Hay Sheriff nuevo en el poblado
¿Cómo dice?
La frase, procedente de algún western de serie B, parece que tiene un uso frecuente en la América profunda. He leído en alguna parte que Vladimir Putin la utilizó cuando D. Trump ganó las elecciones. Es posible, pero lo dudo; no me imagino a Putin haciendo gala de sentido del humor.
Por el contrario, estoy seguro de haberla oído en televisión en labios de J.D. Vance, flamante Vicepresidente de los Estados Unidos, ante una selecta representación de los miembros de la OTAN. Vance lucía una sonrisa, entre socarrona y satisfecha, sabiéndose el primer ayudante del nuevo mandamás del poblado.
Quizás tanto Vance como su jefe vean el Occidente cristino como un poblado, acaso un poco más grande de lo habitual, pero sometido a la autoridad del Sheriff recién nombrado. Y si es así, debió pensar, cuanto antes lo sepamos todos mejor.
Por otra parte, los modos de Donald Trump confirman la creencia de su segundo en el mando: es el nuevo Sheriff y nosotros los sufridos habitantes del poblado. ¿Qué se le va hacer? Pintan bastos.
Algunos datos sobre el Sheriff Trump
Neoyorkino de 79 años, es Bachiller en Economía por la Universidad de Pensilvania.
Su madre fue una inmigrante escocesa nacida en la isla de Lewis, en el norte de las Hébridas y sus abuelos paternos fueron inmigrantes alemanes. Antecedentes, ambos, que no casan con su odio al inmigrante, salvo que perseguir a los inmigrantes sea un a manera de castigar a sus antecesores por no haber nacido en los Estados Unidos, y de este modo sacudirse el baldón de no ser un norteamericano "pata negra".
Se sabe que fue accionista principal de los concursos de Miss USA y Miss Universo, aunque su actividad esencial se centró en los negocios inmobiliarios creados por su padre. Es, sin duda, un hombre rico ( La revista Forbes le atribuía, antes de su llegada a la Casa Blanca, el puesto 766 mundial con un valor patrimonial neto de 3.600 millones de dólares) muy lejos, no obstante, de las fortunas estratosféricas de esos multimillonarios "tecnológicos" de los que gusta rodearse.
Cuando en 2020 perdió las elecciones frente a Joe Biden, se negó admitir la derrota, habló de fraude electoral y alentó el asalto al Congreso. El proceso judicial fue suspendido (los procesos, porque había varios y por diferentes motivos) tras ganar las elecciones frente a Kamala Harris.
Lo que hizo Trump en cuanto se sentó en su despacho
No confundamos lo llamativo con lo importante. Los primeros destellos del genio del Presidente iban destinados a rodearse de un aura de respeto y admiración, dirigidos a su auditorio favorito: su partido y sus votantes. Era como decirles "¿Veis como habéis acertado"?
- Hizo editar algunos mapas en los que el Golfo de México pasaba a llamarse Golfo de América. Es muy de agradecer que no lo rebautizara con su propio nombre, aunque, por otra parte, hay que advertir que en el lenguaje de D. Trump "América" quiere decir sólo y siempre "Estados Unidos de Norteamérica". El resto del continente es "el patio trasero".
- También hizo público un nuevo mapa en el que Canadá formaba parte de los Estados Unidos. Así, por su mera voluntad, daba por hecho la incorporación como Estado número 53 al segundo país más extenso del planeta. Sus huestes babeaban de entusiasmo, el Gobierno de Canadá se lo tomaba con calma.
- En la misma línea, dio a conocer su intención de comprarle Groenlandia a Dinamarca. Contaba con dos precedentes: en los albores del S. XIX Napoleón Bonaparte vendió Louisiana a los Estados Unidos y en 1867 USA compró Alaska a la Rusia de los Zares por 7.200.000 dólares. ¿Por qué no repetir la operación? Por si fuera poco, declaró que dada la posición geoestratégica de Groenlandi y sus tierras raras era evidente que no podía consentir que siguiera en manos ajenas. "Si no nos la venden tendremos que usar otros medios". Por descontado, en ningún momento, hubo comunicación alguna con el Gobierno danés.
- Algo parecido ocurrió con el Canal de Panamá. Tras mostrarse escandalizado de que Jimmy Carter cediera el Canal al Presidente Torrijos anunció en su red social y después lo repitió en público, que no estaba dispuesto a que el Canal cayera en manos chinas. Según él, los buques chinos gozaban, sospechosamente, de trato muy diferente a los estadounidenses. Luego "caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada".
- Y firmó, y firmó y firmó Órdenes Ejecutivas. Docenas de Órdenes Ejecutivas, sobre esto y aquello y lo de más allá. En carpetas que mostraba muy ufano a una pléyade de periodistas y cámaras de televisión. ¿Os habéis fijado en la firma? Un sueño para cualquier grafólogo. Gruesos trazos de rotulador negro, vertical, con letras que suben y bajan decididas, ocupando más de la mitad de la página en sentido horizontal; ilegible pero inequívoca. Interpretadla como queráis o preguntad a un experto.
