sábado, 28 de octubre de 2023

 Investidura a paso procesional

El Presidente en Funciones no tiene prisa

El 26 de septiembre pasado se celebró el fallido debate de investidura de Alberto Núñez Feijoo. Habían pasado, pues, 34 días desde el 23 de julio. De eso hace hoy 32 días , pero parece que fue hace un siglo. No sé si será por lo aburridas que resultan las cansinas consignas, no importa de qué signo, con qué pantallas y páginas de diarios nos atufan a diario, o si porque la realidad nos asalta varias veces al día con cuestiones incomparablemente más tremendas.

Volviendo a nuestras cosas, la Constitución prevé unos plazos máximos para ordenar el tiempo que media desde la noche electoral hasta la toma de posesión del que resulte investido Presidente. Si eso es así y si todos los figurantes de esta comedia conocen el libreto de la obra ¿a qué viene tanto aspaviento?

Cuando le tocó en suerte a don Alberto defender su candidatura, se dice que la fecha la estableció Dª Francina Armengol a petición del candidato. Yo no estaba allí, pero así debió de haber sido ¿quién mejor que el candidato para decidir cuánto tiempo necesitaba para verificar si iba o no a reunir apoyos necesarios? Cierto que era una evidencia que las dificultades iban a ser insuperables. Así resultó, pero eso no importaba: don Alberto era el candidato, pidió algo más de un mes para sus cosas y se le concedió. No sirvió de nada: el sr. Feijóo no pasó la prueba.

A partir de ahí, empezaba el tiempo de Sánchez. ¿Cuánto tiempo, en concreto? Nunca más que el que termina el 27 de noviembre. Ni el plazo es prorrogable, ni hay indicio alguno de qué debe calibrar la Presidenta del Congreso para fijar la fecha de la nueva sesión.


¿Quién tiene prisa?

  • La oposición asegura que Francina Armengol, socialista como el candidato, actúa a órdenes. Distingamos: estoy convencido de que Pedro Sánchez no necesita ser del mismo Partido que la srª Armengol para que ésta acepte la fecha que el candidato proponga. No por parcial, sino por lógica, porque es lo que dicta el sentido común, como pasó cuando el aspirante era Alberto Núñez Feijoo.
  • Cuestión distinta es que a populares y asociados les venga bien recortar el tiempo disponible por Pedro Sánchez para encontrar apoyos. Dª Cuca, el señor Álvarez Pons y demás conmilitones claman a diario escandalizados porque a estas alturas aún no se sepa qué día… ¿Qué día qué? ¿Presenta su candidatura Sánchez? ¿Seguro que va a reunir apoyos suficientes? ¿Es absolutamente descartable la repetición electoral? 

Así que yo creo que una cosa es abominar de los planteamientos que subyacen en el proceso negociador en el que está embarcado el candidato y otra tratar retorcer el texto constitucional para regatearle a Sánchez el tiempo que media hasta el 27 de noviembre para hacerse con los votos que precise. Insisto: por rechazables que presumamos que sean los cambalaches en que anda metido.


La curiosa cautela de ciertos comentaristas

Oigo a diario los comentarios de algún periodista cuya calidad está tan contrastada como evidentes son sus simpatías políticas. No, ninguna reticencia al respecto; como digo, le veo y le escucho a diario y me llama la atención la reiteración la insistencia con la que se lamenta no tanto de que Sánchez no le haga caso a Feijoo y nos diga cuándo propone que se celebre la sesión de investidura, como del sigilo con que el equipo del Presidente en Funciones lleva sus negociaciones con aquellos cuyos apoyos necesita. Especialmente, con los secesionistas catalanes.

Uno podría pensar que se trata sólo del malestar profesional propio del pundonoroso periodista a quien dejan sin materia prima para trabajar. Me temo que es algo más. Cuando el mismo presentador utiliza el mismo término "descalificativo" a una media de dos veces por telediario, cuando el adjetivo está incorrectamente utilizado y cuando quien lo hace no sólo sabe hablar, sino que es un buen escritor (dos novelas y un ensayo sobre la llegada e D. Trump a la Casablanca, más los trabajos propios de su oficio, lo avalan) no es aventurado suponer una intencionalidad partidista.

