sábado, 27 de mayo de 2023

 Contra el racismo

¿Recuerdan que mañana hay elecciones?

Las hay, vaya que sí, municipales en toda España y autonómicas en doce de las CC.AA.

Anoche terminó la campaña. Una campaña pintoresca en las que los personajes más activos, Sánchez y Núñez Feijóo, no se presentaban, los temas más candentes, derogar el sanchismo (algo que pase lo que pase falta medio año para que pueda ocurrir) o acabar con ETA (cosa que pasó cuando el malo era Zapatero), ni eran reales ni, de serlo, podrían haberse resuelto en ellas. Una campaña cuya candidata más mediática, no ha tenido a bien ni hablar de su Comunidad en la campaña, ni presentarse al debate televisivo, pensando, supongo, que ella sólo discute con Sánchez y eso con cita previa.

Unas elecciones que, en su último tramo, se han visto enturbiadas por el fantasma del castizo pucherazo a propósito de los problemas del voto por correo, primero en Melilla, llueve sobre mojado, y a renglón seguido, en varios puntos más de España.

No obstante, no tanto por respeto al silencio institucional impuesto por Ley en "el día de reflexión" que no va conmigo, sino porque creo que no todo lo que ocurre en España es electoralismo, me van a permitir que hoy les deje pensar en quién merecerá sus votos, y les reclame su atención sobre otro asunto que, sin ironía alguna, lo juzgo bastante más importante, contestar a una simple pregunta: ¿Es racista España?


Los hechos

Hace unos días, durante el partido entre el Valencia y el Real Madrid, algunos espectadores llamaron mono a Vinicius Jr., jugador del equipo madrileño, como medio mundo mundial sabe a estas horas.

Vinicius identificó al que le insultaba y se enfrentó a él. El juego estuvo detenido unos minutos. Luego, en el tiempo de descuento, trifulca tabernaria a resultas de la cual el árbitro expulsó a Vinicius por agresión a un contrario.

Revisados los hechos, el Comité de Competición retira la tarjeta roja al jugador, toma medidas contra el árbitro del VAR por suministrar información sesgada al árbitro, y sanciona al Valencia con la clausura de una parte de su estadio durante cinco jornadas, que luego se ha rebajado a no recuerdo cuántas.

A partir de ese momento, se suceden las declaraciones de los entrenadores de ambos equipos, de los directivos del Madrid y del Valencia, del Presidente de la Federación de Fútbol, del de la Liga, y, lo que es más sorprendente, de un alto funcionario de la ONU y del Presidente de Brasil que acusa a España de racista. Por el momento no hay noticas de la Prefectura Apostólica ni de los Adventistas del Séptimo Día , pero no se descartan.


Vinicius Jr.

Jugador brasileño, 22 años, carácter volcánico, exuberante, pasional. Táctica, técnica y artísticamente, un superdotado: rápido, ágil, driblador, con capacidad para asociarse, es uno de los mejores del mundo en su puesto.

Polémico, por otra parte. Dado a provocar al contrario, a entrar en todos los charcos, sufre, no obstante o quizás por todo ello, el mayor número de faltas de toda la liga. No es un caso único. Vinicius es comparable como futbolista a otros brasileños que hicieron historia, Didí, Roberto Carlos, Ronaldo Nazario, Ronaldiño, Romario, Rivaldo, Bebeto… Y por su conflictividad como sus más recientes antecedentes: Alves o Neymar. 

Comparte, por último, con genios como Messi o el mismo Neymar el haber sufrido más faltas que nadie y  con buena parte de los citados, pero no con todos, el haber sido víctima reiterada de insultos racistas.


