sábado, 6 de julio de 2024

 Vacaciones

Las mías, quiero decir. Otros años me he limitado al mes de agosto; éste, no sé si por la reiterada presión que dª Yolanda y los sindicatos están ejerciendo para reducir la jornada, por mi precaria condición que me acerca a la categoría de contribuyente vulnerable o, quién sabe, porque esté más que harto del abyecto espectáculo con el que nos obsequia la flor y nata de nuestra clase política, (tan frecuentemente materia prima de mis comentarios) he decidido aumentar el período vacacional.


Dejo para el retorno, ni siquiera sabría decir ahora su fecha exacta, algunas reflexiones que tenía medio pergeñadas sobre el turismo, su importancia en España y sus consecuencias, no todas positivas.


Mientras tanto, les dejo con la selección española de fútbol clasificada para las semifinales del Campeonato de Europa, donde nos espera Francia, y con dª Begoña Gómez preparando, se supone, su declaración ante su Señoría, salvo que en el entretanto surja algún otro querellante, La Asociación Maragata de Cuñados Defensores de la Moral, pongo por caso, y haya que volver a empezar.


Así, pues, feliz descanso para todos y hasta más ver.


viernes, 28 de junio de 2024

 Bien está lo que bien acaba

El parto de los montes

¿Alguien, fuera del pequeño círculo de iniciados, habría apostado cualquier cosa, unas humildes cañas de cerveza, por ejemplo, a que en los últimos días de junio del 2024, el 25 para ser exactos, habría de ponerse el punto final a la enconada disputa sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial? Nadie ¿verdad? Pues ha ocurrido

El Ministro Bolaños y el Vicesecretario de Acción Institucional del PP, González Pons, volvieron a verse en Bruselas (¿moda inaugurada por el huido Puigdemont, ganas de llamar la atención, necesidad de ocultarse de los plumillas?) bajo la atenta mirada, un tanto irónica, un sí es no es escéptica de la Vicepresidenta de la Comisión Europea, y firmaron el acuerdo que ponía fin a una anomalía constitucional que se mantenía desde hacía más de cinco años.

Luego, para dar fe de su hazaña, (y para no dar lugar a que un mal paso de cualquiera de los dos diera al traste con lo acordado) los firmantes ofrecieron sendas ruedas de prensa por separado. No, no creo que fuera por eso. Para mí que el o los jefes de los citados les instruyeron a ambos sobre el particular: "Firmas y te vas, y si tienes que tratar con la prensa, cada uno por su lado, ¿estamos?, que una cosa es la firma y otra dar lugar a que nuestros votantes (bueno y quienes tú y yo sabemos) lleguen a creer que nos hemos hecho uña y carne con esos".


Hagamos como si no hubiera pasado nada

Más tarde, en el Parlamento,  cuando el Presidente Sánchez y el jefe de la oposición se vieron las caras, no sólo no se felicitaron mutuamente, sino que, oídas sus intervenciones, pareciera que se hubieran firmado dos acuerdos distintos. ¡Teatro, créanme! Como el montado al día siguiente a propósito de qué quería decir lo que venía transcrito con las mismos palabras en ambos textos. ¿Son tontos, no hablan castellano o, lo más probable, creen que los memos somos los ciudadanos? Bolaños y G. Pons son negociadores suficientemente curtidos, como para que alguien llegue a pensar que en el último momento A engañó a B o al revés.

Uno y otro, don Pedro y don Alberto, ya volveré sobre este punto, tenían buenas razones para estar satisfechos. Sencillamente, ambos hablaban para sus respectivos opositores internos: los obedientes a la mente rectora de la FAES, en un caso, y la socia de gabinete, más alguno de los portavoces de los apoyos parlamentarios, en el otro. 

En definitiva: todo lo que rodea la firma del documento ha sido un episodio orquestado de un modo innecesariamente barroco y rebuscado, prolongado en una supuesta discrepancia entre portavoces de los firmantes sobre el contenido del acuerdo (como si hubieran tenido que negociar deprisa y corriendo, aquí te pillo, aquí te mato).

