres sin matarnos unos a otros.


Un equilibrio inestable

Rara vez las guerras resuelven algo. Cuenta Churchill en sus memorias que "cuando Foch oyó que se había firmado el Tratado de Versalles dijo: “esto no es una paz; es un armisticio de veinte años” . O sea, que tal vez fue la forma de tratar al vencido la que desencadenó la II Guerra Mundial. ¿Podríamos decir lo mismo de la situación actual, respecto del final de la anterior? Es posible. Apenas habíamos terminado de enterrar nuestros muertos, cuando inauguramos ese segundo horror que bautizamos como "guerra fría". Ganamos la guerra, si es que alguna guerra puede ganarse, y empezamos a mirar al que fue nuestro aliado como al siguiente enemigo. Y eso pasó en ambos bandos.

Por cierto, ¡qué paradoja! ¿Verdad? Hitler trató de aniquilar cuanto sonase a eslavo y a comunismo y cuando él se suicidó, el régimen soviético estaba tomando posesión de media Europa, incluida media Alemania. 

A partir del 8 de mayo del 45, Occidente se ocupó en armarse hasta los dientes para cercar al nuevo enemigo. Oriente hizo lo mismo: procurarse un espacio de seguridad que alejara sus centros neurálgicos de la línea por donde podrían llegar los invasores. Y nacieron la OTAN y el Pacto de Varsovia, tan parecidos en sus bases argumentales, tan gemelos en sus comportamientos, tan aferrados, ambos, a que la razón estaba de su parte, a que sólo pretendían defenderse del ataque de "El Otro". Y así hemos vivido hasta que uno de los bloques se desmoronó.

Pero ha vuelto por sus fueros. Rusia ya no es el enemigo filosófico-político de antaño, pero parece recuperar sus modos de actuar. La habíamos visto ayudar a Cuba hasta ponernos al borde de la tercera Guerra Mundial (recordemos la Crisis de Los Misiles, en tiempos de Kennedy), y en estos últimos años ha entrado y salido de Afganistán, ha arrasado Chechenia, se ha anexionado Crimea,  ha bordeado la misma operación en Bielorrusia, hanenviar sus blindados a Kazajastán y ahora, hoy, despliega sus ejércitos en la frontera con Ucrania. En esas estamos. 


Rusia

  • El país más extenso del Planeta: más de 24 millones de Km2 en tiempos del último Zar, casi 22 millones y medio en 1991 y hoy 17 millones y pico tras haber perdido casi 5’3 millones, el equivalente a diez veces el tamaño de España, cuando se desmembró la Unión Soviética. Una idea de sus distancias: más de 9.200 km. de Este a Oeste y 4.500 de Norte a Sur.
  • Tiene más de 20.000 Km de fronteras con catorce países, y 145 millones de habitantes, pese a haber perdido 48 millones tras la desaparición de la URSS.
  • Su PIB es el 5º del mundo, ocupa el 2º puesto en producción de gas (tras USA) pero cuenta con las mayores reservas mundiales; es el tercer productor de petróleo por detrás de USA y Arabia, y "sólo" es el 8º en cuanto a sus reservas.
  • Es una potencia en extracción y reservas de aluminio, en producción de acero, en cobre y en níquel.
  • Cuenta con la mayor masa forestal del mundo y es el 2º en exportación de trigo, de nuevo tras USA.

En cuanto a su historia, tendríamos que reconocer el poco interés que ha despertado en los no iniciados: oíamos hablar de los cosacos, de Iván el Terrible, de Pedro el Grande de Catalina (por cierto, alemana con formación francesa) y poco más. Sabíamos que a base de retroceder hasta el corazón de su invierno el ejército ruso trituró el orgullo de Napoleón… y de ahí saltamos al fiasco de la I Guerra, al cataclismo de la Revolución de Octubre y al cerco de Leningrado, la victoria de Stalingrado y el expansionismo posterior al final de la II Guerra Mundial.

Luego… Yeltsin, Gorbachov, la Caída del Muro de Berlín, el hundimiento del "Imperio Rojo" y la inesperada aparición de Vladimir Putin y su vuelta a las andadas, sostenido por unos fundamentos políticos aparentemente distintos de los que marcaron sus primeros años en la URSS. 