Algunas preguntas

  • ¿Está justificado insultar con epítetos racistas a un futbolista provocador? Antes de contestar, piensen ¿Es culpable de su propia violación una minifaldera que camina sola por la noche en una zona poco iluminada? Si llevo a la vista un Rolex en la muñeca y me asaltan para robármelo ¿Soy yo el culpable? O debemos dar por cierto que los delincuentes son el que insulta, el violador y el ladrón. No tendíamos que dudar: en casos como los que cito, las violadas, los robados y los insultados, son siempre, siempre, siempre víctimas.
  • ¿Los insultos a jugadores brasileños o africanos son sólo racismo o tienen, además un componente clasista? ¿Por qué se insulta a los negros africanos o sudamericanos y no japoneses ni  a los afroamericanos?
  • ¿Por qué se insulta con tanta frecuencia en el fútbol y no en el baloncesto donde hay más negros que en el fútbol? Es curioso, pero con las mujeres deportistas y los insultos machistas pasa igual: sólo los sufren las futbolistas, pero no las velocistas,  las tenistas o las jugadoras de baloncesto o balonmano. ¿Tendrá algo que ver en este fenómeno con la educación de los espectadores?
  • ¿Por qué no se aplican siempre, no importa a qué precio, las disposiciones legales en vigor?¿Por qué no se suspende un partido cuando hay gritos racistas? 
  • Entrando en otro terreno ¿Por qué puede silbarse el himno nacional o la presencia del Rey sin que pase nada? Y, en tono menor ¿Por qué puede insultarse a un árbitro poniendo en duda la moralidad de su madre sin que nadie se extrañe? Imaginen la escena contraria: descanso del Barça/Real Madrid, con la liga en juego. El trencilla que ha sido insultado por medio estadio por anularle un gol al propietario del campo, pita el descanso, va hasta el círculo central, agarra un megáfono y llama putas a las mamás de los 93.426 espectadores que abarrotan el campo ¿Qué creen ustedes que sería del árbitro?
  • Es cierto que la inmensa mayoría de los asistentes al partido de marras no llamaron mono a Vinicius pero ¿Cuántos de los que rodeaban a los que lo insultaron les afearon su conducta? ¿No les ha parecido, viendo las imágenes, que estaban más de parte de los energúmenos que de la víctima?
  • ¿Habría alzado su voz Lula da Silva si los hechos hubieran ocurrido en los Estados Unidos? Recuerdo una frase memorable de Eduardo Galeano: "América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina". Sé que no es su caso, pero ya que no condena la invasión de Ucrania, podría Lula gastar sus energías en defender los derechos de tantas minorías oprimidas en su propio país. En resumen: no confundir condena del racismo con oportunismo político, aunque Vinicius tenga pasaporte brasileño.


Dejo para el final la pregunta del millón¿Es España un país racista?

Creo que la pregunta está mal formulada. Los países son realidades virtuales, convenciones sociales, híbrido de mito y contrato social que integran tal cantidad de elementos que impiden contestar preguntas referidas a ellos tan aparentemente sencillas como ésa.

Carlo Ancelotti, dijo que "España no es un país racista, pero hay racismo en España". Tiene razón, pero eso es una obviedad que no nos permite avanzar: hay racistas en todas partes, desde el Congreso Nacional Africano hasta el Sínodo de Obispos; ésa no es la cuestión, sino qué podemos hacer para identificar el racismo allá donde se manifieste y qué pensamos hacer antes y después de que hechos como los que comentamos se produzcan. Porque, no lo dudemos, volverán a repetirse.

¿Hay, insisto, racismo en España? 

Por supuesto que sí.