Por sus amigos los conoceréis
Alguno tendrá, supongo, pero no son muy conocidos. Salvo que se confundan amigos con admiradores o subordinados, elegidos, estos últimos, siempre por su obediencia ciega. Algunos sucedáneos de amigos, Elon Musk, por ejemplo, le duraron menos que un suspiro; el tiempo suficiente para verificar que dos egos tan desarrollados son incapaces de trabajar codo con codo. Dicen que hubo un tiempo en que sí que tuvo algún amigo, incluso muy notorio, pero al hombre le dio por suicidarse y ahora… mejor es no nombrárselo.
En el plano internacional hay algunos: Benjamín Netanyahu, encausado por el Tribunal Internacional de la Haya (Corte al que ni uno ni otro reconocen, más les vale); Javier Milei, promotor de la motosierra como instrumento quirúrgico de precisión; Jair Bolsonaro, expresidente brasileño sentenciado por intento de golpe de estado, Nayib Bukele, alquilador de cárceles para inmigrantes deportados… Y, lo mejor de la ultraderecha de cada casa.
Tampoco es de extrañar una lista tan corta. Cuando uno se dedica a imponer aranceles a troche y moche, cambiarlos a su antojo, utilizarlos incluso como medio de coacción en la política interna de algún país (recordad los aplicados a Brasil porque los tribunales de ese país condenaron al antes citado Bolsonaro) tampoco puede esperar muchos aplausos.
Hubo un tiempo en el que Los Estados Unidos y la Europa Occidental eran socios, aliados, amigos, en definitiva. Trump entiende, y así lo dice y lo repite, que la Unión Europea se creó, básicamente, para perjudicar a los Estados Unidos. Si ese es el punto de partida, no puede extrañarnos su peculiar forma de relacionarse con nosotros. A veces llego a pensar si no habrá algún resquemor, una pizca de envidia, un trasunto de complejo de inferioridad, como el que hace dos mil años sentía la poderosa Roma por la caótica Grecia. ¡Lástima que no vivamos lo suficiente como para ver el poso que el Presidente Trump deja en la Historia!
Autoridad que no abusa se desprestigia
Este aforismo que tantas veces me habéis oído, cuyo autor fue el primer jefe digno de tal nombre que tuve en la Administración, tiene en D. Trump su más acabado ejemplo.
- No se trata de aplicar con el máximo rigor las normas vigentes, ni de cambiarlas si al caso viniere, sino de ignorarlas cuando lo cree conveniene. El número de inmigrantes ilegales expulsados no está siendo significativamente mayor bajo su mandato que durante la presidencia de Joe Biden. A Trump deportar no le basta: tiene que entrar cual elefante en cacharrería en domicilios, lugares de trabajo, plazas, estadios o autobuses, con o sin mandamiento judicial, porque se trata es, antes que nada, de aterrorizar al inmigrante; si eso perjudica, a la agricultura sureña o al colectivo de la tercera edad dependiente… daños colaterales.
- Nadie, no importa cuándo ni dónde, recuerda una entrevista, por llamarla de alguna manera, como la que vivimos entre Trump, anfitrión, y Zelenski, invitado, con la prensa delante y con su segundo en el mando ladrando al invitado, cuando su jefe le dejaba meter baza. Bochornoso para los prepotentes, cierto, pero aviso a navegantes para los que en el futuro deban mantener tratos con él.
- El nuevo Sheriff trata de condicionar la libertad de enseñanza de las Universidades, con la de Harvard a la cabeza, intentando limitar el porcentaje de alumnos extranjeros o tratando de eliminar las políticas de inclusión y diversidad. Su medio de presión, es amenazar con suprimir las aportaciones presupuestarias estatales. Harvard acudirá a los Tribunales
- Está atacando la libertad de prensa y expresión, exigiendo el cese de este o aquel locutor o redactor poco propicio, y amenazando con la retirada de licencias a las emisoras que no muestren la debida docilidad. Dados sus antecedentes, tampoco es de extrañar: entre enero de 2017 y enero de 2021, The Washington Post contabilizó más de 29.000 declaraciones de Trump, falsas, engañosas o inexactas. Y eso, lo de contabilizar sus embustes, es algo que no está dispuesto a que se repita.
- Un paso bastante más más grave es la militarización creciente del orden público, enviando a la Guardia Nacional, qué coincidencia, a ciudades o Estados gobernados por el Partido Demócrata, no importa cuál fuera la opinión de alcaldes o gobernadores.
- Y, para terminar, lo que hasta ahora considero el más que grave síntoma de la deriva autoritaria del Presidente: reunir en un enorme auditorio a lo más granado de las Fuerzas Armadas y ponerlas sobre aviso de que "si hasta ahora os habéis dedicado a defender el país de los enemigos exteriores, tenéis que estar dispuestos a defenderlo también del enemigo interior". Algunos países sabemos muy bien lo que pasa cuando a su Ejército le da por disparar para adentro.
Un sueño roto y una vieja película
Mr. Trump quería el Premio Nobel de la Paz.
Primero pensé que era una muestra más del narcisismo del personaje, pero desde que consulté consulté la lista de los premiados, me di cuenta de que todo era posible.
- Resulta que los Estados Unidos de Norteamérica es el país que más ganadores aporta, varios de ellos otorgados a sus Presidentes, Carter y Obama entre ellos. Extraño pero cierto.