Pocos recuerdan que allá por los siglos X y XI uno de los Principados más grandes y prósperos al oeste de los Urales era la llamada "Rus de Kiev". De ahí se extendió al este y, andando el tiempo , desplazó su capital de Kiev a Moscú. Hay quien no ha olvidado que la primera capital de Rusia fue, precisamente, Kiev, la actual capital de Ucrania.

De todas estas peripecias, recuerden un dato crucial: el pueblo ruso no ha disfrutado ni un solo segundo de democracia liberal en toda su historia. Por tanto, el actual líder, como todos los anteriores, disfruta de una independencia casi total respecto de la opinión que sus ciudadanos tengan sobre su modo de entender la política. Sus prácticas no tienen nada que ver con los que conocemos entre nosotros. No caigamos en el error de esperar que sus respuestas serían parecidas a las que daríamos nosotros.


Las razones del otro

No perdamos tiempo hablando de nuestras razones; las conocemos y, por definición, siendo las nuestras, son las buenas. (Obvio es decir, que allá, al este, se piensa lo mismo, es decir, lo contrario).

Rusia busca, o dice que busca, garantizarse un espacio neutral entre sus fronteras y las de su primer pueblo no adicto, llámese Alemania, Austria, o Italia. Podría ser cierto e incluso parecería razonable. Cuando USA vio llegar misiles de largo alcance a Cuba, dio muestras de estar dispuesta a entrar en guerra para evitarlo: estaban demasiado cerca de sus fronteras. Jruschev lo entendió y retrocedió. Lo cierto es que Ucrania o Bulgaria están en la frontera con Rusia, aunque también lo está Turquía que es miembro de la OTAN. Nadie, si está en condiciones de evitarlo, soporta un cañón apuntando a tu trasero.

Si así fuera, un tercero imparcial, marciano supongo, podría pensar que Rusia tiene la razón de su parte. 

Tampoco hay que descartar la idea de que Putin no solo esté tratando de evitar que países de la antigua URSS traten de alinearse con occidente, sino impedir el mal ejemplo que podría significar para su población el éxito de experiencias democráticas que acabaran con regímenes títeres en manos de dictadorzuelos manejables.

Así que Europa teme, tememos, que las intenciones de Vladimir Putin no sean tan sólo "defensivas": sus actuaciones en Crimea, en Bielorrusia o en Kazajastán, por citar sólo las más recientes, podrían poner de manifiesto su decisión de recuperar cuanto antes el área de influencia de Moscú sobre los que llamábamos ¿recuerdan? "países satélites". El problema para la Unión Europea es que tendríamos a Rusia a nuestras puertas, y la experiencia demuestra que no es un vecino cómodo; pregunten, sino, a los polacos.

Estas cosas pasan siempre que examinamos los comportamientos de una gran potencia. Tal vez nosotros no percibimos, o no nos preocupa, o hasta vemos lógico cómo actúa USA en su zona de influencia, pero mexicanos, dominicanos, panameños, chilenos o cubanos podrían verlo de otra forma. Por otra parte, toda potencia imperial enmascara sus desmanes con una fraseología humanitarista perfectamente hipócrita: invades Corea, Vietnam, o Irak en defensa de la democracia; Hungría, Checoslovaquia o Crimea para proteger a minorías perseguidas. A veces, caso de Afganistán, por ejemplo, sólo se trata de ocupar el vacío que deja tu rival. 


La encrucijada para la Unión Europea

Carecemos de la unidad interna imprescindible para ser tomados en consideración real  por ninguno de los dos contendientes, USA y Rusia, que son los que, de verdad se están enfrentando. Ni siquiera somos capaces de suscribir una declaración oficial en nombre de la Unión Europea.

Y la cuestión que debe preocuparnos es que si llegaran a desencadenarse operaciones bélicas, volverían a ocurrir en suelo europeo, más cerca o más lejos dependiendo de qué países se trate, pero en suelo europeo. Si la contestación occidental se materializa en sanciones, nos subiremos al carro norteamericano, suscribiremos sus medidas económicas y hasta es posible que añadamos alguna más. 

No importa lo que tenga que sufrir el pueblo ruso, Putin no caerá de su sitial ni por las sanciones, ni por las penalidades de sus ciudadanos y contestará con sus propias represalias; pero éstas, que no rozarán apenas el tejido de la economía norteamericana, dañarán enormemente a Europa occidental, porque necesitamos el gas ruso y aunque la interrupción de nuestros suministros perjudique a los consumidores eslavos, también nuestros exportadores se verán penalizados.