  • Siempre lo ha habido, aunque nos hayamos pasado la vida diciéndonos que en España no había racismo. Lo que no había era negros. Y como decía Winston Churchill "en los países habitados por una sola raza es fácil tener ideas generosas y elevadas sobre las cuestiones raciales".
  • Pero sí había gitanos ¿verdad? "Sí, pero es que los gitanos son diferentes ¿o no?", Sin caer en la cuenta de que detectar esa diferencia y usarla como palanca de discriminación, es la esencia misma del racismo.
  • Racismo y xenofobia, con tintes clasistas, eso es lo que padecemos. Admitimos a japoneses, alemanes, canadienses o Caballeros de la Orden de Malta y despreciamos a hispanos, africanos y filipinos. ¿Por qué? porque estamos convencidos de que son menos que nosotros y que si nos mezclamos, el resultado de la mezcla es empobrecedor. Este axioma sobre las consecuencias de las mezclas raciales lo trató en profundidad un tal Adolfo Hitler en "Mein Kampf".
  • El lenguaje es más significativo de lo que suponemos. Negritos, sudacas, panchitos, champis, machupichus, moracos, ¿Por qué no hay términos parecidos para referirnos  a escandinavos, centroeuropeos, italianos o franceses? "¡Es que son europeos, como nosotros" Ya, como nosotros. ¿Hemos olvidado que Europa nos mantuvo en el arrabal, sin dejarnos entrar en su club por nuestras carencias democráticas? ¿Las españolas que servían en París eran "Conchitás" o no?
  • Y puestos a no olvidar posibles orígenes de nuestro clasismo racista o de nuestro racismo clasista ¿Recuerdan la expulsión de los judíos y la de los moriscos? Yo las estudié como si hubieran sido otros jalones más en la senda de la grandeza de España. Y cinco siglo después ¿les suena la cantinela de la conjura judeo masónica? ¿Lo de Judeo tiene algo que ver con el racismo? ¿Y los postulados de algún Partido a propósito de la inmigración, relacionándolos con la defensa de nuestros valores eternos no son racismo puro y duro?


Concluyendo

Por lo que refiere a Vinicius:

  • Si es un provocador, que se le aplique el reglamento; eso es algo que corresponde a los árbitros. 
  • Si es el sujeto pasivo de insultos racistas, aplíquese también el mismo reglamento, aunque haya que vaciar un estadio y mantenerlo cerrado el tiempo que toque. 

Por lo que se refiere al fondo de la cuestión

  • ¿Es que no nos hemos dado cuenta de que tenemos un problema que hace imprescindible repensar en qué falla la educación que están recibiendo nuestras jóvenes generaciones?
  • Y en tanto rinde sus frutos la educación que no tenemos ¿No habría que consensuar una legislación específica que contemplara la prevención y la corrección del fenómeno?
  • Si emprendemos este camino, educación, corrección, sanción, por favor: trátese como una cuestión de Estado, no como una bandera populista. Sólo nos faltaba que al día siguiente de aprobar la Ley, el líder de la oposición, el que lo sea en ese momento, anunciara con voz tonitronante que su Partido se compromete a derogar la Ley en cuanto llegue a la Moncloa.
  • ¡Que ustedes voten bien!





sábado, 20 de mayo de 2023

 Última semana de campaña

El votante y su circunstancia

Hay un fenómeno conocido desde hace décadas por politólogos y sociólogos que tiene que ver con el distinto comportamiento del votante cuando se enfrenta a un proceso electoral en el que se dirime la composición del legislativo nacional, incluso la Presidencia del Gobierno en el caso español, o cuando es convocado para elegir alcaldes o gobiernos autonómicos.

El día 28 habrá ciudadanos que voten en una urna y se abstengan en otra e, incluso, es posible que voten en ambas pero a opciones distintas. Y es que la ideología no es el único parámetro que condiciona el voto. ¿Ejemplos? Málaga, Vigo, Estepona, son municipios que arrastran mayorías absolutas desde hace varios mandatos, pero el entusiasmo que despiertan los elegidos, no se corresponde con el porcentaje de votos que atraen las mismas siglas cuando lo que se decide es quién gobernará España.

Permítanme que esta mañana escriba sobre dos detalles, ambos referidos al ámbito municipal; un espacio que, tal como demuestran los respectivos índices de participación, atrae mucho más interés ciudadano que el autonómico. Quizás porque el concepto de Comunidad Autónoma se corresponda con una idea del reparto del poder un tanto artificiosa o porque, como decía Pedro Vallín, "desde Grecia y Roma el progreso ético, político y material de las sociedades ha estado vinculado al más prodigioso invento humano: la ciudad".


El espectro etarra, doce años después

Cuando nadie lo esperaba, el terrorismo, drama, maldición, plaga, pero también argumento, herramienta electoral, arma arrojadiza, ha irrumpido en la campaña. Un invitado indeseable que está dando mucho que hablar. A mi juicio, demasiado. 

