viernes, 3 de octubre de 2025

 Quince meses después


O sea, cinco trimestres

Día más, día menos, es el tiempo en que me he mantenido lejos del blog. Me disculpo por mi silencio y, por otra parte, me gustaría mostrar mi sincero agradecimiento a quienes por uno u otro conducto me han hecho llegar su desencanto ante mi pertinaz silencio.

Espero que se me entienda: no ha sido una cuestión de falta de tiempo -he dispuesto de miles las horas libres que he dedicado a actividades sin ton ni son- sino de algo acaso más sencillo. Simplemente, he tratado de que mi mente estuviera siempre ocupada en cualquier tarea estúpidamente rutinaria con tal de que no se viera envuelta en vericuetos relacionados con mi estado de salud.

Me encontraba, además, en un estado de ausencia, de lejanía, de displicencia con cuanto me rodeaba, que me permitía seguir la actualidad como si fuera algo que no me concerniera en absoluto. Me convertí en un mero espectador de realidades que podía interpretar, incluso valorar, pero que me dejaban indiferente, como si lo que ocurría a mi alrededor fuera una reportaje tragicómico sobre el incierto reinado de Witiza.

Hoy, no es que  mi situación haya mejorado, sino que he decidido echarme a la espalda lo inevitable y retomar viejas y más saludables pautas de conducta. No puedo asegurar cuánto van a durar mis buenos propósitos, ni si podréis contar con la periodicidad semanal de mis ocurrencias. El tiempo lo dirá.


¿Por dónde empezar?

Echo la vista atrás y me asombra verificar cuántas cosas han pasado en estos quince meses, cuántos comentarios me habrían provocado; cuánto, en definitiva, ha cambiado el mundo, España, tal vez nosotros  mismos. 


Sin orden cronológico alguno, este es un resumen incompleto de lo que ha pasado en el mudo

  • Murió el Papa Francisco y le sucede otro Cardenal americano, estadounidense esta vez. Se me pasa por la cabeza la peregrina idea de que a lo peor la Santa Sede, o los Cardenales reunidos bajo los frescos de Miguel Ángel, hayan querido -espero que no- reeditar el pacto que allá por el siglo IV sellara la Iglesia con Constantino el Grande que, según  algunos, cambió la Iglesia para siempre.
  • Nicolás Maduro, contra toda evidencia, se proclama vencedor de las elecciones venezolanas, dejando inaplicable por escaso el concepto de "pucherazo". Hasta el cacique m ás cerril hubera tratado de guardar algo más las formas. Desde ese suceso, en nuestra tierra, el apelativo "bolivariano" toma carta de naturaleza como insulto político. No es más que una pregunta retórica, pero ¿creen los venezolanos residentes en el Barrio de Salamanca que su venida a la Madre Patria es el modo  más eficaz de oponerse a Maduro?
  • Ucrania sigue padeciendo la invasión rusa. El goteo de bajas diarias, de instalaciones destruidas, de viviendas bombardeadas, continúa bajo el mando impertérrito de Putin, inmune a cualquier injerencia en su ámbito de decisión, aunque se trate del mismísimo D. Trump que había prometido terminar con esa guerra en veinticuatro horas. No en balde el antiguo agente del KGB lleva un cuarto de siglo ejerciendo el poder de tal modo que los opositores o se callan o los calla. La UE, mientras tanto, inoperante, como de costumbre.
  • Xi Yin Pin reúne en Pekín a un selecto elenco de autócratas, exhibe su poderío militar, su capacidad de convocatoria y nos hace pensar cuánto tiempo le queda al que antes se llamaba "El Primer Mundo" para darse cuenta de que Pekín, o Beiging, o como quieran  llamarlo, se prepara para ser el centro neurálgico del nuevo Primer Mundo. 
  • Gaza, esa estrecha franja costera rodeada de Israel por todas partes y, lo que es peor, ahora sumergida en él, sigue desangrándose a la espera de que les llegue algún sucedáneo de paz. El respeto al pueblo palestino puede verse reflejado en el acuerdo firmado entre Trump y Netanyahu sin presencia, claro está, de ningún representante palestino. Para sorpresa de propios y extraños, el bodrio firmado en La Casa Blanca ha recibido el aplauso simultáneo de Pedro Sánchez y de Alberto Núñez Feijoo. No son los únicos. Multitud de voces se han dejado oír, entrecortadas con suspiros de alivio, ante la posibilidad de un acuerdo que llegue a buen término y cubra la mala conciencia de todos cuanto han estado mirando hacia otro lado mientras el horror nos llegaba con cada telediario.



