Fuera del tiesto (11ª entrega)
¿Pinchó Obama el teléfono de Rajoy?
Para empezar a entendernos:
Al Sr. Rajoy no le consta. Lo he visto y oído en Televisión y, a diferencia de la Srª Merkel, que sí lo sabe, él no está seguro, lo que puede querer decir:
a- Que los servicios de inteligencia alemanes, departamento de ataques aliados, son más eficientes que los españoles. Tampoco sería de extrañar.
b- Que los analistas españoles estaban al cabo de la calle pero no han querido darle un disgusto al jefe, ahora que la Economía nos da un respiro.
c- Que nuestro Presidente lo sabe (incluso que lo sabía desde hacía algún tiempo) pero prefiere esperar a que escampe y a ver qué hacen sus socios de la Unión Europea, no vaya a ser que al final Alemania y Francia se vayan de rositas y a nosotros nos caiga la bronca por bocazas.
¿Y si convocáramos al Embajador de Los Estados Unidos?
Es una práctica habitual. Posibles explicaciones del Señor Embajador
a- Hipócrita: ¿Pinchar el teléfono del Presidente de ustedes? ¿Cómo se le ocurre, Señor Ministro? Somos países amigos y eso no se hace entre aliados. Aquí debe de haber un mal entendido. Ya le diré a nuestro Presidente que le mande al Sr. Rajoy una postal por Navidades.
b- Cínica. Bueno, sí, pero poco, ¿para qué nos vamos a engañar? Tienen ustedes tan pocas cosas que nos interesen... Lo de Cataluña no lo entendemos, lo del Peñón, menos, Por mucho que lo intentamos no sabemos qué es un ERE, los líos de su Rey nos dejan perplejos. En fin, para qué seguir. Si le digo la verdad, pinchamos el teléfono del Sr. Rajoy para que no creyera que le hacíamos de menos. Como se ha sabido lo der la Merkel y lo de F. Hollande... Pues eso, que café para todos, para que no digan, que ustedes son muy orgullosos.
c- Profesional. Tomo muy buena nota de sus manifestaciones, las trasladaré a mi Gobierno y en cuanto sepa a qué atenerme, se lo haré saber. Por cierto ¿por dónde andan ustedes en el asunto de Gibraltar? ¿Quiere que hagamos alguna gestión con Mr. Cameron? No creo que tengamos mucho margen de maniobra y, por supuesto, no sería oportuno que mientras tanto ustedes tiraran los pies por alto y sacaran a la luz sus tradicionales rabietas antiamericanas. (Ésta versión, en realidad es una variante de la hipócrita).
¿De verdad hay que extrañarse tanto?
Desde los tiempos de los Sumerios, las relaciones internacionales están basadas en los intereses y la hipocresía. (La fuerza bruta también cuenta, pero de eso hablaremos otro día: hoy toca la diplomacia)
Se espía, se ha espiado y se espiará siempre y en todo lugar a amigos y a enemigos. A los primeros por si dejan de serlo antes de tiempo, para que no nos pillen desprevenidos(que ellos también tienen sus propios intereses) y a los segundos para que dejen de serlo cuanto antes.
Lo que ha cambiado, y eso sí es reciente, es la influencia que las nuevas tecnologías están teniendo en el modo y manera de enterarse de los secretos de los demás. ¿De verdad hay quien piense que si un Gobierno tiene en su mano saber cuanto se dice en el país de al lado no va a aprovecharlo? Firmará media docena de tratados comprometiéndose a no violar las comunicaciones ajenas, se asegurará de que su margen de impunidad es suficiente, y seguirá espiando.
Eso lo sabemos casi todos, los gobernantes los primeros, y se defienden como pueden. Con lo que nadie contaba, ni espías, ni espiados, es que a un profesional del gremio se le cruzaran los cables, tirara de la manta y los dejara a todos con las vergüenzas al aire. (¿Y si debajo de todo este embrollo no hubiera más que una subida de sueldo prometida y no cumplida, o un lío de faldas entre el "Agente Sincero" y la novia de su Jefe?)
A partir de ahí, a unos no les queda más remedio que poner el grito en el cielo por algo que sabían que estaba pasando y que es posible que ellos mismos estuvieran haciendo con terceros países, y a otros les cabrá en suerte pedir excusas, que serán aceptadas y hacer promesas que jamás cumplirán.
¿Qué podemos hacer?
Por lo que se refiere a los políticos, que hagan lo que les venga en gana. Para lo que ha de servir...
Loas ciudadanos quizás deberíamos dedicarnos a la cría de palomas mensajeras. Tengo la impresión de que debe de ser el procedimiento menos inseguro para transmitir informaciones. Y cuando envejece, las paloma hacen muy buen caldo.
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