viernes, 23 de enero de 2015

A propósito de "esa persona",
 
por otro nombre, Luis Bárcenas.
 
 
¿Quién es "esa persona"?
 
Luis Bárcenas, el que fuera influyente Tesorero del Partido Popular, ha sido sujeto paciente de una rapidísima transformación. Hace no mucho tiempo, era Luis, para el Presidente de su Partido y del Gobierno de la Nación. No sólo eso, sino que era tan apreciado por su exjefe, que cuando empezó la tormenta, le recomendaba resistir. Según las primeras declaraciones de "esa persona" , es lo que ha hecho durante su estancia en la cárcel: resistir.
 
Luis Bárcenas, había sido defendido a capa y espada por lo más granado de la cúpula dirigente de su formación. Prohombres que tal vez lo fueron antes de ser hombres, mujeres poderosas de sobra conocidas, Portavoces, Ministros, Parlamentarios de ambas cámaras, Barones autonómicos, correligionarios todos del hoy ninguneado, se quitaban la palabra de la boca los unos a los otros para pregonar la honradez, el buen hacer profesional y la desgracia de su compañero, acusado injustamente por quienes sólo buscaban el desprestigio de un Partido por encima de toda sospecha.
 
Es posible, sólo posible, que creyeran que estaban ante una tormenta de verano y que peor era lo de los ERE's de Andalucía. (Comparación irrelevante, porque tan execrable y maloliente es un asunto como el otro)
 
Luis Bárcenas, cuando las evidencias -y algunas de sus declaraciones, por cierto- hicieron difícil su defensa a ultranza, fue despedido como Tesorero, utilizando para ello una modalidad no prevista en la Legislación Laboral española: el despido disciplinario con indemnización diferida y derecho temporal a seguir de alta en la Seguridad Social, y al uso y disfrute de su despacho, su automóvil y su secretaria por el tiempo que la superioridad decidiera.
 
Tengo entendido que la inventora de tan extraña fórmula pertenece -no sé si en activo o en situación de excedencia- a la Abogacía del Estado, Cuerpo de élite de la Administración con bien ganada fama de ser vivero de expertos juristas. Nunca supo explicar de maneara convincente, el engendro jurídico que, según ella, se la había aplicado al ex Tesorero.
 
Luis Bárcenas, caído en desgracia, encarcelado a la espera de juicio hasta ayer, por perder, ha perdido hasta el derecho a que sus conmilitones le llamen de su nombre. Ahora es un mero apestado de cuyo nombre mejor es ni acordarse. Ahora ya no hay sobres que van y vienen, sino vergüenza y desaires: es el innombrable
 
Comulgar con ruedas de molino.
 
El Juez Instructor, la Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado, consideran probada la existencia de una "Caja B" y de una contabilidad paralela en el Partido Popular; y, por si fuera poco la condición de beneficiario económico de los hechos al mismo Partido. Recuerdo al lector que el Juez Instructor es independiente, que la Fiscalía se rige por el principio jerárquico y que la Abogacía del Estado es un órgano de la Administración Civil del Estado.
 
O sea, que quienes sostienen que esos son los hechos, no son los portavoces de la Oposición que, como todo el mundo sabe, sólo se preocupa de socavar el buen hacer del Gobierno, ni representantes de la Prensa amarilla (que es aquella cuyos comentarios nos molestan), ni, mucho menos, Podemos, la formación odiada que cuando ocurrieron los hechos ni siquiera existía.
 
Ante tal panorama, tres son los argumentos defensivos de cuantos hablan del asunto en nombre del Partido:
 
  "Se trata de declaraciones de alguien que no tiene credibilidad alguna". Depende, señores, depende. No la tendrá para los que tal dicen, pero al parecer la tiene y mucha para el Juez Instructor, para la Fiscalía Anticorrupción y, como ya se ha dicho, para la Abogacía del Estado.
 
  "Esta persona ya no forma parte de nuestro Partido". Fantástico ¿Y dónde estaba el Tesorero cuando se cometieron los hechos, en Moldavia? ¿Y a quién reportaba Bárcenas, al Nuncio Apostólico? ¿Y quién le controlaba, el Comité de Competición?
 
Otra cuestión no tan sencilla de contestar como pudiera parecer es cuándo dejó de pertenecer el Sr. Bárcenas al PP, si cuando sonaron las primeras alarmas o cuando en la Calle Génova se convencieron de que no había posibilidad de silenciar el asunto. Si cuando dice la Secretaria General o cuando causó baja en la Seguridad Social.
 
  "El Partido Popular no tiene nada que ver con los hechos de los que se habla". ¿Tal vez porque el Sr. Bárcenas era el Tesorero del Partido Animalista? ¿Se trata, quizás, de que la doble contabilidad y la Caja B eran sólo de Bárcenas y del encargado de la cafetería y no del Partido que le pagaba como Tesorero? ¿O es que los hechos ocurrieron en un momento en el que ninguno de los actuales mandatarios de la formación habían nacido?
 
Las cosas son mucho más sencillas:
 
- En tiempo de elecciones, y éste es uno de ellos, cualquier Partido que se precie lo enfocará todo bajo el prisma de los resultados: qué me beneficia, qué me perjudica y, dentro de este apartado, que es lo que más daño me hace.
 
-  El Partido Popular sabe que su adversario natural, el Partido Socialista, es en este momento una nave a la deriva, una jaula de grillos sin dirección, víctima de procesos internos autodestructivos no por conocidos menos dañinos. Se trata, por consiguiente, no tanto de arrebatarle votos al PSOE sino de evitar la sangría de votantes propios.
 
-  El Partido Popular confía en que la incipiente recuperación económica, aunque esté resultando lenta y desequilibrada, pesará más en el ánimo de los votantes, que los poco ortodoxos procedimientos contables que están descubriéndose. Se aspira a tapar corrupción con resultados económicos.
 
- Es posible que en la calle Génova se piense que en el inminente maratón electoral, el PSOE y Podemos se destrozarán entre sí, dejándoles a ellos en paz. En cierto modo eso es lo que ya está pasando. Por otra parte, Ciudadanos, UPyD e Izquierda Unida, no preocupan demasiado, al menos a corto y medio plazo.
 
-  Por último y no por ello menos importante. Es más que posible que en la Dirección del PP den por supuesto que no hay ningún indicio de que la masa de votantes se haya vuelto inteligente y crítica de repente: seguirán aborregados durante mucho tiempo. El denominado pueblo soberano lo forma una colección de estúpidos. Se taparán la nariz y una vez más votarán como es debido.

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