miércoles, 27 de septiembre de 2017

¡Maldición, soy fascista y no lo había sabido hasta ahora!

¿A qué viene esto?

Sencillamente, a que de un tiempo a esta parte, los voceros del secesionismo catalán, y sus palmeros podemitas, reparten carnés de fascista a todo aquel que les lleve la contraria.

Resulta así, que si un significativo gruppo de intelectuales y gentes del mundo de la cultura, personas que rechazan las políticas de Mariano Rajoy como la directora de cine Isabel Coixet; las actrices Mónica Randall, Julieta Serrano y Rosa María Sardá; el escritor Félix Ovejero o la catedrática Victoria Camps, todos catalanes, o los escritores Javier Marías, Ignacio Martínez de Pisón, Rosa Montero, Juan José Millás y Manuel Rico; el diseñador Javier Mariscal, el director de cine Fernando Colomo; el economista Juan Torres; el músico Miguel Ríos, y quien fue fiscal Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, entre otros, rechazan la deriva suicida del secesionismo catalán, ¡Son fascistas!

Si alguien como Joan Manuel Serrat, hace años perseguido por catalanista, es fascista porque no se siente cómodo con el modo de hacer las cosas del Gobierno de la Generalitat y sus consocios de la CUP.

Si enarbolar la bandera de la nación a la que pertenezco, una bandera antigua, remozado su escudo por el primer Parlamento democrático elegido después de 40 años de dictadura, es fascista.

Si todo está pasando, tengo que llegar a la conclusión de que tal vez no fuera de nuestras fronteras, pero sí, desde luego en España, sólo hay dos clases de ciudadanos: los iluminados que actúan al margen de las Leyes, incumplen las Sentencias, insultan y acosan a quienes no piensan como ellos y obedecen como borregos las consignas mántricas que les llegan desde las cuevas de sus dirigentes, y el resto.

Los primeros, los iluminados, son demócratas. El resto, son, SOMOS, fascistas. Todos, sin excepción, sin medias tintas. O secesionista o fascista.

Yo no soy secesionista, luego soy fascista.

¿Quién reparte los carnets y dónde estaban cuando había fascismo de verdad?

Hay verdades como puños, axiomas de uso común, al alcance de cualquiera que use la cabeza para pensar, aunque no sea Profesor de Ciencia Política, ni lleve toda su vida escalando posiciones en cualquier formación política

- Manifestarse en la vía pública día tras día para denunciar el fascismo del país en el que te manifiestas, es prueba de democracia, no de fascismo.

- Sostener desde la tribuna de oradores del Parlamento que el sistema es dictatorial y salir tan tranquilo por la puerta, es prueba de democracia, no de fascismo.

- Acallar a la disidencia cercando los domicilios sociales de los Partidos antagonistas y los domicilios de sus dirigentes, es prueba de fascismo, no de democracia.

- Silenciar el Parlamento cuando interesa a la mayoría pare evitar denuncias de arbitrariedades, es prueba de fascismo, no de democracia.

- Poner la ideología del Partido por encima de la Ley y de la Justicia, es fascismo puro, no democracia.

¿Y de quiénes hablamos y de dónde vienen los que me tachan de franquista, de fascista, de autoritario? (Sí, me tachan a mí y a casi todos mis lectores, los que no piensan y actúan como ellos) He aquí algunos ejemplos:

- Señor (es un decir) Puigdemont: tenía 13 años cuando murió  el General Franco
- Señor Junqueras: Nació en el 69. 6 años tenía el angelito (¿qué niño no lo es?) a la muerte del Dictador.
- Señora (si no le molesta) Colau: Apenas tenía 1 año cuando falleció Franco.
- Marta Rovira: Un año más joven que La Señora Colau.
- Señor (por raro que pueda parecerle a alguien) Rufián: cuando nació, el Generalísimo llevaba ya 7 años enterrado.

A todos estos repartidores de credenciales democráticas, les vendría bien pasar una temporada como ciudadanos de a pie en cualquiera de los países que sí son autoritarios, desde Corea del Norte a Turquía, pasando por Cuba o Venezuela.

Aunque quizás bastara con que hablaran con sus padres y les preguntaran qué habría sido de ellos, de sus Partidos, de sus publicaciones, si hubieran vivido en sus casas cuando España sí era un régimen autoritario.

Y pese a todo...
Ahora, cuando llego a la conclusión de que digan lo que digan, griten lo que griten, empujen lo que empujen, mientan lo que mientan, amenacen lo que amenacen, abusen lo que abusen, están equivocados y yo no soy fascista, quiero decirles que, pese a todo...

