miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los sueldos del Gobierno.
 
La absurda polémica.
 
La hilo de las incipientes medidas de transparencia, se han conocido los sueldos del Presidente del Gobierno, de sus Ministros, de los Secretarios de Estado y de los Asesores de Presidencia. Se han conocido, o se pueden conocer bastantes más, pero prefiero hablar de éstos, por el momento.
 
Llama la atención que no sea el Presidente del Gobierno quien perciba el mayor sueldo, sino alguno de los cargos de Presidencia que a él reportan. Del mismo modo, algunos Secretarios de Estado ganan más que sus respectivos Ministros.
 
Tengo algo más que la vaga impresión de que los portavoces oficiales pretenden presumir de austeridad, ("No importa, porque con lo que trabajamos no nos queda tiempo para gastarlo" - dijo la Vicepresidenta) aunque de manera indirecta dejen planteada la cuestión de si esas diferencias retributivas "al revés" deben o no ser corregidas.
 
Por lo que a mí se refiere, creo que deberían jerarquizarse las retribuciones, pero, como diré, la cuestión importante es otra.
 
Por su parte, el líder de la Oposición, propone bajar los sueldos a los que ganan más que sus jefes y resolver de esta manera la cuestión. Olvidar cuánto ganan unos y otros y fijarse nada más en esta anécdota, me parece una opinión poco meditada, impropia de quien se presenta como alternativa de Poder.
 
¿Cuánto debe da ganar el Presidente y sus asesores, y cuánto sus Ministros y Secretarios de Estado?
 
Pongamos de ejemplo al Sr. Rajoy. ¿Debe su sueldo estar a la altura del Director de una Sucursal Bancaria de tipo medio, o debería estar mejor pagado? ¿No debería extrañarnos que un Entrenador de la 2ª División del fútbol español gane más que el Presidente del Gobierno?
 
78.185 € brutos al año es una cantidad ridícula, si se tiene en cuenta de quién estamos hablando. Sus responsabilidades, la importancia de sus decisiones, las magnitudes económicas sobre las que influye, deben de estar retribuidas muy por encima de esta cifra, por inoportuno que resulte plantearse un incremento salarial en las actuales circunstancias.
 
No se trata de comparar los sueldos de nuestra primera línea del Poder Ejecutivo, con los 5'8 millones de € del Presidente de Telefónica, los 3'88 millones de promedio de los Ejecutivos de primer nivel del Santander, o los casi 5 millones del Presidente de Repsol, ni, mucho menos, acudir a comparaciones con la retribución de los veinte futbolistas mejor pagados.
 
Tampoco me parece sólido el argumento de que los Políticos están ahí porque quieren, porque eso mismo podría aplicarse a los ejemplos que comentaba. Hasta donde sé, ni los Presidentes de grandes empresas ni los deportistas de élite, acuden a su trabajo conducidos por la Guardia Civil.
 
El mismo juicio merecen las invocaciones a la manida "vocación de servicio" de la que presumen los políticos, como si la tuvieran en exclusiva. Jueces, Médicos, taxistas y árbitros de baloncesto, tienen vocación de servicio y todos procuran que se les pague a tono con lo que creen que les  corresponde
 
Se trata, de poner en relación la importancia de la función con la contrapartida económica que debe corresponderle. Y, por otra parte, de cargarse aún más de razones, para hacer caer sobre quien proceda el peso de la Ley, si alguno de nuestros gobernantes siente la tentación de complementar sus magros ingresos por caminos prohibidos.
 
Hay otras formas de ahorrar dinero al Erario Público, y están en manos de los que estamos citando.
 
Sé que corro el riesgo de repetirme, pero he aquí algunas medidas, que compensarían con creces el sobrecoste de los incrementos retributivos de los que hablo. Medidas reclamadas reiteradamente por la ciudadanía y fáciles de adoptar, sobre todo si se tiene en cuenta la holgada mayoría parlamentaria de la que disfruta el Gobierno, y de la que tan frecuente uso suele hacer:
 
- Reduzcan en un 90 % la caterva de Asesores, la mayoría de las veces mucho menos cualificados que los funcionarios de Cuerpos de la Administración que tienen a su disposición.
 
- Acaben con el escándalo de un parque móvil oficial cuatro veces superior al Alemán.
 
- Liquiden Organismos cuya utilidad nadie entiende, más allá de la de apesebrar gente su cuerda que va de retirada, premiar lealtades y adhesiones inquebrantables, o acallar memorias de alto riesgo.
 
- Revisen las condiciones salariales y extrasalariales de la totalidad de Diputados y Senadores.
 
- Impulsen la reducción drástica del número de Diputados y Senadores, tanto estatales como autonómicos.
 
- Dejen trabajar a quienes están dedicados a reducir el fraude fiscal.
 
- Opónganse a cuantas obras faraónicas aún no hayan comenzado, no vaya a ser que dentro de poco la Unión Europea vuelva a sacarnos los colores por el mal uso de fondos comunitarios como en el caso de un par de aeropuertos cuya utilidad no se le alcanza a nadie, más allá de las cuentas de resultados de las empresas que los construyeron y de la vanidad de los que los inauguraron.
 
Y cuando hayan hecho todo eso, pongan orden en sus escalas salariales, duplíquenlos y a la mayoría nos parecerá bien, porque habrán logrado reducir el gasto público para que les cuadren las cuentas, sin necesidad de estrujar más al contribuyente. 

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