Creo innecesario tratar el manido asunto de la desvergüenza, la desfachatez, la altanería que supone incluir a cuarenta y cuatro condenados por terrorismo en listas electorales y pedir el voto a quienes podrían haber sido las víctimas de los candidatos.

Tampoco voy a entrar en la aporía entre ética y legalidad, contradicción sin resolver desde hace siglos, ni sobre la virtualidad del ejercicio de los derechos civiles de quienes los ostentan porque así lo establece el ordenamiento legal vigente o qué se podría hacer en el futuro, ahora ya sería tarde, para evitar situaciones como la presente.

Mucho menos pretendo adentrarme en el pantanoso terreno de por qué unos le dan tanta importancia y otros tan poca a las dichosas listas. Quiero, nada más, plantear dos reflexiones:

  • Primera: la opinión de conquenses, calagurritanos o sevillanos sobre la presencia de etarras en las listas es algo que a EH Bildu le trae al pairo. No tratan de influir en los electores que no compiten con ellos. Si nos encolerizamos o nos deja indiferentes les trae sin cuidado. En este proceso electoral, buscan lo que vienen intentando desde hace tiempo: desbancar al PNV como primera fuerza política en el País Vasco, y en eso se centran. Si aciertan o no con su maniobra, ya se verá, pero sus objetivos son la alcaldía de San Sebastián, la Diputación de Álava, etc. El asunto fue debatido en Bildu en clave local y el resultado del proceso fue que sí era rentable presentar como candidatos a esa gentuza. No descarto que hasta el cambio de rumbo, anunciando el paso atrás de los condenados por delitos de sangre estuviera prevista de antemano. No importa lo que digan "los Partidos españolistas", Sánchez y Feijóo no estaban en el centro de su debate. Vox, menos aún. 
  • Segunda: ¿Recuerdan el fin de ETA? Ocurrió hace doce años. Un parpadeo en la escala que mide el tiempo histórico pero una eternidad en términos políticos. ¿Recuerdan que entonces, cuando acabamos con ETA e ilegalizamos a Herri Batasuna, suspirábamos porque los herederos de la banda normalizaran sus relaciones con la política española? Ya había habido un precedente: cuando ETA político-militar se disolvió y se convirtió en Euskadiko Ezquerra, se consideró una victoria de los demócratas sobre los asesinos ¿Tan pronto hemos olvidado que abandonar las armas y sustituirlas por carteles electorales fue un avance de proporciones formidables? ¿Estamos seguros de que cerrar el paso en las instituciones al ala más radical del secesionismo vasco no podría ser el caldo de cultivo que incubara otra criatura que volviera a empuñar las armas? Porque ni en sueños me atrevería a suponer que eso es lo que se busca para justificar una reacción en sentido contrario.

Así que, cuando se olviden los fragores electorales, tal vez se caiga en la cuenta de que tirar de la historia para atacar al contrincante es un ejercicio tan inane como plantearse los derechos sucesorios al trono de España de los herederos de Dª Juana La Beltraneja, tan perjudicada, la pobre, por una usurpadora sin demasiados escrúpulos, su tía, también conocida como Isabel La Católica.


La personalidad del alcalde como factor determinante

Cada proceso electoral suele venir seguido de comentarios sobre triunfos arrolladores de alcaldes, no importa de qué signo, que arrasan en sus circunscripciones. 

Solemos pensar que la realidad que vivimos ha nacido ayer por la mañana, pero no es así. En según qué aspecto, las cosas no han cambiado tanto en los últimos milenios: "Cualquier ciudad, por pequeña que sea, está dividida en dos. Una, la ciudad de los pobres, la otra la de los ricos", decía Platón. No obstante, hay casos en los que esa división es inoperante. Casos en los que un candidato atrae votos de ambos bandos.

Es el peso de la personalidad del regidor, más que de las siglas que le amparan. Es la influencia de los resultados palpables, inmediatos, en el sentir del votante. He aquí el ejemplo de dos alcaldías limítrofes, ambas en manos de alcaldes del mismo signo político, el Partido Popular por más señas: Estepona y Marbella.