- Seguiré defendiendo su derecho a pensar lo que les dé la gana, porque soy demócrata.
- Seguiré prefiriendo oírles en el Parlamento, aunque usen la libertad para insultar, que verlos en la cárcel, porque yo no soy como ellos.

Espero, por último, que no les extrañe si, por otra parte y en justa consecuencia de mi respetuosa posición ante la legalidad vigente, aplauda cuantas medidas tomen los Tribunales contra sus desafueros. 

Porque eso, aplicar la Ley y hacer pagar sus incumplimientos, es algo consustancial con el concepto de democracia que si de algo está lejos es de la Ley de la Selva, del todo vale, del abuso de la fuerza.

Y, por último: 
- No vuelvan a confundirme políticos presos con presos políticos.
- En toda democracia se vota, pero no cualquier votación es democrática.

Esas formaciones políticas, tan repletas de Profesores lo saben de sobra, pero juegan a confundir a la ciudadanía, porque, como descubrieron los nazis, una mentira repetida el suficiente número de veces, se convierte en verdad.



martes, 19 de septiembre de 2017

... y llegará el 2 de octubre

Lo repetiré otra vez

Una vez más creo prudente poner de manifiesto que cuanto expongo a partir de estas líneas, no son más que opiniones personales. No pretendo tener "La Razón", ¿la tiene alguien? Pero espero que se entienda que tengo algunas "razones" para fundamentar lo que digo. A partir de ahí, ruego el mismo respeto por mi forma de pensar que el que tengo con quien lo haga de forma distinta a la mía.

El día de después

 Tengo que dar por supuesto que el día 1 de octubre no habrá habido referéndum. Desde un punto estrictamente jurídico, si el Tribunal Constitucional lo ha declarado ilegal, no ha habido ni siquiera censo fiable de votantes y se ha incurrido en no sé cuántas irregularidades más, no cabe duda alguna de que no habrá habido ningún referéndum. 

Cosa distinta es si ha habido o no lugares donde donde alguien a hurtadillas ha logrado poner una urna, o una caja de zapatos con una abertura en la tapa, o un saco sobre una mesa, y unos cuantos ciudadanos han dejado dentro un sucedáneo de papeleta. Hasta es posible que detrás de la mesa se sentara algún representante de la Generalitat haciéndose pasar por miembro de una Mesa Electoral, pese a la declaración de ilegalidad del proceso.

Entre esos supuestos votos, habrá habido una abrumadora mayoría de respuestas favorables a la secesión, ya que los partidarios de la unidad de España no habrán participado en la farsa, así que los voceros del "procés", dejarán para otro momento hablar del % de participación y anunciarán alborozados que el "Sí" ha sido casi unánime. Ellos saben que todo es un esperpento, pero seguirán con su murga, porque saben lo que se juegan: por ejemplo, la libertad del clan familiar de la Madre Superiora y el ex Honorable, y la suya propia.

Así pues, el día 2, el Gobierno y los portavoces de los Partidos constitucionalistas dirán, con razón, que no ha habido referéndum, y, por el contrario, la patulea de formaciones secesionistas darán por realizada la consulta "pese a los constantes ataques de Madrid a la democracia". Lo dirán quienes han hecho bandera de la desobediencia civil, han amordazado a su propio Parlamento y han demostrado desconocer las más elementales formas democráticas.

Por su parte, los Profesores de Podemos, se congratularán de que, pese a las intolerables agresiones de un Gobierno corrupto al pueblo catalán, éste se ha manifestado, aunque no haya sido a través de un referéndum con las necesarias garantías sino a través de una movilización política legítima, a pesar del acoso del PP y sus corifeos, dejando patente que ellos quieren que Cataluña siga formando parte de España, siempre que..., bla, bla, bla... Como siempre: decir y no decir, hoy una cosa y mañana su contraria, una vela a Dios y otra al diablo, a ver si, entre tanto, el PSOE se lía y cae en sus redes.

Y, supongo yo, la ciudadanía estará perpleja e intrigada, esperando acontecimientos, porque (sabio es el pueblo) todos estaremos seguros que algo deberá pasar. 

Y ésa es la cuestión: Qué puede pasar, quién está obligado a hacer algo y qué es lo que se debe hacer.

Dos urgencias

Aplicar la legislación vigente.
Ésta es la primera obligación de cualquier gobernante: cumplir y hacer cumplir las Leyes. Las Leyes no son eternas, claro que no. Como si fueran seres vivos, nacen, se desarrollan, envejecen y mueren, sustituidas por otras. Pero hasta ese momento, como dice el Código Civil, ni el desuso ni la práctica en contrario derogan las Leyes.

