sábado, 10 de septiembre de 2022

Lo importante y lo llamativo

Una semana con muchos titulares

Hay semanas, ésta por ejemplo, en la que se atropellan las noticias, de tal forma que uno, observador curioso de lo que acontece alrededor, tiene algunas dificultades para elegir. En menos de siete días fallece Isabel II de Inglaterra, tal vez la monarca más longeva de la historia, y hemos asistido a un par de acontecimientos en España que dan para escribir algunas líneas. Ciñéndonos a lo que ocurre de fronteras adentro ¿a qué atender, a lo esencial o a lo ruidoso? 

¿Y por qué hay que elegir? Mejor será dar su cuota de pantalla a cada tema, siquiera sea porque acaso mi opinión no coincida con la de los lectores. ¿Qué ha sido más importante, el debate en el Senado entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, o las encendidas diatribas de Carlos Lesmes ante el Jefe del Estado?

Tengo para mí que lo que trasciende a los titulares de la prensa y a los comentarios de los palmeros de los líderes, es lo ocurrido en la inauguración del Año Judicial, así que hablemos primero de lo que pasó en el Senado y demos después su espacio a Don Carlos Lesmes.


Sánchez-Feijóo, primer asalto

El senado no es el Parlamento. Si lo sabemos mis lectores y yo, tiendo a creer que los Estados Mayores de los Partidos españoles también están al tanto. Así que no acabo de entender las quejas por lo desequilibrado de los tiempos de intervención cuando quienes intervienen en el  debate son el Presidente del Gobierno y los portavoces de los demás grupos políticos. Es evidente el desequilibrio a favor del primero, pero eso es cosa archisabida.

El problema es que mientras don Alberto no tenga escaño en el Parlamento, si quiere vérselas con el Presidente tendrá que hacerlo en el Senado, cuando Pedro Sánchez lo tenga a bien, y de acuerdo con las reglas vigentes. Fue el aspirante quien pidió la comparecencia, así que ya sabía a qué se exponía.

Decepcionante por ambas partes

Feijóo pareció confundir Madrid con Galicia, y aunque es de agradecer que bajara el diapasón varios grados, insultara menos que su predecesor e hiciera gala de mayor ingenio, no me dio la impresión de presidenciable (lo que no es óbice para que llegue a serlo, ni mucho menos). Prácticamente dejó de lado el gravísimo contexto europeo y mundial y volvió a lo de siempre: reproches por los cambios de guión de su oponente, Bildu, políticas improvisadas, quejas porque no se toman en serio sus propuestas, etc., etc.

No sé si hablaba en serio o si fue una muestra de humor gallego: ofrecer apoyo parlamentario supeditado a la ruptura con UP (y resto de apoyos parlamentarios, se supone) circunscrito, además, a lo que queda de legislatura suena a truco de feriante. Ni el más novato de los concejales de A Pobla Do Caramiñal hubiera caído en semejante ardid: primero me quedo en minoría parlamentaria y luego gobierno en la medida en la que mi principal oponente me lo permita. No sé en Galicia, pero en el resto del mundo esas cosas se hacen al revés.

En cuanto a Pedro Sánchez, plúmbeo, reiterativo, más envarado que de costumbre, sin la chispa que ha lucido en otros debates, abusó de su privilegio en cuanto a la disposición de tiempo, se opuso a la oposición y aburrió a la audiencia. Anunció medidas que se conocían desde hacía algún tiempo, y al final, como escribió Cervantes, "incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada".

¿Nada? Eso creemos algunos. No así los incondicionales, porque los de uno y los de otro creen, cómo no, que ganó su jefe, pero…

  • A los dos, una vez más, les faltó sentido de Estado, visión a largo plazo, altura política, en definitiva.
  • Ambos están ya en modo electoral y mientras uno se relame mirando las encuestas el otro trata de desmontar lo que ha hecho o dejado de hacer su contrincante desde que llegó a Madrid.
  • En cuanto a la prensa… Nada que se salga del guión: cada diario escribe para su parroquia: "El Confidencial" nos informa de que "Sánchez deja a Feijóo el rol presidencial con un discurso crispado propio de la oposición". "El Mundo" asegura que "Feijóo entusiasma a sus votantes y convence a una cuarta parte de los del PSOE". "La Vanguardia" destaca que "Sánchez trata de arrollar a Feijóo y denuncia su insolvencia y mala fe”. "El Independiente" señala que "el líder del PP pide a Sanchez que rompa con sus socios" . "El Debate" comenta "la encerrona de Sánchez a Feijóo en el Senado: 132 minutos frente a 27 y ataques personales", mientras "El País" subraya que "el primer cara a cara entre Pedro Sanchez y Alberto Núñez Feijóo inaugura el ciclo electoral en España".

Tal como yo lo veo, digan lo que digan voceros y pregoneros, el debate pasó sin pena ni gloria.


Una vez más, el problema judicial en candelero

Casi al mismo tiempo que el Senado acogía tan decepcionante debate entre los primeros espadas de la política española, don Carlos Lesmes, Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, tomaba la palabra en la muy solemne inauguración del Año Judicial.

En presencia del Rey Felipe VI, el más alto representante de la judicatura, hiló una contundente crítica al Poder ejecutivo por la incalificable demora en dar cumplimiento al mandato constitucional de renovación del Consejo General del Poder Judicial, y por la forma heterodoxa de tratar de remediar la actual situación que ha elegido el Gobierno.

Dos curiosidades:

  • Cuando criticaba la escandalosa tardanza en renovar el Consejo (¡Cuatro años!) no citó a responsable alguno. Por el contrario, cargó en la cuenta del Gobierno el recorte de competencias del Consejo del Poder Judicial en funciones que, según él, producía "un efecto devastador". Lo segundo es obvio, lo primero no tanto.
  • Si, como él mismo dijo, podría plantearse su propia dimisión como medida de presión para acercarse al final de esta historia siniestra, cabe preguntarse si no podría haberlo hecho hace, por ejemplo, tres años y medio.

Grave, gravísimo el estado en el que se encuentra el poder judicial. PP y PSOE acusándose sin ningún pudor de ser los responsables de la falta de acuerdo. Uno podría pensar que la distancia que hay entre la posición del PP y la del PSOE es la misma que la que media entre el PSOE y el PP. No vale en este caso la equidistancia: como dijo Lesmes, el acuerdo hay que lograrlo en el plazo que establece la Constitución y aplicando las normas que ahora están vigentes: condicionar la colaboración a que se cambien las reglas en mitad del proceso, es chantaje puro y duro.

Grave, gravísmo el estado en que se encuentra todo el aparato judicial español, necesitado de medios adecuados desde hace medio siglo. Ni socialistas, ni populares, ni centristas cuando los hubo han movido un dedo para remediarlo. Presupuestos ridículos, medios materiales y personales escasos… y una legislación procesal que es cualquier cosa menos el armazón normativo adecuado para lograr una justicia rápida y eficaz.

Mientras tanto, crece el descrédito de la judicatura, el pueblo asiste perplejo a procesos interminables, demoras inaceptables, titubeos descorazonadores. Y los grandes Partidos, como si la cosa fuera un asuntillo sin importancia, echándose en cara sus propias miserias. Tal parece que en lo único que están de acuerdo nuestros políticos es en dejar al Poder Judicial en su actual estado cataléptico.

Así que como nunca he oído al PP echar en cara al PSOE su desidia, ni al Partido Socialista cuestionar al PP por su desinterés, tengo que llegar a la conclusión de que tal vez en lo único que están de acuerdo ambos es en mantener hibernados a los Jueces, mientras se pelean como gatos por su control.


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