Carta abierta a Pedro Sánchez
¡Enhorabuena! D. Pedro. Ha ganado usted en buena lid su particular batalla por el liderato del más antiguo de los Partidos Políticos presentes hoy en España.
¡Enhorabuena! sin ningún género de ironía ni de reticencia. Creo que era imprescindible ver caras nuevas al frente del viejo Partido si éste quiere recuperar su condición de alternativa de gobierno que España necesita.
Sé que no todos compartirán mis opiniones, pero creo que este país necesita una izquierda fuerte articulada alrededor de la teoría socialista. También necesita, creo yo, una derecha fuerte, pero ése es un tema que trataré el día que corresponda.
Permítame, Señor Secretario General del P.S.O.E, que ponga a su disposición algunas ideas que se me han ocurrido. Sé que algunas de ellas ya figuran de una u otra manera en lo que viene prometiendo desde que empezó su campaña, pero me arriesgaré a la reiteración.
El pueblo español espera de usted definiciones claras de lo que piensa hacer. Y, me parece a mí, que debería hacerlo con sujeción a las siguientes premisas:
> Ponga usted sus ideas por delante de los votos: no diga lo que los demás quieren oír, sino lo que usted piensa que es el modo correcto de hacer las cosas. No sé si le resultará rentable a corto plazo, pero es la única forma decente de estar en política, porque no se trata de ganar Elecciones, sino de cambiar España.
> Preste más atención a su quehacer que al de los contrarios. No se me convierta en el "Hola" del Parlamento, y, por lo que más quiera, ni insulte a los otros ni caiga en el "Y tú más".
> Rodéese de los mejores, aunque no sean los más adictos. Basta con que sean leales. Deje ovaciones e incensarios para los imbéciles. Busque (y dé) lealtad, no adhesiones inquebrantables.
> No prometa lo que le pidan, sino lo que usted crea que además de ser conveniente, va a ser capaz de llevar a cabo. Le aplaudirán menos, pero durante mucho más tiempo.
> ¿Le cabe el Estado en la cabeza? Si es así, defienda sus ideas pero sólo hasta el punto en que crea que para el Bien Común, es mejor la propuesta del contrario que la suya propia. Esté siempre dispuesto al acuerdo consensuado (consenso, no acatamiento) con sus contrarios, cuando se trate de políticas de Estado. (Política exterior, Seguridad, Educación, Sanidad, Política Territorial, etc.)
> No se puede contentar a todos todo el tiempo. Es más, intentarlo, suele ser el camino más corto para no contentar a nadie. Es decir: tome partido y hágalo saber. Se lo agradeceremos todos.
A partir de estas premisas, no estaría de más que nos diera a conocer sus propósitos en los siguientes temas:
> Lucha contra la corrupción.
- Lo de menos es de quién haya partido la propuesta. Súmese a ella, profundice en su contenido y aporte cuanto esté a su alcance, porque o acabamos con la corrupción o ella terminará con el sistema.
- Una idea: ponga en la calle a todos los militantes de su Partido que hayan sido imputados por corrupción. No espere a que lo hagan los demás. Usted llegará a la mesa de negociación más fuerte que nadie. La presunción de inocencia es sagrada, pero ¿recuerda lo de El César y la mujer del César?
> Monarquía.
- Usted puede ser monárquico o republicano, y su Partido igual. Lo que no es de recibo, son las medias tintas. No se puede ser "un poco monárquico", como no se puede estar "un poco embarazada". Pronúnciese con nitidez, y si para ello hace falta debate interno previo, provóquelo y aténgase a sus resultados.
- Al hilo de esta cuestión: su Partido se abstuvo en la votación sobre el aforamiento de Juan Carlos I, y nunca lo entendí. Me pareció que era como poner una vela a Dios y otra al diablo. Sé que usted ha prometido acabar, cuando pueda, con el actual abuso de la figura del aforado. Está bien pero ¿Por qué no da un ejemplo renunciando al aforamiento de todos cuantos militantes del P.S.O.E. disfrutan ahora de él?
> Cataluña.
- Alto y claro, Señor Secretario General del P.S.O.E. Así es como esperan millones de compatriotas su pronunciamiento sobre una cuestión bien simple: ¿Qué pone usted por delante, el Derecho a decidir o la Constitución?
- Sé que usted propone una reforma constitucional que nos lleve a una España Federal. No está mal, siempre que tenga presentes dos cosas:
A) Como eso puede ir para largo, no lo utilice como burladero para no contestar a la pregunta clave. Recuerde lo que le decía: no se puede contentar todo el tiempo a todo el mundo.
B) La mayoría de sus conciudadanos no están en condiciones de distinguir federalismo de Estado de las Autonomías, así que deberá empezar por explicar qué es cada cosa y en qué puede ayudar el federalismo a resolver el crucigrama catalán.
> Modernización del Estado.
No sé a los demás, pero a mí me gustaría conocer sus planes sobre puntos como los que le indico a renglón seguido, que, ni de lejos, es exhaustiva.
- ¿Cuál es la lista de organismos públicos que piensa suprimir? Si no bajan de 50 me sentiría decepcionado.
- ¿Qué piensa hacer con la legión de asesores de los cargos políticos? ¿Podría empezar por los que asesoran a su Partido? Sería formidable: el rendimiento en votos le llevaría en volandas a la Moncloa. (Aunque eso no sea lo más importante).
- ¿Cómo piensa atacar el escándalo de los privilegios de la clase política? No me diga que renunciar a los suyos es imposible.
- ¿Piensa reformar la Ley Electoral en beneficio del ciudadano y en demérito de los Partidos? A la salida de la Dictadura se necesitaban Partidos fuertes. Ahora se necesitan ciudadanos con poder de decisión.
- ¿Qué medidas concretas tomaría en materia fiscal y laboral? No basta con decir que derogará la Reforma Laboral o que cambiará la fiscalidad. Por ejemplo: ¿Se va a tomar en serio la lucha contra el fraude fiscal o seguirá el ejemplo de sus mayores, de uno y otro signo, por cierto, y se limitará a decir que "ustedes pudieron hacerlo y no lo hicieron, así es que mejor calladitos".
- ¿Va a afrontar la modernización y reforma de la Justicia? Supongo que sabe que cambiar las Leyes puede ser importante, pero que es imprescindible doblar el presupuesto de Justicia al menos durante tres Ejercicios seguidos. Tampoco es tanto: podría pagarse con la reducción de tres cuartas partes del fraude fiscal.
- ¿Tiene alguna idea sobre cómo enfocar las relaciones Estado/Iglesia Católica? Si la tuviera, y cómo no creo que proponga volver al Estado Nacional-católico, estaríamos encantados de escucharle.
Y me despido, Sr. Sánchez.
Reitero mi enhorabuena, le deseo éxito en su difícil gestión en la que tendrá que trabajar en dos frentes (no sé cuál será más difícil, si el interno con sus francotiradores y sus campos de minas, o el externo, lleno de fieras de las que no debe esperar ni la gracia de los 100 primeros días), y me congratulo de que el día que usted llegue a La Moncloa, que llegará, espero, tendremos, por fin, un Presidente de Gobierno que habla inglés y francés, cosa que sólo había ocurrido cuando Leopoldo Calvo Sotelo estuvo al frente del Gobierno.
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