lunes, 25 de mayo de 2015

El día de la gran confusión.

Algunas preguntas previas.

¿Por qué se ha cambiado la normativa que regula el voto de los residentes fuera de España? Miles y miles de ciudadanos españoles, tan españoles como los residentes en Mollerusa o en Rodrigatos de la Obispalía y tal vez más españoles, si se me permite la exageración, que quienes les obligaron a cambiar de aires porque aquí, en su patria, no encontraban la manera de comer tres veces al día, no han podido votar. 

Quisieron, pero no pudieron, porque la nueva normativa es algo así como un laberinto, una carrera de obstáculos, la suma de los trabajos de Hércules. ¿Dónde habrían ido a parar los votos de los que emigraron? Nadie puede saberlo, pero muchos podemos sospecharlo.

La obligación del Excmº Sr. Ministro del Interior, papá de la aplaudidísima Ley Mordaza, es facilitar el ejercicio de los derechos ciudadanos a todos los españoles. Es obvio que en esta ocasión tampoco ha estado a la altura de las circunstancias.

¿Es que nunca van a acertar las encuestas? O dicho de otra manera ¿De qué valen?

-  Una encuesta, esté bien o mal hecha, no es más que una foto fija que refleja la opinión de los encuestados el día en que se celebra.
-  Si la normativa electoral prohíbe publicar resultados de encuestas durante la semana anterior a las Elecciones, la muestra se tomó 15 o 20 días antes y el porcentaje de indecisos detectados es, por ejemplo, del 40 %, es imposible acertar, porque los indecisos pasan a ser votantes después de cerrados los resultados de la encuesta.
-  Eso, sin contar con las encuestas de encargo. ¿No llama la atención que en los resultados publicados suelen coincidir el Partido que sale mejor en la foto con la tendencia del medio que encargó el sondeo? Ni siquiera hace falta manipular los resultados; basta con diseñar la encuesta (preguntas planteadas, campo de la muestra, segmentación, etc.) a la medida del cliente.

¿Por qué en esta ocasión la abstención ha seguido siendo tan elevada? Se confiaba en que la entrada en combate de nuevas formaciones, el hartazgo con las viejas políticas y la presencia de una nueva hornada de votantes, elevara la participación. No ha sido así. ¿Por qué? 

-  Hemos denigrado tanto, entre todos, a la clase política que muchos de los neófitos habrán creído que no vale la pena escoger.
-  Se confiaba en que los Partidos emergentes capitalizaran el voto joven. Los unos porque no eran "Casta", los otros por su descarado halago a los jóvenes. 
-  Resulta que Podemos es un Partido y no hay forma de conseguir que sus dirigentes no sean políticos, o sea "casta", y que, para remate de fiesta, también tienen discrepancias internas como los demás y llevan sus pecadillos sobre su conciencia, bien aireados, por cierto, por medios que ni se les pasa por la cabeza compararlos con casos como Gürtel o ERE's.
-  Ciudadanos, por su parte, no parece haber deslumbrado a los nuevos, por más que dijera no sé qué contra los que ya hubieran hecho la Transición. Su mensaje es el que es: moderado, centrista, indefinido en muchos aspectos. ¿Es eso lo que quieren los veinteañeros?

Todos pierden, pero casi todos ganan.

-  Gana el Partido Popular, que ha tenido más votos que nadie, que ha conseguido más Alcaldes, Concejales y Diputados autonómicos, que ningún otro Partido. Luego ha ganado
-  Gana el Partido Socialista Obrero Español, que ha recortado bastante su distancia con el Partido Popular, le ha arrebatado gran parte de sus mayorías absolutas locales y autonómicas, y, pendiente de pactos probables o, al menos, posibles, podría gobernar en tres veces más organismos que el día anterior a las Elecciones. También ha ganado.
-  Gana Podemos, que unas veces con su nombre otras más o menos enmascarado, está a punto de gobernar los dos mayores y más significativos Ayuntamientos de España y controla el acceso al poder de la izquierda en más de la mitad de las circunscripciones. Otro ganador
-  Gana Ciudadanos, nuevo también en estas lides que se ha convertido en el tercer Partido en cuanto al número de votos recibidos en las Municipales, aunque su rendimiento en términos de poder efectivo sea menor que el de Podemos. Tercer ganador.
-  Gana el Partido Nacionalista Vasco que ha recuperado su papel hegemónico en el País Vasco y le ha arrebatado a la izquierda abertzale plaza tan simbólica como San Sebastián. Un ganador claro.