- Por otra parte, junto a ganadores que lo fueron con todo merecimiento, Henry Dunant, Albert Schweitzer, Martin Luther King, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Desmond Tutú, Teresa de Calcuta, aparecen sujetos como Kissinger y Le Duc Tho (que, cosa curiosa, rechazó el premio), Yassir Arafatt y Menaghen Beguin, cuya contribución a la guerra es más demostrable que lo contrario.
- Él dice que antes de conseguir la paz en Gaza ya ha terminado con siete guerras más; el significativo avance logrado para que la paz llegue a Gaza es una evidencia, y aunque el final no está a la vuelta de la esquina, no tengo noticia de ninguna otra guerra que él haya pacificado, pero últimamente no me fijo demasiado en lo que pasa fuera de mi casa y del Hospital Ramón y Cajal. Así que, quién sabe: si se presentaba su candidatura junto a los otro siete firmantes de las paces respectivas, podríamos asistir al primer Premio Nobel de la Paz por partida óctuple. Finalmente, no, no ha sido posible: el premio ha recaído en la opositora venezolana María Corina Machado. Al menos tiene el doble consuelo de que la ganadora es tan enemiga de Maduro como él mismo y que le quedan tres años más por delante para emular a Barak Obama.
¿Recordáis "El hombre que mató a Liberty Valance"? Creo que la película de John Ford, refleja con precisión uno de los más llamativos aspectos de la personalidad: piensa y actúa como un matón.
Hay una escena soberbia, en la que Liberty Valance, (Lee Marvin) pistolero que tiene aterrorizado a medio pueblo, humilla y provoca y reta en el saloon al camarero, un buen hombre (James Stewart) que en su vida ha tenido un revólver en la mano. Acodado en la barra, un amigo del camarero, hombre curtido en mil trances parecidos (John Wayne) llama la atención de Liberty. Se vuelve éste e inicia el gesto de desenfundar. "Inténtalo, Liberty", le dice a media voz John Wayne. Éste lo piensa, tuerce el gesto, se vuelve y sale del saloon mascullando entre dientes.
El resto de la película no viene al caso. Lo que quiero poner de relieve es que todo buen matón goza con abusar, con humillar a quien no puede defenderse, pero le tiene un respeto imponente a quien, a lo peor, es igual o más fuerte que él.
O sea, para entendernos, que no es lo mismo bombardear Irán, o hundir dos o tres lanchas venezolanas en aguas internacionales que plantarle cara a Vladimir Putin o a Xi Jingpin. Para que no haya dudas, ni Maduro ni el régimen de Irán me gustan nada, ni pretendo que el nuevo Sherif ataque a Rusia o a China, sólo comento lo que veo.
Se me olvidaba: Liberty Valance nunca fue amigo de Jeffrey Epstein.
P.D. Noticias de ayer dan a entender que D. Trump no está muy contento con España, o con su Gobierno, que no es lo mismo, pero no creo que el Presidente se meta en distingos. En síntesis, ha sugerido que por qué no expulsar a España de la OTAN.
Tres comentarios:
- Va a resultar que la posición de D. Trump sería sólo bien recibida en España por la Belarra y su mariachi. Cosas veredes Sancho.
- Eso pasa cuando el Sr. Sánchez primero acepta gastar el 5% del PIB en defensa y luego se niega a así mismo. Ni que fuera él el Sheriff.
- Tranquilos, el Tratado de la OTAN no prevé la expulsión de un Estado miembro. No obstante, dentro o fuera de la OTAN, la capacidad de Trump de perjudicar a España es enorme.
Hay Sheriff nuevo en el poblado
¿Cómo dice?
La frase, procedente de algún western de serie B, parece que tiene un uso frecuente en la América profunda. He leído en alguna parte que Vladimir Putin la utilizó cuando D. Trump ganó las elecciones. Es posible, pero lo dudo; no me imagino a Putin haciendo gala de sentido del humor.
Por el contrario, estoy seguro de haberla oído en televisión en labios de J.D. Vance, flamante Vicepresidente de los Estados Unidos, ante una selecta representación de los miembros de la OTAN. Vance lucía una sonrisa, entre socarrona y satisfecha, sabiéndose el primer ayudante del nuevo mandamás del poblado.
Quizás tanto Vance como su jefe vean el Occidente cristino como un poblado, acaso un poco más grande de lo habitual, pero sometido a la autoridad del Sheriff recién nombrado. Y si es así, debió pensar, cuanto antes lo sepamos todos mejor.
Por otra parte, los modos de Donald Trump confirman la creencia de su segundo en el mando: es el nuevo Sheriff y nosotros los sufridos habitantes del poblado. ¿Qué se le va hacer? Pintan bastos.
Algunos datos sobre el Sheriff Trump
Neoyorkino de 79 años, es Bachiller en Economía por la Universidad de Pensilvania.
Su madre fue una inmigrante escocesa nacida en la isla de Lewis, en el norte de las Hébridas y sus abuelos paternos fueron inmigrantes alemanes. Antecedentes, ambos, que no casan con su odio al inmigrante, salvo que perseguir a los inmigrantes sea un a manera de castigar a sus antecesores por no haber nacido en los Estados Unidos, y de este modo sacudirse el baldón de no ser un norteamericano "pata negra".
