sábado, 31 de diciembre de 2022

 Lo que hemos dejado atrás

El caballo bermejo volvió a cabalgar, esta vez cerca de casa. ("Al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros" Apocalipsis). 

La caduca civilización occidental cerró filas y dejó en pausa rencillas estériles. Alguna vez, en el futuro, quizás alguien lleve a cabo un ejercicio de autocrítica, pero ese día aún no ha llegado.

Justo en nuestra frontera norte, Macron volvió a dejar a la ultraderecha fuera del Elíseo. Muchos respiraron aliviados y otros lloraron.

Algún tiempo después, las tornas se invirtieron cuando Giorgia Meloni, con Berlusconi y Renzi de maricahis, se instalaron en el poder, en la siempre imprevisible Italia

Las mujeres afganas verifican cada día a su costa que el pasado puede volver y que en su infierno no hay pausa prevista.

La energía escala precios inimaginables en todos los puntos cardinales; como de costumbre, más padece el que menos tiene.

El Planeta soporta el estío más tórrido del que se tiene noticia. Luego, las lluvias anegaron países enteros. No hay cambio climático, pero el clima no es el que conocíamos.

Ciento veintidós mil hectáreas de suelo español fueron pasto de las llamas. Ahora se habla de "incendios de tercera generación".

Putin cierra la salida de Ucrania al Mar Negro y amenaza con matar de hambre a docenas de millones de seres humanos.

La muerte, puntual, acaba con el mito de la inmortalidad de Isabel II de Inglaterra. Los fastos funerarios habrían ameritado un Homero para legar los fastos a la eternidad.

En Irán la policía de la moral acaba con la vida de una joven que llevaba mal puesto el velo. Las protestas continuan meses después. Aún hay esperanza. 

Boris Johnson, por fin, dimite; Liz Truss, la gran esperanza blanca, lo sigue cuarenta y cinco días después. En el Reino Unido, nada va bien. No, no parece que el brexit haya sido buena idea.

Jair Bolsonaro pierde frente a Lula da Silva; al más puro estilo Trump, el derrotado niega la evidencia y amenaza con resistir. Sus seguidores se encienden; el ejército se desentiende.

Pedro Castillo intenta disolver el Parlamento peruano y termina detenido por sus escoltas. La inestabilidad del área andina sigue creciendo.

Más al sur, la justicia argentina se pronuncia en contra de Cristina Fernández de Kirchner. Sus huestes y varias ministras de Unidas Poemos claman contra la dictadura de los togados. El resto del mundo verifica que, hasta para los mitos, todo tiene un límite.

Y del otro lado del Río Grande, Antonio Manuel López Obrador insiste en que Felipe VI debe pedirle perdón, en vez de disculparse él mismo por haber nacido.

El cerco de la justicia norteamericana a Donald Trump se estrecha. Hasta los jueces que él nombró le vuelven la espalda Él y cientos de miles de fanáticos insisten en la conjura del Nuevo Orden Mundial contra su inocente líder.

Siria, Yemen, Somalia, Mali, Sudán siguen desangrándose en guerras interminables que poco o nada interesan en el civilizado occidente cristiano. Kurdos, rohingyas, huigures o palestinos también siguen cayendo bajo las balas. Y tampoco parecen merecer nuestra compasión; están tan lejos…

Lionel Messi levantó el trofeo del mundial de fútbol en Catar mientras Rubiales cambiaba de seleccionador español. A rey muerto, rey puesto. 

Benedicto XVI, el Pontífice Emérito, fallece con el año, poco después de las 9 de esta última mañana del 2022.

Y España espera las doce campanadas escindida entre quienes optarán por el vestido de la Pedroche y los que preferirán las galas de la Obregón.


Feliz 2023.

 







 2022: los claroscuros de un año moribundo

El difícil balance del año español

No, no es fácil saldar cuentas con el 2022. Perdidas en la memoria las imágenes lejanas de cadáveres insepultos esperando turno sobre pistas de hielo, el ulular constante de las sirenas de las ambulancias, superados los peores efectos de la crisis subsiguiente, el año que agoniza creo que ha sido, en resumen, mejor que sus predecesores, cuando nos cercaba la angustia, la incertidumbre, el miedo.

El año que acaba heredó algunas disputas políticas enconadas, muchas de las cuales tienen más que ver con luchas intestinas por el poder dentro del propio Partido que con discrepancias ideológicas con los contrincantes naturales; broncas sesiones parlamentarias en las que parecía que hubiera un trofeo en disputa para el que encontrara un insulto más contundente, confrontaciones institucionales que no sólo no se han superado sino que siguen más virulentas que nunca. Un dislate, en suma, que resta puntos a nuestra poco rodada democracia. 

Pese a todo, el año que termina cierra la contabilidad en números negros. No es más que mi opinión, por supuesto, y, en todo caso, cerca ha estado de acabar con pérdidas.


¿Constitucionalista?

Durante estos últimos doce meses hemos seguido asistiendo al frecuente intento de secuestrar términos que no permiten tantas exclusiones como algunos creen. Constitucionalista, por ejemplo. 

  • El único momento en que podría haber tenido algún sentido cobijarse bajo ese paraguas fue de octubre de 2017 a junio de 2018, cuando PP, PSOE, Ciudadanos, UPN, Foro y Coalición Canaria  apoyaron la aplicación del Art. 155 a Cataluña a propuesta del Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Y no tanto por lo que hicieron los que apoyaron la medida, como por la actitud de aquellos contra quienes iba dirigida, que eran, por contraste, inconstitucionalistas.
  • Ni la fiesta de los toros, ni la bandera roja y gualda, ni mucho menos la Constitución son propiedad de los tres Partidos que insisten en usarla como arma arrojadiza. Vox no comulga con el Título VIII, Bildu, Junts y ERC quieren irse de España, Unidas Podemos se confiesa republicano. Todas esas posiciones caben dentro de la Constitución si su defensa se lleva a cabo por cauces amparados por la Ley, incluyendo la modificación de la propia Constitución, que dista mucho de ser la edición española de las Tablas de la Ley. En resumen, quien quiera ser "constitucionalista", que empiece por cumplir sus preceptos.

