sábado, 28 de octubre de 2023

 Investidura a paso procesional

El Presidente en Funciones no tiene prisa

El 26 de septiembre pasado se celebró el fallido debate de investidura de Alberto Núñez Feijoo. Habían pasado, pues, 34 días desde el 23 de julio. De eso hace hoy 32 días , pero parece que fue hace un siglo. No sé si será por lo aburridas que resultan las cansinas consignas, no importa de qué signo, con qué pantallas y páginas de diarios nos atufan a diario, o si porque la realidad nos asalta varias veces al día con cuestiones incomparablemente más tremendas.

Volviendo a nuestras cosas, la Constitución prevé unos plazos máximos para ordenar el tiempo que media desde la noche electoral hasta la toma de posesión del que resulte investido Presidente. Si eso es así y si todos los figurantes de esta comedia conocen el libreto de la obra ¿a qué viene tanto aspaviento?

Cuando le tocó en suerte a don Alberto defender su candidatura, se dice que la fecha la estableció Dª Francina Armengol a petición del candidato. Yo no estaba allí, pero así debió de haber sido ¿quién mejor que el candidato para decidir cuánto tiempo necesitaba para verificar si iba o no a reunir apoyos necesarios? Cierto que era una evidencia que las dificultades iban a ser insuperables. Así resultó, pero eso no importaba: don Alberto era el candidato, pidió algo más de un mes para sus cosas y se le concedió. No sirvió de nada: el sr. Feijóo no pasó la prueba.

A partir de ahí, empezaba el tiempo de Sánchez. ¿Cuánto tiempo, en concreto? Nunca más que el que termina el 27 de noviembre. Ni el plazo es prorrogable, ni hay indicio alguno de qué debe calibrar la Presidenta del Congreso para fijar la fecha de la nueva sesión.


¿Quién tiene prisa?

  • La oposición asegura que Francina Armengol, socialista como el candidato, actúa a órdenes. Distingamos: estoy convencido de que Pedro Sánchez no necesita ser del mismo Partido que la srª Armengol para que ésta acepte la fecha que el candidato proponga. No por parcial, sino por lógica, porque es lo que dicta el sentido común, como pasó cuando el aspirante era Alberto Núñez Feijoo.
  • Cuestión distinta es que a populares y asociados les venga bien recortar el tiempo disponible por Pedro Sánchez para encontrar apoyos. Dª Cuca, el señor Álvarez Pons y demás conmilitones claman a diario escandalizados porque a estas alturas aún no se sepa qué día… ¿Qué día qué? ¿Presenta su candidatura Sánchez? ¿Seguro que va a reunir apoyos suficientes? ¿Es absolutamente descartable la repetición electoral? 

Así que yo creo que una cosa es abominar de los planteamientos que subyacen en el proceso negociador en el que está embarcado el candidato y otra tratar retorcer el texto constitucional para regatearle a Sánchez el tiempo que media hasta el 27 de noviembre para hacerse con los votos que precise. Insisto: por rechazables que presumamos que sean los cambalaches en que anda metido.


La curiosa cautela de ciertos comentaristas

Oigo a diario los comentarios de algún periodista cuya calidad está tan contrastada como evidentes son sus simpatías políticas. No, ninguna reticencia al respecto; como digo, le veo y le escucho a diario y me llama la atención la reiteración la insistencia con la que se lamenta no tanto de que Sánchez no le haga caso a Feijoo y nos diga cuándo propone que se celebre la sesión de investidura, como del sigilo con que el equipo del Presidente en Funciones lleva sus negociaciones con aquellos cuyos apoyos necesita. Especialmente, con los secesionistas catalanes.

Uno podría pensar que se trata sólo del malestar profesional propio del pundonoroso periodista a quien dejan sin materia prima para trabajar. Me temo que es algo más. Cuando el mismo presentador utiliza el mismo término "descalificativo" a una media de dos veces por telediario, cuando el adjetivo está incorrectamente utilizado y cuando quien lo hace no sólo sabe hablar, sino que es un buen escritor (dos novelas y un ensayo sobre la llegada e D. Trump a la Casablanca, más los trabajos propios de su oficio, lo avalan) no es aventurado suponer una intencionalidad partidista.

El sustantivo al que me refiero es "oscurantismo". Eso es según el dicente, lo que le cuadra al modo de negociar de Sánchez. "Oscurantismo", según la RAE: 1 Oposición sistemática a la difusión de la cultura. 2. Defensa de ideas o actitudes irracionales o retrógradas. ¿Sinónimos? Atraso, incultura, ignorancia, analfabetismo. No casa ¿verdad? El Sr. Vallés lo sabe pero sigue a diario con la tabarra del oscurantismo. Hasta yo podría proponer media docena de alternativas; algunas, incluso, bastante más insidiosas. En fin, allá él.