Hablando más claro: a partir del día 2, deben exigirse las responsabilidades civiles y penales que correspondan a quienes no sólo han incumplido las normas vigentes, sino que han animado a otros a hacerlo y hasta se han jactado de ello.

Habrá quien piense que es el momento de ser magnánimo, y generoso, y compasivo. Habrá quien diga que hay que llegar a una solución no traumática sin vencedores ni vencidos. Sus razones tendrán para decirlo. Las mías son otras.

Creo que para construir cualquier cosa hay que ser cuidadoso con los cimientos. Hagamos lo que hagamos en el futuro, todo el mundo debe saber, sin que quepa margen para la duda que en un Estado de Derecho no hay lugar para la impunidad. En román paladino, que el que la hace la paga, sea quien sea. Y aquí (bueno, allí) se han hecho cosas muy graves.

En este caso, además, hay que ser diligente e instruir y desarrollar los procesos judiciales que correspondan con la mayor celeridad posible, no sólo por aquello que aprendí en mi vieja Facultad de Derecho de que "Justicia a destiempo es injusticia", sino porque hay tarea por delante y hasta que los responsables del desafuero no conozcan sus sentencias, es difícil ponerse a trabajar en lo que de verdad importa.

Pensar en el futuro.
El día 1 de octubre no habrá terminado nada. El día 2, en cambio, es una buena fecha para dar por inaugurada una nueva etapa. Todos estaremos hartos del tiempo pasado. Los unos porque, como no podía ser de otra manera tal como han hecho las cosas, sus esperanzas se han visto defraudadas. Los otros, los más, porque estaremos suspirando por alcanzar tiempos de paz y tranquilidad, sin tabarras constantes repitiendo mentiras o perogrulladas.

Y como pensar no cuesta dinero y puede hacerse en cualquier momento, todos, pero especialmente los agentes de lo que tendrá que ser el proceso de solución de la cuestión catalana, deberían empezar a darle vueltas al magín. He aquí algunos puntos sobre los que meditar.

- ¿Tiene España un problema pendiente de resolver o la llamada "cuestión catalana" es un invento de políticos y periodistas?

- ¿Cabe algún tipo de solución plausible para la inmensa mayoría de los catalanes y la inmensa mayoría del resto de los españoles o eso es el sueño de un perturbado?

- ¿Qué estaría dispuesto yo a hacer o a dejar de hacer, si de mí dependiera la solución del problema?

- ¿Es compatible el estricto sometimiento al imperio de la Ley con la posibilidad de modificar las normas que convenga, incluida la mismísima Constitución?

- ¿Cómo han resuelto embrollos parecidos otros países a los que podríamos parecernos, y, en su caso, en qué medida pueden servirnos sus soluciones?

Qué se pretende y qué no.

Empecemos por lo que no son objetivos esenciales:

- No se trata de hacer cumplir la Constitución y las Leyes. Eso se da por supuesto, y a eso me refería cuando hablaba de aplicar la legislación vigente. O sea, el cumplimiento de las Leyes es una condición previa, no un objetivo.

- Tampoco se trata, ni mucho menos, de pasar la cuenta y "vengarse" de quien tantos malos ratos nos haya hecho pasar. Eso, lo de que de cada uno pague su cuenta, es tarea de los Tribunales.

- Menos aún  se trata de pensar en qué hacer para que el enemigo de la unidad de España doble la rodilla y "nunca más vuelva a pasar esto". Eso, lo de que "nunca más vuelva a pasar esto", no dependerá de lo que les ocurra a tales o a cuales figurones, sino de que hayamos resuelto el problema.

¿Entonces?
El verdadero gran objetivo es encontrar la forma de relacionarse Cataluña en su conjunto con el resto de España, poniendo para ello los medios que sean necesarios y de resolverlo de manera que la solución sea perdurable en el tiempo.

Y para eso, guste o no a quienes piensan una cosa y su contraria, el acuerdo debe estar respaldado por la mayoría de los interesados, que son los ciudadanos españoles, vivan donde vivan, hayan nacido donde hayan nacido, y hablen la lengua que hablen. 

Ahora bien: que la inmensa mayoría esté de acuerdo en algo no implica necesariamente que haya que convocar un referéndum en el que puedan votar la totalidad de los españoles. ¿Y si en lo que llegaran a estar de acuerdo todos es en que, bajo ciertas premisas, el Estado pudiera delegar en tal o cual Comunidad Autónoma la facultad de  llevar a cabo una consulta, vinculante o no con arreglo a los estrictos términos acordados de antemano?