El Parlamento, los bloques y sus modos: dos capítulos negativos

  • Los tiempos en los que nuestros parlamentarios hacían gala del ingenio para  dejar desairado al oponente, se han perdido en el olvido. Uno recuerda haber leído ingeniosas réplicas durante la II República, a cargo de Indalecio Prieto, o de José María Gil Robles, por ejemplo. Y durante la transición, cuando se sentaban las bases de lo que ahora más de un advenedizo cuestiona, Manuel Fraga o Alfonso Guerra, Santiago Carrillo o Federico Trillo demostraron que el sentido del humor más la cortesía parlamentaria son suficientes para desmontar el discurso de la oposición.
  • ¿Ahora? Tal parece que lo que determina la validez del argumento es el calibre del insulto. Fascista, comunista, dictador, mentiroso, terrorista… Todo vale, porque no se trata de demostrar nada sino de dar que hablar en las redes. Hasta se ha buscado provocar la intervención de la Presidencia del Parlamento para hacer gala de que ni eso basta para callar a un bocazas. Las ganas de emular a Trump o a Maduro, a Putin o a Berlusconi han ido en aumento durante 2022.
  • Desde que se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado, Leyes y más Leyes, atropellándose, tramitadas sin apenas debate, han sido aprobadas en sesiones maratonianas. Puedo entender, que no justificar, las prisas. Convertir en un abrir y cerrar de ojos la sedición en desórdenes públicos, aguar la malversación, tirar para adelante con la llamada Ley Trans, aplicar el sostenella y no enmendalla con la conocida como Ley del Sólo Sí es Sí, es aplicar la conocida receta de Nicolás Maquiavelo: "Las injusticias deben hacerse todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño". En este caso, se trata, nada más, de alejar en el tiempo la aprobación de algunas de estas normas y las convocatorias electorales del año que entra.

La oposición, a lo suyo

  • Si escuchan a Santiago Abascal, a Isabel Díaz Ayuso, a Inés Arrimada, comprobarán que el Presidente del Gobierno ha mutado de ilegítimo y okupa, a dictador. Es el nuevo mantra, así como el modo de evitar la deriva autoritaria es convocar elecciones generales ya. El problema es que adelantar las elecciones es prerrogativa del Presidente del Gobierno, no de la oposición, así es que el señor Feijóo, que por cierto insulta mucho peor que Casado, pierde el tiempo. Al menos no ha caído en la trampa de sumarse a Abascal con su idea de la segunda moción de censura; alguien le habrá dicho que, contabilizados los votos, Sánchez seguiría en su puesto y él y no Abascal sería el perdedor. 
  • No así la Srª Arrimadas, que, ignoro por qué, en esta ocasión hace tándem con Vox. ¡Pobre! La pugna por mantener el liderazgo de Ciudadanos frente a Vals debe tenerla un tanto desorientada. Acaso la imagen más representativa del momento que atraviesa su Partido es cierta fotografía vista en la prensa de los dirigentes del Partido en Alicante reunidos ¡en un McDonald’s!

El Gobierno de coalición

  • Ha tenido que remar en aguas bravas y no por su voluntad: sería injusto imputarle al Gobierno o a cualquiera de sus socios la pandemia, la crisis económica que provocó o la guerra de Ucrania. Ni siquiera creo que nadie se hubiera atrevido a cargar tales acontecimientos en la cuenta del Sr. Zapatero si es que hubieran ocurrido bajo su mandato. Así que a la hora de valorar lo que haya hecho o dejado de hacer este Gobierno, recuerden las circunstancias en las que se movió.
  • Es un hecho que la coalición se fraguó apenas apagados los ecos de la frase de Sánchez sobre lo mal que habría dormido de aliarse con Pablo Iglesias. Dijo blanco e hizo negro. Otra vez Maquiavelo: "El Príncipe siempre encontrará razones para incumplir sus promesas". En todo caso ¿alguien ha pensado qué podría haber exigido el PP del PSOE para dejarlo gobernar (recuerden que fue el Partido más votado) si renunciaba al apoyo de Unidas Podemos, Bildu o ERC? ¿Verdad que estos últimos tres años habrían sido más apacibles?
  • Una vez constituido el Gobierno, legítimo guste o no, lograr la estabilidad es un bien en sí mismo. Sé que hay quien piensa lo contrario: que día que pase Sanchez en su sillón es un drama y que cualquier camino es válido con tal de tirarlo por la ventana. Sin embargo, me inclino a pensar que mantener la normalidad electoral es una buena costumbre. La coalición, ya lo verán, seguirá gobernando hasta pasadas las autonómicas.

El Consejo de Ministros ¿nido de víboras o camarote de los Hermanos Marx?

  • Unidas Podemos está hecha añicos y para el PSOE sería muy fácil profundizar en las contradicciones internas del socio minoritario. En la mejor tradición de la izquierda, están todas contra todas: Yolanda Díaz pierde fuelle, y Montero trata de alzarse con el santo y la peana, si la Belarra no tira por la calle de el medio. ¿Qué fue de las previsiones de Don Pablo? ¿Atado y bien atado? ¡Ni Franco después de 40 años lo consiguió! (Incluso acabaron desenterrándolo). El destino histórico de los triunviratos es bien conocido: dos de los triunviros acaban en la tumba antes de tiempo. No obstante, Sánchez no pisará ese acelerador porque no puede descartar volver a necesitar socio si la suma de las dos derechas y pico no alcanzaran la mayoría suficiente para gobernar. Pero eso es futuro y estamos hablando del fin de este año.
  • Si comparamos España con nuestros socios europeos, los resultados hablan de una gestión de la pandemia menos mala que la de los demás, teniendo en cuenta que cuando todo empezó nadie sabía lo que tenía entre manos y que, por otra parte, algunos contaban con más medios que nosotros. Las medidas tomadas en el terreno económico, entonces, salvaron cientos de miles de empleos. En resumen, salimos del agujero antes y mejor que los demás.
  • Hoy, después de la crisis, en plena vorágine energética, con la guerra en las fronteras orientales de la UE, España padece el menor incremento de precios de los veintisiete miembros, la "excepción ibérica" ha resultado eficaz, las cifras de desempleo siguen disminuyendo y el crecimiento del PIB es menor de lo anunciado pero mayor que el de nuestros vecinos. Doña Fátima Báñez acaso se lo hubiera agradecido a la Virgen del Rocío, yo me inclino por anotarlo en el haber del Gobierno.
  • El último Consejo de Ministros del año es otra demostración de la lógica interna del Gabinete: primero se llevan al Parlamento todas las Leyes que van a levantar polvaredas de críticas; luego, de fin de fiesta, se aprueban las medidas que pueden despertar aplausos en lo que UP llama "la mayoría social". 2023 se estrena con sensaciones positivas, y allá, en el horizonte, las municipales, las autonómicas, y las generales. Veremos qué pesa más a la hora de votar, si el recuerdo de Leyes que mejor se hubieran quedado en el limbo o el efecto de las medidas que acaban de aprobarse. 
  • Hay, no obstante, un último capítulo que se presta a interpretaciones ambivalentes. Es una evidencia que Cataluña está menos levantisca que hace tres años, pero las figuras que encabezaron la revuelta siguen recordándonos que no han abandonado sus metas de referéndum y amnistía. ¿Está equilibrado el resultado obtenido con el precio que se supone que el Gobierno ha pagado al independentismo?