Marbella, antigua perla de la corona turística, languidece. No importa lo que digan las cifras oficiales del turismo, ha empezado un declive que podría llevarla a la orilla pobre del turismo europeo, al más cutre turismo de masas, descontrolado y escasamente rentable. A convertirla en una sucursal de Magaluf.

La alcaldía de Marbella ha sido ocupada, sucesivamente, por regidores que acababan en la cárcel, o que, cuando menos, eran investigados por la sospechosa rapidez de crecimiento de su patrimonio. Uno tras otro han ido olvidando lo importante para centrarse en lo inmediato. El mantenimiento de lo existente se olvida,  porque no brilla, no justifica inauguraciones, no da votos; nadie se plantea inversiones costosas e incómodas en infraestructuras esenciales para el futuro de la ciudad, comunicaciones, estacionamientos, ampliación de espacios comunitarios; todo queda más allá de la próxima cita electoral, que es lo que creen que cuenta.

Y hay un aspecto penosamente llamativo y preocupante: el desprecio oficial por las normas. En Marbella nada parece estar prohibido, sobre todo cuando el infractor es un turista. Hace años oí a un miembro de la jet marbellí afirmar con absoluta seriedad que cierta urbanización estaba en regla ("Apenas llegamos a un exceso del 30 % en volúmenes de edificabilidad". Lo peor es que no pretendía ironizar). Así que las terrazas ocupan aceras perturbando el paso a los peatones, las playas han pasado a ser propiedad de los hoteles, calles y paseos atestados de viandantes soportan el paso de bicicletas, monopatines, patines eléctricos bajo la distraída mirada de agentes del orden, bajo señales de tráfico que prohiben el paso de cualquier tipo de vehículos; debido a la angustiosa escasez de aparcamientos públicos, el Ayuntamiento pacta con  asociaciones vecinales permisos informales para estacionar vehículos bajo señales de prohibido aparcar que ni siquiera se retiran; grupos de subsaharianos disputan a bicicletas y patinetes el uso del paseo marítimo; bajo ese mismo paseo, sobre la playa, los humos de las cocinas de chiringuitos donde te cobran como si hubieras comido, infectan con sus efluvios a paseantes desprevenidos, mientras discotecas como Opium, curioso nombre ¿verdad?, son el escenario de tiroteos con muerto y heridos incluidos. 

Este raro fenómeno suele tener malas consecuencias, porque incumplir por sistema las leyes sin que de ello se deriven efectos desagradables quién sabe dónde puede conducirnos; como dijera Oscar Wilde, "se empieza asesinando a alguien y se termina dejando de ir a los oficios religiosos dominicales".

¿Y la alcaldesa? A lo suyo. Impávida, sonriente, confirmada como candidata… pero investigada, como dije, por el insólio incremento de su patrimonio, ocupa su tiempo autorizando nuevas y aberrantes construcciones, inaugurando rotondas con nombres de marbellíes que casi nadie conoce, cambia estatuas de sitio y da entrevistas a la cadena pública de la televisión local. Ésa es otra: una emisora de televisión, cuyo déficit se carga al presupuesto municipal, programada por y para la mayor honra y gloria de la alcaldesa. 

La doña, por supuesto, vuelve a presentarse a las elecciones. El Presidente de su Partido la confirma, las cifras del turismo, a corto plazo, la avalan. Los ciudadanos… Ya veremos. Mi impresión es que repetirá mandato y  que un día no muy lejano todo se irá al garete

Estepona, es harina de otro costal. Veintitrés de veinticinco concejales apoyan al Alcalde, porque así lo quisieron sus votantes. El regidor municipal es un hombre que piensa en el futuro, que atiende no a la moda sino a las inquietudes de sus paisanos. Habla con ellos, los recibe, les escucha y les contesta; la mayoría de las veces para satisfacer sus demandas. 

En Estepona se han construidos enormes aparcamientos municipales que funcionan a precios razonables, los espacios públicos se agrandan, se mantienen y se embellecen año tras año, la oferta cultural crece sin parar (algo llamativo frente al erial marbellí), hay bicicletas, y patines, por descontado, pero circulan por donde están autorizados, los paseos son del viandante, las playas no se han convertido en coto para las tumbonas de los hoteles y las terrazas llegan hasta donde deben llegar, es decir, las aceras y los paseos no son propiedad de taberneros y posaderos, y en las playas no hay que alejarse del centro para encontrar un sitio donde poner tu toalla.