 Pese a ello, enhorabuena a los firmantes y enhorabuena a todos nosotros. Faltan meses para que las aguas vuelvan a su cauce, porque las tareas pendientes son muchas, restañar los daños, cobertura de cientos de vacantes, drenaje de los miles de litigios estancados, acuerdo final sobre el sistema de elección de los magistrados llamados a ser los sucesores de los ahora acordados, pero se ha dado el paso imprescindible para conseguirlo.


¿Dónde estamos, pues?

  • Se ha configurado el nuevo Consejo General del Poder Judicial: veinte vocales, de entre los cuales ellos elegirán a su Presidente; veinte juristas, unos jueces otros no, con nombres y apellidos, diez a propuesta de cada uno de los dos Partidos firmantes, que sustituye a los restos del que debió haber cesado hace un quinquenio largo (catorce vocales con un Presidente interino, nueve conservadores, cuatro socialistas y un último nombrado en su día a propuesta del PNV)
  • ¿Un nuevo sistema de elección de los vocales del Consejo procedentes de la carrera judicial? Ya saben: la tesis del PP es que "los jueces elijan a los jueces"; la del PSOE, que no necesariamente. ¿Qué han pactado ambos?
  • Según el PP, es evidente que la redacción del acuerdo respalda su posición. El PSOE entiende que no es eso lo que dice el documento. Dando por supuesto que los lectores de este post hablan y leen castellano, éste es el texto de la discordia: "Se requiere al CGPJ que apruebe, por mayoría de tres quintos, una propuesta de reforma del sistema de elección de los vocales de procedencia judicial, que será trasladada al Gobierno y a las Cortes para su debate y, en su caso, tramitación y aprobación".
  • No quiero competir ni con los exégetas populares ni con los socialistas. Cada uno de ustedes y yo somos capaces de interpretar lo escrito y firmado por González Pons y por Bolaño.

En todo caso, sea cual fuere el vericueto que siga la propuesta del recién nombrado CGPJ, cuando llegue al Congreso, dado su carácter de Ley Orgánica, su aprobación exigirá de nuevo el apoyo de socialistas y populares. Tengo para mí que lo que de verdad está enervando a tanta gente es que PP y PSOE se acostumbren a valerse por ellos mismos para ir resolviendo los problemas pendientes. Espero que si esto llegara a ser así, no sea preciso acudir vez tras vez a Bruselas en busca de testigos. 


Dos hombres contentos… 

Aunque a las primeras de cambio se hayan visto tentados (y hayan caído en la tentación) de hacer como que aquí no ha pasado nada y que al Congreso no se va a debatir ideas, mucho menos a dar abrazos al oponente, sino a poner al contrario de chupa de dómine, don Pedro y don Alberto están contentos.

Por supuesto que los dos están satisfechos

  • Don Alberto afianza su liderazgo, por una vez ha pillado con el pie cambiado a la Presidenta por antonomasia que ha debido preguntar a la FAES qué hacer ahora, se distancia notoriamente de Vox y despeja las reticencias que la UE mantenía respecto a su responsabilidad en la demora de regularizar la situación del CGPJ.
  • Pedro Sánchez, por su parte, gana imagen y tiempo, aleja por un tiempo los  focos mediáticos de sus problemas jurídico-familiares, logra un buen acuerdo y reduce su dependencia futura de algunos de sus más indeseables aliados.


… y una nube de descontentos

Todos los no firmantes y algunos de quienes se decían militantes, socios, conmilitones de conservadores y socialistas.

No, no han descorchado espumosos los aliados de la investidura de Pedro Sánchez.

El acuerdo le viene bien a España y a los españoles pero barrunto que ha venido a complicar las estrategias de casi todo el espectro político restante e incluso a los extremos intransigentes de los Partidos firmantes. 