El mensaje real

  • Me sonó ponderado y con bastantes mensajes entre líneas, entre ellos la reivindicación de los valores que nos llevaron desde la dictadura a la democracia.
  • Esperaba oír, y así fue, una muy atinada llamada de atención sobre los indeseables desencuentros institucionales, sin atribución de responsabilidades a nadie en concreto. Algún intérprete interesado carga en el haber del Monarca el desbloqueo de la cobertura de vacantes en el Tribunal Constitucional.
  • A Unidas Podemos, ERC, Bildu, Junts y PNV les ha defraudado la intervención de Felipe VI. La tachan de "continuista". ¿Qué esperaban, un canto republicano y secesionista? Porque lo cierto es que sólo habrían aplaudido el anuncio de su abdicación. No soy ningún monárquico fervoroso, pero que a separatistas y republicanos profesionales les disguste lo que diga el Rey es un prueba de que estuvo bien.













sábado, 24 de diciembre de 2022

 Unos días diferentes

Tiempo de concordia

No importan las creencias, los prejuicios, la razón, la fe o la desesperanza, la inmensa mayoría de quienes nos hemos educado en las tradiciones, los usos y costumbres de la civilización occidental, cuando llegan estas fechas, caemos no sin cierta complacencia en lo que el resto del año consideramos una arcaica pesadez. Nos felicitamos unos a otros, nos reunimos con quien se tercie porque así vemos hacerlo a nuestro alrededor, porque nosotros mismos, nos guste o no, terminamos por rodearnos de aquellos a quienes queremos.

Sueñen conmigo, por una vez, que el mundo ha cambiado, que España ha tomado la senda de la cordura, de la cordialidad, de la solidaridad, de la tolerancia; hagan como que dan por hecho que todo va bien, que los nubarrones se han esfumado, que brilla la luz de la esperanza y que, por fin, vivimos en el país con el que siempre hemos soñado.

Lean, pues, lo que escribo a continuación e imaginen conmigo que, por una vez, nuestra España, como un Brigadoon maravilloso, ha reaparecido convertido en la tierra en la que las fuentes manan leche y miel.


Nuestra excelente clase política

Gente extraordinaria que a costa de sus horas de descanso, de sus energías, de sinsabores mal pagados se desvive en su búsqueda constante del bien común. Ni un ápice de egoísmo en sus comportamientos, ni un mal gesto, ni una mala palabra en su trato con sus colegas de otras formaciones, porque parten de la premisa de que aunque sus ideas no concuerden, todos y cada uno creen que su camino es el más corto para alcanzar un futuro espléndido.

  • Don Roberto Alcázar, por ejemplo, ese líder apasionado que encabeza el Partido que es la quintaesencia de las tradiciones: los moros son el enemigo, la homosexualidad es un atentado a la naturaleza y España ha sido, es y será, una grande y libre por los siglos de los siglos. ¡Qué elegancia la suya cuando sube al estrado, qué temple en sus cultos y educados debates con los representantes de los demás Partidos! ¡Qué tranquilos deberíamos estar todos sabiendo que el guardián del pasado vigila bajo las estrellas! 
  • Don Álvaro Ferreiro, sin ir más lejos, el gallego que abandonó su tierra, su cómodo sillón allá entre las brumas del fin del mundo para acudir presuroso a aliviar las dificultades de su formación. ¿Qué más se le puede pedir? Tomó tierra en Madrid anunciando que se habían terminado los insultos (¡Con qué alivio respiramos todos!) porque él había venido a hablar de economía. ¿Alguien puede recordar alguna de sus intervenciones en las que no haya hecho una sosegada, fundamentada y educada crítica a postulados económicos sostenidos por el Gobierno? ¡Qué gusto haber vuelto a la cortesía versallesca que tanto echábamos de menos! ¡Qué tranquilidad saber que hay una alternativa, un programa sólido como recambio al actual!
  • ¡Y Doña Elizabeth, la gran esperanza blanca, la llamada a suceder a preclaras damas de su formación que tan mal han sido comprendidas en tiempos pasados! Asombrosa su capacidad de síntesis, su arte sin igual para resolver los más complejos problemas en una sola frase ("Libertad o socialismo", "Madrid no se cierra", "Hay que dar propinas generosas") con lo que ello implica de ahorro de medios, de energía, de discusiones bizantinas. La vemos y pensamos en ella como la sucesora de Isabel La Católica. ¡Y cuánta templanza a la hora de esperar paciente su momento, la llegada del día en que, por fin, su Partido la postule como candidata a la Presidencia del Gobierno! La vemos a diario y sigue pareciéndonos un milagro, un regalo de los dioses a los madrileños (por el momento, que día llegará en el que el resto de España pueda disfrutar de su simpar donaire, de su gracia tan cercana al contribuyente) ¡Y qué pesaditos los médicos, incapaces de comprender la altura de miras de la Presidenta! 
  • No olvidemos a Doña Agnes, aunque no esté pasando por su mejor momento. Todos sabemos lo ingrato que puede llegar a ser vivir con la vocación de bisagra orientando tus desvelos. Qué arduo tiene que resultar apoyar hoy a quien está a tu izquierda para mañana compartir mesa y mantel con quien se sienta a tu diestra, y, hasta en un alarde de "bisagrez", sumarte a las tesis de quien se ubica un par de leguas a tu derecha, poniendo todo tu entusiasmo a favor de algo tan sensato, tan dentro de la lógica parlamentaria, como pregonar una moción de censura aunque sepas, que lo sabes, que los números no cuadran. ¿Qué es la fría matemática frente a un ardiente corazón? ¡Y aun hay quien dentro de sus filas osa disputarle, ingrato, el liderazgo! Gracias, gracias doña Agnes por tan lúcido transcurrir por el proceloso mar de la política.
  • ¿Cómo olvidar al Lindo Don Diego? El hombre que no ahorra esfuerzos para volar a bordo del Falcon de Bruselas al Coto de Doñana, del Coto de Doñana a Barcelona para escuchar con tanta frecuencia más insultos que alabanzas. ¡Qué hombre tan atareado! Hoy toca desenterrar momias y mañana perdonar sediciosos; cuando no está en Bélgica tratando de abaratar la energía, puede encontrársele en su despacho intentando contentar a tirios y troyanos, mediando entre sus mismos colaboradores que no parecen capaces de ahorrarle un disgusto. Ha logrado que nuestros precios suban menos que los de nuestros vecinos, pero, ya lo verán: el público municipal y espeso, nosotros, aun le afearemos el compasivo trato que pretende dar a quienes malbaratan caudales públicos sin quedarse ni un céntimo para ellos.
  • ¿Y quién negará el insustituible papel que desempeñan en la comedia nacional las que algunos llaman "Las Tres Gracias"? Tan iguales en condición y tan diferentes en sus modos de hacer política: la una obsesionada con la defensa de los que son diferentes (¿qué de malo tiene, digo yo, enamorarse de una oveja churra? ¿Por qué hay que mirar con malos ojos al ciudadano que se siente varón hasta mediodía y comadreja al levantarse de la siesta?); la otra, vigilante de las esencias de lo que fue Podemos y empeñada en que lo que cuenta es seguir Unidas, ya se verá para qué; la tercera, ¡ah la tercera! Reina de los acertijos, Trata de poner en marcha un movimiento que no es Partido, pero al que pueden sumarse los Partidos, siempre que no estorben al movimiento. Y, por encima de todo ¿no es conmovedor verlas fingiendo pelearse cuando de todos es sabido que son el primer caso de triunvirato que no aspira a deshacerse de los (las en este caso) otros dos integrantes (piezas, mejor dicho) de la fórmula?

