"Siempre nos quedará París".
¿Seguro?
El recuerdo de "Casablanca" se difumina en el tiempo. Varias generaciones sólo conocen de oídas la película y, por tanto, nada les ha de decir la famosa frase ("siempre nos quedará París")
Por el contrario, es posible que esta mañana se hayan levantado leyendo informaciones inquietantes sobre el momento político, social y económico que vive Francia, es decir, París, que la una sin la otra son imposibles de concebir:
- Francia, la segunda economía de Europa y la quinta del mundo, está atravesando su peor crisis política de las últimas décadas. Tal vez habría que retroceder hasta la postrimerías de los 50, cuando se planteaba la imperiosa necesidad de refundar la IV República, para dar con un escenario tan preocupante como el actual.
- Así que la Francia que alumbró el Continente durante los dos últimos Siglos, la que cambió el concepto de súbdito por el de ciudadano, la Francia con la que soñábamos quienes no estábamos de acuerdo con la Dictadura del General Franco, la que nos surtía de literatura que en Celtiberia estaba prohibida, la que fue abanderada del derecho de asilo, la que acogía sin reservas a los heterodoxos de medio mundo, sufre hoy convulsiones tan graves como para que el resto de Europa se tiente la ropa.
Algunas claves.
Las encuestas dicen que la popularidad del Presidente Hollande ha caído al 13 %: la cifra más baja jamás conocida entre los votantes franceses, y que la de su Primer Ministro, apenas alcanza el 30 %. Por su fuera poco, la ex mujer del Presidente atiza el fuego con un caldero de gasolina disfrazado de libro de memorias.
Mientras tanto, la derecha clásica vegeta sin levantar cabeza desde que Sarkozy la dejara en coma y la izquierda de la izquierda, Partido Comunista incluido, sigue dividida en una sopa de siglas apta sólo para especialistas de la política ficción.
Y enfrente, El Frente. El Frente Nacional no sólo es la única formación que parece gozar de excelente salud, sino que, según las encuestas, si hoy hubiera elecciones anticipadas, Marine le Pen accedería a la Presidencia de la República.
Descartada la hipótesis de que la mayoría de nuestros vecinos se hayan vuelto de pronto y todos al mismo tiempo amnésicos, irresponsables, y obtusos, habrá que buscar otras razones.
La derecha clásica.
- la que ahora puede estar representada por la Unión por un Movimiento Popular (UMP), está agobiada por una larga serie de procesos judiciales, la mayor parte de los cuales tiene que ver con la corrupción. Nada que nos extrañe en España.
- Esta formación sufre de un tiempo a esta parte una ausencia de liderazgo que se percibe como un enfrentamiento entre los tres reyezuelos que pugnan por su control, más la incógnita de qué decidirá hacer en un futuro inmediato Nicolás Sarkozy.
- La solución de regir la UMP por un triunvirato parece desconocer que todos los intentos históricos de este tipo han terminado con la desaparición, casi siempre violenta, de dos de sus tres componentes fundacionales.
El Partido Socialista.
- Sería demasiado sencillo achacar los problemas de PSF a las carencias de Francois Hollande. En primer lugar porque una cosa sus limitaciones reales y otra bien distinta las que pregona acerca de él, la derecha europea, pero, sobre todo, porque los males del Partido vienen de más atrás.
- Ni Hollande, ni sus predecesores parecen haber comprendido que cuando un Partido Socialista, o socialdemócrata, o Laborista hace política de derechas, pierde votos por su izquierda y no gana ninguno por su derecha. Eso le pasó al Sr. Rodríguez Zapatero y, en cierto modo a Tony Blair.
- Ni siquiera estoy diciendo que Zapatero, Blair u Hollande hubieran podido hacer cosas distintas de las que han hecho. Lo que digo es que hagan lo que hagan, para la derecha siempre será poco y reclamarán la paternidad de las ideas que está aplicando el Gobierno, y, en cuanto a la izquierda, abandonará a quien considerará un vendido a intereses alejados de la masa de sus votantes. En resumen: en términos electorales, ejecutar medidas típicas de la ideología conservadora, se traducirá en una enorme sangría de votos; en la pérdida del Gobierno, en suma.
El Frente Nacional.