Se sabe que fue accionista principal de los concursos de Miss USA y Miss Universo, aunque su actividad esencial se centró en los negocios inmobiliarios creados por su padre. Es, sin duda, un hombre rico ( La revista Forbes le atribuía, antes de su llegada a la Casa Blanca, el puesto 766 mundial con un valor patrimonial neto de 3.600 millones de dólares) muy lejos, no obstante, de las fortunas estratosféricas de esos multimillonarios "tecnológicos" de los que gusta rodearse.
Cuando en 2020 perdió las elecciones frente a Joe Biden, se negó admitir la derrota, habló de fraude electoral y alentó el asalto al Congreso. El proceso judicial fue suspendido (los procesos, porque había varios y por diferentes motivos) tras ganar las elecciones frente a Kamala Harris.
Lo que hizo Trump en cuanto se sentó en su despacho
No confundamos lo llamativo con lo importante. Los primeros destellos del genio del Presidente iban destinados a rodearse de un aura de respeto y admiración, dirigidos a su auditorio favorito: su partido y sus votantes. Era como decirles "¿Veis como habéis acertado"?
- Hizo editar algunos mapas en los que el Golfo de México pasaba a llamarse Golfo de América. Es muy de agradecer que no lo rebautizara con su propio nombre, aunque, por otra parte, hay que advertir que en el lenguaje de D. Trump "América" quiere decir sólo y siempre "Estados Unidos de Norteamérica". El resto del continente es "el patio trasero".
- También hizo público un nuevo mapa en el que Canadá formaba parte de los Estados Unidos. Así, por su mera voluntad, daba por hecho la incorporación como Estado número 53 al segundo país más extenso del planeta. Sus huestes babeaban de entusiasmo, el Gobierno de Canadá se lo tomaba con calma.
- En la misma línea, dio a conocer su intención de comprarle Groenlandia a Dinamarca. Contaba con dos precedentes: en los albores del S. XIX Napoleón Bonaparte vendió Louisiana a los Estados Unidos y en 1867 USA compró Alaska a la Rusia de los Zares por 7.200.000 dólares. ¿Por qué no repetir la operación? Por si fuera poco, declaró que dada la posición geoestratégica de Groenlandi y sus tierras raras era evidente que no podía consentir que siguiera en manos ajenas. "Si no nos la venden tendremos que usar otros medios". Por descontado, en ningún momento, hubo comunicación alguna con el Gobierno danés.
- Algo parecido ocurrió con el Canal de Panamá. Tras mostrarse escandalizado de que Jimmy Carter cediera el Canal al Presidente Torrijos anunció en su red social y después lo repitió en público, que no estaba dispuesto a que el Canal cayera en manos chinas. Según él, los buques chinos gozaban, sospechosamente, de trato muy diferente a los estadounidenses. Luego "caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada".
- Y firmó, y firmó y firmó Órdenes Ejecutivas. Docenas de Órdenes Ejecutivas, sobre esto y aquello y lo de más allá. En carpetas que mostraba muy ufano a una pléyade de periodistas y cámaras de televisión. ¿Os habéis fijado en la firma? Un sueño para cualquier grafólogo. Gruesos trazos de rotulador negro, vertical, con letras que suben y bajan decididas, ocupando más de la mitad de la página en sentido horizontal; ilegible pero inequívoca. Interpretadla como queráis o preguntad a un experto.
Por sus amigos los conoceréis
Alguno tendrá, supongo, pero no son muy conocidos. Salvo que se confundan amigos con admiradores o subordinados, elegidos, estos últimos, siempre por su obediencia ciega. Algunos sucedáneos de amigos, Elon Musk, por ejemplo, le duraron menos que un suspiro; el tiempo suficiente para verificar que dos egos tan desarrollados son incapaces de trabajar codo con codo. Dicen que hubo un tiempo en que sí que tuvo algún amigo, incluso muy notorio, pero al hombre le dio por suicidarse y ahora… mejor es no nombrárselo.
En el plano internacional hay algunos: Benjamín Netanyahu, encausado por el Tribunal Internacional de la Haya (Corte al que ni uno ni otro reconocen, más les vale); Javier Milei, promotor de la motosierra como instrumento quirúrgico de precisión; Jair Bolsonaro, expresidente brasileño sentenciado por intento de golpe de estado, Nayib Bukele, alquilador de cárceles para inmigrantes deportados… Y, lo mejor de la ultraderecha de cada casa.
Tampoco es de extrañar una lista tan corta. Cuando uno se dedica a imponer aranceles a troche y moche, cambiarlos a su antojo, utilizarlos incluso como medio de coacción en la política interna de algún país (recordad los aplicados a Brasil porque los tribunales de ese país condenaron al antes citado Bolsonaro) tampoco puede esperar muchos aplausos.
Hubo un tiempo en el que Los Estados Unidos y la Europa Occidental eran socios, aliados, amigos, en definitiva. Trump entiende, y así lo dice y lo repite, que la Unión Europea se creó, básicamente, para perjudicar a los Estados Unidos. Si ese es el punto de partida, no puede extrañarnos su peculiar forma de relacionarse con nosotros. A veces llego a pensar si no habrá algún resquemor, una pizca de envidia, un trasunto de complejo de inferioridad, como el que hace dos mil años sentía la poderosa Roma por la caótica Grecia. ¡Lástima que no vivamos lo suficiente como para ver el poso que el Presidente Trump deja en la Historia!