No quiero alargar más la nómina de servidores públicos hablando ahora de tantas y tantos mujeres y hombres que consumen su vida defendiendo los unos tal o cual territorio que aspiran a que vuele sólo, los otros a que su patria chica adquiera carta de ciudadanía y salga del olvido. No voy a hablar de ellos porque, sobre todo entre los primeros, hay quienes, cosas que pasan, no han logrado el menor signo de reconocimiento por una buena parte de mis lectores. Se ve que, pese a sus denodados esfuerzos, no ha habido forma de que hayan caído en el olvido algunas páginas turbias de la historia reciente de sus predecesores. Falta de grandeza de espíritu por nuestra parte, casi con toda seguridad.


Culiparlantes y deshacedores de entuertos

¿Y qué decir de nuestros parlamentarios? ¿Qué reproche puede hacerse a ese conjunto de mujeres y hombres, padres (y madres, supongo) de la Patria que se dejan la piel y las cuerdas vocales a diario defendiendo sus puntos de vista, sin que sesión tras sesión se les oiga ni una palabra mal sonante, ni un insulto siquiera insinuado, ni una descalificación? ¡Y qué manera de trabajar, qué fin de año tan atafagado! Leyes que se empujan unas a otras, atropellándose porque el tiempo se acaba y hay que terminar 2022 con la agenda limpia, con los deberes hechos. ¡Y hasta no faltan ciudadanos desconsiderados que luego les afean sus conductas porque los resultados de algunas leyes son sorprendentes, como si no supiéramos que hay ministras dotadas del don de la infalibilidad y que son los jueces los incapaces de salirse del estúpido carril de la letra de la Ley, porque, sencillamente, desconocen qué diablos es la "perspectiva de género" y cómo debe uno armarse de ella para sentenciar lo que el tiempo presente exige y no lo que dice la Ley por muy recientemente que haya sido elaborada 


No quiero terminar este post sin dejar constancia de la deuda que todos nosotros hemos contraído, seamos conscientes o no, con el ejemplar comportamiento de esos santos laicos, esos héroes del silencio (no, estos no tocan instrumento alguno), esos paladines de la justicia que tienen su sitio en instituciones básicas para el convivir amigable de todos nosotros. Me refiero, como mis sagaces lectores habrán ya supuesto, a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, y, camino van de emularlos, a quienes se sientan en el Tribunal Constitucional ¿Ustedes han conocido dedicación igual, comportamientos tan ejemplares de quienes están dispuestos a continuar en sus puestos más de cuatro años después de haberse ganado el más merecido de los descansos? No ¿verdad? Pues, pásmense: conozco a un desagradecido que le da la razón a Bertolt Brecht cuando en "La Ópera de cuatro cuartos" uno de los perdularios que saca a escena dice aquello de que "Los jueces son incorruptibles: ni por todo el oro del mundo son capaces de cumplir con su obligación".


Se acabó

En fin, amigos, espero que reconfortados con estas optimistas aunque un tanto atrabiliarias frases, afronten las festividades que nos rodean con el mejor ánimo posible.

¡Feliz 2023!



 













miércoles, 21 de diciembre de 2022

 El Mundial de Catar

Catar y su circunstancia

Un pequeño país asiático, una península ardiente adherida al sureste de Arabia Saudita, 11.580 km2, o, lo que es lo mismo, 3.224 km2 menos que la provincia de Teruel: eso es Catar 

Un refugio secular de piratas convertido en estado independiente desde 1971 que, según el FMI, disfruta del 5º PIB per capita más alto del mundo: 82.887 $ frente a los 293 de Burundi, los 2.794 de Bangladés, origen de buena parte de la mano de obra inmigrante que trabaja en Catar, o los 29,198 de España que ocupa el puesto 40. Las tres cuartas partes de su territorio son estériles, pero frente a sus costas los fondos marinos atesoran las terceras reservas de gas más importantes del planeta. Eso también es Catar.

De los poco más de 2.640.000 habitantes del país, sólo medio millón ostentan la condición de ciudadanos de pleno derecho. Todos ellos están exentos de pagar impuestos. El resto… El resto depende, que no es lo mismo andar por allí como turista chino, como técnico informático hindú, como asesor financiero suizo o como obrero de la construcción keniano o bangladeshí.

Catar, una monarquía absoluta teocrática, un país en manos de una familia que ya ostentaba el poder antes de la independencia; un régimen que prohibe los partidos políticos o los sindicatos, cuya máxima concesión a las mujeres es dejarlas conducir, que no conoce lo que son elecciones, que carece de Parlamento (sólo cuenta con una cámara consultiva, un tercio de cuyos componentes son designados por el Emir) y que puede castigar la homosexualidad con la pena de muerte. 

Catar, el país, dueño de la cadena de televisión Al Jazhira, a veces órgano de expresión del terrorismo islámico, de cuya financiación ocasional también se ha acusado al Gobierno catarí, hace unos años compró, esa es la palabra menos comprometedora, la organización del Campeonato Mundial de Fútbol que terminó el domingo pasado.


Catarí que te vi

Gianni Infantino, el italo suizo presidente de la FIFA,  Aleksander Ceferin, el esloveno presidente de la UEFA, y la mano de jerarcas futboleros nacionales de la que forma parte nuestro Luis Rubiales, no sólo han estado de acuerdo, sino que se muestran encantados de lo conseguido gracias a su gestión. 

Han tenido que suspender la mayoría de las competiciones nacionales, han  transigido, como no podía ser de otra manera, con el acatamiento de normas legales locales más propias del medievo que de los tiempos que corren, han hecho causa común con los organizadores y han colaborado en reprimir cualquier manifestación de disidencia que pudiera llegar a molestar a los organizadores del evento. 

Incluso, en algún momento, los hemos visto y oído extasiarse ante las maravillas arquitectónicas levantadas de la noche a la mañana para albergar los partidos. Debajo de las gradas de esos espectaculares estadios ha quedado el sudor de decenas de miles de trabajadores emigrantes sometidos a una legislación laboral más cercana al vasallaje feudal que al Derecho del Trabajo del siglo XXI, y la sangre de más de seis mil ¡Seis mil! accidentados, víctimas mortales de la falta de medidas de seguridad. ¿Qué más da? Es de suponer que más de un familiar del Emir, más de un jerarca federativo, respiraría aliviado al leer la noticia: por suerte, ninguno de los fallecidos era ciudadano catarí (Por cierto, me viene a la memoria aquella pifia histórica, si es que alguna vez fue escrita, del gacetillero a sueldo de cierto diario un tanto conservador, que, conocida la extracción social de los fallecidos en el accidente del expreso de Anadalucía telegrafió: "Afortunadamente, todas las víctimas viajaban en tercera"). 