Por lo que se refiere a España, estamos donde estamos, tenemos los compromisos y obligaciones que hemos asumido libremente y no tendremos más remedio que compartir espacio con nuestros socios en el furgón de cola de esta tragicomedia. Los que lo ven de otra manera o padecen de la vista o mienten.


Un pronóstico desalentador

  • ¿Utilizará Putin el recurso a prefabricar un "casus belli" artificial? No habría que descartarlo. Todas las grandes potencias lo han hecho alguna vez ¿o hemos olvidado los españoles el tramposo hundimiento del acorazado "Maine" en aguas cubanas? Solidarizarse y "ayudar" a las autoproclamadas repúblicas del este de Ucrania, Donestk y Lugansk, descarada o manipuladamente pro rusas fundamentarían un plausible discurso  útil en estas circunstancias.
  • Algunas declaraciones de Joe Biden, calculadas y meditadas no lo duden, permiten barruntar un cierto margen de tolerancia norteamericana ante una posible invasión limitada de una parte de Ucrania. ¿Cinismo? Desde luego: dan margen para imponer sanciones pero salvan la cara sin llegar al pulso militar directo.
  • Si ése es el final, todos nos rasgaremos las vestiduras pero cumpliremos nuestro papel en la farsa. Al fin y al cabo, somos figurantes en un drama escrito, dirigido y orquestado por otros.



Estrambote

Una de mis más fieles lectoras se muestra extrañada y decepcionada por haberme olvidado en mi último post de la ganadería charra. Tiene toda la razón, así es que desde aquí, aunque tarde, dedico una encendida alabanza a las carnes sabrosas y nutritivas de la raza morucha. Mis disculpas a sus criadores y mi solidaridad con quien las pone a nuestro alcance. 

sábado, 15 de enero de 2022

 Chuletones de vacuno viejo o brotes de soja

Lo que dijo, lo que dicen que dijo y lo que ahora cuenta

Un Ministro es Ministro incluso aunque esté dormido. No tiene opiniones personales, ni calzoncillos privados: su vida es pública, porque para eso aceptó el cargo. Así que cualquier debate sobre quién habló con "The Guardian" es ocioso: habló Don Alberto Garzón, Ministro de Consumo del Gobierno de España, Gobierno de coalición, por cierto; cualquier valoración al respecto tiene que partir desde ese hecho incuestionable.

Hay algún que otro elemento que algún día convendría analizar, como, por ejemplo, qué sentido tiene el Ministerio de Consumo, o sea, para qué sirve, pero eso podría extenderse a medio Gabinete, ¿Universidades, Educación, Ciencia y Tecnología?, por redundantes y por su carencia de competencias reales; ese día y ese análisis, no son los de hoy.

Lo que quiero dejar claro cuanto antes es que las declaraciones del Sr. Garzón afectan y comprometen al Gobierno como tal, le guste a él o no, y le moleste o no al resto del Gabinete. Si esto es así, y creo que lo es, ¿no debería haber hablado con el titular de Agricultura, Pesca y Alimentación antes de ponerse al habla con el periódico británico?


De apetitos humanos y animales comestibles

Todos y cada uno de mis posibles lectores saben que no tiene el mismo sabor el pollo  que nace, crece y muere en un par de cuartas cuadradas que el que vivió libre correteando por el campo. A efectos del sabor de la pechuga, tampoco es lo mismo alimentarse de lo que encuentra a su paso, que de compuestos alimentarios preparados para su rápido engorde. Todos sabemos también que gallinas y huevos de una y otra clase, tienen precios diferentes. La misma reflexión puede hacerse a propósito de corderos, terneras y cerdos.

Hay, por tanto, un posible debate pendiente sobre qué modelo es el deseable, el posible y el que España prefiere. Debate abierto, tal vez sin solución a corto y medio plazo, porque hablamos de alimentación y salud pero también de economía y empleo. El debate es mundial y se entrecruza con la creciente corriente vegetariana, tendencia en parte ideológica, en parte filosófica, en parte científica y en parte también, ¿cómo no?, económica.

Cuando los papás del Sr. Garzón aún no se conocían, todas estas cosas ya se sabían, como se sabía también que la totalidad de los países que producen carne para el consumo humano necesitan de los dos modelos que ahora se debaten. A despecho de los devoradores de vegetales, el creciente consumo de proteínas animales y las posibilidades de cada familia hacen imprescindible la coexistencia de ambas formas de explotaciones ganaderas. 

