lunes, 26 de mayo de 2014

Elecciones europeas. El día de después.
 
Algunas cuestiones de segundo orden.
 
- ¿Qué ha pasado con las encuestas? Las diferencias entre las previsiones y los resultados son de tal calibre que uno duda de si el diseño era el correcto, o si sólo se trataba de dejar contento al que hubiera pagado el muestreo. No se engañen: toda encuesta tiene su precio y su "pagano".
 
-  ¿Ha bajado o no la participación? Desde el punto de vista estadístico el descenso ha sido irrelevante, pero si se descuenta el efecto catalán, sí ha habido menos votantes. No mucho, ni más que en otros países, pero algo han bajado. No obstante:
 
  a) ¿Alguien ha sido capaz de motivar a unos votantes que apenas han oído hablar de Europa durante la campaña?
 
  b) Pese a lo que suponga algún ingenuo bienpensante, a nuestros eximios representantes de la casta política, la abstención les trae sin cuidado: ellos se reparten escaños, concejalías y lo que se tercie sobre el total de votos emitidos. Abstenciones y votos nulos les traen sin cuidado.
 
- ¿Qué podía esperarse después de las esperpénticas campañas que hemos soportado? Me refiero a los grandes Partidos, desde luego, pero desde que estrenamos democracia, jamás hemos asistido a una campaña tan cansina, reiterativa, pasada de moda, oliendo a rancio, tan previsible, en suma, que invitaba a cambiar de canal en cuanto aparecían en pantalla cualquiera de los dos candidatos. Podía adivinarse sin temor a errar qué iba a decir cada uno y a quién iba dirigido el discurso.
 
- ¿Dónde está la ultraderecha española? ¿De verdad creemos que somos tan diferentes a nuestros socios europeos, o es que está dentro del PP, algo así como el Tea Party y el Partido Republicano norteamericano? 
 
El meollo de la cuestión.
 
Hablaremos de los Partidos, pero antes,
 
-  La ciudadanía ha dictado su veredicto. Los votantes no se equivocan, y lo que han dicho alto y claro es que ninguno de los Dos Grandes les entusiasman. No importa lo que digan sus líderes ayer por la noche (poco, por cierto), hoy y en días siguientes, hay una realidad inamovible: para una participación similar a la de hace cuatro años, entre PP y PSOE han perdido más de cinco millones  y medio de votos. Millones que  no se han volatilizado, sino que han ido a otros caladeros.
 
-  No creo que pueda hablarse de fin del bipartidismo, porque ni la cita de ayer es equiparable a procesos municipales, autonómicos o legislativos, ni PP y PSOE han dejado de ocupar los dos primeros puestos del ranking. Pero es evidente que los resultados son algo más que una llamada de atención. Lo que dudo es que la capacidad de autocrítica de nuestros ensoberbecidos políticos sea capaz de extraer las consecuencias que se desprenden del conteo de los votos. Hay nuevas formas de hacer política, y hay nuevos objetivos que conseguir, y eso no sé si sabrán captarlo nuestros anquilosados Estados Mayores de PP y PSOE.
 
-  La cita de ayer era para elegir representantes europeos. ¿Qué ha pasado fuera de nuestras fronteras? En Francia arrasa la extrema derecha (pese a que M. Le Pen dijera que una buena epidemia de ébola ayudaría a resolver el problema de la inmigración); populistas, euroescépticos y radicales de izquierda y de derecha ganan espacios, grandes espacios a costa de los viejos clásicos de la política. Grillo en Italia se consolida aunque nadie sea capaz de explicar para qué. La extrema derecha se alza con el Santo y la peana enb el Reino Unido y Dinamarca. La izquierda de la izquierda Griega, gana las elecciones. En Alemania las cosas no son tan dramáticas, pero la Srª Merkel pierde peso. En resumen, y según yo lo veo:
 
  a) La crisis pasa factura a una clase política que ni supo evitarla ni está siendo capaz de gestionarla, mientras sus componentes no parecen dispuestos a compartir sacrificios con sus representados.
 
  b) Desde hace más de un Siglo es un axioma que en tiempos de crisis se genera el caldo de cultivo ideal para el florecimiento de los extremismos de cualquier signo. El problema es hasta dónde perdurará el fenómeno y qué consecuencias reales puede llegar a tener el que países como Francia, Grecia, Holanda o Dinamarca puedan llegar a estar regidos por Partidos que hace sólo dos décadas eran extraparlamentarios.
 