Voceros afines al contubernio petro-federativo se hacen lenguas de los increíbles avances que en materia de derechos humanos se han conseguido gracias a que el balón ha rodado sin parar durante las últimas semanas en el secarral catarí. A ninguno de ellos les oído comentar que inmigrar a Catar implica estar en manos del avalista que se queda con tu pasaporte, fija tu salario que puede variar a su antojo, establece la duración de la jornada, suministra tus medios de subsistencia al precio que él decide y puede expulsarte del país a a su antojo. No, no les oído escandalizarse de estas reglas tan parecidas a las que regulaban la vida de los siervos de la gleba hace siete siglos. 

La verdad es que uno no debería extrañarse demasiado. Al fin y al cabo, siguiendo la estela de lo ocurrido en años anteriores, la Final de la Supercopa de España 2022 se celebrará en el estadio Rey Fahd, situado en Riyadh, Arabia Saudita y, si recuerdan, a punto hemos estado de ver un partido de la liga española en Miami. ¿Raro? ¿Por qué? Sólo son negocios. 

Y es que encontramos interesados en que lo de Catar se haya producido donde menos te lo imaginas. Vuelve a ser cuestión de dinero: cualquier club que ceda jugadores para participar en el Campeonato del Mundo, recibirá 10.200 € por cada día que uno de sus jugadores permanezca en competición. Así que si un club español de los que no andan con sus finanzas boyantes, que los hay, tiene en sus filas, por ejemplo, jugadores croatas, marroquíes, argentinos, franceses de los que han llegado a la final de consolación o la grande, que los tiene, habrá echado el guante a un fondo suculento, suficiente como para salvar la temporada.


Doña Pura y sus acólitos

La llamo "Doña Pura", tratando de ironizar sobre su poco virginal, menos honrada y nada impecable conducta. Se llama Eva Kaili, es diputada del Parlamento Europeo, y es griega (y bastante guapa, aunque me temo que la legislación belga no contempla esa circunstancia como atenuante).

Bien, pues esta ciudadana, griega, guapa, diputada que hasta el miércoles pasado era vicepresidenta del Parlamento Europeo, ha sido destituida de su cargo, detenida por la policía y puesta a disposición de la judicatura, acusada de haber sido sobornada por Catar por defender sus intereses más allá, se supone, de lo que cabe en las leyes. Por tratar de influir en las decisiones comunitarias a favor del emirato, en definitiva.

Trincona, patosa y paleta, se ha dejado sorprender con el producto de su delito, en billetes contantes y sonantes (¿Será amiga de alguno de los implicados en la Operación Malaya marbellí?). Sus cómplices, cuyos nombres les ahorro, también han sido igual de bobos y también han seguido el mismo camino. Guardar en maletines o en bolsas de basura el producto del delito en tiempos de las criptomonedas y los paraísos fiscales tiene un cierto tufillo tan arcaico como los usos y costumbres del sobornador.  

O sea que ahora las cosas empiezan a casar. "Aquí todo se explica, no es como en caballería", como se decía antes. Porque si la larga mano de los petropoderosos cataríes no se para en barras y anda comprando ex diputados y vicepresidentas bolsa de dinero en mano ¿Tan raro sería suponer que la lista de los corruptos aún está por cerrar? 


Sólo un par de comentarios, para terminar

En este escándalo, sin embargo, falta una pieza para cuadrar el caso. Es delito admitir sobornos, pero también lo es comprar funcionarios. No hay lo primero sin lo segundo, pero no se hagan ilusiones porque esperarán en vano que nadie vaya por ellos: todos los países que pudieran poner el grito en el cielo compran gas catarí, así es que darán por buenas las justificaciones del Emir dueño y señor del país que vende hidrocarburos y unta diputados… y lo que se tercie.

Casi se me olvida: este post iba del Campeonato Mundial de Fútbol, así es que no quiero dejar en el olvido que la selección española, como saben, tuvo que volverse pronto. Visto y oído lo que hicieron nuestros representantes, la Federación ha cambiado de seleccionador y a otra cosa. ¡Ah! El campeonato lo ganó un tal Lionel Messi, o sea, Argentina. Sus seguidores llorarán y reirán emocionados durante cuarenta días y cuarenta noches.

 


   


sábado, 10 de diciembre de 2022

 Cuarenta y cuatro años después

El penoso tránsito desde la esperanza a la desazón

¡Cuarenta y cuatro años! El martes la Constitución Española cumplió cuarenta y cuatro años. Recuerdo que aquella lejana mañana de diciembre acudí a votar a primera hora, como si hacerlo más tarde fuera una muestra de desinterés. Era una mañana soleada y en muchos balcones lucían banderas españolas.

Siete hombres sabios habían redactado un texto que resumía el alma del tiempo nuevo. El ponente conservador aceptaba que España era la suma de identidades culturales con una compleja historia de desencuentros a sus espaldas. El comunista, daba por bueno que la España que llegaba se constituía en Monarquía y que la propiedad privada era un dogma. Los demás, socialistas, centristas, y periféricos, estampaban sus firmas en un texto tan imperfecto que ha soportado, mejor que peor medio, siglo de andadura. La recién nacida terminaría siendo la Constitución más longeva de nuestra historia.

Fue un día grande. Algunos soñábamos que estábamos haciendo historia. Creíamos que dejábamos atrás el odio y la vergüenza; la sed de venganza y el ánimo de revancha; estábamos convencidos, en resumen, de que el futuro había empezado y que era nuestro.

El texto gozó del favor popular. Por extraño que parezca ahora, las cuatro circunscripciones catalanas y las tres vascas, dieron su aprobación por holgadas mayorías. Las cuatro catalanas, en concreto, votaron "sí" por encima de la media nacional: así fue, y así consta.  

Eso era entonces. Hoy, cuarenta y cuatro años más tarde, el desencanto, el hartazgo, el desasosiego, son el fruto indigesto del lento proceso de degradación que nos hemos regalado entre todos. Unos a ciencia y conciencia, otros, los más, por desidia. Incluso hay quienes tratan de responsabilizar a la Constitución de nuestro precario equilibrio inestable actual. Gentecillas nacidas a la política anteayer, enjuician y hasta se permiten condenar el modo en el que fuimos capaces de salir de un sistema que nos mantenía aislados del mundo, y aterrizar en otro, gracias al cual ellos medran ahora.

Todo ha cambiado y nosotros también. ("Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", escribía Neruda). El paso de los años puede darte o no cordura, pero es un hecho que te resta energía. No importa cómo quisiéramos que ahora fuera España, a ciertas edades dudamos de nuestra capacidad personal para empujar en la dirección que soñamos. Por eso, a veces, nos mostramos demasiado pesimistas.

No nos falta razón; las líneas de fuerza que ahora vertebran el país han cambiado: la búsqueda del consenso se ha sustituido por la descalificación del oponente, que es tratado como enemigo aunque uno y otro presuman de buscar nada más el bien común. 

Prima el atajo, la vía rápida de acceso al poder, o, más exactamente, a lo que creen que es el poder. Y si se hurga bajo la primera y más superficial capa de la realidad podríamos preguntarnos qué parte de nuestra clase política sigue creyendo en los principios esenciales de la democracia. O lo que es lo mismo ¿Dónde están los demócratas?  