El sustantivo al que me refiero es "oscurantismo". Eso es según el dicente, lo que le cuadra al modo de negociar de Sánchez. "Oscurantismo", según la RAE: 1 Oposición sistemática a la difusión de la cultura. 2. Defensa de ideas o actitudes irracionales o retrógradas. ¿Sinónimos? Atraso, incultura, ignorancia, analfabetismo. No casa ¿verdad? El Sr. Vallés lo sabe pero sigue a diario con la tabarra del oscurantismo. Hasta yo podría proponer media docena de alternativas; algunas, incluso, bastante más insidiosas. En fin, allá él.


Las alegres comadres del "Lindo don Diego"

De pronto, de la oscuridad (no del oscurantismo), besos, abrazos y arrumacos de por medio, Don Pedro y Dª Yolanda ponen de largo su acuerdo: un largo, muy largo, demasiado largo documento ("España avanza. Una nueva coalición de Gobierno progresista. PSOE-Sumar") . 48 páginas densas llenas de propuestas que los firmantes plantean como programa de Gobierno

  • En cuanto al contenido, que no me propongo desmenuzar ahora, permítanme que les diga que las hay desde las sencillamente irrealizables, por razonables que parezcan a según quién (cierre de aeropuertos) a las que provocan tal alud de comentarios que sirven como mínimo cual dique de contención de la marea antiamnistía. Es decir: la conversión del documento en auténtico programa de gobierno está a considerable distancia.
  • ¿En qué página se habla de la amnistía? No se habla. A partir de ahí, pongan su imaginación a trabajar. Don Alberto, sin ir más lejos, acaba concluyendo que el Gran Fugado es más digno de respeto que Pedro Sánchez. En su Partido, unos no lo entienden y a otros, que lo entienden, no les gusta. Luego, lo ha explicado pero las cosas no cambian demasiado.
  • Más suculento me parece, por ejemplo, comentar la rabieta del dúo Montelarra con la publicación del acuerdo. No sé, no sé, pero me parece que empiezan a barruntar que sus carteras no están tan amarradas como ellas quisieran. Por eso se hacen de nuevas ¿O ustedes creen que que la Reina Del Sólo Sí Es Sí se enteró de lo que estaban negociando la Vicepresidenta y don Pedro por la prensa? 
  • Lo que ya no está tan claro es hasta dónde puede llegar la larga mano del Sr. Iglesias cuando le da por ponerse vengativo. Porque, al final, las preguntas del millón, ¿suma Podemos?  ¿Su resta ya está amortizada? ¿Cree la máquina de perder votos que se vive mejor fuera del círculo del Poder? sólo tendrán contestación al término del segundo día de la sesión de investidura.
  • Punto y aparte me parece la promesa de reducción de la jornada. a la CEOE no acaba de gustarle ¡Qué poca imaginación en los poderes económicos! Siguen usando los mismos argumentos, los mismos tenebrosos augurios de cuando se implantó la jornada de 8 horas allá por 1919. Y no me remonto a Felipe II porque carezco de información sobre lo que dijeron o dejaron de decir los predecesores del sr. Garamendi. ¿Recuerdan alguna reducción de jornada que no haya venido acompañada por la profecía de la ruina generalizada del empresariado español? No ¿verdad? Yo tampoco.

En todo caso, veo mucha tela por cortar antes de que la promesa se convierta en Ley, muchos pasos intermedios, muchas excepciones a la regla general, muchos riesgos de aguar un vino que, aunque sea un estandarte de la izquierda, me parece lejos del consenso social.


Descontrol gubernamental y votaciones irrelevantes

Para terminar la semana, dos puntos que se explican con facilidad

  • Descontrol gubernamental. Cuando el Sr. Rajoy estuvo en funciones, pensó que la mejor manera de eso, de funcionar, era que lo dejaran trabajar en paz. O sea que como estaba medio provisional, no vio por qué tendría que someterse a sesión de control parlamentario alguna. Don Pedro puso el grito en el cielo, reclamó y le dieron la razón. Bien, quiero decir MAL. El que hora quien esté en funciones sea él, no cambia las cosas; mejor dicho: las empeora. Ni él ni nadie tienen facultades para hurtarle al Parlamento una de sus más esenciales funciones.
  • Els qatre gats. Precioso local entre cervecería y restaurante abierto desde los años 20 del pasado siglo al que acudía, entre otras celebridades, Pablo Picasso. Luego retomo el asunto. Carlos Puigdemont creó en su día un llamado Consell de la República, con sede en Waterloo. Se supone que sería el sustento de un fantasmal Gobierno Catalán en el exilio. Ha ido creciendo hasta los 103.000 inscritos. Hace unos días el fugado sometió a este organismo la cuestión de si Junts debería colaborar o no con el aspirante a Presidente del Gobierno de España. Por descontado dejó claro que la respuesta no era vinculante. Votaron alrededor del 4’5 % de los inscritos; tres de cada cuatro prefieren que el sr. Puigdemont siga fugado. Me temo que los votantes son los ya citados Qatre gats. 