Descartando al inefable Alvises al que, una vez conseguido el escaño europeo que le otorga la condición de aforado, este asunto ni le va ni le viene, sea por fas o por nefas, el fin imprevisto de esta historia que llevaba camino de convertirse en interminable…

  • Viene mal a la práctica totalidad de los socios y aliados del PSOE. Y no tanto porque de golpe se haya caído de sus argumentarios una de las acusaciones más recurrentes cuando se enfrentaban al PP, sino porque temen, con razón, que su aporte como ayuda imprescindible podría haber empezado a desvanecerse. Seguro que el fugado, por ejemplo, ha caído en la cuenta de qué podrían valerle sus famosos siete escaños, comparado con lo que podría suponer, en un momento dado, sumar los votos del PP y los del PSOE, aunque fuera no ya en el Parlamento del Estado sino en el catalán.
  • Hablando de Sumar, no estaría mal que hablaran un poco más entre ellos y ellas. Lo digo porque Doña Yolanda asegura que siempre ha estado informada mientras que su portavoz parlamentario se quejaba de lo contrario. 
  • Tampoco ERC ni Podemos se sienten felices con el desbloqueo de una situación que tantas veces les ha dado razones para escandalizarse. O sea, que les viene mal, también a ellos que su influencia pudiera a ser menos necesaria ¡Qué cosas!
  • Vox, por supuesto, ha puesto el grito en el cielo. La "traición" del PP ha debido sonarles a confirmación del carácter blandengue, de "derechita cobarde", de los Populares, tan distintos a ellos que parecían dispuestos a seguir fuera de la Constitución por los siglos de los siglos con tal de mantener bajo el control de su medio socio al órgano de gobierno de los jueces. Una explicación común con los descontentos de izquierdas: también don Santiago ha perdido relevancia.


Mis conclusiones

  • En un futuro inmediato, además del imprescindible acuerdo PP/PSOE para aprobar la Ley Orgánica que cierra el tema del CGPJ, cuestiones tales como la Presidencia del Banco de España, la de Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la del Consejo de Radio Televisión Española, exigen también mayorías parlamentarias cualificadas, imposibles de lograr sin un acuerdo entre populares y socialistas.
  • Así que los que antes se escandalizaban, ahora se quejan. ¡Cuán gritan esos malditos!, que diría don Juan ¿Qué más da? Por lo que a mí respecta, valoro muy, muy positivamente el acuerdo y doy por sentado que los aspavientos del día de después forma parte de la liturgia, del teatrillo habitual.



sábado, 22 de junio de 2024

 Elecciones en la Unión Europea (II)

La versión española  

Hace apenas dos semanas que España acudió a votar (o "ya hace dos semanas", que el tiempo en política corre muy rápido), como un país más de los 27 miembros de la UE, para decidir qué Partidos obtendrían su parte del botín de 61 Diputados que nos corresponde. Somos el cuarto país en cuanto a número de electos, por detrás de Alemania, Francia e Italia.

 

Una campaña nauseabunda

 La elección del adjetivo descalificativo es mía y no tiene por qué ser compartido por ninguno de mis lectores. Más aún: si alguno de ellos la encontró modélica, sosa, divertida o defraudante, tengo que suponer que tendrá sus motivos. He aquí algunas de las razones en las que me baso para escribir lo que escribo:

¿Recuerdan los problemas pendientes de solución en la UE a los que me refería hace una semana? Dado el carácter y finalidad de las elecciones habría sido de esperar que ésa fuera la materia prima fundamental de la campaña: qué propone el Partido A para dar solución a los grandes temas comunitarios y en qué se diferencia de lo que pretende el Partido B y el resto de contendientes.

¿Recuerdan ustedes haber oído hablar a Sánchez, a Feijoo, a Abascal, a Irene Montero, a los candidatos independentistas de la excesiva y carísima burocracia europea? ¿Alguno de los citados dedicó su tiempo a cuestionar la regla de la unanimidad en un club de 27 miembros? ¿Alguien calentó a la audiencia quejándose de la inoperancia de la inexistente política común en las relaciones internacionales? ¿Qué aspirante se quejó y propuso soluciones concretas para el fracaso, como tal Unión Europea, de nuestra inexistente posición frente a la invasión rusa de Ucrania?

Sólo ha habido dos cuestiones que han salido de tanto en tanto a relucir: el fracaso comunitario en materia migratoria (creo recordar la paternidad de la rotunda frase "más muros y menos moros", que la convierte en un eslogan racista, así que no hace falta citar al autor ¿verdad?) , y la falta de eficacia ante la titubeante política oficial sobre el comportamiento de Israel en Gaza; y aún en este segundo caso, no tanto por la calificación que merezca Netanyahu, sino apoyando o rechazando la decisión gubernamental de reconocer al Estado Palestino (sorprendentes, por cierto, las razones de unos y otros, al respecto).