(No entro en el análisis de los resultados de formaciones ocasionales o circunscritas a un sólo Ayuntamiento o CC. AA).

- Pierde el Partido Popular que ha sufrido una enorme sangría de votantes, ha obtenido en muchas plazas y CC.AA. sus peores resultados en décadas, y depende de terceros para gobernar en coalición en algunos de sus feudos tradicionales.
-  Pierde el Partido Socialista Obrero Español, porque no sólo ha conseguido menos votos que su principal adversario, sino que le han seguido menos votantes que en ocasiones anteriores.
- Pierde Podemos, al menos si se comparan sus resultados con sus expectativas. Dos meses antes de las Elecciones, las encuestas apuntaban a que podría ser la formación más votada. Ya hemos hablado de la fiabilidad de las encuestas, pero, en cualquier caso, se esperaba o se temía, según cada quién, resultados mejores.
- Pierde Ciudadanos, cuyos resultados también quedan lejos de las expectativas de última hora y se enfrentan ahora a un dilema del que luego hablaré. ¿Pactar o no pactar? He ahí el problema. ¿Asegurar un puñado de alcaldías y Consejerías ahora o mantenerse en un altivo aislamiento, ser fiel a sus esencias y jugárselo todo a la carta de las Generales?
- Pierde Izquierda Unida, que entra en la UVI. Aún se puede salir de ella, pero se requieren diagnósticos certeros, tratamientos seguros y paciencia, mucha paciencia. Hay algo indiscutible: siempre existirá la izquierda, ése no es el problema, sino quién y cómo se la representa.
- Pierde UPyD. en coma profundo del que sólo un milagro podría sacarla. ¿Alguien cree en milagros políticos? Que haga examen de conciencia quien deba hacerlo, porque lo peor del caso es que la solución del drama UPyD sólo le preocupa a los escasos seguidores de Dª Rosa.
- Pierden las formaciones soberanistas catalanas clásicas que, entre todas juntas no les alcanza para hacerse siquiera con la Alcaldía de Barcelona. Unos se frotarán las manos de contentos y otros llorarán, en catalán seguramente, pero así de claras están las cosas: la marea independentista está en fase de bajamar.

Y ahora toca gobernar, o sea pactar.

Pactar: Es decir, transigir, tolerar, dialogar, encontrar fórmulas de mínimos comunes denominadores. Lo contrario de aquello para lo que estaban entrenados muchos de nuestros representantes: insultar, descalificar, ridiculizar, calumniar, denigrar. 

Consensuar, en definitiva, que en contra de lo que creían quienes disfrutaban de abrumadoras mayorías, no consiste en recabar adhesiones inquebrantables, sino en hallar fórmulas que sin ser copia exacta de la propuesta propia, satisfaga los mínimos exigibles y, por tanto, pueda defenderse con el mismo entusiasmo que si fuera la propuesta propia. Así se hizo la Transición.

¿Con quién?: Todo es posible, al menos en teoría, que como dijo cierto personaje del Pleistoceno Español, "la política hace extraños compañeros de cama" (siempre me he preguntado en qué estaría pensando él que era célibe profesional) En la práctica, no suele ser tan sencillo. Veamos algunos ejemplos, tomados todos desde la óptica del Partido que, si pacta, tiene asegurado o el gobierno de la entidad o la participación activa en él. 