  





sábado, 21 de octubre de 2023

 El galope del caballo rojo

La tragedia interminable 

El primero de los cuatro jinetes del Apocalipsis, el que monta el caballo rojo, el símbolo de la guerra, patea las tierras bíblicas una vez más.

Uno de los enigmas de la Historia es el por qué hay ciertas zonas del Planeta en las que desde que se tiene notica de la presencia del hombre, se han sucedido los conflictos, las guerras, las confrontaciones entre pueblos que no se han dado por contentos con cualquier forma de resolver sus diferencias que no hayan pasado por  exterminar al enemigo.

Una de ellas es lo que llamamos Oriente Medio. Sumerios, asirios, acadios, egipcios,  judíos, hicsos… Por citar los más conocidos cuando las cuatro quintas partes del mundo no había entrado aún en la Historia. Y luego persas, y griegos y romanos y árabes y  cristianos y otomanos… Hasta que franceses y más que nada británicos, también se hicieron presentes y resultaron ser, les guste o no, responsables en buena medida del polvorín inestable en el que se ha convertido esa parte del mundo, la rivera oriental e nuestro Mar Mediterráneo.

Hace menos de un siglo, desde mediados los 40, israelíes y palestinos tomaron el relevo como actores del drama y siguen desde entonces siendo los macabros protagonistas de la belicosa tradición de sus tierras. ¿O son nada más los peones de una partida siniestra que otros juegan, aunque a israelíes y palestinos les corresponda pagar puntualmente su tributo de sangre?

Ahórrenme el relato de los horrores con los que varias veces al día nos obsequian nuestras pantallas. Politólogos, tertulianos y políticos embarullan el relato, tratando, casi siempre, de llevar al ánimo del oyente la veracidad de la versión que mejor concuerda con su visión parcial del último estallido bélico.

Me temo que si algo es falso es tratar de dar una versión simplista de lo que está ocurriendo: el drama es cualquier cosa menos una historia de buenos y malos. Por otra parte, es bien sabido, desde Tucícides, que lo primero que muere en la guerra es la verdad.

Traten de contestarse a ustedes mismos a cuestiones como las siguientes:

  • ¿Cree usted que la confrontación judeo-palestina tiene un trasfondo fundamentalmente religioso?
  • ¿Quién ha bombardeado el hospital de Gaza? ¿Seguro? ¿Recuerda que Putin atribuyó el de Mariupol a un montaje ucraniano? ¿Sabe usted que la propaganda franquista también hizo lo mismo tras el bombardeo de Guernica?
  • ¿Sería razonable reconocer la legitimidad de un Estado palestino? ¿O sería mejor borrar del mapa el Estado judío? ¿Caben los dos Estados en la tierra sobre la que convivieron desde hace cerca de tres mil años?
  • ¿Cómo afrontar un proceso de paz entre dos contendientes que no se contentan con ganar la guerra sino que buscan el exterminio total del enemigo?
  • ¿Podría continuar la guerra sin la ayuda americana, británica o iraní, siria,  o lo que en cada momento toque?
  • ¿Son fiables las palabras de paz que escuchamos de las potencias, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que, son, por otra parte los cinco mayores exportadores de armas del planeta?

Podría seguir durante varios folios, pero creo que es suficiente para admitir, que este enésimo conflicto judío-palestino, como los anteriores, tiene sobrada capacidad para influir en nuestras vidas, porque las consecuencias geoestratégicas de un episodio entre esos actores, trasciende con mucho a la tragedia que están viviendo unos y otros.

Por cierto: 

  1. Desde el punto de vista, si es que pudiera saberse, de los casi 500 muertos en el hospital de Gaza es igual quién haya sido el que lanzara el misil.
  2. Por sorprendente que parezca, Rusia sigue disparando en territorio ucraniano. Esto es algo que la inmediatez consumista de noticias no debería hacernos olvidar. 