Conclusión: las elecciones europeas estaban siendo utilizadas para otras finalidades de consumo casero, ya veremos cuáles.


Lo que hemos estado oyendo

Ninguna sorpresa: un trasunto de lo que miércoles tras miércoles oímos en el más ineducado foro público de España, es decir, en las vomitivas sesiones de control al Gobierno.

  • "Ustedes han convertido la política española, en la máquina del fango". ¡La secular vigencia de los Evangelios. Alguien podría responder "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra". A diferencia de lo que relata el texto bíblico, nadie da media vuelta y escapa avergonzado.
  • Un ataque en varios frentes, político, judicial, periodístico, sobre familiares y allegados de Pedro Sánchez o de Isabel Díaz Ayuso. Injusto, vergonzoso, rastrero, degradante para sus autores (los responsables del acoso, no quienes eran y siguen siendo inocentes hasta que se demuestre lo contrario).
  • Los consabidos 2.000 días que lleva el Consejo Superior del Poder Judicial, fuera de la Constitución. Así es, o eso me parece a mí, pero ¿qué relación tiene con la UE, más allá del fiasco del mediador comunitario que el responsable de la demora propuso como árbitro?
  • En resumen: bronca, lindante con lo insoportable salvo para los incondicionales de no importa qué Partido, que habrán vivido la campaña en combustión. Otros, entre la decepción, la vergüenza ajena, y la añoranza de cuando el ingenio y la ironía…
  • Plebiscito sobre la gestión del Gobierno, de manera tal que según la oposición, si el PSOE no arrasaba tenía que convocar elecciones generales. (En realidad esto de insistir en votar cuanto antes, viene oyéndose desde las elecciones gallegas).
  • Conocidos los resultados, se insiste en la conveniencia de convocar elecciones anticipadas, si el PSOE no gana las europeas. Emmanuel Macron lo ha hecho. Él sabrá por qué,  pero, desde luego, a nadie se la había ocurrido pedírselo en su país. En el nuestro, en cambio, empezó a exigírsele a Sánchez en cuanto se supieron los pactos en los que se sustentaba su Gobierno, o sea, antes de jurar su cargo.


Un repaso a los resultados españoles

Desde un punto de vista estrictamente matemático, como quizás recuerden todavía:

  • El PP, gana las elecciones: obtiene 9 escaños más que los que tenía y se coloca primero con 2 de ventaja sobre el Partido Socialista que pierde 1.
  • Vox, tercero, muy lejos de los dos primeros, gana 2 y alcanza los 6 diputados
  • "Se acabó la fiesta", nuevo en estas lides, saca 3, los mismos que "Repúblicas" y Sumar.
  • Podemos pierde 4 y se queda con 2, Junts pierde 2 y tiene que contentarse con 1, lo mismo que CEUS, que representó a Coalición Canaria y PNV, curioso ejemplo de lejanía geográfica complementaria.


Mi resumen

Tengo para mí que las consecuencias de los resultados electorales tienen tanto que ver con las matemáticas parlamentarias, que son las que de verdad cuentan cuando se trata de medir el poder real ganado o perdido, como la distancia que media entre lo que se había anunciado como objetivo de cada Partido respecto a lo que de verdad obtuvo. Desde ese punto de vista