Si usted, lector, o yo, declaramos a "El País", "La Razón" o "The Guardian" que la carne de las macrogranjas es de menor calidad que la que se produce en explotaciones ganaderas extensivas, nadie se hubiera rasgado las vestiduras. El problema es que lo ha hecho un Ministro y, precisamente, en plena campaña de unas elecciones que pretenden ser las primeras de una serie de comicios que podrían alargares hasta las generales. En estas condiciones, el Sr. Garzón debería haber sabido que dijera lo que dijera, estaba proporcionando munición electoral a su oposición.

Y, para terminar, es legítimo que tanto Ministros como hojalateros o peluqueros, prefieran la hamburguesa de soja a la procedente del lomo alto de vaca vieja; están en su derecho. Lo que empieza a ser preocupante es que esas preferencias traten de convertirse en dogmas. Es el problema de confundir ideas con ideales, de convertir ideales en ideología y de pasar de la ideología al fanatismo.


La prudencia del político

Como era de esperar, las extemporáneas declaraciones del Ministro de Consumo han provocado el primer terremoto político del año: la oposición ha encontrado argumentos más que suficientes para conseguir algunos resultados que alguien debería anotar en el debe del Ministro parlanchín:

  • Más que probablemente, PSOE y UP van a perder un buen puñado de votos en Castilla y León, y si las cosas no cambian, quizás en las siguientes citas electorales.
  • Las tan citadas declaraciones están suponiendo el enésimo desencuentro en el Gobierno de coalición. Como era de esperar, la parte socialista marca distancias y la podemita se solidariza con Garzón y llega a acusar al socio mayoritario de deslealtad. No creo que el suceso rompa el Gobierno, pero la división resta votos, ya se sabe.
  • La Vicepresidenta Segunda, en su pretendida defensa del Ministro de Consumo ha dejado algunas pistas del trasfondo ideológico que se esconde detrás de las, según ella, impecables declaraciones de su correligionario: un ataque en toda regla al consumo de proteína animal. Y éste es el punto: la Doña es muy dueña de preferir las acelgas al entrecot, pero se le puede exigir el mismo respeto a los que no comulgan con su dieta que el que les mostramos los omnívoros a los vegetarianos. Haga su trabajo, es decir, asegúrese de que nuestras granjas cumplen la normativa europea y váyase en buena hora con sus ensaladas.
  • Diga él lo que quiera, el Sr. Garzón en este momento es un cadáver político. El cese, de producirse, no llegará hasta que amaine el temporal, porque eso es algo que está en las primeras páginas del Manual del Gobernante. Ya se sabe que la oposición no puede cesar Ministros. Incluso tiendo a pensar, que vista la rentabilidad de las frecuentes declaraciones del Sr. Garzón, es posible que no le interese su cese 

Y es aquí a donde quería llegar

  • En política, como en la vida, los silencios son tan importantes como las palabras. Nada ni nadie obligaba al flamante Ministro de Consumo a explayarse ante un periódico extranjero sobre asuntos que, además, no son de su competencia; menos aún, si lo hace a espaldas de quien sí tiene la responsabilidad sobre esa materia.
  • No es la primera vez que ocurre. Don Alberto Garzón, parece proclive a reflexionar en voz alta sobre todo aquello en lo que cree. Actitud encomiable si se tratara de un erudito, un estudioso, un filósofo o un misionero, pero cuestionable si se trata de un Ministro en activo, miembro de un gabinete de coalición.
  • La lealtad es virtud bilateral: se es leal respecto a alguien. También, respecto a un mismo, sí, pero, además, frente a otro. Algunos de los problemas que sufre el Gobierno, y que han de pagar las formaciones que lo integran, los ha creado Alberto Garzón. Culpar a quien, según él, malinterpretó sus declaraciones, o las convirtió en bulo es desconocer la perogrullada de que si hubiera estado callado nadie habría podido tergiversar su silencio. 