-  Está fuera de toda duda de que PP y PSOE "no han dado con la tecla". ¿Por qué?
 
  a) Ambos han diseñado campañas no clásicas, sino antiguas, casposas, tediosas, en unos tiempos en que la sociedad se mueve al ritmo más vertiginoso que ha conocido la Humanidad. Nos han aburrido con discursos pensados para entusiasmar a su audiencia (a su audiencia, no a los hipotéticos votantes indecisos). Han preferido el aplauso enfervorizado de sus afiliados y los besuqueos de fin de mitin, que el discurso crítico y las propuestas concretas de medidas de acción; han optado por el insulto al contrario antes que la exposición de sus programas (Por cierto ¿Qué programas?); la caravana electoral, los carteles en las farolas y la televisión han ido por delante del manejo inteligente de las redes sociales. No les ha importado deformar la realidad o mentir descaradamente, porque los suyos, los de cada uno, que eran quienes les aplaudían, no se lo iban a echar en cara. 
 
  b) PSOE y PP se han pasado la precampaña y la campaña mirando al pasado, echándose el uno al otro y el otro al uno cuanta porquería tenían disponible: ¿ERE'S? !Pues toma Gürtel! ¿Recortes injustos? ¡Pues toma Zapatero! ¿Qué esperaban, que les sacáramos a hombros? 
 
  c) Porque han despreciado la inteligencia colectiva del pueblo y no se han molestado en explicar por qué no han sido capaces de prevenir, detectar y superar la crisis. Y, que no se engañen: para la inmensa mayoría de los más de cinco millones y medio de votantes que les han abandonado, ellos, los Dos Grandes, son los responsables de los tres desastres. Creían que, como mucho crecería la abstención pero no suponían, ni en sueños, que formaciones como UPyD, Ciudadanos o, menos aún, Podemos ("¿De quiénes habláis? No son nadie. Al final nos votarán a los de siempre" pensaban) fueran a ser los recolectores de sus desafectos.
 
  d)  Si al menos unos hubieran puesto en práctica o los otros hubieran exigido medidas de austeridad que afectaran a la clase política, muchos habríamos pensado que, en efecto, la situación exigía el concurso de todos. No habría importado el montante del ahorro, pero los habríamos visto como lo que muchos creen que no son: sus dignos representantes. Pero no. En eso, sólo en eso, en mantener sus prebendas, es en lo único en que parecen haber estado siempre de acuerdo.
 
  e) Aprendan de una vez por todas que nos producen ganas de vomitar sus enfrentamientos tabernarios, la utilización "ad nauseam" del único argumento que manejan con soltura: "¡Y tú más!", y pónganse a trabajar. No digo que siempre juntos, porque no son iguales, pero sí de vez en cuando: cuando lo exija la importancia de la materia sobre la que discuten; cuando se trate de políticas de Estado. Dejen, los unos de avasallar con el argumento de su mayoría parlamentaria, y los otros de amenazar con que cuando lleguen al poder derogarán esa o aquella medida. ¡Piensen en nosotros, que somos quienes pagamos sus sueldos!
 
f) Por último, los Jefes de Campaña de PP y PSOE no se han enterado de que la influencia de los medios ha cambiado por completo. La publicidad estática carece de importancia, la prensa se ha revelado como casi irrelevante e, incluso la televisión ha perdido influencia. Podemos, sin acceso a los espacios electorales televisivos por mor de una normativa que prima los intereses de los Partidos dominantes versus los de los votantes, ha obtenido cinco escaños. Ni unos ni otros han prestado a las redes sociales la atención que merecen. 
 
Hablemos, pues, de los Dos Grandes.
 
El Partido Popular, (hoy lo he oído de la Srª Cospedal) se siente ganador de las Elecciones. No importa cuánto haya perdido, parece que le resulta suficiente seguir por delante del Partido Socialista. Allá ella. Por ese camino, si en el próximo proceso queda como cuarta formación, también habrá ganado, si los socialistas quedan los quintos. Más patético resulta el cabeza de lista cuando afirma que los votos perdidos se deben a la abstención de sus votantes. ¡Sr. Cañete, por Dios, haga cuatro números! ¿No ve que el total de votantes ha sido el mismo? los votos perdidos, le guste o no, deberá usted buscarlos en UPyD, Ciudadanos y tal vez en Vox o como se llame la formación del expopular Vidal Cuadras. ¿O también han dejado de votar los suyos en Cataluña donde la participación ha sido diez puntos superior a la convocatoria anterior? Usted, permítame, sabe que eso que dice no es cierto, pero olvida que no sólo le están escuchando los suyos.
 