Hasta los paseantes se comportan de forma distinta, serenidad frente a histerismo, calma frente a excesos. Estepona está limpia, Marbella, no. Incluso el volumen de la música suena algunos decibelios más bajos en los espacios abiertos de Estepona.

¿Cuál es la diferencia? No el ideario político porque ambos, como dije, son del mismo partido. Sencillamente, el alcalde de Estepona tiene el foco puesto en el ciudadano y procura atender sus necesidades, la regidora de Marbella lo ha colocado en el turista foráneo, hasta tal punto que hay restaurantes que no admiten reservas de clientes españoles porque gastan menos que los extranjeros o de terrazas que han suprimido la tapa de aceitunas porque los ingleses no las aprecian. 

No es un detalle menor, aunque debería serlo: el Alcalde de Estepona no tiene problema alguno con la fiscalía.  


¿Qué pasará dentro de ocho días?

Lo sabremos a última hora de la tarde del domingo 28. Con un poco de suerte, como tatas veces, todos se considerarán ganadores pese a lo que digan los datos.

Recuerden que el éxito o el fracaso electoral tiene siempre dos varas de medir: la buena que es la que se deduce de las reglas matemáticas y la otra que es la que relaciona expectativas con resultados. Casi nunca coinciden




 


sábado, 13 de mayo de 2023

 Ley de la Vivienda (III)

Una carencia y un exceso

La Ley se mueve entre dos polos que, con el paso del tiempo, se están revelando más próximos a la incompatibilidad que a la diferencia: el ideario de Unidas Podemos, populista, próximo a los postulados antisistema, y el del PSOE, más cercano a lo que podríamos denominar la ortodoxia socialdemócrata. 

Esa tensión es la que ha mantenido bloqueado el proyecto durante más de un año. Si recordamos la posición de Ávalos y lo que entonces mantenía Pablo Iglesias y tratamos de rastrear qué ha sido de lo que defendían uno y otro, tendremos como resultado el batiburrillo que ha terminado en las páginas del BOE: terminología podemita, aportaciones socialistas y contradicciones, muchas contradicciones que pueden hacer descarrilar el primer intento de regular una materia tan vital para el bienestar de los españoles.

Hoy terminaré con dos cuestiones, una no tratada y otra maltratada: los alojamientos turísticos y el fenómeno de la ocupación ilegal de viviendas.


Luces y sombras de los alojamientos turísticos

Ya saben de qué hablo: del alquiler por períodos que pueden llegar a ser de sólo veinticuatro horas, de lo que un día fueron viviendas (o de habitáculos construidos desde el primer momento a tal fin) y ahora son un remedo de hotel sin servicios. Turistas, ya sean sorianos o neozelandeses, que acuden a Barcelona, o Marbella, a Madrid o a SanXenso, viven en un apartamento amueblado el tiempo concertado y se van con viento fresco.

Negocio  interesante para el arrendador cuyas ganancias poco tienen que ver con las que obtendría de alquilar el mismo apartamento según el régimen clásico, para el arrendatario que le saldrá más barato y, probablemente, para taberneros y restauradores que se lucrarán con las consumiciones de gentes que quizás no se hubieran movido de sus casas si la única posibilidad de alojamiento hubiera sido utilizar la red hotelera.

Sin embargo, el incremento sin control de este tipo de alojamientos, tiene como primeros perjudicados a los que los padecen como vecinos, que soportan con excesiva frecuencia la ruidosa y muchas veces desconsiderada vecindad de quien ha venido a visitarnos convencido de que aquí todo les está permitido. 

Tampoco están conformes los regidores de ciudades que ven cómo sus centros urbanos se van despoblando de sus tradicionales habitantes, sustituidos por gentes de paso. 

Menos aún quienes se preocupan por la deriva de los precios de los alquileres: la proliferación de los pisos turísticos, disminuye la oferta de alquileres tradicionales y eso hace subir los precios. 

