Algo más que el parto de los montes
El dia en el que Ciudadanos y PSOE se encontraron.
Con la solemnidad reservada para los grandes acontecimientos, firma de la entrada de España en la Unión Europea, por ejemplo, Albert Rivera y Pedro Sánchez rubricaron un acuerdo de investidura, ante la investidura, para la investidura, por la investidura, sobre la investidura o como cada uno lo quiera llamar.
Debería haber sido recibido como lo que es: un paso adelante, corto, tímido, insuficiente, titubeante, es verdad, pero que contrasta con las posiciones de las otras dos grandes formaciones, no sólo encastilladas en sus fortalezas, sino excluyentes de cualquier acuerdo que no pase por la rendición incondicional de las demás fuerzas políticas.
A partir de la firma del acuerdo PSOE/Ciudadanos, hemos asistido al obsceno espectáculo de vestiduras rasgadas de Rajoy, Iglesias y sus respectivos voceros. Luego volveremos sobre estos dos personajes.
Poco más que un acuerdo de intenciones.
Naturalmente. ¿Qué más podía esperarse? He leído el texto y es cierto que la mayoría de las materias se resuelven más con declaraciones de intenciones que con la articulación de medidas aplicables en su literalidad.
Así debe de ser, por el momento, al menos por las siguientes razones:
1ª.- No hace falta ser un genio para saber que los firmantes, sólo ellos, no suman los votos necesarios para garantizar la investidura de nadie, si no cuentan con el apoyo o la abstención de Podemos o del PP. Es decir, sin hacer concesiones que vayan más allá de lo ya firmado. Por consiguiente, ha de haber un margen para la reformulación de lo acordado, la supresión de tal o cual punto y la adición de otros nuevos.
2ª.- El acuerdo es el fruto de las conversaciones mantenidas por los firmantes durante un corto período de tiempo. Son principios necesitados de desarrollos puntuales, de la adición de calendarios y de la concreción de los parámetros presupuestarios que las hagan viables. En ese sentido, a mi juicio, incluso sobran precisiones tales como el porcentaje de incremento del salario mínimo.
Contenidos y carencias
Sólo quiero hablar de algunos de los elementos que más me han llamado la atención. Sé que hay mucha más materia, pero me he fijado en especial en los que voy a comentar.
El controvertido asunto de las Diputaciones
Estando de acuerdo en que hay más de un sistema para cubrir el papel de las Diputaciones allá donde sean necesarias (Municipios mancomunados, fusión de Entidades Locales, asunción de nuevas competencias por las Comunidades Autónomas), es posible que Pedro Sánchez no haya evaluado correctamente la oportunidad de la medida.
Digo Pedro Sánchez y dejo fuera al Sr. Rivera, porque esta guerra no va con Ciudadanos.
Tal vez hubiera sido mejor hablar de "estudiar la necesidad de encontrar soluciones alternativas". Ha sido citar la supresión y destapar la caja de los truenos no sólo en el PP, sino en el mismo PSOE. Argumentos más o menos discutibles al margen, hay demasiadas docenas de apesebrados populares y socialistas en estos organismos que ven peligrar su medio de sustento.
La despolitización de la Justicia
Estando de acuerdo en la necesidad de garantizar una Justicia profesional e independiente, y aplaudiendo, cómo no, lo acordado, echo de menos una referencia a la imperiosa necesidad de resolver la angustiosa falta de medios humanos y materiales que atenaza a la Justicia española desde tiempo inmemorial. Eso, más la imprescindible reforma de las Leyes procesales, es un camino a recorrer cuanto antes para contar con un sistema judicial rápido, eficaz e independiente.
Recortes y reformas de las reformas
Es el capítulo donde, como era de esperar, el acuerdo es menos consistente. Y era de esperar, porque, maquillajes aparte, un firmante es o debería ser de izquierdas y el otro es de derechas. Algunas medidas, la subida del salario mínimo, por ejemplo, suenan más a freno de Ciudadanos que a logros del PSOE, otras son vagas, y algunas voluntaristas.
Pese a todo, es evidente que cualquier acuerdo de gobernabilidad que incluya a cualquier formación política distinta del PP, tenía que desarticular buena parte de lo hecho por los populares en esta última legislatura. Hablar de cambio y no tocar las reglas del mundo laboral, o la sanidad o la educación suena a tomadura de pelo.