Dejo fuera del análisis los posibles acuerdos, sobre todo municipales, con formaciones locales más o menos afines a su ideología.

-  El Partido Popular 
Puede acordar multitud de programas con Ciudadanos. Desde el punto de vista de la ideología no están tan distantes, ni mucho menos. Son otras las dificultades. Por una parte, la praxis política: Ciudadanos insiste en medidas concretas de regeneración democrática (elecciones primarias internas, por ejemplo) y concibe la gestión pública bajo criterios de transparencia que también despiertan ciertas alergias en los populares. Pero, más que nada, el dilema de Ciudadanos se establece en el terreno de la estrategia a largo plazo, como antes apuntaba. Personalmente veo acuerdos difíciles.

¿Una gran coalición con el PSOE? Ninguno de los dos se lo plantea, ni falta que hace. Los resultados electorales van a complicar la gestión, pero no nos llevan a un escenario de emergencia nacional que sería, hoy por hoy, lo único que justificaría ese acuerdo. No creo se intente siquiera.

El Partido Socialista Obrero Español.
Tiene formaciones a su derecha y a su izquierda, lo que podría ampliar sus opciones. Por lo que se refiere al PP y a Ciudadanos, doy por reproducido lo que he dicho en el caso del PP, lo que circunscribe sus posibilidades reales a Podemos, a otros partidos minoritarios de izquierda o a candidaturas emergentes como Compromís en Valencia. 

La cuestión está en saber si el pacto con Podemos no será para el PSOE  a plazo medio el abrazo del oso que termine por ceder a favor de los emergentes el control y el liderazgo de la izquierda en su conjunto. 

Pongamos, por ejemplo, el caso de Madrid: Acuerdo amplio, Ayuntamiento / Comunidad ¿Podemos en el Ayuntamiento y PSOE en la Comunidad? ¿Qué dirán las propias bases del PSOE? ¿Cómo extrapolar el modelo a otras circunscripciones?

Podemos y Ciudadanos. Tienen tantas llaves que su verdadero problema está en saber si han de ir caso a caso, olvidándose del resto, o deben ir a planteamientos globales, con la vista puesta, además, en la Generales que, no se olvide, podrían estar a seis meses vista.

Mis conclusiones.

-  Los votantes, han hablado. Los resultados pueden gustar más, menos o nada, pero son la suma de las voluntades populares. Quien crea que los votantes se han equivocado, deberán pensar en qué consiste la democracia. La única forma de quedar siempre contento es prohibir votar a los que no piensen como uno. Eso tiene otro nombre: dictadura. 
-  España ha cambiado. Definitivamente o no, está por ver, pero se ha terminado el diálogo a dos, mirando por encima del hombro a los demás. El bipartidismo habrá desparecido o no, ya se verá, pero ha quedado tocado. ¿Podrán volver a ocupar sus espacios?
-  Si hay que pactar, y eso es evidente, la cota de insultos, de descalificaciones del "y tú más", debería pasar a la Historia y habrá que transitar por sendas más civilizadas.
-  Si los resultados de las Generales fueran los mismos que los de ayer, los Partidos Nacionalistas clásicos, independentistas o no, serían irrelevantes a la hora de configurar mayorías de Gobierno. Algunos llorarán y otros aplaudirán, pero el efecto es ése.
-  A la Bolsa no le han gustado los resultados. A estas horas, 16'45 del 25 de mayo, pierde un 2'4. No es una buena noticia, pero espero que a nadie se le ocurra pensar que sólo deben votarse aquellas opciones que coticen al alza en los Mercados de Valores.
-  Y a finales de año, las Elecciones Generales. Son una convocatoria diferente, se diga lo que se diga. Formaciones heterogéneas, creadas con la óptica de escenarios más próximos al ciudadano podrían quedar diluidas por desajustes internos o por problemas a la hora de gestionar.

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