La guerra según desde donde se enjuicie

La Unión Europea

  • Cinismo, inoperancia, opiniones divididas. Sube el diapasón cuando hay que condenar al proscrito y hace gala de moderación cuando no hay más remedio que rogar templanza al poderoso. Como siempre.
  • La elegante Ursula von der Leyen saltó a la piscina con gabardina y todo en cuanto hubo noticia del bárbaro ataque de Hamas. Excediendo sus funciones, anunció a los cuatro vientos la suspensión inmediata de la ayuda humanitaria al pueblo palestino. Al pueblo palestino, no a Hamás, confundiendo como si de una analfabeta política se tratara, a un grupo armado, con el pueblo del que procede. 
  • Alemania, Francia y, en parte, Italia se sumaron a la condena de Hamás y se solidarizaron con Israel. Tampoco se entretuvieron en distinguir entre pueblo judío y Gobierno Netanyahu, cuando las primeras y pavorosas represalias empezaron a aplicarse (desplazamiento forzoso de más de un millón de palestinos, bombardeos dirigidos a objetivos civiles, corte de suministros vitales -agua, electricidad, combustibles, medicinas- voces cada vez más proclives a la venganza pura y dura).
  • Pero en la UE, con veintisiete socios con voz y voto, caben todas las opiniones. Por poner un ejemplo, no hay más que comparar la imprudencia de la srª von der Leyen con las intervenciones de nuestro compatriota Borrell.  Al final, la srª Presidenta tuvo que dar marcha atrás.

El Gran Aliado ultramarino

En cuanto a Estados Unidos, la identificación de Mr. Biden, cada día más próximo a la momificación, con el señor Netanyahu, no deja de ser alarmante: si Israel, dice que el bombardeo del hospital de Gaza  fue obra de Hamás, no hay más que hablar. Había anunciado que iba a Israel para reunirse con el Monarca jordano, el Presidente egipcio y el Presidente de la Autoridad Palestina para conseguir esto y aquello y lo de más allá. No hubo tal: ha tenido que contentarse con recibir la promesa, aún no cumplida, de que Egipto e Israel permitirán la entrada de un goteo de camiones con ayuda humanitaria para la población civil palestina. La promesa, no la llegada.

Eso sí, a su vuelta se ha descolgado solicitando a sus congresistas ayudas milmillonarias para seguir colocando sus armas tanto en Ucrania como en Gaza. ¡Qué cosas, más armas para la paz! Igual consigue el apoyo de los fabricantes de armas.


¿Qué han conseguido los contendientes hasta ahora?

  • Hamás boicotea el idilio entre Netanyahu y la monarquía Saudí. Curiosa la posición de Arabia: trata de normalizar sus relaciones con el enemigo del mundo árabe, y es uno más de los países musulmanes, probablemente el más rico, que se niega a recibir a un solo palestino (como Jordania o Egipto, dicho sea de paso) ¡Triste destino el de los desheredados!
  • El papel mediador de los Estados Unidos (recordemos Camp David) se devalúa, tras su inequívoca toma de partido, algo que deja las manos de Netanyahu bastante más libres. No parece nada impresionado por la visita de "el guardián del mundo libre".
  • Para dos enemigos cuyo objetivo final es la desaparición física del otro, bien pudiera ser no sólo suficiente, sino el resultado de la coincidencia de ambos en la suicida estrategia de que "cuanto peor, mejor".
  • Estos logros, no lo olvidemos, se sustentan en unas pirámides de cadáveres que no dejan de crecer. Niños, enfermos, familias que reciben los bombardeos cuando huyen hasta donde el otro los ha empujado, o, en el otro bando civiles tan indefensos como los que mueren bajo el fuego de su ejército.