Mi resumen

  • Las diferencias entre ganadería extensiva y macrogranjas son evidentes y conocidas, y  las condiciones de operación de unas y otras están reguladas por en Europa y en España. Si un Ministro cree que hay modificar las normas, debe plantearlo y pelearlo en el Gabinete, no en un medio de prensa extranjero.
  • En política, como en cualquiera otra actividad, los errores los debe pagar el que los comete. La imprudencia es siempre peor que el silencio. Garzón es culpable de los problemas creados a su Partido, a su Gobierno y a España. Debe irse a su casa. Y si no se va, alguien debería ayudarle a encontrar el camino. Ya saben quién.
  • Puras divagaciones. En Gobiernos de coalición, aquí y en Antofagasta, el socio minoritario ostenta mayor capacidad de maniobra del que se deduce de su peso parlamentario, porque sabe que la ruptura conduce a elecciones anticipadas, algo que en este momento sólo interesa a la oposición; así es que tendremos Garzón para una temporada de duración incierta.
  • Al debate sobre qué debemos comer cada uno le sobra pasión y le falta, como en tantas otras facetas de la vida, sentido del humor. Por lo que a mí se refiere, sigo prefiriendo el chuletón gallego, el lomo alto de retinto y la presa de cerdo ibérico al entrecot de algas y gérmenes de avena. Pese a todo, no tengo el menor problema en compartir un té con pastas con un vegano.



sábado, 8 de enero de 2022

 6 de enero de 2021: el asalto al Capitolio

Bochorno, vergüenza, indignación

Ha pasado ya un año de aquellas asombrosas imágenes que conmocionaron al mundo. Miles de energúmenos, unos disfrazados, enarbolando banderas otros, armados rudimentariamente los más, desbordaron la tímida resistencia de los escasos agentes del orden que protegían el templo de la democracia estadounidense y destrozaron lo que encontraron a su paso.

Pudo haber sido peor, pero fue terrible: una turba enardecida por un pequeño grupo de irresponsables profesionales, convencida de que el Partido Demócrata les había robado el poder, decidieron recuperarlo por la fuerza. Su ídolo venía pregonándolo sin cesar desde que primero las urnas y después los tribunales amenazaron con sacarlo de La Casa Blanca.

La astucia y la decisión de uno de los guardianes del Capitolio permitió la evacuación de los Congresistas que estaban en sus despachos cuando empezó el asalto. Pudo haber sido peor: una tragedia de la que, de haber ocurrido, es dudoso que el país se hubiera recuperado. Uno puede seguir preguntándose quién fue el responsable de que el Capitolio no estuviera mejor guardado y de que la llegada de refuerzos no alcanzara a evitar el asalto. Hasta ahora, seguimos sin saberlo.

El caldo de cultivo

Es impensable dar por buena la idea de que el asalto fue el fruto de un movimiento espontáneo. Sólo quien reniegue de la verdad, sólo quien sea él mismo parte de la algarada, sólo quien ponga los intereses que decían defender los bárbaros por delante del mínimo respeto a la evidencia, puede seguir negando la responsabilidad de quien pretendía beneficiarse de tal salvajada, de quien, en definitiva, la alentó públicamente, y se declaró antes, durante y después, agradecido a quienes a punto estuvieron de perpetrar la más grotesca versión de un Golpe de Estado que conoce la Historia.

Es muy fácil recordar ahora los alegatos incendiarios de quien acababa de perder las elecciones presidenciales después de los comicios más concurridos de la historia. "Nos han robado", "el fraude ha sido masivo", "defendeos ahora, o lo lamentaréis más tarde". Su efecto fue demoledor. Tanto que demostró sin margen para la duda que para el perdedor, era preferible acabar con la democracia en su país, que tener que abandonar su residencia.

No obstante soy de los que piensan que todo empezó bastante antes. Fue George Bush Jr. quien polarizó la sociedad norteamericana. Un George Bush que impuso al mundo su mentira de las armas de destrucción masiva, con la complicidad de otros desaprensivos como él. Un George Bush, que, no lo olvidemos, llegó al despacho oval dejando tras de sí un sospechoso tufillo a prácticas electorales irregulares. Un rosario de impugnaciones, fallos y revocaciones alrededor de los resultados en Florida, cuyo Gobernador, ¡vaya, hombre!, era el hermano pequeño del candidato. Se trata de aquel personaje que se dejó caer por España para agradecerle a "Mr. Ánsar, Presidente de la República Española", el apoyo plasmado en la foto de Las Azores, mientras, guiñando un ojo, nos prometía una parte del pastel a repartir cuando hubiera que reconstruir Irak. 

