El mundo y nosotros
Un equilibrio inestable
A punto de cerrar el primer cuarto del siglo, queda poco de los parámetros, los sobreentendidos, las líneas maestras de lo que habían sido las relaciones de todo tipo, económicas, diplomáticas, militares entre los grandes protagonistas del teatro internacional.
El llamado "mundo occidental"
Nunca fue tan homogéneo como a veces se nos ha hecho creer. Más allá de la imprescindible coordinación guerrera, imprescindible para evitar la derrota en las dos Guerras Mundiales, la alianza de las democracias occidentales escondía tensiones que solían llevar como denominador común el afán de control global por parte de los Estados Unidos, el seguidismo habitual del Reino Unido, las suspicacias de Francia, o el lento posicionamiento de Alemania, por ejemplo, tratando de recuperar un papel que acaso no vuelva a desempeñar.
¿Y ahora?
- UK navega en un mar de desconciertos desde que la obtusa propuesta de su salida de la UE dividió a su pueblo.
- Francia abandona a velocidad creciente sus viejas zonas africanas de influencia, que son ahora territorios abonados para la creciente presencia de rusos o chinos.
- Alemania, con su economía estancada, no es la "locomotora" capaz de arrastrar la actividad del resto de la Unión Europea.
- En cuanto a ésta en su conjunto, está a años luz de convertirse en protagonista de nada: el Grupo Visegrado, como un comando infiltrado en territorio hostil, actúa como elemento distorsionador de cualquier intento de conseguir lo imprescindible: la voz única para un pequeño y viejo continente cada día más abocado a convertirse en parque temático para los nuevos ricos llegados de los arrabales del mundo.
Estados Unidos, China, Rusia, los aspirantes
- Biden y Trump, Trump y Biden, lucharán en noviembre por la Presidencia. Gane quien gane, perderemos todos. Los conocemos a ambos, sabemos de sus palmarias limitaciones y, en el caso de Donald Trump, estamos al cabo de la calle de hasta dónde puede llevarnos su imprevisibilidad. Por otra parte ¿qué señales está emitiendo ahora mismo Joe Biden al resto del planeta? Incapaz de controlar a Israel, regateando ayudas imprescindibles a Ucrania, si quiere evitar riesgos mayores a correr, por ejemplo, por las repúblicas bálticas. ¿Qué puede esperarse de un D. Trump cercado por problemas judiciales, dispuesto, si llega el caso, a ocupar la Presidencia por cualquier método? El problema, me temo, trasciende a estos dos ancianos: es la sociedad norteamericana la que está necesitando un psiquiatra cósmico que le devuelva la razón.
- China, paso a paso se afianza como la sucesora del "imperio" decadente actual. Es cierto que algunos de sus problemas podrían ser la carcoma que royera sus cimientos, pero ese riesgo está a varias generaciones de distancia. Por el momento, sus posiciones buscando el control de las materias primas de las que carece, se consolidan en África, en América del Sur… Y sus índices de crecimiento, siguen creciendo impertérritos. Juega sus cartas con bastante prudencia y ha logrado que todos, USA incluida, sepan que ya no puede ser dejada de lado.
- La Rusia de V. Putin se ha convertido en un enorme quebradero de cabeza. No sé, nadie lo sabe, hasta dónde está dispuesto a llegar el amo del Kremlin en su agresivo, grosero, aventurerismo. Cabalgando en la teoría zarista, así de vieja es la idea, de no mantener fronteras geográficas con el enemigo, es un hecho que la invasión de Ucrania no es más que un ejemplo de lo que podría llegar a hacer si no se le impide. ¿Quién va a hacerlo? Mientras tanto, él mueve sus hilos, estrecha relaciones con los países emergentes menos occidentalistas, y, nos guste a no, se las arregla para soportar las presiones, sanciones incluidas, que no parecen disminuir su capacidad de acción.
- La India, Brasil, Irán, si bien es cierto que están uno o varios peldaños más abajo todos tienen en común que sus simpatías están más cerca de China y Rusia que de Washington o de Bruselas (si es que en esos países les preocupa la capital europea).
En resumen, el planeta está cambiando a gran velocidad, nos faltan certezas, metas, señales de por dónde va a ir la humanidad en las próximas décadas
¿Y España?
Para llorar: uno ojea la prensa, ve los noticieros, escucha a los tertulianos, ¿y?
- Las surrealistas aventuras de Rubiales compiten en tiempo, frecuencia e índices de seguimiento, con las trapacerías de Koldo y su gente; el culebrón del novio de la Presidenta madrileña, con sus denuncias cruzadas, pierde algo de fuelle, frente a lo que podría llamarse "el Frente Begoña". En esas estamos: a falta de mejor cosa que llevarse a la pantalla, arremetamos contra cónyuges y parejas.
- Senado y Congreso se enzarzan en una pelea por montar Comisiones de Investigación, cuya intención es clara y meridiana: según los casos, o machacar a Pedro Sánchez o dejar en ridículo a Alberto N. Feijoo. ¿O alguien espera otra cosa?
- PP y PSOE descubren Europa y la ONU y, a estas alturas, están dispuestos, ambos, a dejarnos en ridículo ante el mundo entero, a base de airear nuestras miserias en los foros internacionales.
Tenemos tres procesos electorales a la vuelta de la esquina. De hecho la campaña de las elecciones vascas ya ha comenzado. Parecerían importantes, porque los resultados en Euskadi, en Cataluña o en las europeas, influirán en la política nacional. Pero…
- Da la impresión de que los vascos siguen moviéndose en tono menor. Todo se reduce a saber quién va a ser el tercero en discordia que ayude al vencedor (vencedor a los puntos, porque el KO parece descartado). Es posible que con los cambios de caras y nombres en las cabeceras de cartel, haya alguna sorpresa, aunque no tiene por qué tener demasiada importancia.
- Cataluña es otra cosa: allí parece que el único punto en cuestión es quién de los independentistas lo es más, quién es el verdadero padre de la Ley de Amnistía y cuándo y cómo se plantea el referéndum de autodeterminación, con o sin Constitución española de por medio. El que las encuestas, por unanimidad, den al PSC como Partido más votado, no parece un elemento esencial.
- Por cierto, me resulta divertida la propuesta del prófugo por antonomasia de celebrar un debate a tres, Junts, ERC, y PSC, por descontado, en algún lugar del sur de Francia. ¿No les parece que deberíamos denominarlo "Debate en el exilio"?
Por su parte, el Presidente Sánchez ha decidido hacerse notar visitando los trabajos de las exhumaciones de Cuelgamuros. Un poco traído por los pelos, pero igual le da resultado. Cosas más extrañas se han visto en política. De momento ha habido que actualizar de golpe lo previsto para que los familiares de los enterrados, que hasta el momento tenían vetada las visitas "por razones de seguridad", puedan también acceder a los osarios.
Así que ésta es España. Me gustaría, para variar, que nuestros representantes se dedicaran a trabajar en cosas que de verdad nos interesaran.
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