El esperpéntico caso español

Ningún país como el nuestro a la hora de escenificar nuestro desquiciado modo de comportarse en política

  • El Presidente del Gobierno, al menos en esta ocasión, ha estado bastante ponderado: Presidente semestral de la UE salió inmediatamente al paso de la desaforada toma de partido de la Presidenta del Consejo: condenó la matanza y la toma de rehenes de Hamás, y a renglón seguido fijó los límites de lo que sería admisible en la inminente represalia de Israel.
  • En Génova se frotaron las manos. ¿Guerra en Gaza? Materia propicia para erosionar al Gobierno: lo que Sánchez debería haber hecho es unirse a la posición de Alemania, Francia y USA. Alguna voz, como la de Dª Isabel I del Manzanares subió el diapasón y acusó a sus opositoras de antisemitismo. 
  • Dª Rocío Monasterio rizó el rizo y ha llegado a proponer que se prohiba a los fieles musulmanes adquirir (no sé si también, llegado el caso, conservar) la nacionalidad española.
  • En simétrica correspondencia, Dª Belarra, acusa a Sánchez de timorato, exije que España rompa relaciones diplomáticas con Israel y lleve a no recuerdo cuántos sioinistas ante el Tribunal Penal Internacional. Supongo que la doña está al tanto de que ni Israel, ni USA (ni Rusia, ni China) reconocen la jurisdicción del Tribunal de la Haya.
  • Ganador del premio semestral al disparate por obra y gracia de su fácil y descontrolado verbo, ha resultado ser el otrora brillante escritor Juan Manuel de Prada, notorio representante del ala derecha de lo que hay más allá de la linde que delimita la más ultramontana versión del conservadurismo: sus declaraciones en el ABC, diario nada sospechoso de izquierdismo, suponen la más cerrada (¿o cerril?) defensa de la causa palestina. ¿Quién se quedó más perplejo, don Santiago Abascal o el dúo Montelarra?


En resumen

  • La cifra de muertos, de muertos de ambos bandos, sigue creciendo sin que haya el menor atisbo de parar la sangría. Unos y otros parecen conformes con el papel de carniceros que otros les han endosado
  • Europa, vía deterioro de nuestro prestigio y nuestra economía, seguirá siendo cada vez menos relevante. China, y Rusia como su edecán circunstancial, esperan turno.
  • USA, Biden dixit, cree que está protagonizando un cambio que marcará un punto de inflexión para varias décadas. ¿Ojo de augur o flaquezas de viejo? Donaldo Trump, rarísimo, no ha dicho nada. Ni uno ni otro verán lo que ha de pasar dentro de ese plazo.
  • España continuará interpretando cualquier acontecimiento, local, regional o global,  en clave provinciana, acercándose pasito a pasito al cainismo, incapaz de ver dónde hay margen de confrontación y donde necesidad de unificar fuerzas.

sábado, 14 de octubre de 2023

 Carta abierta a don Pedro Sánchez, 

Presidente en Funciones del Gobierno de España.


    Discúlpeme usted, señor Presidente del Gobierno en Funciones, si me salto el trámite de hacer constar su dirección postal. No es falta de educación sino el fruto de mi convicción de que por grande que fuera el empeño que pusiera en indicar dónde vive usted, barrunto que estas líneas no habrían de acabar nunca ante sus ojos. Por eso espero que me disculpe la osadía de dirigirme a usted, ahora que tan atareado le supongo en atender a sus colegas de la Unión Europea (mi enhorabuena por haber elegido Granada como escenario de los fastos comunitarios) y en tratar de conseguir los apoyos que con tanto ahínco busca y rebusca para prologar su permanencia en el Palacio de La Moncloa.

    O sea, don Pedro, que esta carta no es más que un deshago personal a cuya legitimidad como ciudadano supongo que no tendría nada que oponer en el hipotético e imposible supuesto de que estuviera en su mano censurarlo.

    Antes de continuar y para ayudarle a ubicarme, quiero que sepa que usted no me cae bien. Nunca le he votado, aunque mi papeleta siempre ha apoyado al espacio socialista. Una cosa es su Partido, y otra usted. ¿En el Futuro? Ni siquiera su trayectoria cambiará mis convicciones. 

    Le decía, Sr. Sánchez, que nunca me ha gustado: me parece un político muy hábil y con una gran capacidad táctica, pero le veo arrogante en exceso arrogante e incumplidor sistemático de sus promesas. Excúseme si evito los ejemplos, porque trato de redactar una carta, no una enciclopedia.