Autoridad que no abusa se desprestigia
Este aforismo que tantas veces me habéis oído, cuyo autor fue el primer jefe digno de tal nombre que tuve en la Administración, tiene en D. Trump su más acabado ejemplo.
- No se trata de aplicar con el máximo rigor las normas vigentes, ni de cambiarlas si al caso viniere, sino de ignorarlas cuando lo cree conveniene. El número de inmigrantes ilegales expulsados no está siendo significativamente mayor bajo su mandato que durante la presidencia de Joe Biden. A Trump deportar no le basta: tiene que entrar cual elefante en cacharrería en domicilios, lugares de trabajo, plazas, estadios o autobuses, con o sin mandamiento judicial, porque se trata es, antes que nada, de aterrorizar al inmigrante; si eso perjudica, a la agricultura sureña o al colectivo de la tercera edad dependiente… daños colaterales.
- Nadie, no importa cuándo ni dónde, recuerda una entrevista, por llamarla de alguna manera, como la que vivimos entre Trump, anfitrión, y Zelenski, invitado, con la prensa delante y con su segundo en el mando ladrando al invitado, cuando su jefe le dejaba meter baza. Bochornoso para los prepotentes, cierto, pero aviso a navegantes para los que en el futuro deban mantener tratos con él.
- El nuevo Sheriff trata de condicionar la libertad de enseñanza de las Universidades, con la de Harvard a la cabeza, intentando limitar el porcentaje de alumnos extranjeros o tratando de eliminar las políticas de inclusión y diversidad. Su medio de presión, es amenazar con suprimir las aportaciones presupuestarias estatales. Harvard acudirá a los Tribunales
- Está atacando la libertad de prensa y expresión, exigiendo el cese de este o aquel locutor o redactor poco propicio, y amenazando con la retirada de licencias a las emisoras que no muestren la debida docilidad. Dados sus antecedentes, tampoco es de extrañar: entre enero de 2017 y enero de 2021, The Washington Post contabilizó más de 29.000 declaraciones de Trump, falsas, engañosas o inexactas. Y eso, lo de contabilizar sus embustes, es algo que no está dispuesto a que se repita.
- Un paso bastante más más grave es la militarización creciente del orden público, enviando a la Guardia Nacional, qué coincidencia, a ciudades o Estados gobernados por el Partido Demócrata, no importa cuál fuera la opinión de alcaldes o gobernadores.
- Y, para terminar, lo que hasta ahora considero el más que grave síntoma de la deriva autoritaria del Presidente: reunir en un enorme auditorio a lo más granado de las Fuerzas Armadas y ponerlas sobre aviso de que "si hasta ahora os habéis dedicado a defender el país de los enemigos exteriores, tenéis que estar dispuestos a defenderlo también del enemigo interior". Algunos países sabemos muy bien lo que pasa cuando a su Ejército le da por disparar para adentro.
Un sueño roto y una vieja película
Mr. Trump quería el Premio Nobel de la Paz.
Primero pensé que era una muestra más del narcisismo del personaje, pero desde que consulté consulté la lista de los premiados, me di cuenta de que todo era posible.
- Resulta que los Estados Unidos de Norteamérica es el país que más ganadores aporta, varios de ellos otorgados a sus Presidentes, Carter y Obama entre ellos. Extraño pero cierto.
- Por otra parte, junto a ganadores que lo fueron con todo merecimiento, Henry Dunant, Albert Schweitzer, Martin Luther King, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Desmond Tutú, Teresa de Calcuta, aparecen sujetos como Kissinger y Le Duc Tho (que, cosa curiosa, rechazó el premio), Yassir Arafatt y Menaghen Beguin, cuya contribución a la guerra es más demostrable que lo contrario.
- Él dice que antes de conseguir la paz en Gaza ya ha terminado con siete guerras más; el significativo avance logrado para que la paz llegue a Gaza es una evidencia, y aunque el final no está a la vuelta de la esquina, no tengo noticia de ninguna otra guerra que él haya pacificado, pero últimamente no me fijo demasiado en lo que pasa fuera de mi casa y del Hospital Ramón y Cajal. Así que, quién sabe: si se presentaba su candidatura junto a los otro siete firmantes de las paces respectivas, podríamos asistir al primer Premio Nobel de la Paz por partida óctuple. Finalmente, no, no ha sido posible: el premio ha recaído en la opositora venezolana María Corina Machado. Al menos tiene el doble consuelo de que la ganadora es tan enemiga de Maduro como él mismo y que le quedan tres años más por delante para emular a Barak Obama.
¿Recordáis "El hombre que mató a Liberty Valance"? Creo que la película de John Ford, refleja con precisión uno de los más llamativos aspectos de la personalidad: piensa y actúa como un matón.
Hay una escena soberbia, en la que Liberty Valance, (Lee Marvin) pistolero que tiene aterrorizado a medio pueblo, humilla y provoca y reta en el saloon al camarero, un buen hombre (James Stewart) que en su vida ha tenido un revólver en la mano. Acodado en la barra, un amigo del camarero, hombre curtido en mil trances parecidos (John Wayne) llama la atención de Liberty. Se vuelve éste e inicia el gesto de desenfundar. "Inténtalo, Liberty", le dice a media voz John Wayne. Éste lo piensa, tuerce el gesto, se vuelve y sale del saloon mascullando entre dientes.
