domingo, 1 de septiembre de 2013

La guerra que viene

Vientos de guerra sacuden de nuevo al mundo. Los matones de siempre nos han hecho saber que sus principios no les permiten pasar por alto los desmanes de uno de tantos sátrapas que machacan a sus propios ciudadanos. Uno, sólo uno, que los indios hay que matarlos de uno en uno y a algunos, si son amigos o demasiado fuertes, mejor olvidarse de ellos.

El elegido en esta ocasión es el sirio El Assad, personaje nada ejemplar, desde luego, pero ni mejor ni peor que otra media docena de gentes de su calaña. Está por ver si el frustrante Mr. Obama atacará desde lejos a base de misiles o si se decidirá a mandar al matadero a unos cuantos miles de sus marines.

Se me ocurren algunas preguntas:

¿Convendría esperar a que los observadores de la ONU aclaren si hubo o no hubo empleo de armas químicas? Yo creo que no hace falta. ¿Para qué? Si los observadores dicen que las no las usó, será la mejor prueba de cómo El Assad engañó a los observadores (¿Recuerdan lo de las armas de destrucción masiva en Irak?)

¿Por qué Siria y no la media docena larga de señores de la guerra africanos que masacran a diario a sus ciudadanos? ¿Será porque las materias primas de estos ya están bajo control o porque caen tan a trasmano que su valor geoestratégico es nulo?

¿Los estrategas de uno y otro lado del Atlántico, incluidos los asesores del belicoso Monsieur Holande han caído en la cuenta de que Mesopotamia y todo lo que ahora llamamos Oriente Medio lleva en guerra desde hace más de cinco mil años? Parece como si esos territorios que alumbraron las primeras civilizaciones de la Historia fueran incapaces de vivir en paz. ¿El Señor Obama se siente con fuerzas para cambiar ese estado de cosas, o eso no se lo enseñaron en Harvard? 

¿Y qué pasará el día de después? ¿Se repetirá la experiencia de Afganistán o la de Irak? ¿Quién sucederá al clan Alauí, perseguido a muerte por los islamistas ortodoxos desde hace cuatrocientos años? ¿Espera el Señor Obama que después de bombardear Damasco haya elecciones libres y resulte elegido un demócrata convencido que lleve a Siria a la comunidad de pueblos libres? ¿No caerá otro país más en el área de influencia de la versión más radical, más anti occidental del Islam? ¿Por qué no detenernos un momento a reflexionar en qué han quedado las esperanzas despertadas por la llamada "Primavera árabe"?

Mientras tanto, una vez más la Unión Europea se muestra incapaz de dar una respuesta organizada y el petróleo sigue subiendo sus precios ¿Sería eso lo que se buscaba? 

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