  • Gana el PP, pero no tanto como para dejar en el basurero de la Historia al PSOE. Feijoo mantiene intacta, un asalto más, su posición en el Partido. No sólo ha absorbido por completo a C’s -mera conjetura, porque a saber a quién habrán votado ahora los que lo hicieron por C’s hace 5 años- sino que ha debido rascar votos o a su derecha o a su izquierda. Me inclino por lo segundo (¿Posible efecto García Page?)
  • Pierde el PSOE en número de votos y de Diputados electos, pero no hasta el punto de sentirse obligados a hacer caso a los populares, disolver las Cortes y convocar elecciones. Mucho menos en convocar un Congreso Funerario para asumir "el acta de defunción del Partido Socialista" de la que habló don Alberto. En cualquier caso, nunca antes de conozcamos el desenlace del culebrón catalán (quién gobernará y, en su caso, cuánto nos costará a los charnegos).
  • Si mi suposición anterior fuera válida, el crecimiento de Vox, más el nuevo actor en ese sector, "Se acabó la fiesta", dando por supuesto que  éste ha pescado en caladero Vox, el drenaje de votantes socialistas habría sido importante de lo que pudiera parecer., salvo que también hubiera entrado el PSOE en el reparto de los despojos de C’s
  • ¿Desaparece definitivamente Ciudadanos o aún seguirán en la lid pese a haber perdido los 8 diputados elegidos en 2019?
  • En cuanto a Podemos, perdón por la simpleza, pero cada día puede menos: se ha quedado en un tercio de lo que tenía: se ha tenido que conformar con 2 de 6. Por supuesto la culpa, toda la culpa, la tiene Yolanda Díaz. El tiempo se le acaba a las damas rojas. Ellas sabrán, pero o cambian de rumbo o empezarán a oler a Ciudadanos. 
  • Unas y otra, que tampoco "Sumar" ha salido guapa en la foto.
  • Un resultado inédito: PP + Vox + más los 3 mosqueteros de Alvises, suman 31, es decir, mayoría absoluta. ¿Puede extrapolarse al de las próximas elecciones generales? Desde luego, a según quién, no le faltado tiempo para relamerse. La cuestión sigue siendo que o alguien es capaz de armar una coalición ganadora en una hipotética moción de censura, o el control sobre la fecha de las elecciones continúa en manos de Sánchez

¿Y ahora?

Ahora, nada. ¿quién se acuerda hoy de Bruselas, pudiendo hacerlo de las discrepancias internas en la Fiscalía, o especulando sobre hasta dónde llegará Sánchez para que Illa sea President, o cómo interpretarán los tribunales la Ley de Amnistía? 

Es que ya no queda tiempo para enterarse de cómo está el  affaire Begoña, ni dónde se ha metido el novio de la Princesa de Lavapiés o para saber si Puigdemont hablaba en serio cuando aseguró que si no volvía a ser President dejaba la política. Ya. Recuerdo que Sánchez Dragó anunció su autoexilio voluntario si Felipe González ganaba las elecciones: ganó Felipe, pero don Fernando no se movió.


Estrambote imprevisto: Vuelve Javier Milei

Ya conocen la noticia, sus circunstancias y las reacciones de los que aplauden, de los que lo hacen con un cierto distanciamiento ("No es esto, no es esto, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?) y los que rugen de indignación.

Aún quedamos un puñadito, pequeño y sin importancia, al que el acontecimiento nos deja bastante indiferentes. 

Si acaso, se nos ocurre platearnos ¿qué les está pasando a todos? 

Yo creo que la mayor parte de los simpatizantes, militantes e incluso algún cuadro dirigente de los Partidos, son buena gente: creen que el catecismo de su Partido y los programas electorales que elabora ante cada cita electoral, se acercan bastante a lo que ellos creen que es lo mejor para España. 

Así las cosas, las campañas electorales deberían consistir en la exposición de sus propuestas y,  acaso, a señalar las diferencias con sus competidores. El problema aparece cuando lo Estados Mayores, los Directores de Campaña, y algún dirigente impaciente, advierten que para lograr los objetivos ideológicos y programáticos hay, primero, que ganar las lecciones, es decir,  que es inevitable "perjudicar" al contrario.

A partir de ese momento, el fervor democrático transmuta en ardor guerrero. Y se sabe de antiguo, ya lo decía Tucídides, que en las guerras rinde mayores resultados el odio al enemigo que el amor a los tuyos. 