El resto de la película no viene al caso. Lo que quiero poner de relieve es que todo buen matón goza con abusar, con humillar a quien no puede defenderse, pero le tiene un respeto imponente a quien, a lo peor, es igual o más fuerte que él.
O sea, para entendernos, que no es lo mismo bombardear Irán, o hundir dos o tres lanchas venezolanas en aguas internacionales que plantarle cara a Vladimir Putin o a Xi Jingpin. Para que no haya dudas, ni Maduro ni el régimen de Irán me gustan nada, ni pretendo que el nuevo Sherif ataque a Rusia o a China, sólo comento lo que veo.
Se me olvidaba: Liberty Valance nunca fue amigo de Jeffrey Epstein.
P.D. Noticias de ayer dan a entender que D. Trump no está muy contento con España, o con su Gobierno, que no es lo mismo, pero no creo que el Presidente se meta en distingos. En síntesis, ha sugerido que por qué no expulsar a España de la OTAN.
Tres comentarios:
- Va a resultar que la posición de D. Trump sería sólo bien recibida en España por la Belarra y su mariachi. Cosas veredes Sancho.
- Eso pasa cuando el Sr. Sánchez primero acepta gastar el 5% del PIB en defensa y luego se niega a así mismo. Ni que fuera él el Sheriff.
- Tranquilos, el Tratado de la OTAN no prevé la expulsión de un Estado miembro. No obstante, dentro o fuera de la OTAN, la capacidad de Trump de perjudicar a España es enorme.
¿Cómo dice?
La frase, procedente de algún western de serie B, parece que tiene un uso frecuente en la América profunda. He leído en alguna parte que Vladimir Putin la utilizó cuando D. Trump ganó las elecciones. Es posible, pero lo dudo; no me imagino a Putin haciendo gala de sentido del humor.
Por el contrario, estoy seguro de haberla oído en televisión en labios de J.D. Vance, flamante Vicepresidente de los Estados Unidos, ante una selecta representación de los miembros de la OTAN. Vance lucía una sonrisa, entre socarrona y satisfecha, sabiéndose el primer ayudante del nuevo mandamás del poblado.
Quizás tanto Vance como su jefe vean el Occidente cristino como un poblado, acaso un poco más grande de lo habitual, pero sometido a la autoridad del Sheriff recién nombrado. Y si es así, debió pensar, cuanto antes lo sepamos todos mejor.
Por otra parte, los modos de Donald Trump confirman la creencia de su segundo en el mando: es el nuevo Sheriff y nosotros los sufridos habitantes del poblado. ¿Qué se le va hacer? Pintan bastos.
Algunos datos sobre el Sheriff Trump
Neoyorkino de 79 años, es Bachiller en Economía por la Universidad de Pensilvania.
Su madre fue una inmigrante escocesa nacida en la isla de Lewis, en el norte de las Hébridas y sus abuelos paternos fueron inmigrantes alemanes. Antecedentes, ambos, que no casan con su odio al inmigrante, salvo que perseguir a los inmigrantes sea un a manera de castigar a sus antecesores por no haber nacido en los Estados Unidos, y de este modo sacudirse el baldón de no ser un norteamericano "pata negra".
Se sabe que fue accionista principal de los concursos de Miss USA y Miss Universo, aunque su actividad esencial se centró en los negocios inmobiliarios creados por su padre. Es, sin duda, un hombre rico ( La revista Forbes le atribuía, antes de su llegada a la Casa Blanca, el puesto 766 mundial con un valor patrimonial neto de 3.600 millones de dólares) muy lejos, no obstante, de las fortunas estratosféricas de esos multimillonarios "tecnológicos" de los que gusta rodearse.
Cuando en 2020 perdió las elecciones frente a Joe Biden, se negó admitir la derrota, habló de fraude electoral y alentó el asalto al Congreso. El proceso judicial fue suspendido (los procesos, porque había varios y por diferentes motivos) tras ganar las elecciones frente a Kamala Harris.
Lo que hizo Trump en cuanto se sentó en su despacho
No confundamos lo llamativo con lo importante. Los primeros destellos del genio del Presidente iban destinados a rodearse de un aura de respeto y admiración, dirigidos a su auditorio favorito: su partido y sus votantes. Era como decirles "¿Veis como habéis acertado"?
- Hizo editar algunos mapas en los que el Golfo de México pasaba a llamarse Golfo de América. Es muy de agradecer que no lo rebautizara con su propio nombre, aunque, por otra parte, hay que advertir que en el lenguaje de D. Trump "América" quiere decir sólo y siempre "Estados Unidos de Norteamérica". El resto del continente es "el patio trasero".
- También hizo público un nuevo mapa en el que Canadá formaba parte de los Estados Unidos. Así, por su mera voluntad, daba por hecho la incorporación como Estado número 53 al segundo país más extenso del planeta. Sus huestes babeaban de entusiasmo, el Gobierno de Canadá se lo tomaba con calma.