   Cuando llegó el momento desmanteló su Partido y trató de convencernos de que deshacerse de la organización que le había retirado su confianza era le mejor manera de darle la voz a la militancia. ¡La militancia! La base, el pueblo llano: ahí dice que buscó su fuerza. Suena bien, desde luego, pero a mí siempre me ha parecido una suerte de despotismo ilustrado, versión siglo XXI, en cuya cúspide usted se mueve como pez en el agua, rodeado de sus fieles. Todo para maniatar la crítica interna, para terminar haciendo lo contrario de lo que propone como líneas maestras de su actuación. ¿qué quiere que le diga? Ha hecho del incumplimiento de sus compromisos un arte de Gobierno.

    Nunca le ha temblado el pulso para hacer negro cuando había prometido blanco. Asociarse con quien decía que le quitaba el sueño, suprimir el delito de sedición, desnaturalizar el de malversación, indultos a troche y moche… ¿Para recuperar la concordia en Cataluña o para mantener su poltrona? Y ahora ¿qué?¿Amnistía para quienes hasta hace cuatro meses, según usted, jamás podrían beneficiarse de ella porque la figura no cabía en la Constitución? ¿Tanto ha dado de sí la Carta Magna, o es que para seguir en La Moncloa vale cualquier cosa? Si París bien valía una misa, la Presidencia igual vale una novena.

    Bien, don Pedro, ya me he desahogado. Puede que aún escriba alguna que otra frase ácida, pero no quiero que crea que sólo veo sus aristas más hirientes.

   Le admiro, señor Presidente en Funciones, se lo digo en serio. El esfuerzo que se necesita para seguir adelante cuando uno cae en desgracia y logra volver a levantarse y llegar hasta donde usted lo ha hecho, es casi sobrehumano. Máxime cuando a usted y a su Gobierno le ha tocado de todo y casi nada bueno: la crisis, la pandemia, la guerra de Ucrania, y ahora la enésima agarrada entre palestinos e israelíes. Y todo eso teniendo que lidiar con unas compañeras de viaje que a veces parecían puestas allí por sus oponentes.

    Un inciso, señor Sánchez, ejemplo reciente de lo que es capaz de dar de sí nuestra clase política:

    A  las 6 y media de la mañana del 6 de octubre, grupos armados de las milicias de Hamás atacaron a Israel desde la franja de Gaza. Ametrallamientos indiscriminados de militares y civiles, (muchos de los cuales, entre estos últimos, ni siquiera eran israelíes), toma de más de 150 rehenes, etc, etc. El mundo contiene el aliento esperando la reacción de Israel. De momento ha cortado los suministros básicos a toda la región; en una semana las condiciones de vida serán insoportables. El Gobierno, su Gobierno, condena el ataque de Hamás, la Vicepresidenta Segunda y doña Belarra, por libre como tantas otras veces, se solidarizan sin fisuras con el pueblo palestino, la oposición tira del hilo y acusa de falta de contundencia a Pedro Sánchez poco menos que de delito de lesa europeidad.

    ¿Alguien ofrece algún atisbo de análisis de las causas últimas del viejo conflicto, de la implicación de terceros países, Estados Unidos, Arabia, Irán, de qué podríamos hacer para lograr la paz? No ¿Para qué? Se trata de erosionar al Gobierno en Funciones, ahora que a don Pedro se le supone ocupado con tanta negociación para su investidura y con los saraos de la Presidencia rotatoria de la UE. S

   ¿Mi opinión? Es un hecho que desde el célebre testamento de Isabel La Católica, nuestro país ha simpatizado con el mundo árabe mucho más y mucho antes que con el pueblo judío. Así es, pero ahora no importa. En este escenario actual hay que mantener la cabeza suficientemente fría como para admitir hoy que unas milicias armadas que dicen defender al pueblo palestino han actuado como un grupo terrorista, con una crueldad y una eficacia aterradoras. Si la respuesta del Gobierno Netanyahu, que no se ha hecho esperar, salta los límites del derecho internacional, no deberíamos tener problemas mañana para pasar de la compasión a la condena. Y eso no es equidistancia, ni cambiar de bando, sino poner los hechos y su valoración, por delante de nuestra pequeña política provinciana.

    Volvamos a nuestro país. Su adelanto electoral, tras el batacazo de municipales y autonómicas, fue un acierto: hizo coincidir la campaña electoral con los avatares de los pactos Autonómicos entre PP y Vox, lo que con toda probabilidad privó a los previsibles aliados de los escaños necesarios para alzarse con el santo y la peana. Usted supo ver que la inevitable alianza con Abascal privaba a don Alberto de los apoyos de formaciones nacionalistas, incompatibles con Vox que proponía su ilegalización.