Cuestión al margen, previa, desde luego, es que para ello haya que modificar la Constitución, sobre cuya posibilidad, ésta vez sí, tiene que pronunciarse la totalidad del pueblo español.

¿Y todo eso cómo se hace?

Tengo para mí, que en la reciente Historia de España ha habido al menos dos momentos en los que el futuro era más sombrío que en el presente: cuando muerto el General Franco hubo que decidir entre continuar con el régimen nacido de la Guerra Civil o regirnos por las normas básicas de la convivencia democrática, por una parte, y cuando fuimos conscientes de que con aprobar una Constitución y elegir a nuestros gobernantes no teníamos suficiente y hubo que llegar a los Pactos de la Moncloa.

Hay que repetir lo que entonces se hizo, a saber:

- Por lo que se refiere a la Generalitat de Cataluña, tiene convocar ya Elecciones Autonómicas, porque es evidente que una buena parte de los actuales mandatarios están políticamente amortizados, cuando no procesados o a punto de serlo. Es un punto sin relación con lo que termino de decir, pero creo que es fundamental contar con interlocutores incuestionados. 

- Por lo que se refiere al Gobierno, convocar a la totalidad de las organizaciones políticas con representación parlamentaria y emplazarlas y emplazarse a sí mismo a un proceso negociador del que salga un acuerdo que se someta a la aprobación del pueblo soberano.

- Establecer unas reglas de juego que todos los actores se comprometan a respetar, una de las cuales habría de ser que durante ese proceso, por lo que al mismo se refiere, el Gobierno, o el Partido que lo represente, es uno más de los partícipes, en pie de igualdad con los demás.

- Creo que los Partidos tendrían que empezar por listar las materias objeto de la negociación, entre las cuales bien podrían incluirse algunas no referidas a Cataluña, antes de que su no solución las convierta también en problemas. Eso, por otra parte, abriría el campo de la negociación facilitando el consenso.

- En cuanto a Cataluña, si se quiere llegar a una solución duradera habrá que poner sobre la mesa todas aquellas materias que han estado sobrevolando nuestras cabezas estos últimos tiempos: quién debe dinero a quién, cuánto y cómo se resuelve el problema; cómo y cuándo van a cumplirse sentencias firmes que siguen pendientes de ejecución; qué materias pueden ser tratadas en un sentido o en su contrario en términos de revisión de las facultades de autogobierno; cómo y sobre qué bases se resuelve la financiación de Cataluña.

- Y como colofón, si así se desprendiera de lo tratado y acordado hasta ese momento, abordar el más espinoso de todos los puntos: Independencia sí, o independencia no para Cataluña y, en su caso, bajo qué procedimientos, qué premisas, y con qué tipo de consulta previa, incluyendo, si fuera preciso, como ya he dicho, la oportuna reforma constitucional. Tengo para mí que el movimiento independentista, en sí mismo, no es ilegal. Pueden serlo sus métodos si no cumplen la Ley, pero no el movimiento, menos aún el sentimiento.

Por lo que a mí respecta.

Creo que los españoles, gente rara donde la haya, en ocasiones sólo resolvemos los problemas cuando no hay más remedio. Éste momento, desde luego, es uno de ellos.

Creo, por tanto, que saldremos de ésta, aunque por el momento sea incapaz de saber cómo.

Me preocupa cómo encajar en el proyecto del que hablo a Partidos más interesados en destruir que en edificar, más dispuestos al quiebro dialéctico, a la finta táctica que a la verdad, dispuestos a cualquier cosa que les acerque al Poder aunque eso les obligue a  presentar blanco lo que ayer era negro. Pero hasta ellos son necesarios para salir del hoyo.




viernes, 1 de septiembre de 2017

Anticipos a cuenta

Podría ser cierto y no haber pasado.

De un tiempo a esta parte, cada vez que me da por comentar algún suceso de actualidad del que no he sido testigo presencial, me asalta la duda de si lo que estoy glosando ha ocurrido en verdad y, en su caso, en qué términos.

Hace un par de días, por ejemplo, "El País" publicaba una información referida a Podemos que de ser cierta, y de serlo en los términos en los que el diario la recogía, supondría uno de los indicios más preocupantes sobre la deriva del Partido de "Los Profesores".

Me llamó la atención que, salvo despiste por mi parte, otros diarios consultados, "El Mundo", "El Confidencial", no daban cuenta del suceso. No obstante, doy un cierto margen de credibilidad a "El País" y continúo.