Cambiaron el significado de las palabras en relación con los hechos para que se ajustaran a lo que querían que dijeran, como escribía Tucídides hace 1.500 años. Fue entonces cuando se llevó a sus últimas consecuencias la idea de que el Poder pertenece a la gente de orden, a los defensores de la tradición, a la gente blanca, anglosajona y protestante, o sea, al Partido Republicano. Y cuando ya no es posible impedir que los negros, los católicos, los hispanos voten, entonces habrá que recurrir a lo que sea para que todo siga siendo como Dios les ha dicho que tiene que ser. 

El Gran Manipulador

Después de algunos intentos fallidos de poner a algún portaestandarte de esa idea aberrante al frente del país, dieron con Donald Trump.  

Para USA y para el mundo fueron cuatro años de pesadilla. Se rompieron alianzas, se encerraron en ideas que ya eran viejas cuando se formularon, se dio la espalda a la esperanza ¡No, por favor, no me digan que la economía fue mejor que nunca, porque también eso fue mentira! . Fueron cuatro años en los que la falsedad, el bulo, la desinformación, la conspiranoia se convirtieron en monedas de bolsillo. Empezó por cambiarse el nombre a las cosas, las mentiras, ya no eran mentiras; ahora eran realidades alternativas. La que ahora era falsa era la evidencia.

Todo valía, y todo valió hasta el final: se gobernaba por twitter, el Presidente indultaba a sus cómplices, (dicen que llegó a plantearse autoindultarse, si llegaba el caso), sus seguidores creían en universos paralelos, los contrincantes políticos eran demonios, el mundo volvía a ser un espacio poblado por malos y buenos, y la Casa Blanca monopolizó el privilegio de expedir los únicos certificados de bondad válidos en cualquier rincón del orbe. Fue el tiempo de les recetas simplonas para resolver problemas cada vez más complejos.

Un año más tarde

Hoy, setenta de cada cien republicanos siguen creyendo que la conjura liberal-comunista les arrebató la presidencia y añoran los buenos tiempos en los que cada mañana, la lectura de la cuenta del twiter presidencial equivalía a la mejor de las oraciones.

Mientras tanto, la justicia, uno de los pocos pilares que ha resistido la embestida del fraude y la mentira, estrecha el cerco al gran farsante lo que hace cada día más necesario que el perseguido logre refugiarse bajo la capa protectora de la Casa Blanca, a costa de lo que sea menester.

No se fíen, porque Donald Trump, fuera de la Casa Blanca, está en peligro de ser tratado como cualquier mercachifle sin escrúpulos, así que no se extrañen de lo que haga para salvar su pellejo, es decir, sus dineros

Sin embargo no han sido George Bush Jr, ni Donald Trump los inventores de tanta fabulación. Dicen que fue Goebbels el que afirmaba que "una mentira repetida cien veces se convierte en verdad". Y en el otro extremo, ocurre lo mismo; como decía Gueorgui Piatakov, "si el Partido lo exige, un auténtico bolchevique está dispuesto a creer que lo negro es blanco y lo blanco es negro". Son las ciénagas en las que el fanatismo ahoga a la razón, las evidencias, los hechos, en definitiva.

Ha transcurrido un año. El ejemplo se ha extendido más de lo deseable; al fin y al cabo el Imperio impone la moda, así es que en muchas provincias ha cundido el ejemplo. ¿Estamos a tiempo de ser nosotros mismos o nos resignaremos a repetir los errores ajenos? ¿Somos marionetas o conservamos la capacidad de pensar?   





sábado, 1 de enero de 2022

 Un buen final

Justo a tiempo

Nueve meses después, como si de un parto humano se tratara, empresarios, sindicatos y Gobierno, han cerrado un acuerdo para regular las relaciones laborales en nuestro país. 

Mucho tiempo, es cierto, pero ni el trabajo era sencillo, ni importa demasiado cuánto han tardado. Si me permiten el símil deportivo, la firma ha llegado en el tiempo de descuento. Ni en el estadio ni en los despachos valen menos los goles o los acuerdos que se logran en el último minuto del tiempo hábil; al contrario: a veces la incertidumbre, la ansiedad por lo incierto del resultado, añade valor al logro.

El 23 de diciembre pasado, primero la CEOE, después la Unión General de Trabajadores y por último las Comisiones Obreras, sellaron y firmaron el acuerdo.

