Bien está lo que bien acaba
El parto de los montes
¿Alguien, fuera del pequeño círculo de iniciados, habría apostado cualquier cosa, unas humildes cañas de cerveza, por ejemplo, a que en los últimos días de junio del 2024, el 25 para ser exactos, habría de ponerse el punto final a la enconada disputa sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial? Nadie ¿verdad? Pues ha ocurrido
El Ministro Bolaños y el Vicesecretario de Acción Institucional del PP, González Pons, volvieron a verse en Bruselas (¿moda inaugurada por el huido Puigdemont, ganas de llamar la atención, necesidad de ocultarse de los plumillas?) bajo la atenta mirada, un tanto irónica, un sí es no es escéptica de la Vicepresidenta de la Comisión Europea, y firmaron el acuerdo que ponía fin a una anomalía constitucional que se mantenía desde hacía más de cinco años.
Luego, para dar fe de su hazaña, (y para no dar lugar a que un mal paso de cualquiera de los dos diera al traste con lo acordado) los firmantes ofrecieron sendas ruedas de prensa por separado. No, no creo que fuera por eso. Para mí que el o los jefes de los citados les instruyeron a ambos sobre el particular: "Firmas y te vas, y si tienes que tratar con la prensa, cada uno por su lado, ¿estamos?, que una cosa es la firma y otra dar lugar a que nuestros votantes (bueno y quienes tú y yo sabemos) lleguen a creer que nos hemos hecho uña y carne con esos".
Hagamos como si no hubiera pasado nada
Más tarde, en el Parlamento, cuando el Presidente Sánchez y el jefe de la oposición se vieron las caras, no sólo no se felicitaron mutuamente, sino que, oídas sus intervenciones, pareciera que se hubieran firmado dos acuerdos distintos. ¡Teatro, créanme! Como el montado al día siguiente a propósito de qué quería decir lo que venía transcrito con las mismos palabras en ambos textos. ¿Son tontos, no hablan castellano o, lo más probable, creen que los memos somos los ciudadanos? Bolaños y G. Pons son negociadores suficientemente curtidos, como para que alguien llegue a pensar que en el último momento A engañó a B o al revés.
Uno y otro, don Pedro y don Alberto, ya volveré sobre este punto, tenían buenas razones para estar satisfechos. Sencillamente, ambos hablaban para sus respectivos opositores internos: los obedientes a la mente rectora de la FAES, en un caso, y la socia de gabinete, más alguno de los portavoces de los apoyos parlamentarios, en el otro.
En definitiva: todo lo que rodea la firma del documento ha sido un episodio orquestado de un modo innecesariamente barroco y rebuscado, prolongado en una supuesta discrepancia entre portavoces de los firmantes sobre el contenido del acuerdo (como si hubieran tenido que negociar deprisa y corriendo, aquí te pillo, aquí te mato).
Pese a ello, enhorabuena a los firmantes y enhorabuena a todos nosotros. Faltan meses para que las aguas vuelvan a su cauce, porque las tareas pendientes son muchas, restañar los daños, cobertura de cientos de vacantes, drenaje de los miles de litigios estancados, acuerdo final sobre el sistema de elección de los magistrados llamados a ser los sucesores de los ahora acordados, pero se ha dado el paso imprescindible para conseguirlo.
¿Dónde estamos, pues?
- Se ha configurado el nuevo Consejo General del Poder Judicial: veinte vocales, de entre los cuales ellos elegirán a su Presidente; veinte juristas, unos jueces otros no, con nombres y apellidos, diez a propuesta de cada uno de los dos Partidos firmantes, que sustituye a los restos del que debió haber cesado hace un quinquenio largo (catorce vocales con un Presidente interino, nueve conservadores, cuatro socialistas y un último nombrado en su día a propuesta del PNV)
- ¿Un nuevo sistema de elección de los vocales del Consejo procedentes de la carrera judicial? Ya saben: la tesis del PP es que "los jueces elijan a los jueces"; la del PSOE, que no necesariamente. ¿Qué han pactado ambos?
- Según el PP, es evidente que la redacción del acuerdo respalda su posición. El PSOE entiende que no es eso lo que dice el documento. Dando por supuesto que los lectores de este post hablan y leen castellano, éste es el texto de la discordia: "Se requiere al CGPJ que apruebe, por mayoría de tres quintos, una propuesta de reforma del sistema de elección de los vocales de procedencia judicial, que será trasladada al Gobierno y a las Cortes para su debate y, en su caso, tramitación y aprobación".