Las alegres comadres del "Lindo don Diego"

De pronto, de la oscuridad (no del oscurantismo), besos, abrazos y arrumacos de por medio, Don Pedro y Dª Yolanda ponen de largo su acuerdo: un largo, muy largo, demasiado largo documento ("España avanza. Una nueva coalición de Gobierno progresista. PSOE-Sumar") . 48 páginas densas llenas de propuestas que los firmantes plantean como programa de Gobierno

  • En cuanto al contenido, que no me propongo desmenuzar ahora, permítanme que les diga que las hay desde las sencillamente irrealizables, por razonables que parezcan a según quién (cierre de aeropuertos) a las que provocan tal alud de comentarios que sirven como mínimo cual dique de contención de la marea antiamnistía. Es decir: la conversión del documento en auténtico programa de gobierno está a considerable distancia.
  • ¿En qué página se habla de la amnistía? No se habla. A partir de ahí, pongan su imaginación a trabajar. Don Alberto, sin ir más lejos, acaba concluyendo que el Gran Fugado es más digno de respeto que Pedro Sánchez. En su Partido, unos no lo entienden y a otros, que lo entienden, no les gusta. Luego, lo ha explicado pero las cosas no cambian demasiado.
  • Más suculento me parece, por ejemplo, comentar la rabieta del dúo Montelarra con la publicación del acuerdo. No sé, no sé, pero me parece que empiezan a barruntar que sus carteras no están tan amarradas como ellas quisieran. Por eso se hacen de nuevas ¿O ustedes creen que que la Reina Del Sólo Sí Es Sí se enteró de lo que estaban negociando la Vicepresidenta y don Pedro por la prensa? 
  • Lo que ya no está tan claro es hasta dónde puede llegar la larga mano del Sr. Iglesias cuando le da por ponerse vengativo. Porque, al final, las preguntas del millón, ¿suma Podemos?  ¿Su resta ya está amortizada? ¿Cree la máquina de perder votos que se vive mejor fuera del círculo del Poder? sólo tendrán contestación al término del segundo día de la sesión de investidura.
  • Punto y aparte me parece la promesa de reducción de la jornada. a la CEOE no acaba de gustarle ¡Qué poca imaginación en los poderes económicos! Siguen usando los mismos argumentos, los mismos tenebrosos augurios de cuando se implantó la jornada de 8 horas allá por 1919. Y no me remonto a Felipe II porque carezco de información sobre lo que dijeron o dejaron de decir los predecesores del sr. Garamendi. ¿Recuerdan alguna reducción de jornada que no haya venido acompañada por la profecía de la ruina generalizada del empresariado español? No ¿verdad? Yo tampoco.

En todo caso, veo mucha tela por cortar antes de que la promesa se convierta en Ley, muchos pasos intermedios, muchas excepciones a la regla general, muchos riesgos de aguar un vino que, aunque sea un estandarte de la izquierda, me parece lejos del consenso social.


Descontrol gubernamental y votaciones irrelevantes

Para terminar la semana, dos puntos que se explican con facilidad

  • Descontrol gubernamental. Cuando el Sr. Rajoy estuvo en funciones, pensó que la mejor manera de eso, de funcionar, era que lo dejaran trabajar en paz. O sea que como estaba medio provisional, no vio por qué tendría que someterse a sesión de control parlamentario alguna. Don Pedro puso el grito en el cielo, reclamó y le dieron la razón. Bien, quiero decir MAL. El que hora quien esté en funciones sea él, no cambia las cosas; mejor dicho: las empeora. Ni él ni nadie tienen facultades para hurtarle al Parlamento una de sus más esenciales funciones.
  • Els qatre gats. Precioso local entre cervecería y restaurante abierto desde los años 20 del pasado siglo al que acudía, entre otras celebridades, Pablo Picasso. Luego retomo el asunto. Carlos Puigdemont creó en su día un llamado Consell de la República, con sede en Waterloo. Se supone que sería el sustento de un fantasmal Gobierno Catalán en el exilio. Ha ido creciendo hasta los 103.000 inscritos. Hace unos días el fugado sometió a este organismo la cuestión de si Junts debería colaborar o no con el aspirante a Presidente del Gobierno de España. Por descontado dejó claro que la respuesta no era vinculante. Votaron alrededor del 4’5 % de los inscritos; tres de cada cuatro prefieren que el sr. Puigdemont siga fugado. Me temo que los votantes son los ya citados Qatre gats. 

  





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