Lo cierto es que necesitábamos dotarnos de una herramienta que resolviera el modo de relacionarse los actores reales del mundo de la producción. Lo exigían ellos y lo necesitábamos incluso los que ya estamos fuera del mercado laboral. Por si fuera poco, también la Unión Europea nos lo exigía; más aún: condicionaba el envío de una remesa de 12.000 millones a recibir el acuerdo que zanjara algunos de los graves problemas de nuestro mercado productivo.


Dónde estábamos

No quiero abrumar a nadie con cifras, pero permítanme recordar algunas penosas realidades.

  • Nuestro porcentaje de desempleados no es el mayor de Europa, pero sí el más desfavorable de los países a los que queremos parecernos. Dentro de esos datos, el desempleo juvenil es absoluta, total y completamente inaceptable.
  • La temporalidad, precariedad si quieren cargarse las tintas, tampoco tiene parangón con la que padecen los diez países más desarrollados de la UE. 
  • Miles de nuestros jóvenes titulados superiores no tienen más remedio que buscar trabajo fuera de España: los formamos aquí pero acaban siendo otros países los que les emplean. Todo un despilfarro de recursos y un rosario de lamentaciones. 
  • Desde que estalló la crisis del 2009, la participación de las rentas del trabajo en el PIB no ha dejado de mermar y la distancia entre los extremos de los perceptores de rentas se ha agrandado. Suene demagógico o no, en los últimos 10 años, los ricos se han hecho más ricos y los pobres lo son más que antes. 

Era, por tanto, bastante natural que se intentaran cambiar algunas de las reglas de juego. Que a la operación se la llamara "derogación de la reforma de Rajoy", o "acuerdo tripartito para regular el mundo laboral" carece de importancia. No se trata de ganar concursos de oratoria, sino de establecer unas reglas en las que los destinatarios estuvieran de acuerdo. Ellos, no los políticos.


Qué se ha cambiado

No he leído aún el texto aprobado en el último Consejo de Ministros, y no pienso hacerlo hasta que pase por el Parlamento. Tiempo tendremos todos de desmenuzarlo.

No obstante, de lo oído hasta ahora, me quedo con lo fundamental:

  • Se ha cambiado menos de la quinta parte de lo que en su día dibujó el Gobierno Rajoy. Habrá quien piense que eso es casi nada. Depende. No siempre cantidad y calidad se parecen. Un sólo ejemplo hipotético: si cambiáramos Monarquía por República y sólo tocáramos esos artículos de la Constitución ¿La habríamos cambiado mucho o poco?
  • Vuelve la "ultraactividad" de los Convenios Colectivos. Es decir: llegado el término de la vigencia de un Convenio, continúa aplicándose hasta que sea sustituido por otro. Eso es lo que ya había sentenciado el Tribunal de Justicia Europeo, y lo que el Derecho Laboral de nuestros socios comunitarios, al menos hasta donde conozco, tiene por norma. Y lo que regía en España desde 1958 a 2012.
  • Los Convenios Colectivos de empresa no podrán establecer condiciones de trabajo por debajo de las que fijen los convenios de sector.
  • Se reduce la posibilidad de abusos en la temporalidad, lo que hará disminuir la precariedad, y se recupera la figura del fijo discontinuo, figura importante en una economía tan estacional como la nuestra. En un país de tabernas, huertas y obras, hay que regular las temporadas. 
  • Se impulsa el contrato por tiempo indeterminado como el modelo más natural para relacionarse empresa y trabajador.

Hay más detalles, desde luego, pero lo fundamental es el sentido general del acuerdo: se apuesta por eliminar los aspectos más desfavorables para una correcta relación empresa-trabajador. 

Los países europeos que están por delante de nosotros basan la competitividad en la inversión, la  innovación tecnológica y la capacitación constante de su mano de obra; no en creer que la única forma de ganar mercado es reducir costes laborales y endurecer las condiciones de trabajo. Esto no es ninguna teoría: es un hecho. Comparen España con los que lo hacen mejor.