Y en esas estamos. Por eso menudean más las descalificaciones, los insultos, los argumentos ad hominem, las mentiras más flagrantes, que la explicación de lo que el votante y España ganarían si le dieran sus votos a ellos. Es más importante acabar con el contrario que luchar por tu programa. El contrincante hace lo mismo y ambos hablan de radicalización, de juego sucio, de populismo, vicios aportados, siempre, por "el otro".




sábado, 15 de junio de 2024

 Elecciones en la UE (I)

Y, por consiguiente, en España

Si me lo permiten, dedicaré dos posts a las elecciones del pasado domingo, pero empezaré hablando de los resultados globales. Lo contrario me parecería tan desacertado como si después de unas elecciones generales en España, ésas que reclama don Alberto no menos de seis veces al día, empezara por analizar los resultados en la Región de Murcia.


Europa y la UE

Hablar de Europa cuando nos referimos a la Unión Europea es caer en el mismo egocentrismo en el que incurren con tanta frecuencia los ciudadanos estadounidenses cuando confunden su país no ya con "Norteamérica", ninguneando a sus vecinos Canadá y México, sino al continente americano entero.

La Unión Europea ocupa algo menos de 4.240.000 Km2. Europa sobrepasa los 10 millones y eso contando, como debe de ser, sólo con la parte europea de Rusia, ésa que alguna vez se nos dijo que terminaba en los Urales.

Pese a las evidentes diferencias económicas y, en cierto modo, culturales, la Unión Europea es el resultado de la voluntad política de veintisiete países dispuestos a transferir una parte de sus competencias nacionales en pro de la existencia de un sujeto político que suponen favorable a sus propios intereses nacionales y que está sustentado en unos principios, unos fundamentos, cuyas raíces se hunden en una centenaria historia compartida.

Europa es, simplemente, un  continente cuyos límites son una pura convención establecida hace muchos años vaya usted a saber por quién.  Recuerden a Zeus convertido en toro, no sé si bravo o no, raptando a Europa.

En 1957, como fruto de los esfuerzos de un pequeño grupo de visionarios, Alcide De Gasperi, Conrad Adenauer, Robert Schuman , Jean  Monnet y algunos más, se firma el Tratado de Roma entre Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Estos seis países sellan el Tratado de Roma, partida de nacimiento de lo que hoy conocemos como Unión Europea.

Ese Tratado, complementado por otros posteriores, hoy da cobijo a 27 países y a casi 450 millones de ciudadanos. Países muy distintos ente sí: de los casi 700.000 km2  de Francia a los 316 de Malta. De los cerca de 85 millones de habitantes de Alemania a los poco más de 475.000 también de Malta. De los 119.00 € de PIB per capita de Luxemburgo a los 14.580 de Bulgaria. Un conglomerado de pueblos entre los que se ha guerreado y se han establecido alianzas, uniones y luchas a muerte, desde que se tiene noticia histórica. En la Unión se hablan 24 idiomas oficiales, que no incluyen otro puñado de lenguas, euskera, gallego, catalán, gaélico, occitano, corso… 

¿Cómo extrañarse de que este variopinto grupo de pueblos avance a trompicones, que no siempre sepa cómo afrontar los problemas que tiene por delante? Sin embargo, en términos históricos, lo logrado en tres cuartos de siglo ha sido asombroso y se ha conseguido entre dos parpadeos. ¿Cuánto tiempo hizo falta para que Francia, España, Alemania se ganaran el derecho a ser consideradas naciones? ¿Cuánto se tardó en abandonar el feudalismo en pro de los Estados nacionales?

Vale la pena observar, cómo se nos ve desde más allá de nuestras fronteras, qué se piensa de la libre circulación de personas y mercancías, de la moneda común (aunque no afecte a todos los países miembros), de la creciente importancia de la legislación comunitaria, de los tribunales europeos.


Elecciones Generales

Este sujeto político en permanente construcción, acaba de celebrar elecciones generales. El próximo quinquenio se estrena con problemas pendientes graves, la excesiva y carísima burocracia, los efectos retardatarios de la exigencia de la unanimidad (no es lo mismo en una unión de seis países que de 27), la palmaria ineficacia a la hora de diseñar y desarrollar relaciones comunes con el resto del mundo, las tensiones entre posiciones antagónicas ante problemas tan candentes como la marea migratoria creciente y acaso inevitable, la manera de posicionarse frente una guerra a nuestras puertas, y otra algo más allá pero vital para nuestros intereses y, sobre todo, para las bases de nuestro modo de entender algo tan esencial como el respeto a los derechos humanos.