Así es que, señores dirigentes del PP ¿Por qué no se encierran el tiempo que haga falta y analizan qué les ha pasado y qué tienen que hacer de otra forma si no quieren que el fin del bipartidismo y, por tanto, su ruina, sea algo más que la amenaza actual? Y, por favor, dejen ya de una vez por todas de sacar a pasear al Señor Zapatero.
 
Lo del PSOE, no obstante, es peor: ni tras las durísimas medidas de ajuste, la pérdida de derechos de la clase trabajadora, la reforma de las pensiones, la fiebre privatizadora, la Ley de Justicia Universal, el Proyecto de Ley del Aborto y la endeblez manifiesta del candidato popular han sido capaces, no ya de arrasar, sino, ni siquiera de mantener a sus votantes.
 
Al menos, tanto la candidata como el Secretario General del Partido han declarado abiertamente que han cosechado unos pésimos resultados. No está mal. Para arreglar algo hay que empezar por admitir que está estropeado, aunque la tarea por realizar sea tremenda.
 
No se trata de jubilar a la vieja guardia, aunque una buena parte de ella tal vez no tenga otra salida que el retiro, sino de saber cuáles son hoy, no hace siglo y medio, los postulados de la izquierda socialista que hayan de fundamentar un modo de hacer política alejado años luz de la que vienen practicando desde que allá por los años 80 descubrieron que el poder sirve para muchas más cosas que para mejorar la Sociedad.
 
El Partido Socialista necesita ideas nuevas, organización diferente, formas de acción distintas, y actores a los que no se les pueda colgar el sambenito de "los mismos perros con distintos collares". Y todo esto han de hacerlo rápido, rápido, porque el mundo, España, no va a detenerse esperando a que resuelvan sus crucigramas.
 
Y quedan Los demás.
 
La izquierda clásica, La Izquierda Plural, a la que le ha bastado ser más próxima al votante que sus adversarios, mantener un discurso coherente y esperar tranquila, la llegada de los desafectos del socialismo "oficial". Pero cuidado con las complacencias: si no andan listos en un futuro más o menos próximo podrían enfrentarse a problemas similares a los del PSOE.
 
UPyD y Ciudadanos. Permítanme que hable de ellos a la par, porque soy de los que no terminan de entender por qué se han presentado por separado. Ellos saben que de haberlo hecho en candidatura única, por el mero juego matemático de las normas electorales habrían sacado, al menos, un represente más. Eso sin tener en cuenta el efecto beneficioso de presentar un ejemplo de madurez. Allá los que puedan considerarse responsables de la falta de unión. Ambas formaciones deben saber, que si cambian de estrategia, en el futuro pueden llegar a ser los condicionantes de la gobernabilidad de España.
 
Podemos tal como tantos otros lo han comentado antes que yo, ha sido el verdadero ganador de las elecciones. Han pasado de no ser nada a obtener cinco representantes. Bien por ellos. Son gente nueva, salidos de la parte más sana de las protestas ciudadanas de hace un par de años. Han hecho una campaña modernísima, sin apenas coste, (he oído en algún foro que la campaña ha costado poco más de 100.000 Euros) a base de derrochar, imaginación, trabajo y convicciones. Habrá que dejarles pasar por el tamiz de las próximas convocatorias para ver si han venido para quedarse o no, pero han traído a la vida política una bocanada de aire fresco y sin contaminar. Ya han empezado a recibir proposiciones más o menos interesados de acercarse a otras fuerzas tal vez afines. ¿Cantos de sirena? Tiempo tendrán para valorar las propuestas.
 
Y para terminar, El caso catalán. Bravo por Artur Mas. Ha logrado en un tiempo record lo que parecía imposible: sacar a Esquerra de las catacumbas y ponerla por encima de él mismo. ¡Lástima! Él, barrunto, soñaba con ser el primer Presidente de la República Catalana. Como quizás el Sr. Pujol, (el de verdad, no el de la trama de las ITV) y el Sr. Maragall lo hicieran en sus días de gloria. Bien, ahora el todavía Presidente de la Generalitat es un poco más dudoso que siga encontrando cotizantes para su causa, y lindante con lo imposible que su sueño no se convierta en una pesadilla.
 
 
 
¿Conclusiones?
Esta vez, en contra de mi costumbre, no voy a hacerlas. Les dejo a ustedes ese trabajo, no sin poner de manifiesto que ya sé que ha habido otras candidaturas que han obtenido escaños, y algunas que ni eso. No voy a hablar de ellas, porque este blog es mío y escribo de lo que me parece y dejo la tarea cuando lo creo oportuno. Ustedes me disculparán.
 
 
 
  


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