- En la misma línea, dio a conocer su intención de comprarle Groenlandia a Dinamarca. Contaba con dos precedentes: en los albores del S. XIX Napoleón Bonaparte vendió Louisiana a los Estados Unidos y en 1867 USA compró Alaska a la Rusia de los Zares por 7.200.000 dólares. ¿Por qué no repetir la operación? Por si fuera poco, declaró que dada la posición geoestratégica de Groenlandi y sus tierras raras era evidente que no podía consentir que siguiera en manos ajenas. "Si no nos la venden tendremos que usar otros medios". Por descontado, en ningún momento, hubo comunicación alguna con el Gobierno danés.
- Algo parecido ocurrió con el Canal de Panamá. Tras mostrarse escandalizado de que Jimmy Carter cediera el Canal al Presidente Torrijos anunció en su red social y después lo repitió en público, que no estaba dispuesto a que el Canal cayera en manos chinas. Según él, los buques chinos gozaban, sospechosamente, de trato muy diferente a los estadounidenses. Luego "caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada".
- Y firmó, y firmó y firmó Órdenes Ejecutivas. Docenas de Órdenes Ejecutivas, sobre esto y aquello y lo de más allá. En carpetas que mostraba muy ufano a una pléyade de periodistas y cámaras de televisión. ¿Os habéis fijado en la firma? Un sueño para cualquier grafólogo. Gruesos trazos de rotulador negro, vertical, con letras que suben y bajan decididas, ocupando más de la mitad de la página en sentido horizontal; ilegible pero inequívoca. Interpretadla como queráis o preguntad a un experto.
Por sus amigos los conoceréis
Alguno tendrá, supongo, pero no son muy conocidos. Salvo que se confundan amigos con admiradores o subordinados, elegidos, estos últimos, siempre por su obediencia ciega. Algunos sucedáneos de amigos, Elon Musk, por ejemplo, le duraron menos que un suspiro; el tiempo suficiente para verificar que dos egos tan desarrollados son incapaces de trabajar codo con codo. Dicen que hubo un tiempo en que sí que tuvo algún amigo, incluso muy notorio, pero al hombre le dio por suicidarse y ahora… mejor es no nombrárselo.
En el plano internacional hay algunos: Benjamín Netanyahu, encausado por el Tribunal Internacional de la Haya (Corte al que ni uno ni otro reconocen, más les vale); Javier Milei, promotor de la motosierra como instrumento quirúrgico de precisión; Jair Bolsonaro, expresidente brasileño sentenciado por intento de golpe de estado, Nayib Bukele, alquilador de cárceles para inmigrantes deportados… Y, lo mejor de la ultraderecha de cada casa.
Tampoco es de extrañar una lista tan corta. Cuando uno se dedica a imponer aranceles a troche y moche, cambiarlos a su antojo, utilizarlos incluso como medio de coacción en la política interna de algún país (recordad los aplicados a Brasil porque los tribunales de ese país condenaron al antes citado Bolsonaro) tampoco puede esperar muchos aplausos.
Hubo un tiempo en el que Los Estados Unidos y la Europa Occidental eran socios, aliados, amigos, en definitiva. Trump entiende, y así lo dice y lo repite, que la Unión Europea se creó, básicamente, para perjudicar a los Estados Unidos. Si ese es el punto de partida, no puede extrañarnos su peculiar forma de relacionarse con nosotros. A veces llego a pensar si no habrá algún resquemor, una pizca de envidia, un trasunto de complejo de inferioridad, como el que hace dos mil años sentía la poderosa Roma por la caótica Grecia. ¡Lástima que no vivamos lo suficiente como para ver el poso que el Presidente Trump deja en la Historia!
Autoridad que no abusa se desprestigia
Este aforismo que tantas veces me habéis oído, cuyo autor fue el primer jefe digno de tal nombre que tuve en la Administración, tiene en D. Trump su más acabado ejemplo.
- No se trata de aplicar con el máximo rigor las normas vigentes, ni de cambiarlas si al caso viniere, sino de ignorarlas cuando lo cree conveniene. El número de inmigrantes ilegales expulsados no está siendo significativamente mayor bajo su mandato que durante la presidencia de Joe Biden. A Trump deportar no le basta: tiene que entrar cual elefante en cacharrería en domicilios, lugares de trabajo, plazas, estadios o autobuses, con o sin mandamiento judicial, porque se trata es, antes que nada, de aterrorizar al inmigrante; si eso perjudica, a la agricultura sureña o al colectivo de la tercera edad dependiente… daños colaterales.
- Nadie, no importa cuándo ni dónde, recuerda una entrevista, por llamarla de alguna manera, como la que vivimos entre Trump, anfitrión, y Zelenski, invitado, con la prensa delante y con su segundo en el mando ladrando al invitado, cuando su jefe le dejaba meter baza. Bochornoso para los prepotentes, cierto, pero aviso a navegantes para los que en el futuro deban mantener tratos con él.
