sábado, 22 de julio de 2023

 Curiosidades para una víspera electoral

¡Mañana!

¡Llegó nuestra hora! No es mucho lo que se nos deja participar en la cosa pública a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Sujetos pasivos y pacientes de la política, nos pasamos la mayor parte del tiempo verificando la distancia que hay entre las palabras de nuestros representantes y sus hechos. 

Luego, de tanto en tanto, llega el tiempo en que nos convertimos en el oscuro objeto del deseo de los que aspiran a gobernarnos. Nos halagarán, nos prometerán, incluso tratarán de atemorizarnos, de despertar nuestras más bajas pasiones, con tal de evitar que nuestro maná, es decir, nuestra humilde papeleta de votante, caiga en la lista de los competidores.

Y, por fin, ahí está: mañana, durante un par de segundos o tres, somos los reyes del mambo. No es mucho pero ¡cuánto se echa de menos cuando falta!: podemos decidir en una micro medida quién va a ganar.

¡Estupendo, pero eso es mañana! hoy, para mantener la cabeza tranquila, ¿puedo molestar su atención con algunas ocurrencias sin demasiada sustancia? Cosas que pasan alrededor de la gran liturgia de la democracia, el proceso electoral.


¿Cuántos Partidos compiten?

Muchos más de los que la mayoría supone.

Las listas nacionales, ya sean Partidos o Coaliciones Electorales, sólo aportan diez candidaturas,

Sumen a esa decena los Partidos de ámbito autonómico, los que sólo compiten en una provincia y los que lo hacen por una sola localidad y, si los precedentes de los anteriores comicios se repitieran mañana, superarían la cifra total de sesenta.

¿Demasiados? La legislación vigente establece unos requisitos. Cúmplalos y podrá inscribir un Partido en el Ministerio del Interior. Otra cosa es obtener una representación en el Parlamento o en el Senado.

De hecho, muchas de estas formaciones que, inasequibles al desaliento, mantienen la esperanza y repiten su presencia una y otra elección, jamás han ocupado un escaño.


Candidaturas nacionales que me llaman la atención

  • PACMA (Partido Animalista Con el Medio Ambiente). Creado en 2003, lucha por los derechos de los animales el medio ambiente y la justicia social, y promociona el vegetarianismo y el veganismo. Nunca ha logrado ningún diputado pese a que en 2019 obtuvo 228.856 votos, casi el doble que Coalición Canaria, que con 124.289 sufragios consiguió dos escaños. ¿Cómo es posible? Porque los animalistas fueron votados en muchos sitios, pero poco en cada uno y los canarios, sólo en las islas pero mucho. 
  • Partido Humanista. ¿Lo recuerdan? Viene siendo un habitual desde las elecciones de mediados los 80. Fundado en 1984, tampoco ha logrado escaños hasta ahora. Durante un tiempo se integró en Izquierda Unida, ahora recupera su identidad y vuelve a presentarse.
  • Por Un Mundo Más Justo (PUM+J, son sus siglas) Nacido ya en el siglo XXI, con unos objetivos que se deducen de su nombre, tiene entre sus propuestas el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, una propuesta que también he visto (y comentado, por cierto) en Sumar, coincidencia un tanto llamativa.
  • Recortes Cero. Bajo este nombre se inscribió en junio de este mismo año como Partido, una formación que antes, con otras coberturas, otra estructura y otras alianzas, ha participado en cerca de treinta procesos electorales, autonómicos y municipales. Un movimiento social apoyado por personalidades que podrían sorprenderles y cuyo más resonante éxito ha sido el resultado en las elecciones municipales de Mislata del 2023 en la que obtuvieron una concejala en coalición con Compromís i Podem, bajo el nombre de Acord per guanyar.


Las formaciones nacionalistas

Al hilo de la prima que supone la actual legislación electoral, los Partidos Nacionalistas, es decir, aquellos que con un uso más o menos acertado de los eufemismos y con uno u otro grado de escrúpulo a la hora de elegir los medios para conseguir sus fines, llevan en la sangre el objetivo de obtener algún día la independencia para el territorio por el que se presentan, han resultado determinantes en dos períodos muy concretos de nuestra historia: durante la II República Española, y en la era en la que nos movemos a partir de la Constitución del 78.

Si tienen tiempo, denle un vistazo a Los Diarios de Azaña, y lean sus opiniones sobre la responsabilidad de ERC y PNV en el resultado de la contienda civil. Me pregunto cuáles serían sus comentarios si hoy continuara escribiendo.

En el País Vasco, contamos ahora con dos Partidos abertzales, el PNV y EH Bildu (Inciso: abertzale, quiere decir, nacionalista o patriota, sea de izquierdas o de derechas. O sea que hay abertzales de varias clases). Ha habido más, pero ése no es hoy mi objetivo.

El PNV es el segundo Partido más antiguo de los que siguen en activo.

  • Fundado por Sabino Arana en 1895, apenas siete años más tarde de que Pablo Iglesias creara el PSOE, se ha movido siempre en torno a las ideas demócrata cristianas. Que yo sepa, no han cambiado su lema fundacional:  Jaungoikoa eta llegue zamarra (Dios y Ley Vieja) 
  • EH Bildu, por el contrario, es una coalición reciente, nacida en 2014 de los acuerdos entre Sortu, Eusko Alkartasuna, Alternatiba y personalidades independientes.