- No quiero competir ni con los exégetas populares ni con los socialistas. Cada uno de ustedes y yo somos capaces de interpretar lo escrito y firmado por González Pons y por Bolaño.
En todo caso, sea cual fuere el vericueto que siga la propuesta del recién nombrado CGPJ, cuando llegue al Congreso, dado su carácter de Ley Orgánica, su aprobación exigirá de nuevo el apoyo de socialistas y populares. Tengo para mí que lo que de verdad está enervando a tanta gente es que PP y PSOE se acostumbren a valerse por ellos mismos para ir resolviendo los problemas pendientes. Espero que si esto llegara a ser así, no sea preciso acudir vez tras vez a Bruselas en busca de testigos.
Dos hombres contentos…
Aunque a las primeras de cambio se hayan visto tentados (y hayan caído en la tentación) de hacer como que aquí no ha pasado nada y que al Congreso no se va a debatir ideas, mucho menos a dar abrazos al oponente, sino a poner al contrario de chupa de dómine, don Pedro y don Alberto están contentos.
Por supuesto que los dos están satisfechos
- Don Alberto afianza su liderazgo, por una vez ha pillado con el pie cambiado a la Presidenta por antonomasia que ha debido preguntar a la FAES qué hacer ahora, se distancia notoriamente de Vox y despeja las reticencias que la UE mantenía respecto a su responsabilidad en la demora de regularizar la situación del CGPJ.
- Pedro Sánchez, por su parte, gana imagen y tiempo, aleja por un tiempo los focos mediáticos de sus problemas jurídico-familiares, logra un buen acuerdo y reduce su dependencia futura de algunos de sus más indeseables aliados.
… y una nube de descontentos
Todos los no firmantes y algunos de quienes se decían militantes, socios, conmilitones de conservadores y socialistas.
No, no han descorchado espumosos los aliados de la investidura de Pedro Sánchez.
El acuerdo le viene bien a España y a los españoles pero barrunto que ha venido a complicar las estrategias de casi todo el espectro político restante e incluso a los extremos intransigentes de los Partidos firmantes.
Descartando al inefable Alvises al que, una vez conseguido el escaño europeo que le otorga la condición de aforado, este asunto ni le va ni le viene, sea por fas o por nefas, el fin imprevisto de esta historia que llevaba camino de convertirse en interminable…
- Viene mal a la práctica totalidad de los socios y aliados del PSOE. Y no tanto porque de golpe se haya caído de sus argumentarios una de las acusaciones más recurrentes cuando se enfrentaban al PP, sino porque temen, con razón, que su aporte como ayuda imprescindible podría haber empezado a desvanecerse. Seguro que el fugado, por ejemplo, ha caído en la cuenta de qué podrían valerle sus famosos siete escaños, comparado con lo que podría suponer, en un momento dado, sumar los votos del PP y los del PSOE, aunque fuera no ya en el Parlamento del Estado sino en el catalán.
- Hablando de Sumar, no estaría mal que hablaran un poco más entre ellos y ellas. Lo digo porque Doña Yolanda asegura que siempre ha estado informada mientras que su portavoz parlamentario se quejaba de lo contrario.
- Tampoco ERC ni Podemos se sienten felices con el desbloqueo de una situación que tantas veces les ha dado razones para escandalizarse. O sea, que les viene mal, también a ellos que su influencia pudiera a ser menos necesaria ¡Qué cosas!
- Vox, por supuesto, ha puesto el grito en el cielo. La "traición" del PP ha debido sonarles a confirmación del carácter blandengue, de "derechita cobarde", de los Populares, tan distintos a ellos que parecían dispuestos a seguir fuera de la Constitución por los siglos de los siglos con tal de mantener bajo el control de su medio socio al órgano de gobierno de los jueces. Una explicación común con los descontentos de izquierdas: también don Santiago ha perdido relevancia.
Mis conclusiones
- En un futuro inmediato, además del imprescindible acuerdo PP/PSOE para aprobar la Ley Orgánica que cierra el tema del CGPJ, cuestiones tales como la Presidencia del Banco de España, la de Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la del Consejo de Radio Televisión Española, exigen también mayorías parlamentarias cualificadas, imposibles de lograr sin un acuerdo entre populares y socialistas.
- Así que los que antes se escandalizaban, ahora se quejan. ¡Cuán gritan esos malditos!, que diría don Juan ¿Qué más da? Por lo que a mí respecta, valoro muy, muy positivamente el acuerdo y doy por sentado que los aspavientos del día de después forma parte de la liturgia, del teatrillo habitual.
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