- El nuevo Sheriff trata de condicionar la libertad de enseñanza de las Universidades, con la de Harvard a la cabeza, intentando limitar el porcentaje de alumnos extranjeros o tratando de eliminar las políticas de inclusión y diversidad. Su medio de presión, es amenazar con suprimir las aportaciones presupuestarias estatales. Harvard acudirá a los Tribunales
- Está atacando la libertad de prensa y expresión, exigiendo el cese de este o aquel locutor o redactor poco propicio, y amenazando con la retirada de licencias a las emisoras que no muestren la debida docilidad. Dados sus antecedentes, tampoco es de extrañar: entre enero de 2017 y enero de 2021, The Washington Post contabilizó más de 29.000 declaraciones de Trump, falsas, engañosas o inexactas. Y eso, lo de contabilizar sus embustes, es algo que no está dispuesto a que se repita.
- Un paso bastante más más grave es la militarización creciente del orden público, enviando a la Guardia Nacional, qué coincidencia, a ciudades o Estados gobernados por el Partido Demócrata, no importa cuál fuera la opinión de alcaldes o gobernadores.
- Y, para terminar, lo que hasta ahora considero el más que grave síntoma de la deriva autoritaria del Presidente: reunir en un enorme auditorio a lo más granado de las Fuerzas Armadas y ponerlas sobre aviso de que "si hasta ahora os habéis dedicado a defender el país de los enemigos exteriores, tenéis que estar dispuestos a defenderlo también del enemigo interior". Algunos países sabemos muy bien lo que pasa cuando a su Ejército le da por disparar para adentro.
Un sueño roto y una vieja película
Mr. Trump quería el Premio Nobel de la Paz.
Primero pensé que era una muestra más del narcisismo del personaje, pero desde que consulté consulté la lista de los premiados, me di cuenta de que todo era posible.
- Resulta que los Estados Unidos de Norteamérica es el país que más ganadores aporta, varios de ellos otorgados a sus Presidentes, Carter y Obama entre ellos. Extraño pero cierto.
- Por otra parte, junto a ganadores que lo fueron con todo merecimiento, Henry Dunant, Albert Schweitzer, Martin Luther King, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Desmond Tutú, Teresa de Calcuta, aparecen sujetos como Kissinger y Le Duc Tho (que, cosa curiosa, rechazó el premio), Yassir Arafatt y Menaghen Beguin, cuya contribución a la guerra es más demostrable que lo contrario.
- Él dice que antes de conseguir la paz en Gaza ya ha terminado con siete guerras más; el significativo avance logrado para que la paz llegue a Gaza es una evidencia, y aunque el final no está a la vuelta de la esquina, no tengo noticia de ninguna otra guerra que él haya pacificado, pero últimamente no me fijo demasiado en lo que pasa fuera de mi casa y del Hospital Ramón y Cajal. Así que, quién sabe: si se presentaba su candidatura junto a los otro siete firmantes de las paces respectivas, podríamos asistir al primer Premio Nobel de la Paz por partida óctuple. Finalmente, no, no ha sido posible: el premio ha recaído en la opositora venezolana María Corina Machado. Al menos tiene el doble consuelo de que la ganadora es tan enemiga de Maduro como él mismo y que le quedan tres años más por delante para emular a Barak Obama.
¿Recordáis "El hombre que mató a Liberty Valance"? Creo que la película de John Ford, refleja con precisión uno de los más llamativos aspectos de la personalidad: piensa y actúa como un matón.
Hay una escena soberbia, en la que Liberty Valance, (Lee Marvin) pistolero que tiene aterrorizado a medio pueblo, humilla y provoca y reta en el saloon al camarero, un buen hombre (James Stewart) que en su vida ha tenido un revólver en la mano. Acodado en la barra, un amigo del camarero, hombre curtido en mil trances parecidos (John Wayne) llama la atención de Liberty. Se vuelve éste e inicia el gesto de desenfundar. "Inténtalo, Liberty", le dice a media voz John Wayne. Éste lo piensa, tuerce el gesto, se vuelve y sale del saloon mascullando entre dientes.
El resto de la película no viene al caso. Lo que quiero poner de relieve es que todo buen matón goza con abusar, con humillar a quien no puede defenderse, pero le tiene un respeto imponente a quien, a lo peor, es igual o más fuerte que él.
O sea, para entendernos, que no es lo mismo bombardear Irán, o hundir dos o tres lanchas venezolanas en aguas internacionales que plantarle cara a Vladimir Putin o a Xi Jingpin. Para que no haya dudas, ni Maduro ni el régimen de Irán me gustan nada, ni pretendo que el nuevo Sherif ataque a Rusia o a China, sólo comento lo que veo.
Se me olvidaba: Liberty Valance nunca fue amigo de Jeffrey Epstein.
P.D. Noticias de ayer dan a entender que D. Trump no está muy contento con España, o con su Gobierno, que no es lo mismo, pero no creo que el Presidente se meta en distingos. En síntesis, ha sugerido que por qué no expulsar a España de la OTAN.
Tres comentarios:
- Va a resultar que la posición de D. Trump sería sólo bien recibida en España por la Belarra y su mariachi. Cosas veredes Sancho.
- Eso pasa cuando el Sr. Sánchez primero acepta gastar el 5% del PIB en defensa y luego se niega a así mismo. Ni que fuera él el Sheriff.
- Tranquilos, el Tratado de la OTAN no prevé la expulsión de un Estado miembro. No obstante, dentro o fuera de la OTAN, la capacidad de Trump de perjudicar a España es enorme.
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