    Así que don Alberto perdió el envite sin siquiera tener la oportunidad de cruzar su florete con el suyo. Yo hubiera preferido verle a usted ejerciendo el papel que el aspirante le cedió de entrada, el de futuro Presidente de Gobierno, mientras él comportándose él no como candidato sino como jefe de la oposición. No importa ¿qué más da lo que yo hubiera preferido? ¿Y ahora?

     El fugado Puigdemont, pese a haber perdido un escaño, se sabe dueño de la mitad de la llave de la Moncloa, así que ha explicado lo que quiere a cambio de sus votos. Ninguna sorpresa: amnistía, mediador, referéndum, independencia, en suma. El vecino de Waterloo, le guste o no, le ha puesto a usted frente al espejo.

    Por cierto: doy por supuesto que usted estaba al tanto de que su Vicepresidenta 2ª iba a verse con el más independentista de todos los independentistas de la galaxia. ¿no cree que el espectáculo que dio su socia fue indigno? No, no por ir donde fue, ni por hablar con quien habló, sino por su manifiesta felicidad, por las intolerables muestras de júbilo que parecía provocarle el poder compartir espacio con un condenado por la justicia del país cuyo Gobierno usted preside y del que ella es Vicepresidenta aunque sea Segunda.

    Y, siguiendo con Dª Yolanda: ¿Usted conocía el texto de ese bodrio que trata de hacer pasar por estudio de expertos constitucionalistas de Sumar a propósito de la amnistía? ¿Le parece bien que, aún dejando de lado cuándo toca hablar de amnistía y cuándo es una aberración, según he oído al Sr. Asens, lo que propone Sumar es que habría que ser más tolerantes con los rebeldes que con los servidores del Estado? ¿De verdad Sumar marca el paso que usted ordena, o sólo son cosas de Dª Yolanda? No sé qué es peor.

   ¿Es lógico, en definitiva, que en nombre de un parte de su gobierno diga que media con Puigdemont alguien que se muestra tan parcial? Porque luego pasa lo que pasa, que oyendo a uno de los más cualificados voceros del catalanismo rampante, no basta con la amnistía, sino que, además, el Estado ¡debería empezar por pedir perdón!

   Déjeme sólo una breve argumentación teórica. Ni indultos ni amnistías son de recibo si las condenas obedecen a sentencias firmes dictadas por tribunales independientes en aplicación de leyes de elaboración democrática. Los indultos sólo caben en casos individuales y por circunstancias extremadamente excepcionales, y las amnistías por cambio de régimen político contra condenados que lo fueron por luchar, precisamente, para cambiar el statu quo. Por ejemplo, se entendería una amnistía por los delitos para los que ahora se pide, otorgada por el primer Presidente de la República Catalana.

  Tranquilo, señor, que ya termino. ¿Qué va a hacer usted ahora, funambulismo consentidor trastocando el significado de las palabras o se va a inclinar por la vergüenza torera? De usted depende seguir en Moncloa al precio que le pongan o convocarnos de nuevo a las urnas.

    Piense que podría mejorar sus resultados y aumentar su margen de maniobra si quiere, puede y sabe explicarnos por qué ha rechazado el abrazo del oso independentista. Tal vez ni siquiera sea necesario. Bastaría que Junts y ERC notaran el aliento en la nuca del tándem  PP/Vox y que usted agitara el soplillo.

  Suerte, Presidente: por el bien de España espero que acierte aunque, por descontado, el próximo 12 de octubre, si usted sigue al mando, volverán a silbarle. No porque como dijo un tal Bendodo, los políticos tengan que soportar pitos y silbidos cuando toque, sino porque a los Presidentes de su Partido siempre les toca, aunque se tratara en su día de Felipe González a quien ahora tanto admiran los que entonces lo abucheaban; no como a Aznar y a Rajoy, que nunca les pitaran aunque éste luego perdiera las elecciones.

    ¡Ah! Si el azar llevara estas líneas ante usted, si su desagrado fuera mayúsculo, no pierda el tiempo buscándome entre sus militantes. Soy leal a mis ideas pero no tengo carnet de su Partido, así es que no correré la suerte de Redondo Terreros.