El Poder Judicial, deseado e insumiso

El respeto al principio básico de la división de poderes, por ejemplo. El delicado equilibrio, el juego de contrapesos que debe garantizar el armónico desarrollo de la vida pública es la piedra angular del sistema. ¿Creen en ese principio nuestros políticos?

Nadie osa ponerlo en cuestión, al contrario: todos están en condiciones de echarle en cara al resto su escaso respeto por, por ejemplo, la independencia judicial. ¿De verdad creen en lo que dicen? "Por sus hechos los conoceréis".

Personalmente, lo dudo; más aún: creo lo contrario. Populares y socialistas, y los acompañantes de unos y otros, a lo que de verdad aspiran es a controlar a los jueces, quizás porque les va si no la vida en el intento, si, a veces, la libertad. Por eso unos tratan de mantener lo que tienen y otros pugnan por "dar la vuelta a la tortilla". Todos afirman lo contrario, pero lo que quieren, por encima de todo, es dominar el Poder Judicial.

Sólo un ingenuo o un fanático puede creer en el interminable rimero de disculpas del PP para posponer un acuerdo que ponga fin al incumplimiento de un mandato constitucional que dura ya cuatro años. El Partido Popular no suelta la presa porque, en tanto mantenga la situación actual, la confortable mayoría de vocales con los que cuenta en el CGPJ, cree que tiene garantizado el control de la judicatura.

Pero, por su parte, las maniobras del Partido Socialista dan la impresión de  que no  se trata tanto de arreglar el desafuero sino de sustituir al Partido Popular en el copo del Consejo. Intentos de modificar la normativa que bordean la legalidad constitucional, nombramientos impecables en lo subjetivo y cuestionables en lo objetivo, amenazas de tomar caminos alternativos… 

¿Reacción del oponente? Recurrir a Bruselas, desacreditar al Gobierno de la Nación, de su nación, ante el resto de socios europeos, como ya se hiciera por tierras sudamericanas no hace muchas semanas. Otra prueba más de deslealtad institucional. 

Y, acaso contagiado por el proceder de los Partidos mayoritarios, por las idas y venidas del Gobierno y de la oposición, el mismos órgano que es objeto de deseo de socialistas y populares, toma el camino de la insumisión y demuestra hasta qué punto el desacato, la ignorancia de la Ley no es patrimonio de chorizos y perdularios: el mismísimo CGPJ bloquea en este momento nada menos que la renovación del Tribunal Constitucional, por obra y gracia del enroque de un grupo de sus vocales, cuya tendencia ideológica es de sobra conocida.

El Gobierno insinúa un contraataque impreciso, en los límites aparentes de la constitucionalidad para "recuperar la normalidad" y, como era de esperar, PP y Vox anuncian que llevarán al TC la reforma "autoritaria" de Sánchez. Lo estrafalario del asunto es que ese recurso deberían examinarlo, valorarlo y sentenciarlo los vocales actuales, que, como sabemos no son todos los que deberían tener asiento en el Tribunal. Bizantinismo jurídico, me parece a mí. 

De un momento a otro, escucharemos en el Congreso que esto es Perú. Ya lo verán.


¿Hay demócratas en España?

Dejo para otra ocasión el repaso al Poder Legislativo, y, más específicamente, el darnos un paseo por lo que se cuece en los Estados Mayores de las cuatro o cinco formaciones políticas más influyentes de España. Por el momento, dejo en el aire la pregunta de, visto lo visto, dónde están los demócratas españoles.

Por si ayuda a la búsqueda, pongo a disposición de los lectores un ramillete de joyas dialécticas, o más bien retóricas, que he podido leer o escuchar en sólo una semana:

  • Federico Jiménez Losantos: "Sánchez quiere a Campos en el Constitucional para acabar con la Monarquía y convertirse en el primer presidente de la Confederación de Repúblicas Ibéricas Socialistas". Lo leí en "El Mundo" del  30 de noviembre. Un disparate ¿verdad? Ya sé que el Insultador Mayor del Reino no cree en las cosas que dice, pero algunos de sus lectores pueden llegar a convencerse que eso es lo que busca Pedro Sanchez y que con la ayuda de un sólo miembro del Constitucional puede conseguirlo. Doy por bueno, sin embargo, que a Losantos le ampara la libertad de prensa. Otra cosa es el juicio que cada uno pueda hacer sobre su uso.
  • Pedro Sánchez: "La Historia me recordará por haber desenterrado a Franco". Frase antológica que desnuda el subconsciente del personaje: no sólo da por supuesto que tiene asegurado un lugar en la historia sino que predice el por qué. Nada menos que por tirar a la basura una figura que ésa sí está en la Historia, al margen de en qué página creamos cada uno que debamos buscarlo, si en la de los héroes o en la de los villanos. ¿Tan poco aprecio tiene Sánchez por lo que ha hecho durante su mandato? ¿Desenterrar a un muerto es su mérito principal? Alma de sepulturero, parece.
  • Santiago Abascal:"Usted será recordado como el presidente que asaltó el Congreso y que intentó amordazar a la oposición». ¿Confunde Abascal a Pedro Sánchez con Tejero o con Trump? ¿La mordaza de la que habla es la que le puso el recientemente desentarrado a todo el país durante 40 años o la que figuradamente da nombre a la Ley que aprobó el PP hace algunos años? Qué más da: sólo se trata de salir en primera plana. El resto es otra demostración de lo sobrevalorada que estaba hasta hora "La Verdad".
  • Isabel Díaz Ayuso: "Vamos camino de una dictadura sometidos a un tirano". Levantó el mentón, miró retadora y se dio la vuelta. Hablaba del incidente en el que una diputada de su cuerda había sido expulsada del hemiciclo por usar el término "filoetarra". "Ayusadas", dice la oposición. Sólo un apunte: por extraño que parezca, ni Abascal es del PP, ni Ayuso de Vox. Ambos, no obstante, dicen lo mismo y por las mismas razones: para que no deje de hablarse de ellos. 
  • González Pons: "A Sánchez le falta nombrar senador a su caballo, como Calígula". Al menos en esta ocasión, déjenme que defienda al autor: la frase entra en el listado de dicharachos ocurrentes, y cuenta con el gramaje de gracia suficiente como para compensar la hipérbole. Por otra parte, no miente: Sánchez no ha nombrado senador por el momento a su caballo; acaso porque no tiene caballo.
  • Irene Montero: "Ustedes promueven la cultura de la violación". Un par de días después de tildar de fascistas a medio Congreso, Dª Irene, se despachó con esa sentencia. Muy pocas personas conocen el origen y el contenido preciso de la expresión "cultura de la violación", como ocurrió cuando refiriéndose a no sé qué variante de orientación sexual (tema en el que se mueve con tanta seguridad que me asombra que le quede tiempo para otra cosa) afirmó "son no binarios", con un tono que ponía en duda la solvencia cultural de su interlocutor. Consecuencia de vivir inmersa en una microcultura abductiva, accesible nada más a un pequeño grupo de especialistas en materias que les obsesionan. Cosas que sólo le pasan a ella (¿o será elle?).
  • Arnaldo Otegi: "La gran paradoja es que el Gobierno de España sólo puede sostenerse por el apoyo de los que queremos irnos de España". Tremenda frase, que da que pensar: ¿Desfachatez, sinceridad, perogrullada, tragedia, normalidad o ganas de meterle el dedo en el ojo a la audiencia? Dejen de lado el pasado tenebroso del personaje y traten de evaluar objetivamente lo que dijo. Si después de intentarlo están al borde del ataque de nervios, conecten con algún canal deportivo: aunque nuestra selección ya esté de nuevo en casa, el Mundial de Fútbol, sigue impertérrito, al margen de nuestras tribulaciones (y de los más de 6.000 trabajadores fallecidos, dicen, en accidentes laborales mientras construían los estadios, muy lejos de sus países de origen).


