Elecciones en la Unión Europea (II)
La versión española
Hace apenas dos semanas que España acudió a votar (o "ya hace dos semanas", que el tiempo en política corre muy rápido), como un país más de los 27 miembros de la UE, para decidir qué Partidos obtendrían su parte del botín de 61 Diputados que nos corresponde. Somos el cuarto país en cuanto a número de electos, por detrás de Alemania, Francia e Italia.
Una campaña nauseabunda
La elección del adjetivo descalificativo es mía y no tiene por qué ser compartido por ninguno de mis lectores. Más aún: si alguno de ellos la encontró modélica, sosa, divertida o defraudante, tengo que suponer que tendrá sus motivos. He aquí algunas de las razones en las que me baso para escribir lo que escribo:
¿Recuerdan los problemas pendientes de solución en la UE a los que me refería hace una semana? Dado el carácter y finalidad de las elecciones habría sido de esperar que ésa fuera la materia prima fundamental de la campaña: qué propone el Partido A para dar solución a los grandes temas comunitarios y en qué se diferencia de lo que pretende el Partido B y el resto de contendientes.
¿Recuerdan ustedes haber oído hablar a Sánchez, a Feijoo, a Abascal, a Irene Montero, a los candidatos independentistas de la excesiva y carísima burocracia europea? ¿Alguno de los citados dedicó su tiempo a cuestionar la regla de la unanimidad en un club de 27 miembros? ¿Alguien calentó a la audiencia quejándose de la inoperancia de la inexistente política común en las relaciones internacionales? ¿Qué aspirante se quejó y propuso soluciones concretas para el fracaso, como tal Unión Europea, de nuestra inexistente posición frente a la invasión rusa de Ucrania?
Sólo ha habido dos cuestiones que han salido de tanto en tanto a relucir: el fracaso comunitario en materia migratoria (creo recordar la paternidad de la rotunda frase "más muros y menos moros", que la convierte en un eslogan racista, así que no hace falta citar al autor ¿verdad?) , y la falta de eficacia ante la titubeante política oficial sobre el comportamiento de Israel en Gaza; y aún en este segundo caso, no tanto por la calificación que merezca Netanyahu, sino apoyando o rechazando la decisión gubernamental de reconocer al Estado Palestino (sorprendentes, por cierto, las razones de unos y otros, al respecto).
Conclusión: las elecciones europeas estaban siendo utilizadas para otras finalidades de consumo casero, ya veremos cuáles.
Lo que hemos estado oyendo
Ninguna sorpresa: un trasunto de lo que miércoles tras miércoles oímos en el más ineducado foro público de España, es decir, en las vomitivas sesiones de control al Gobierno.
- "Ustedes han convertido la política española, en la máquina del fango". ¡La secular vigencia de los Evangelios. Alguien podría responder "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra". A diferencia de lo que relata el texto bíblico, nadie da media vuelta y escapa avergonzado.
- Un ataque en varios frentes, político, judicial, periodístico, sobre familiares y allegados de Pedro Sánchez o de Isabel Díaz Ayuso. Injusto, vergonzoso, rastrero, degradante para sus autores (los responsables del acoso, no quienes eran y siguen siendo inocentes hasta que se demuestre lo contrario).
- Los consabidos 2.000 días que lleva el Consejo Superior del Poder Judicial, fuera de la Constitución. Así es, o eso me parece a mí, pero ¿qué relación tiene con la UE, más allá del fiasco del mediador comunitario que el responsable de la demora propuso como árbitro?
- En resumen: bronca, lindante con lo insoportable salvo para los incondicionales de no importa qué Partido, que habrán vivido la campaña en combustión. Otros, entre la decepción, la vergüenza ajena, y la añoranza de cuando el ingenio y la ironía…
- Plebiscito sobre la gestión del Gobierno, de manera tal que según la oposición, si el PSOE no arrasaba tenía que convocar elecciones generales. (En realidad esto de insistir en votar cuanto antes, viene oyéndose desde las elecciones gallegas).
- Conocidos los resultados, se insiste en la conveniencia de convocar elecciones anticipadas, si el PSOE no gana las europeas. Emmanuel Macron lo ha hecho. Él sabrá por qué, pero, desde luego, a nadie se la había ocurrido pedírselo en su país. En el nuestro, en cambio, empezó a exigírsele a Sánchez en cuanto se supieron los pactos en los que se sustentaba su Gobierno, o sea, antes de jurar su cargo.
Un repaso a los resultados españoles
Desde un punto de vista estrictamente matemático, como quizás recuerden todavía:
- El PP, gana las elecciones: obtiene 9 escaños más que los que tenía y se coloca primero con 2 de ventaja sobre el Partido Socialista que pierde 1.
- Vox, tercero, muy lejos de los dos primeros, gana 2 y alcanza los 6 diputados
- "Se acabó la fiesta", nuevo en estas lides, saca 3, los mismos que "Repúblicas" y Sumar.
- Podemos pierde 4 y se queda con 2, Junts pierde 2 y tiene que contentarse con 1, lo mismo que CEUS, que representó a Coalición Canaria y PNV, curioso ejemplo de lejanía geográfica complementaria.