Según lo que leí, Olga Jiménez, Presidente de la Comisión Estatal de Garantías de Podemos, habría sido apartada provisionalmente de su cargo, en tanto se sustancia el expediente disciplinario que se le ha abierto por la Dirección del Partido.

El motivo del expediente es, además, significativo: la declaración de nulidad de los nuevos Estatutos, aprobados por la Dirección sin haberlos sometido a votación de los militantes. Es decir, que, según la expedientada, los Estatutos habrían nacido tocados por el pecado de lesa democracia.

No es el hecho en sí, sino sus circunstancias, las que provocan mi alarma.

- No se ha informado a la expedientada, hasta el momento de redactar la noticia, de lo shechos que se le imputan, ni de los preceptos internos que supuestamente ha vulnerado. Nada más se le ha notificado la apertura de expediente disciplinario y se la ha apartado transitoriamente de su puesto. 

- Los firmantes de la denuncia forman parte del órgano que ha de resolverlo, con lo que ostentarían la doble condición de ser jueces y parte simultáneamente.

- Alguno de los denunciantes podría no haber sido reconocido como militante de Podemos en el momento de firmar la denuncia.

- El expediente podría estar tramitándose no sólo a velocidad exprés, sino en período inhábil -agosto- para el funcionamiento estatutario del órgano que ha de resolverlo.

Ocultar al acusado los hechos por los que se le juzgan, duplicar la condición de acusador y juez, acomodar los tiempos del proceso a la conveniencia del juzgador, me recuerdan las particularidades de los procesos de la Inquisición, pero debe de ser sólo un mal sueño. Estoy seguro que ninguno de los Profesores ha pensado en llevar a Olga Jiménez a la hoguera.

Supongamos, pues, a los meros efectos de continuar con lo que he comenzado, que la noticia y sus circunstancias reflejan la verdad.

Inquisición totalitaria.

Los totalitarismos, sean del signo que sean, comparten elementos identitarios. Entre el nacionalsocialismo y el comunismo en su versión estalinista, hay tantas similitudes como para que en un momento concreto de la Historia, se aliaran, aunque fuera por poco tiempo. 

Cierto que también son muchas las diferencias entre ambas ideología, pero tampoco hay que olvidar la mezcla de admiración/odio mutuo que siempre se profesaron. Yendo a lo que hoy nos ocupa:

- Nazis y estalinistas decían actuar en nombre del pueblo alemán, o del proletariado, respectivamente, pero, de hecho, suplantaban la voluntad de alemanes y obreros a la que nunca se dignaron convocar para conocer su opinión.

- El nacionalsocialismo tenía como última legitimación de cualquiera de sus actuaciones, la voluntad y la palabra del Führer. En el estalinismo, como dijo León Trotstki, el Partido sustituye a la clase obrera, el Comité Central sustituye al Partido y, al final, el Secretario General sustituye al Comité Central

-  En uno y otro caso, la disidencia se paga con la muerte física o política, eso depende del momento. La democracia interna es en ambos casos, sencillamente, el derecho a aplaudir las decisiones de los líderes.

Podría, supongo, traer a colación algún ejemplo más próximo como la perra suerte corrida por la Fiscal General de Venezuela a partir del día que le dio por cuestionar la constitucionalidad de las decisiones del Sr. Maduro, y hacerlo, para mayor sarcasmo, desde posiciones "chavistas", pero tampoco quiero exagerar.

La suma de detalles ominosos que afean el suceso (impugnación sin especificación de hechos ni normas infringidas,-praxis estalinista en estado químicamente puro- coincidencia en las mismas personas de la condición de acusador y juez, vulneración de normas de procedimiento) traen al recuerdo tiempos pasados. 

Sólo habrían faltado las autoinculpaciones, la autocrítica plañidera pidiendo clemencia al Tribunal al estilo de los Zinoviev, Kamenev, Radek, Bujarin y demás condenados en los Procesos de Moscú del período 1936/38, tan parecidos, por otra parte, -los extremos se tocan una vez más- al coro de lloriqueos ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses del Senador MacArthy.

Y digo yo que...

Suponiendo que lo publicado por "El País" sea cierto,

¿Alguien tiene alguna duda de qué entiende por democracia interna el Claustro de Podemos?

¿Hay quien piense que se puede ser autoritario de puertas adentro y demócrata en la calle?

Si ése es el proceder contra alguien importante en la organización ¿Qué puede esperar "la gente" que es como ahora llama Podemos a lo que antes se llamaba El Pueblo Soberano?

Éstas son las cosas que uno debe recordar el día que se nos convoque a votar.