   

















viernes, 2 de diciembre de 2022

 Españolas que dejaron huella (IV)

Última entrega: del 39 hasta esta mañana

Anuncié tres posts dedicados a mujeres españolas que  se ganaron la condición de notables, pero, ya ven, al final habrá un cuarto. En el fondo, es muy posible que sólo se trate de prolongar otra semana mi desconexión de la política.


Del 18 de julio al 20-N

El Golpe de Estado del 18 de julio del 36, y el desenlace de la guerra civil, también llamada "Cruzada" por los vencedores, dieron al traste con muchas de las señas de identidad de la malhadada Segunda República española. Entre ellas el intento de conseguir una nueva forma de ver a la mujer en el mundo.

No es mi intención teorizar sobre el sustrato ideológico del bando vencedor. Sólo como prólogo de los párrafos siguientes, lean lo que decía el Fuero del Trabajo, primera de las llamadas "Leyes Fundamentales" en su Declaración II, 1: "El Estado… liberará a la mujer casada del taller y de la fábrica". Una promesa que ahora sonaría a amenaza en muchos oídos.

Con esta premisa uno habría tendido a no hacerse demasiadas ilusiones respecto al papel público de la mujer española. No obstante, los famosos "cuarenta años" también dieron cabida a un grupo de mujeres notables. 

- La hermana, la viuda y la intelectual

Pilar Primo de Rivera (Madrid 1907 - 1991) Hermana del fundador de la Falange Española e hija del dictador Miguel Primo de Rivera, fue la creadora de la Sección Femenina de Falange, la única organización de masas de carácter femenino durante el franquismo.

Al poco tiempo de comenzar la guerra, logró salir de Madrid y establecerse en Salamanca, donde siguió organizando la Sección Femenina.

Viajó a la Alemania nazi en varias ocasiones, llegando a ser recibida por Adolfo Hitler, lo que quizás llevara a Ernesto Jiménez Caballero, la mente más surrealista del franquismo, a tratar de concertar el matrimonio entre la hermana del "Ausente" y el que iba para amo del mundo. No pudo ser. Si tienen curiosidad busquen la que dicen que fue la disculpa que utilizó Goebels con Jiménez Caballero para declinar el honor de emparentar con los Primo de Rivera. 

Pilar no se casó ni tuvo hijos, y el rol que jugó en el Régimen, podría quedar retratado en una de sus frases: "A las mujeres les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles". (Lo dijo ella, no sus detractores).

En octubre del 43, cuando Franco ordenó la retirada de la División Azul, ella se mostró contraria a la decisión, llegando a comentar que la decisión constituía una "traición a Alemania y a la Falange".

No obstante su probada fidelidad al franquismo, cuando en el 76 se votó la Ley para la Reforma Política que derogaba los Principios Fundamentales del Movimiento, a diferencia de lo que hicieron otros correligionarios, Pilar Primo de Rivera, no votó en contra: simplemente se abstuvo.

Desde 1960 ostentó el título nobiliario de I condesa del Castillo de la Mota.

Mercedes Sanz Bachiller (Madrid 1911 - 2007) Viuda de Onésimo Redondo, fue el fundador de las Juntas de Ofensiva Nacional sindicalista, la más virulenta de las organizaciones fascistas que acabaron fusionándose por decisión del General Franco.

Mercedes fue la contrafigura de Pilar Primo de Rivera con la que mantuvo una relación no exenta de roces, aunque ambas fueran fieles a "la causa".

Su marido murió en una emboscada a los seis días del golpe de estado y como daño colateral, ella perdió el bebé que esperaba. A partir de ese momento incrementó su actividad política.

Viuda a los 25 años, viajó a Alemania, estudió las organizaciones femeninas nazis, y, a su vuelta, creó lo que terminaría llamándose El Auxilio Social, una organización asistencial inspirada en el modelo germano.

Mercedes se oponía a la Sección Femenina tal como la entendía Pilar Primo de Rivera, que, no obstante, terminó ganando la partida y absorbiendo al Auxilio Social. La personalidad e incluso el físico y las habilidades sociales de la "hermana" y de la "viuda" eran antagónicas. Mercedes ironizaba con la imagen fúnebre y antipática que transmitía Pilar, que, sin embargo, logró desplazarla a posiciones secundarias (dirigir, por ejemplo, la Obra de Previsión Social).

Poco tiempo después de terminar la guerra volvió a casarse lo que tampoco la ayudó demasiado, pese a lo cual también obtuvo su correspondiente título nobiliario: condesa de Labajos.

Mercedes Formica (Cádiz 1913 - Málaga 2002) fue una jurista, novelista y ensayista especialmente conocida por su defensa de los derechos de la mujer en España.

En 1932 se matriculó en Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla. "Con los catedráticos -dicen que dijo- tuve mucha fortuna. Pertenecían a la nueva hornada republicana y procedían de la Institución Libre de Enseñanza".

Feminista convencida en plena dictadura, impulsó la reforma del Código Civil que en 1958 dio un primer paso para mejorar la situación jurídica de la mujer casada, comenzando el largo proceso de reformas que culminó en los años 80. 

Su nombre debería figurar en la memoria de los juristas y en el de la historia de las mujeres importantes de España por derecho propio, pero sus logros apenas tuvieron reconocimiento público en el postfranquismo, a causa, más que probablemente, de su pasado falangista. 

Admiradora de  José Antonio Primo de Rivera se afilió muy pronto a una Falange de la que fue alejándose al verificar la desviación del régimen franquista del pensamiento joseantoniano, y lo poco que progresaban sus reivindicaciones feministas. 

Mediados los 40 se hizo cargo de la dirección del semanario Medina, y colaboró con publicaciones como ABC, Blanco y NegroGran Mundo, Teresa y La Ilustración Femenina.

Quiso ser diplomática, o Abogada del Estado o Notaria, pero en todos esos cuerpos se exigía ser varón; se dio entonces de alta en el Colegio de Abogados y fue una de las tres mujeres que ejercían la abogacía en Madrid.

En 1950 publicó en la Revista de estudios políticos, una recensión de El segundo sexo de  Simone de Beauvoir en la que reivindica la independencia económica de las mujeres y critica el lugar secundario que siempre ocuparon en el ámbito profesional.

