lunes, 15 de junio de 2015

La parábola de Isabel Pantoja

con mi agradecimiento a mi amiga Lina que me sugirió el tema

Un poco de calma, por favor.

De un tiempo a esta parte observo demasiado desasosiego, excesivos nervios, crecientes crispaciones en cualesquiera de las manifestaciones del acontecer diario. 

Sólo ha de ser un ejemplo, pero el caso de Isabel Pantoja, es más que un síntoma. Es, para mí, la anécdota elevable a categoría de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.

Por los datos que son públicos, la tonadillera cumple condena de cárcel por delitos calificados como tales en Sentencia firme. Ahora, ha disfrutado de su primer permiso carcelario. 

Lo que hemos visto, tantas veces que se me ocurre que hay espacios televisivos que bien pudieran denominarse "Telepantojos", han sido dos masas de furibundos ciudadanos esperándola a su salida del penal, a su llegada a su casa y a la vuelta a su celda. Unos aplaudían y otros insultaban con similar dedicación, apasionamiento y entusiasmo, según su particular opinión a propósito de la reclusa.

Heroína para unos, villana para otros, a nadie se le pasaba por la cabeza si no habría cosas más gratificantes en las que ocupar sus tiempos. Pura desmesura en uno y otro caso, me parece a mí.

El panorama político es peor.

Sin tiempo para retirar las urnas, como quien dice, las redes sociales arden de descalificaciones absolutas, cuando no de insultos puros y simples, para la totalidad de las fuerzas políticas que han concurrido a las Elecciones.

Desde la izquierda, se critica a Ciudadanos por estar a punto de pactar con los Populares la CC.AA. de Madrid. Desde la derecha, se critica al PSOE por haberse aliado con Podemos para desalojar a la Srª Aguirre de la Alcaldía de Madrid. El PP, tampoco se recata de escandalizarse por el apoyo de Ciudadanos al PSOE andaluz

Se acusa a Ciudadanos de incongruencia por apoyar al PSOE en Andalucía y al PP en Madrid. El PSOE no entiende por qué Podemos no se suma a sus propuestas y el PP ve frentes antipopulares por todas partes, mientras pretenden ellos mismos hacer lo mismo contra Podemos. 

Ni unos ni otros, me refiero ahora a los Dos Grandes, caen en la cuenta que, hasta donde se sabe, la totalidad de las extrañas alianzas que estamos viendo están amparadas por la legalidad vigente, y que tanto PSOE como PP han tenido en su mano desde hace más de veinte años evitar esta situación. 

Pudieron haber cambiado la legislación electoral y normalizar el escenario. Elecciones a doble vuelta, por ejemplo. Nunca les convino porque sus cálculos electorales se lo desaconsejaban. No veían en el horizonte y a su alrededor más que enanitos políticos. Ahora ya es tarde, los enanos han crecido y amenazan con desplazarlos del Poder. Ahora llega el momento del llano y los suspiros.

Y la ciudadanía, mientras tanto, desaforada.

Un comentario trivial de un futbolista da pie para pedir su envío a los infiernos. Se hace un batiburrillo con los amores por un Club (que ya es chocante), la pitada del himno nacional,-algo que podría haber evitado cualquiera de los Gobiernos que se han ido sucediendo desde que ocurrió la primera vez- la aversión por el separatismo, y los horrores que nos esperan con los nuevos Gobiernos.

La ausencia de una exacaldesa de la toma de posesión de su sucesora, se interpreta por los que han de sucederla como el berrinche de quien se ha acostumbrado tanto a mandar que es incapaz de soportar la lejanía del bastón de mando.

Dos o tres tweets desafortunadísimos, aunque antiguos, se ven como premonición de lo que le espera a toda una ciudad. Y, por el lado contrario se desempolvan manifestaciones antiguas de congéneres del tuitero, si bien del otro bando, que en su día también dijeron estupideces como catedrales.

Y lo que es peor: circulan bulos, sacralizados por su reiteración como verdades comprobadas, se dan por ciertas actuaciones indemostradas, se desencadenan campañas sin más base que las filias y las fobias previas de quienes comparten tanta basura.

No estoy hablando de uno o de otro Partido: estoy refiriéndome a todo el espectro político. Los que están leyéndome saben que no son necesarios ejemplos. Basta con abrir cualquiera de las redes sociales.

"Sosegaos"

Que decía Felipe II a sus cortesanos. Las urnas han hablado, pero no han dicho la última palabra, porque en el sistema democrático nunca hay últimas palabras. El tiempo pasará, los ahora elegidos lo harán bien, mal o regular, y cuando ya nos hayamos olvidado de tanta mezquindad, volveremos a ser llamados a votar.

Podemos acertar o no, pero tengo para mí que, en términos generales, los que a juicio de los ciudadanos (de todos, no sólo los de su Partido) lo hayan hecho bien, repetirán mandato, Los que hayan errado, se irán a la oposición y los que ni fu ni fa, pues seguirán en el limbo.

Mientras tanto, como ciudadano, lo que me gustaría es que todos los Alcaldes, Concejales, Presidentes y Consejeros de Comunidades Autónomas, acertaran 10 veces de 10, sean del Partido que sean, porque eso es lo mejor que podría pasarle a España.

Tal vez así, dentro de cuatro años, dos semanas después de las próximas elecciones, estemos todos más tranquilos. 

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