sábado, 3 de mayo de 2014

Los temores del Marqués de Olivara.
 
(Ciudadano Ruiz Mateos, Don José María, para los no versados en los entresijos de la aristocracia europea).
 
 
La mañana del 24 de febrero de 1983, a punto de comenzar las deliberaciones del Convenio Colectivo de la Banca Privada que yo presidía me enteré de que la víspera, el Gobierno, a propuesta del Ministro de Hacienda, había decidido la expropiación de Rumasa.
 
Dejo de lado cuestiones tales como si la medida fue o no ajustada a derecho, y si la ejecución del acuerdo se hizo bien o fue una chapuza. Lo que recuerdo de aquel día (sólo dos años exactos después del intento de golpe de Estado del Teniente Coronel Tejero, ya es casualidad) es la satisfacción con la que los representantes de la gran Banca presentes en aquella reunión, habían acogido la actuación de un Gobierno con el que, al menos sobre el papel, no deberían de encontrarse muy cómodos.
 
"¡Ya era hora! ¿Quién le manda a un bodeguero meterse a banquero?", "Menos mal que han andado listos. Un poco más y acaba por complicarnos la vida a todos", "Éste no se había enterado de que el negocio de la Banca siempre es a largo plazo y con beneficios de un dígito, aunque sea el 9", "Ya ves tú, descubrir a estas alturas la estafa de la pirámide. Lo que siempre me sorprende es que siga habiendo primos que se dejen engañar ¿Cuándo aprenderán que nadie da duros a peseta?", fueron cuatro de las frases que recuerdo de aquella mañana. Comentarios, insisto, de los representantes de los Bancos; no de los Sindicatos, a los que tal vez les faltaran elementos de juicio para saber si tenían que alegrarse o no.
 
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Suficiente como para ver entrar y salir de la cárcel dos veces al Marqués de Olivara, Título nobiliario concedido a D. José María Ruiz Mateos por la Serenísima República de San Marino, y autorizado su uso por el Consejo de Estado en 1982. Suficiente tiempo como para que el Marqués pleiteara con suerte diversa contra el Estado en todas las instancias jurisdiccionales, para que comprara el Rayo Vallecano y lo dejara, cómo no, en la ruina, o para que fundara un Partido (la Agrupación Ruiz Mateos), que le llevó como eurodiputado a Estrasburgo durante una Legislatura.
 
En febrero del 2011, este singular jerezano, se ve obligado a solicitar procedimiento concursal especial para diez de las empresas del renacido imperio Nueva Rumasa. Al parecer, la experiencia del 83 no había sido suficiente para mantener avisados a los posibles inversores sobre qué podía pasar con sus ahorros. No me extraña demasiado. Recuerdo que a los pocos días de la expropiación patrocinada por el Ministro Boyer, un taxista, fervoroso oyente de cierta emisora pía poco amiga del PSOE, me decía transido de dolor, que si por él fuera, "ahora mismo ponía los ahorros de toda mi vida en sus manos, pero mi Señora no me deja. Ruiz Mateos es un Santo, ¿sabe usted cuántos hijos tiene? Mire usted, todo esto no es más que una venganza política". Espero por su bien, que en casa del taxista, haya seguido tomando las decisiones económicas su sabia esposa y que el buen hombre, siga o no oyendo la misma emisora, no haya tenido ocasión de invertir en Nueva Rumasa.
 
Porque lo que sí se sabe es que según documentación aportada al proceso, "los ingresos procedentes de los inversores, se usaban para pagar las hipotecas suscritas por hijos del encausado". No sé si estamos hablando de los que poco después serían imputados en el proceso abierto a propósito de los malhadados EFRE's andaluces, o de otros hijos distintos. !tiene tantos el Marqués! 13, según la contabilidad oficial, aunque existe la posibilidad de aumentar la lista en una más, si las reclamaciones de cierta ciudadana mexicana terminan a su satisfacción. (A satisfacción de la mexicana, no a la del Marqués, se entiende).
 
Espero, como decía, que ya que el taxista se libró de la primera debacle, no haya terminado siendo uno de los de más de 4.100 inversores a los que el Neo-holding-de-la-abeja, debe 484 millones de €, porque lo no creo es que nuestro amigo se encuentre entre los prestamistas que confiaron su dinero negro al mago jerezano y a los que debe, dicen, más de 700 millones. Entre pícaros anda el juego en este caso.
 
El caso es que el Marqués, el mismo que dijera un día que "para mí no hay más Leyes que las del corazón" (¿por qué nadie se toma en serio estas cosas? Lo dijo en agosto del 2012 y era más que una frase: era su filosofía vital, toda una declaración de principios), o que refiriéndose a los Jueces españoles,  les dijera en el 93 "sois unos mariconcillos, estáis castradillos, no tenéis huevecillos", o que más recientemente calificara de demonio a una Juez que osó interrogarle a propósito de otro posible desmán adicional a los ya conocidos, se encuentra en horas bajas. Muy bajas.
 
Leo esta mañana en "El Mundo" que el otrora Supermán (de eso, recordad, se disfrazó, es decir, así se veía él) se encuentra aterrorizado, en el fondo de su discreta mansión de Somosaguas, -1.500 m2 construidos, no tantos si tuviera que albergar en ella a toda su prole- de donde se niega a salir !por temor a que le secuestren sus hijos y su esposa!. La información del diario habla de Parkinson avanzado y de demencia senil. Es posible. También es posible que sea una argucia más del veterano farsante para eludir la pérdida de su humilde vivienda, embargada por la BNP.
 
Porque, por otra parte, ¿para qué el secuestro? ¿Alguien de entre su familiares estaría pensando en pedir rescate por él? ¿A quién? Y si no es por dinero ¿para qué querría secuestrar alguien a semejante prenda?
 
No. Yo creo que los terrores del Marqués tal vez provengan de voces del más allá, evocadoras de las miles de tragedias que su proceder ha provocado a lo largo de las últimas tres décadas.
 
Se acerca el final, él lo sabe, y quién sabe si ahora, a sus 83 años, recuerde tanto dolor causado: ejecutivos despedidos, colaboradores procesados, decenas de miles de trabajadores sin empleo, cientos de proveedores arruinados, miles y miles de crédulas familias esquilmadas, sus ahorros volatilizados, mientras él y su extensa parentela seguían urdiendo tramas para mantener su costoso tren de vida a costa del esfuerzo ajeno.
 
Y esto, amigos, no es una ocurrencia mía. Esto lo dicen esos Jueces tan vituperados por el Patriarca de todos los Ruiz Mateos que en el mundo han sido.
 
Tengo para mí que el verdadero, tal vez el único error de Ruiz Mateos, ha sido considerarse él solo, por encima del total de sus conciudadanos, Jueces, Gobierno y Parlamento incluidos. 
 
No ha sido ni será el último de su especie. Cuánto mejor si en vez de tanta soberbia recordaran el juramento que pedía la nobleza aragonesa a sus Reyes: "Ante Nos, que cada uno somos como Vos, y todos juntos, más que Vos".  

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