Hay, además, una fundada desazón por la radicalización del electorado, de los Partidos que lo articulan y de los Gobiernos de los países miembros. Los tiempos en que la UE estaba gobernada por los acuerdos entre democratacristianos, socialdemócratas y liberales están a punto de ser otro capítulo más de la Historia. La creciente pujanza de movimientos, de Partidos cuyas señas de identidad son la añoranza del tiempo en que "la Patria" era algo indiscutible en cuanto a entidad política y el rechazo a "mezclar" tu población con gentes venidas del hambre y de las creencias distintas a las tradicionales, no sólo ponen en peligro el avance en la construcción de una UE más potente, con más competencias (a costa, por supuesto, de cesiones de cada uno de los Estados miembros) sino que cuestionan la virtualidad de los fundamentos sobre los que se asienta. 

Hay quien habla de polarización. A mi modo de ver, el término es inexacto: lo que estamos observando es el deslizamiento general y progresivo hacia posiciones a la derecha de la derecha tradicional. Ultra derecha, neofascismo, nazis, son sólo términos, la mayoría de las  veces mal utilizados, entre otras cosas porque las diferencias entre los Partidos que se mueven en este extremo del espectro político, y los Gobiernos que han llegado a controlar, son bastante grandes. Víctor Orban ha llegado a ser calificado como "el caballo de Troya de Vladimir Putin"; su posición frente a la guerra de Ucrania es significativa de lo que estoy diciendo. Finlandia, también sospechosa de ultraderechismo, es miembro de la OTAN desde el año pasado por su aversión  y su fundado temor al expansionismo ruso. Giorgia Meloni está a considerable distancia ideológica y práctica de Alternativa por Alemania. No se me ocurre dónde y con quién relacionar a Alvises, nuestro último ultra español, el asiduo frecuentador de redes sociales  que tantos bulos ha colaborado en difundir.

En la otra ala del espectro político no ocurre lo mismo: la izquierda que malvive más allá de la socialdemocracia sigue con su inveterada de dividirse, dividirse y volverse a dividir entre voces de unidad, a la búsqueda de la pureza ideológica, no es, en modo alguno, contrapeso significativo de la creciente ola de las derechas.


A modo de conclusiones

Así que, vistos los resultados globales de la Unión, parece claro que

  • Los conservadores, sea en su versión "popular" o "democristiana" han sido la fuerza más votada. 
  • La socialdemcracia está en retroceso, aunque sigue siendo imprescindible y resiste, mal que bien .
  • A su izquierda, lo único que se incrementa es la tendencia suicida al fraccionalismo más disfuncional.
  • Los liberales se mantienen a duras penas, si bien pueden seguir aportando sus escaños a la vieja alianza con conservadores y socialdemócratas. 
  • Los verdes han dejado de ser el Partido del futuro. Buena parte de sus tesis pertenecen ya al acervo común y, por tanto, puedes ser verde de corazón y cualquier otra cosa de cabeza. El conservacionismo y la defensa de la naturaleza ya no es suficiente para alcanzar resultados relevantes. Son vistos como extraterrestres por los negacionistas, pero nada más.
  • La ultraderecha, primera fuerza nada menos que en Francia, segunda en bastantes países y significativa prácticamente en el resto, tendrá que esperar cinco años más para amurallar Europa y expulsar a los veinte, treinta o cuarenta millones de inmigrantes cuyas creencias y cuyo color de piel tan distintos los hacen de los "verdaderos" europeos.
  • Esos cinco años próximos son los que tienen los ganadores para volver por sus fueros, acercar Europa a los europeos y seguir avanzando en un futuro que algunos desearíamos ver cómo La Unión Europea se convierte en una sólida potencia mundial digna de ser tomada en serio, por USA y China, por Rusia… En definitiva, un sujeto político que aspire a algo más que a convertir su Historia y sus riquezas en un pasatiempo del turismo de masas.
  • Por lo que se refiere a España, escribiré mis ocurrencias dentro de una semana, salvo que, mientras tanto, Feijoo y Sánchez se reten a muerte en las tapias de La Almudena