Cómo se ha hecho

Y, pese a ser notable la letra del acuerdo, creo que es mucho más importante, decisivo, diría, el modo en que se ha conseguido:

  • Hace nueve meses el Gobierno tenía sus ideas. Pocas han sobrevivido. No importa; o importa muy poco. Lo que de verdad cuenta es que la CEOE, Comisiones Obreras y la UGT están de acuerdo en cómo tienen que establecerse las relaciones entre las fábricas y los obreros, los bares y los camareros, las obras y los albañiles, los dueños del  tomatal y quienes recogen los tomates.
  • Esta vez sí ha habido consenso. Esta vez, todos los que negociaban han firmado el mismo texto. Eso es el consenso. Cada vez que oigo hablar de "consenso mayoritario", me dan ganas de aclararle al dicente que ni una mujer puede estar "un poco embarazada", ni un acuerdo puede lograrse por amplio consenso: o se está embarazada o no, o firman todos o no hay consenso, según la RAE "el acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos". 
  • Ahora, allá cada cual con su forma de sentarse ante el televisor, usted puede encender una vela para que el Parlamento tumbe el acuerdo (basta con que el independentismo se sume al PP), puede frotarse las manos porque el Gobierno ha fracasado en su propósito de "derogar" la reforma de Rajoy, o puede brindar por el éxito de quienes se han puesto de acuerdo para seguir adelante y, de paso, desbloquear unos fondos que no creo que vengan mal a nadie ¿O tampoco eso cuenta?

Por lo que a mí respecta, y en la medida en la qu también soy parte afectada, por lejano que esté ya del mundo productivo, agradezco a los actores que han intervenido el acierto con el que han desarrollado su papel: CEOE, UGT, Comisiones Obreras y quienes han representado al Gobierno, han sabido estar a la altura de las circunstancias. Muchas gracias.


Faltan pasos

Siempre falta algo. Ahora tendremos que esperar a que el Congreso valide o no el Decreto Ley que ya está en el BOE. Y cuando el resultado depende de nuestra clase política…

Una cosa es lo que a la gente normal le gustaría y otra lo que vaya a pasar. Digo yo, que si se trata de establecer las reglas de juego entre empresarios y trabajadores, y unos y otros ya han dicho lo que quieren ¿hay muchas más cosas que decir? ¿No es eso lo que siempre hemos dicho, que queríamos, dar protagonismo a los Agentes Sociales? ¿Qué más tendría que haber hecho el Gobierno aparte de mandar al desván sus intenciones derogatorias?

Defiendo el derecho de cualquier ciudadano a pensar como quiera e incluso a decir lo que estime pertinente. Pero como yo también soy ciudadano, éstas son algunas de las cosas que se me ocurren cuando oigo a unos y a otros.

  • Me parece miserable tratar de sacar tajada, otra más, de la necesidad de apoyo del Gobierno, para acabar cambalacheando el refrendo a algo con lo que se beneficia a quienes dicen ser su prioridad. No digo que vaya a pasar, pero el Sr. Rufián y alguien, no recuerdo quién, en nombre de Bildu, ya lo han dicho. En pasillos, pero lo  han dicho; y como el gato escaldado del agua fría huye…
  • Daba yo por sentado que, en general, las organizaciones de empresarios simpatizan con la derecha y los sindicatos con la izquierda. Lo que no sabía es que los Partidos de derechas, cuando alinearse con los empresarios supone hacerlo con el Gobierno son capaces de enmendarle la plana a sus votantes y financiadores habituales.
  • Veo a figurones políticos tronando contra el acuerdo y no puedo evitar recordar que ninguno de ellos ha sido jamás empresario (o sea, nunca se ha jugado su dinero) y, en la mayoría de los casos, tampoco ha sido trabajador o empleado por cuenta ajena. Viven desde hace tiempo del erario público. ¿Creen que están más capacitados que los patronos y los obreros para decirles cuál es el camino del bienestar de unos y de otros?
  • La exageración, la sobreactuación, la descalificación, el insulto ¿seguro que es el camino más corto de la calle Génova a La Moncloa? Un sólo ejemplo: Nadia Calviño "la peor Ministra de Economía de la Historia de España", acaba de ser elegida por la Unión Europea para el puesto de Presidenta del Comité Monetario y Financiero del FMI. Debe de ser por su desastrosa trayectoria en el Gobierno de España. 

Para terminar

  • "No te pongas en el lado malo de un argumento simplemente porque tu oponente se ha puesto en el lado correcto". (Baltasar Gracián).
  • Que todos ustedes despidan bien el año y reciban del nuevo lo que el pasado nos negó: salud, dinero y concordia.