Los objetivos a lago plazo de ambos son los mismos. Los medios, su relación con el resto de la clase política, difieren bastante. A corto plazo su principal preocupación es no quedar detrás del otro.


También Cataluña ha visto aparecer y desaparecer Partidos, coaliciones y movimientos locales secesionistas.

  • En 1931 aparece Esquerra Republicana de Cataluña. Políticos como Francesc Maciá, Lluís Companys o Josep Tarradellas son representativos de los convulsos sucesos que tanto daño hicieron no sólo a Cataluña sino a la República que les dio vida. Hoy… prefiero no hablar de Partidos que compiten mañana.
  • Cuarenta y tres años más tarde, en 1974, un tal Jordi Pujol inscribió Convergencia Democrática de Cataluña en el registro del Ministerio del Interior. Todo parecía ir bien, hasta que alguien amagó con examinar las cuentas (las del Partido y lo que es peor, las suyas). Luego… Los restos de aquel Partido que pactó con todo el que se puso a tiro, UCD, PSOE, PP, se arremolinan hoy en el conglomerado Junts per Cataluña. Su héroe vive en Waterloo, protegido por la versión belga del derecho de asilo, cuando quien reclama la extradición es la misma España que les mandó al Duque de Alba.

Partidos provinciales y locales ¿Por qué no de barrio?

¿Alguno de mis lectores ha oído hablar alguna vez del PICH? No ¿verdad? No me extraña. Corría la primavera de 1977, España estaba a punto de afrontar las primeras elecciones democráticas desde hacía cuarenta años.

Los Partidos, los Sindicatos habían crecido como setas, la sopa de siglas de la que tanto se burlaban los periódicos más conservadores eran un quebradero de cabeza para quienes quisieran orientarse en la nueva política.

En aquel escenario, un grupo de universitarios salmantinos, imaginativos, burlones, críticos, crearon el PICH como reacción sarcástica a la tendencia centrífuga de ciertas partes de España que todos tenemos in mente.

El PICH, Partido Independentista Charro, en cuyo programa figuraba casi como único objetivo la independencia del campo charro, se presentó a las elecciones del 77. Dudo de que llegara a cosechar el centenar de votos, pero sus patrocinadores disfrutaron de lo lindo de las oportunidades que los medios de comunicación locales les brindaron.

Por eso ahora, la víspera de unas elecciones que, según nos dicen, son trascendentales, me pregunto para cuándo la reforma de la Ley Electoral. Ya tenemos Partidos nacionales, autonómicos, provinciales y hasta locales. ¿Por qué no de barrio? ¿Se Imaginan? "La Guindalera al Poder: Madrid nos oprime".

Pero, bromas aparte, el caso es que todos ellos, los vascos, los catalanes, los canarios, los de Teruel, los de Ávila, y los que ustedes vayan sumando van a obtener alrededor de 30 o 35 escaños: suficientes, acaso, para decidir quién va a ocupar (con "C", no con "K", no empecemos otra  vez) La Moncloa.

Por descontado, nadie imagina la posibilidad del voto coordinado en este jardín. Hay trotskistas y falangistas y defensores de Ávila y Verdes y Rojos y del color que busquen… Pero dispondrán de más de treinta votos parlamentarios a la hora de elegir Presidente de Gobierno. ¡Quién los pillara! ¿verdad?


Por cierto ¿Tanto nos jugamos?

Uno oye a éste y a aquel vocero (a no confundir con bocazas y menos aún con boca chanclas), y verifica que quizás sólo hay algo en lo que todos los Partidos están de acuerdo. Si recuerdan, según los candidatos y sus palmeros "el 23J nos jugamos mucho".

Tienen razón: se juegan mucho. Ellos, no nosotros.

Me explico: no es que nosotros no nos juguemos nada, ni que dé lo mismo quién gane, pero comparadas nuestras expectativas con las suyas, ya me dirán. 

¿Qué será de Pedro Sánchez, si tiene que desalojar la Moncloa? ¿Dónde irá Feijóo si no gana? ¿Y nosotros? Pues no es lo mismo una cosa que otra, sin que importe a estos efectos a quién hayamos votado, pero tampoco dramaticemos más de la cuenta. España es una vieja nación que ha pasado por calvarios incomparablemente más procelosos más destructivos, que tener que soportar a Sánchez con Yolanda o a Feijóo con Abascal.

No hace falta remontarse a la batalla del Río Guadalete, o al desastre de La Armada Invencible. Por hablar sólo de hace poco más de un par de siglos ¿Recuerdan a Fernando VII? ¿Se nos ha olvidado que echamos de aquí al ejército más poderoso de Europa? ¿Y ya no se acuerdan de la Primera República y su deriva cantonalista? ¿Cuántos pueblos sobreviven a la pérdida de un Imperio? Nosotros perdimos uno de los más grandes de la historia y aquí seguimos ¿Es más crucial el resultado de las elecciones de mañana que alzarse en armas contra el Gobierno legítimo? ¿No somos los mismos que hemos ido sacando la cabeza de todos los agujeros donde nos la han metido?

Así que ánimo, vayan, vayan a votar y celebren el haberlo hecho en libertad, porque eso, amigos, es un privilegio reservado a una pequeña parte de la humanidad. Después, cuando se conozcan los resultados, alégrense si acertaron con su voto. En caso contrario, no se depriman: dentro de cuatro años volverán a pedirle su voto.



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