En cuanto a nuestro país

  • El Gran Fugado, Carlos Puigdemont, abandonó su refugio belga, se presentó en Barcelona, dio un mitin relámpago y se esfumó ante los asombrados ojos de media España y la más que cuestionable pasividad de los Mossos D’Esquadra, y de las fuerzas de orden público que controla el Estado. Entró y salió de España cuando y como quiso.
  • Una DANA (depresión autónoma en niveles altos, o sea lo que antes llamábamos una tormenta terrible, por no usar términos más arrabaleros) asoló nuestro Levante, se llevó por delante casi trescientas víctimas, y dejó al aire las  vergüenzas de más de uno, y no sólo del todavía Presidente Mazón, del que, a estas alturas, sigue sin saberse a ciencia cierta el uso que hizo del tiempo en que estuvo desaparecido. 
  • Después de una primavera excepcionalmente húmeda, llegaron los calores del verano, el más tórrido del que se tiene noticia; y con los calores, los incendios. Más de 300.000 Ha. calcinadas, en Galicia, León, Zamora, Extremadura… Ahora, cuando se acerca el invierno, sería el momento de evitar que el  verano del 26 entrara en competición con el pasado. No se hará nada, ya lo veréis, salvo echar la culpa al otro. Y es que la prevención de incendios no rinde votos; no hay nada que inaugurar. Por cierto: no sé si habrá o no cambio climático, pero que el tiempo ha cambiado y que la influencia de la actividad humana es su principal causa, es tan  evidente como que la tierra es redonda (¿O tendrán razón los terraplanistas?).
  • Y un mal día entró en erupción un nuevo volcán canario, esta vez en la isla de La Palma. Grandioso espectáculo -llegó a generar su correspondiente fenómeno turístico- que arrasó viviendas y tierras de cultivo. Esta misma semana he oído a un palmeño quejándose de que las ayudas prometidas aún no han llegado a los perjudicados.
  • Koldo, Ábalos, Cerdán, Begoña Gómez, el "hermanísimo"… Y el novio, pareja o lo que sea de Isabel Díaz Ayuso. No importa (sí importa, claro que sí, pero vamos a dejarlo correr) qué medio consultes, acabas indeciso entre aferrarte a la muy constitucional presunción de inocencia o inclinarte por el castizo "cuando el río suena, agua lleva".
  • Y justo ahora cuando después de una pequeña demora de cinco años, se renueva el Consejo General del Poder Judicial, la judicatura, o por mejor decir, algunos jueces, son la comidilla de todo tertuliano que se precie. ¿Y los Partidos? Pues tanto los tirios como los troyanos defienden la excelencia de la judicatura, excepto los jueces en concreto que, mira tú por dónde, les ha tocado juzgar a uno de los suyos. Pongan ustedes lo ejemplos, que yo estoy todavía convaleciente.
  • Hay tres materias que no quiero, ni debo, despachar con un simple párrafo: La inmigración, la vivienda y el turismo. Les dedicaré mi atención en un futuro próximo, así como al estruendoso guirigay de nuestra clase política, al nada ejemplar espectáculo con el que, con honrosas excepciones que caben en un taxi, nos abochorna a diario.


¿Me habré olvidado de Donald Trump?

Imposible aunque lo hubiera pretendido. Ni una palabra más: dentro de una semana, espero, tendrán noticias mías y suyas.

Buen fin de semana.

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