Liberado del histrionismo de Jean Marie Le Pen, llevado en volandas por las consecuencias de la crisis y por las inconsecuencias de sus adversarios, El Frente Nacional navega a todo trapo, camino del Elíseo y, desde luego, dejando en evidencia a las grandes formaciones clásicas.
Los sucesivos Gobiernos franceses del último cuarto de Siglo, han cometido errores de bulto en materia de inmigración, moviéndose entre la mala conciencia de antigua potencia colonial que no ha hecho sus deberes, las conveniencias de la burguesía industrial a la que una masa de inmigrantes desocupados permitía un relativo control de los costes salariales, y tímidas, dispersas e inconsecuentes medidas populistas en los ultimísimos tiempos.
Es sabido que en tiempos de penurias no sólo se debilita el sentimiento de solidaridad sustituido por el sálvese quien pueda, sino que se exacerban la xenofobia y el racismo. Francia se siente en peligro de perder sus privilegios, la clase media adelgaza, crece el ejército de desempleados y ése es el hábitat donde florece el fascismo. Únase a ello el hecho diferencial islamismo/cristianismo, y tendremos el caldo de cultivo idea para el, crecimiento de los hongos del populismo de extrema derecha.
Y, no lo olvidemos: nos puede gustar o no, pero si hoy Francia afrontara Elecciones Presidenciales, mañana tendría Presidenta: Marine Le Pen.
Panorama desde el puente.
Lo que acabo de comentar, como dije, lo he leído en la prensa. Es decir: lo saben todos los responsables de los diferentes Partidos Políticos franceses. ¿Qué se espera que hagan?
Por lo que se refiere a Francois Hollande, ya ha dicho algo así como que a él no le saca de la Presidencia una encuesta. Dicho de otra manera, si está a dos años de las Elecciones, intentará dar con alguna clave para mejorar su popularidad. El problema es que cualquier movimiento a su derecha puede mejorar o no el panorama económico, pero es más que improbable que eso le granjee las simpatías no sólo de los votantes de izquierdas, sino de una buena parte de su propio Partido. Pese a todo, resistirá hasta que su mandato concluya. Él es difícil que empeore.
En cuanto al triunvirato de la UMP, puede pedir o no pedir adelanto electoral, pero sabe que también necesita tiempo para poner orden en su casa, seleccionar a su próximo líder, hacer olvidar alguno de sus escándalos más sonados y, también, recuperar a parte del electorado. A estas alturas, tanto en el Partido Socialista como el la UMP debe estarse pensando en el mal menor: quedar por detrás del Frente Nacional, y entrar en la segunda vuelta electoral con el apoyo del otro Partido perdedor. Todo antes de que el Frente Nacional llegue al poder.
Los Partidos minoritarios de izquierda, seguirán tronando contra esto y aquello, contra la política neoliberal y entreguista de Hollande/Valls o, si al caso viniera, con las políticas muy parecidas que podría haber desarrollado la derecha. Llegado el caso, votarán a sus candidatos en la primera vuelta, y dando por supuesto que el Frente Nacional ganara el primer asalto, al que haya quedado segundo, aunque sean los derechistas de la UMP. Siempre ha sido así.
Marine le Pen, seguirá aprovechando los errores de sus contrincantes, seguirá viendo crecer su estrella y esperará, cruzando los dedos, el casi imposible resultado de verse ganadora por mayoría absoluta en primera vuelta. No lo conseguirá, pero veremos, porque siempre es así, que para arañarle votos al Frente Nacional, no sólo la derecha, sino el propio Partido Socialista incorporará en su programa medidas impensables en materia de inmigración, recorte de derechos sociales para inmigrantes incluso comunitarios, algunas otras de tinte xenófobo.
¿Y al final?
- Las próximas elecciones las perderá en primera ronda el Partido Socialista (es decir, Hollande terminará el tercero en discordia).
- No creo que la UMP tenga tiempo para recomponer su imagen, aclarar su liderazgo y recuperar su caladero de votos: quedará en segundo lugar, tras el Frente Nacional.
- En la segunda vuelta, socialistas y comunistas y la izquierda de la izquierda, tragarán quina y votarán por quien sea con tal de parar la ascensión del Frente Nacional.
- Sólo espero que al día siguiente no repitan los errores de los últimos años.
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