Mi resumen
Tengo para mí que las consecuencias de los resultados electorales tienen tanto que ver con las matemáticas parlamentarias, que son las que de verdad cuentan cuando se trata de medir el poder real ganado o perdido, como la distancia que media entre lo que se había anunciado como objetivo de cada Partido respecto a lo que de verdad obtuvo. Desde ese punto de vista
- Gana el PP, pero no tanto como para dejar en el basurero de la Historia al PSOE. Feijoo mantiene intacta, un asalto más, su posición en el Partido. No sólo ha absorbido por completo a C’s -mera conjetura, porque a saber a quién habrán votado ahora los que lo hicieron por C’s hace 5 años- sino que ha debido rascar votos o a su derecha o a su izquierda. Me inclino por lo segundo (¿Posible efecto García Page?)
- Pierde el PSOE en número de votos y de Diputados electos, pero no hasta el punto de sentirse obligados a hacer caso a los populares, disolver las Cortes y convocar elecciones. Mucho menos en convocar un Congreso Funerario para asumir "el acta de defunción del Partido Socialista" de la que habló don Alberto. En cualquier caso, nunca antes de conozcamos el desenlace del culebrón catalán (quién gobernará y, en su caso, cuánto nos costará a los charnegos).
- Si mi suposición anterior fuera válida, el crecimiento de Vox, más el nuevo actor en ese sector, "Se acabó la fiesta", dando por supuesto que éste ha pescado en caladero Vox, el drenaje de votantes socialistas habría sido importante de lo que pudiera parecer., salvo que también hubiera entrado el PSOE en el reparto de los despojos de C’s
- ¿Desaparece definitivamente Ciudadanos o aún seguirán en la lid pese a haber perdido los 8 diputados elegidos en 2019?
- En cuanto a Podemos, perdón por la simpleza, pero cada día puede menos: se ha quedado en un tercio de lo que tenía: se ha tenido que conformar con 2 de 6. Por supuesto la culpa, toda la culpa, la tiene Yolanda Díaz. El tiempo se le acaba a las damas rojas. Ellas sabrán, pero o cambian de rumbo o empezarán a oler a Ciudadanos.
- Unas y otra, que tampoco "Sumar" ha salido guapa en la foto.
- Un resultado inédito: PP + Vox + más los 3 mosqueteros de Alvises, suman 31, es decir, mayoría absoluta. ¿Puede extrapolarse al de las próximas elecciones generales? Desde luego, a según quién, no le faltado tiempo para relamerse. La cuestión sigue siendo que o alguien es capaz de armar una coalición ganadora en una hipotética moción de censura, o el control sobre la fecha de las elecciones continúa en manos de Sánchez
¿Y ahora?
Ahora, nada. ¿quién se acuerda hoy de Bruselas, pudiendo hacerlo de las discrepancias internas en la Fiscalía, o especulando sobre hasta dónde llegará Sánchez para que Illa sea President, o cómo interpretarán los tribunales la Ley de Amnistía?
Es que ya no queda tiempo para enterarse de cómo está el affaire Begoña, ni dónde se ha metido el novio de la Princesa de Lavapiés o para saber si Puigdemont hablaba en serio cuando aseguró que si no volvía a ser President dejaba la política. Ya. Recuerdo que Sánchez Dragó anunció su autoexilio voluntario si Felipe González ganaba las elecciones: ganó Felipe, pero don Fernando no se movió.
Estrambote imprevisto: Vuelve Javier Milei
Ya conocen la noticia, sus circunstancias y las reacciones de los que aplauden, de los que lo hacen con un cierto distanciamiento ("No es esto, no es esto, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?) y los que rugen de indignación.
Aún quedamos un puñadito, pequeño y sin importancia, al que el acontecimiento nos deja bastante indiferentes.
Si acaso, se nos ocurre platearnos ¿qué les está pasando a todos?
Yo creo que la mayor parte de los simpatizantes, militantes e incluso algún cuadro dirigente de los Partidos, son buena gente: creen que el catecismo de su Partido y los programas electorales que elabora ante cada cita electoral, se acercan bastante a lo que ellos creen que es lo mejor para España.
Así las cosas, las campañas electorales deberían consistir en la exposición de sus propuestas y, acaso, a señalar las diferencias con sus competidores. El problema aparece cuando lo Estados Mayores, los Directores de Campaña, y algún dirigente impaciente, advierten que para lograr los objetivos ideológicos y programáticos hay, primero, que ganar las lecciones, es decir, que es inevitable "perjudicar" al contrario.
A partir de ese momento, el fervor democrático transmuta en ardor guerrero. Y se sabe de antiguo, ya lo decía Tucídides, que en las guerras rinde mayores resultados el odio al enemigo que el amor a los tuyos.
Y en esas estamos. Por eso menudean más las descalificaciones, los insultos, los argumentos ad hominem, las mentiras más flagrantes, que la explicación de lo que el votante y España ganarían si le dieran sus votos a ellos. Es más importante acabar con el contrario que luchar por tu programa. El contrincante hace lo mismo y ambos hablan de radicalización, de juego sucio, de populismo, vicios aportados, siempre, por "el otro".
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