Y no busquen defensores de esta modalidad de alojarse fuera de casa entre los hoteleros, que se encuentran con unos competidores formidables capaces de ofrecer precios imposibles de asumir por quienes cuentan con una plantilla a la que hay que pagar y unas instalaciones que deben amortizarse. 

Ni siquiera la Agencia Tributaria los ve con buenos ojos porque sabe qué frecuente es encontrarse con bolsas de evasión fiscal entre los arrendadores de pisos turísticos.

¿Convendría prohibirlos? No, en mi opinión, porque sería reducir en exceso lo derechos de los propietarios de tales alojamientos. No se trata de prohibir, sino de regular: poner condiciones estructurales a los edificios que alojen esos pisos como se les pone a cualquier tipo de industria o negocio, gravarlos fiscalmente a tono con su rentabilidad, de manera que se redujera su atractivo para los propietarios y limitar el porcentaje de pisos turísticos no ya por ciudades, sino incluso por barrios, como ya se hace en muchas partes de algún país tan receptor de turismo y defensor del derecho a la propiedad privada como los Estados Unidos.

La Ley de la Vivienda no ha entrado en este terreno, no hay ni una sola línea al respecto. Lo legislado hasta ahora, al margen de dispersas normativas autonómicas y municipales se reduce a un Decreto Ley de Medidas Urgentes en materia de Vivienda y Alquiler de diciembre de 2018, que modifica la Ley de Arrendamientos Urbanos y la de Propiedad Horizontal. Es verdad que deja la puerta abierta para que cada Comunidad Autónoma regule la materia y que faculta a las comunidades de vecinos para que si así lo acuerda la Junta de Vecinos por una mayoría de tres quintos, pueda vetar la habilitación de nuevos pisos. Creo que los resultados demuestran que es manifiestamente insuficiente.

¿Por qué no haberlo tratado en esta Ley de Vivienda si, por una parte es evidente que el problema sigue creciendo y, por otra, no cabe duda de que limitar el número de pisos turísticos aumentaría la oferta de viviendas en alquiler tradicional? Pregúntenle a sus autores. Por lo que a mí respecta, lo veo como un agujero negro de la Ley


Okupantes y okupados

Discúlpenme si no me ando con rodeos: el tratamiento que damos en España al fenómeno de la ocupación ilegal de edificios, en especial cuando se trata de viviendas, es intolerable. Va contra toda lógica y es tan evidente que eso es así que ni siquiera creo que valga la pena argumentarlo.

La cuestión que he dejado para el final es que la Ley de la Vivienda no sólo no afronta el problema desde la lógica, que es elemental -devolver de inmediato el disfrute de un bien a quien es su legítimo propietario, -"Ubicumque sit res, pro domino suo clamat" las cosas claman por su dueño, donde quiera que estén" decía ya el Derecho Romano- sino que lo agrava.

El extraño fenómeno al que ningún gobierno (Ninguno, que los okupas son anteriores al "sanchismo") se ha enfrentado sin complejos, se regula ahora como de pasada, medio a escondidas en la Disposición final quinta, que modifica la Ley de Enjuiciamiento Civil.

¿En qué sentido? Tal vez al final les obsequie una cita literal de alguno de los intrincados párrafos que incluye. En tanto llega, éstas son las líneas maestras de la modificación. Uno esperaría que la Ley tratara de proteger al propietario expoliado, pero aunque, de pasada, en algún momento de habla de "lanzamiento" del usurpador, lo que de verdad regula la DF 5ª es cómo proteger al intruso.