En 1975 recibió el  Premio Fastenrath de la RAE por La hija de Don Juan de austria (Ana de Jesús en el proceso al pastelero de Madrigal)

Por su casa de Madrid pasaron escritores, pintores y dramaturgos de la posguerra y políticos de los sectores menos integristas del régimen. Por su parte, Mercedes y su marido asistían a tertulias donde acudían Sánchez Mazas, Eugenio Montes, César Gonzále-Ruano, edgar Neville, Sebastián Miranda, Pilar rehoyos, Conchita Montes, etc. También se relacionaron con Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales y Leopoldo Panero. 

En los años ochenta escribió la novela autobiográfica La infancia y tres volúmenes de memorias titulados Visto y vivido, Escucho el silencio y Espejo roto, y espejuelos, así como la novela Collar de ámbar, donde recreó el influjo de la cultura hebrea en España.

Esta mujer tan distinta por sus orígenes, por su formación y por su trayectoria a las dos anteriores, murió en 2002 por la enfermedad de Alzheimer.

Las demás

Hubo otras mujeres notables, por descontado:

  • Carmen Werner, por ejemplo, malagueña, hija del VII conde de San Isidro, amiga personal de José Antonio, camisa vieja que ocupó varios cargos en la Sección Femenina. De origen alemán por línea paterna, lideró una comitiva de sus camaradas que visitó Alemania en 1937.
  • Teresa Loring, también malagueña, fue la última secretaria nacional de la Sección Femenina. Biznieta del primer marqués de Casa Loring, se afilió a la Falange en 1935 y trabajó como enfermera voluntaria del bando sublevado. En el 76 fue una de los trece procuradores que se abstuvieron en la votación de la Ley para la Reforma Política que dio paso a la redacción de la vigente Constitución. Durante los últimos años de su vida siguió vinculada a movimientos de extrema derecha. Falleció en 2008, de una enfermedad degenerativa. 
  • Belén Landáburu es una abogada burgalesa que fue procuradora en  Cortes y consejera nacional del Movimiento durante la dictadura, y senadora por designación real entre 1977 y 1979. Su participación fue decisiva para que se rebajara la mayoría de edad legal de las mujeres de los 25 a 21 años. Formó parte de la ponencia de la Ley para la Reforma Política de 1977 siendo la única mujer que participó en este proceso. Adscrita al ala social del falangismo, supo integrarse en la España democrática. 
  • María del Pilar Careaga Basabe, hija del conde de Cadagua, estaba, además, emparentada con la alta burguesía de Neguri. Durante la República militó en Renovación Española, partido monárquico inspirado, en parte en las ideas de  Charles Maurras. Dimitió al cumplir los seis años de gestión y abandonó la política activa, si bien siguió dando apoyo a organizaciones de extrema derecha participando en la fundación de Fuerza Nueva. En 1979 sufrió un atentado de ETA en Guecho que la hirió gravemente en el pulmón y aunque se recuperó, le quedaron secuelas. Se instaló entonces en Madrid, donde falleció en 1993.
  • Sumen diez más a las tres anteriores (Purificación Sedeño, Ana  Ballenilla, Josefina  Veglison, Mónica Plaza, Carmen Cossío, Monserrat Tey, Mercedes Sanz  Punyed y Ana Bravo) y tendrán la lista completa: trece procuradoras en Cortes en cuarenta años.

No todas tuvieron tan nobles pañales como tres de las cuatro que he citado, pero si añaden el dato de que ninguna mujer fue ministra en los Consejos que se celebraban en el Pardo o en el Pazo de Meirás, me parece que la comparación del antes con el ahora es concluyente. Salvo excepciones, el Régimen anterior fue consecuente con su ideología: el Poder Político es cosa de hombres. 


Y, para terminar, el presente

Uno tiene sus ideas; tan personales, tan discutibles, tan legítimas como las de cualquiera de mis lectores, así es que me van a permitir que en el repaso al presente más rabioso, al de esta mañana de viernes, no cite nombres de políticas en activo. Qué quieren, me da cierto reparo establecer comparaciones entre las que ahora consumen titulares y las que se hicieron un hueco a principios del siglo XX. No obstante…

  • Otra cosa son los números. Desde que volvimos a votar, la mujer no ha dejado de ganar peso: la primera legislatura tuvo 18 parlamentarias; el número fue en aumento hasta 2004, cuando se estabilizó alrededor de las 125; en 2015 se sobrepasó la cifra de 130 y, de nuevo, los números vuelven a ascender hasta las 166 del actual Congreso de los Diputados.
  • En cuanto al poder ejecutivo, España ha contado a lo largo de este período con 61 ministras. En la República sólo hubo una y durante la dictadura, ninguna.

Sin embargo, cuando comparo los currículos de las mujeres que fueron importantes hace un siglo y los de las que hoy están en el candelero, tengo la impresión de que las antiguas fueron profesionales que entraron en política, mientras las de ahora son profesionales de la política. Aunque acaso eso mismo pueda decirse de los varones.

Una cosa es no comentar nada sobre las estrellas públicas del momento y otra ignorar que hay otras muchas mujeres que destacan en esferas alejadas de la política.

  • Ana Patricia Botín controla el primer banco español, Margarita Salas fue una autoridad mundial en bioquímica, María Blasco dirige el Centro de Investigaciones Oncológicas, la farmacéutica e investigadora Sánchez Ramos es conocida por sus aportaciones a lo relacionado con la salud visual, Rosa Menéndez es la directora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas… 
  • Cine, teatro, literatura, pintura, fotografía, se nutren y han crecido gracias al talento de mujeres como Menchu Lamas, Isabel Quintanilla, Pilar Miró, Icíar Bollaín, Isabel Coixet, Ouka Leele, Ana Diosdado, Dolores Redondo, Almudena Grandes, Julia Navarro, María Dueñas… Podría seguir con un rimero de nombres del mundo del deporte o del espectáculo, pero creo que ya es suficiente con lo escrito hasta ahora.

Conclusiones

  • El recuento de mujeres notables podría haber sido otro desde el principio. Por el camino se han quedado damas que dejaron tanta huella como Beatriz Galindo "La Latina", erudita y consejera de Reyes; Teresa de Jesús, mística, poetisa y reformadora de la Iglesia; Isabel Barreto de Mendaña, Almirante y Gobernadora de Los Mares del Sur; María de Zayas, una de las tres grandes del Siglo de Oro, Agustina de Aragón o Lorenza Iglesias, protagonistas de acciones heroicas en la lucha contra el invasor napoleónico, una en Zaragoza y la otra en Ciudad Rodrigo; la gran Rosalía de Castro, la voz lírica de Galicia; María de Maeztu, la pedagoga que dirigió la Residencia de señoritas… Tantas y tantas que habrían sido materia prima suficiente para un serial interminable.
  • Ciñéndonos a la edad contemporánea, es obvio que la democracia le sienta mejor a la mujer que el autoritarismo, los números cantan, aunque tampoco creo que seamos los varones quienes tengamos especiales razones para añorar Inquisiciones, Censuras, Índices de libros prohibidos o Tribunales de Orden Público.