  • La protección al "okupante" es muy superior a la del "okupado". El legislador parece barruntar que todo okupa por el mero hecho de serlo, podría ser una víctima  doliente de la injusta sociedad que lo ha llevado a tal estado de necesidad que no ha tenido más remedio que meterse donde ha podido a llorar su desgracia.
  • A tono con esta presunción, una y otra vez, se obligará a unos y a otros, propietario, funcionarios de una u otra Administración, agentes del orden, personal de la judicatura a andar con pies de plomo, verificar el grado de vulnerabilidad que padece el okupa, facilitarle las informaciones precisas para que encuentre solución a su problema, suspendiendo plazos, dando márgenes para que se encuentre ésta o aquella salida, etc., etc., etc.
  • Es muy laudable preocuparse por la suerte de las personas, de las familias vulnerables, en especial si carecen de techo. Ni lo dudo, ni lo pongo en cuestión, pero como ya he escrito en esta misma serie, no es el ciudadano propietario el que debe resolver el problema del ciudadano vulnerable, sino el Estado en su más amplia acepción. Así lo establece la Constitución. 
  • Salirse por la tangente y hacer cargar con el problema al dueño de la vivienda okupada, es la prueba de que los redactores de la Ley estaban más atentos al catecismo ideológico del populismo más grosero que a los mandatos constitucionales.

Y no era tan difícil de zanjar el problema: 

  • El propietario perjudicado denuncia los hechos. 
  • Los agentes de la Ley se personan en el inmueble y exigen al ocupante la exhibición del título que justifique su estancia en la vivienda, escritura de propiedad, contrato de arrendamiento o cualquiera otro que le habilite para estar donde está.
  • Si el ocupante carece de título habilitante, se procede, sin más, al desalojo. Hasta se podría dar un plazo de 24 o 48 horas para o bien presentar la documentación pertinente o bien abandonar voluntariamente el inmueble.
  • Y, a partir de ahí, si el desalojado se cree con derecho a reclamar, que lo haga donde y como quiera, pero después de haberle reintegrado al propietario el pleno derecho al disfrute de su propiedad.

No entiendo la absoluta falta de sensibilidad de los autores de la Ley ante una cuestión que genera tanta alarma social. No se trata de qué porcentaje de viviendas sean "okupadas", pequeñísimo en relación con el parque total disponible, sino de cómo se percibe este fenómeno por la ciudadanía ni de quiénes van a sacar rédito electoral de esta evidente despreocupación por la inquietud ciudadana.

Ahora, sólo un ejemplo de por dónde van los tiros en la Ley que acaba de aprobarse.Lo que viene en cursiva es una pequeña parte de la Disposición Final 5ª (Antes y después de estos transparentes (¿?) párrafos, hay otros plazos, otros trámites, otras garantías a favor del okupa) 

Siempre que el inmueble objeto de la controversia constituya la vivienda habitual de la parte demandada, se informará a esta, en el decreto de admisión a trámite de la demanda, de la posibilidad de acudir a las Administraciones públicas autonómicas y locales competentes en materia de vivienda, asistencia social, evaluación e información de situaciones de necesidad social y atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión social. La información deberá comprender los datos exactos de identificación de dichas Administraciones y el modo de tomar contacto con ellas, a efectos de que puedan apreciar la posible situación de vulnerabilidad de la parte demandada. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, se comunicará inmediatamente y de oficio por el Juzgado la existencia del procedimiento a las Administraciones competentes, a fin de que puedan verificar la situación de vulnerabilidad y, de existir esta, presentar al Juzgado propuesta de alternativa de vivienda digna en alquiler social a proporcionar por la Administración competente para ello y propuesta de medidas de atención inmediata a adoptar igualmente por la Administración competente.
En caso de que estas Administraciones públicas confirmasen que el hogar afectado se encuentra en situación de vulnerabilidad económica y, en su caso, social, se notificará al órgano judicial a la mayor brevedad y en todo caso en el plazo máximo de diez días.
De no recibirse respuesta en dicho plazo, se reiterará el oficio otorgando cinco días adicionales y requiriendo la identificación de la persona responsable de emitir el informe solicitado.
Recibida dicha comunicación o transcurrido el plazo, el Letrado de la Administración de Justicia dará cuenta inmediata al tribunal y asimismo dará traslado a las partes para que en el plazo de cinco días puedan instar lo que a su derecho convenga, procediendo a suspender la fecha prevista para la celebración de la vista o para el lanzamiento, de ser necesaria tal suspensión por la inmediatez de las fechas.

Hoy empieza el fin de semana. Aquí les dejo el regalito, transcripción literal que conste: si se aburren reléanlo y traten de sacar sus propias conclusiones