Por lo que a mí se refiere, encuentro este capítulo manifiestamente mejorable.
Politica fiscal
En términos generales, los acuerdos huelen a levantar la agobiante presión fiscal sobre la clase media. Entiendo que quienes establecen el umbral de la riqueza en 60.000 € al año la consideren lesiva para los intereses de la clase trabajadora, pero, se mire por donde se mire, la familia que logra ingresar esa cantidad al año no es una familia burguesa. En este sentido, el cuerdo me parece bastante equilibrado.
Habrá quien piense que es regresivo volver al impuesto de sucesiones y quien crea que es insuficiente hablar del estudio de un impuesto especial sobre las grandes fortunas o de la conveniencia de revisar al alza fiscalidad de las grandes corporaciones. Yo también lo creo, pero, como dije, estamos ante un acuerdo que aspira a tener adhesiones futuras.
Cataluña
Acuerdo claro y poco sujeto a interpretaciones. En ese sentido, descarta de plano varias adhesiones futuras y podría propiciar, si sólo se tratara de este tema, la suma de alguna otra formación importante.
No obstante, lo encuentro insuficiente. La letra y el espíritu del texto sólo pueden resolver el presente, es decir, sólo parece aspirar a frenar el secesionismo de los actuales mandatarios de la Generalitat. Dicho de otra forma, una cosa es impedir el referéndum y otra muy distinta resolver el galimatías catalán.
Me ha decepcionado la ausencia de planteamientos de futuro. Aún en el imposible supuesto de que PP y Podemos se sumaran a esta parte del pacto, estoy convencido de que para resolver el problema catalán, se necesita mucho más que aplicar la actual legislación, incluyendo la penal, a las actuaciones que no respeten la legalidad vigente. ¿Es que nunca vamos a entender que los problemas políticos se resuelven con medidas políticas? Para quien quiera saber qué pienso sobre esta cuestión, que relea lo que escribí hace algunas semanas.
Sistema electoral
Desconozco si esta materia ha sido objeto o no de discusión. En cualquier caso, no la recuerdo entre los puntos acordados. En buena medida, hemos llegado al momento en que vivimos por las deficiencias acumuladas desde la Transición en materia electoral.
Fórmulas que pudieron ser válidas hace cuarenta años, ya no lo son ahora. Listas abiertas, corrección o supresión de la Regla D'Hont, redistribución de escaños por circunscripciones, eliminación de privilegios electorales a los Partidos de implantación autonómica, sistema de segundas vueltas, podrían ser mecanismos que acercaran nuestro modelo al ideal de conseguir que todos los votos valieran lo mismo y que aseguraran la gobernabilidad de acuerdo con lo que el pueblo quiera en cada momento.
Reforma de la Administración Pública.
Las Administraciones Públicas actuales son ineficientes y caras. Las Administraciones, no los funcionarios.
- Los sistemas de cobertura de puestos, son antediluvianos, arbitrarios y herméticos.
- El cuerpo de derechos y obligaciones de los funcionarios tiene que ser reformulado.
- La formación permanente del personal al servicio del Estado está en pañales.
- Hay que regular y limitar drásticamente la posibilidad de contratar asesores.
- Deben establecerse fronteras precisas entre cargos de la Administración y puestos políticos.
- y, por encima de todo, ha de garantizarse que la Administración sirve al Estado, no al Gobierno
Acometer estas tareas suponen un cambio perceptible. Aún están a tiempo los Partidos de pensar en ellas. Hablamos de eficacia, de profesionalidad y de ahorros cuantiosos. Hablamos de terminar con la apropiación indebida del Estado por parte de sucesivos Gobiernos, PSOE, PP, de nuevo PSOE y otra vez PP que han convertido las Administraciones Públicas en gigantescos aparthoteles donde alojan a costa del contribuyente a decenas de miles de paniaguados, mientras por sistema desacreditan a Cuerpos de la Administración Civil de los que nunca se fiaron.
Y llegó el llanto y el crujir de dientes.
Y fue conocerse la firma del acuerdo y, todos a una, arremetieron contra él. ¡Ah, nuestra inefable clase política, la casta y la neocasta!
Podemos, que hasta hace una semana condicionaba el honor a tenerlos como interlocutores a que no se hablara con nadie más, consideraron el acuerdo como una afrenta personal. Agarraron el canasto de las chufas, se levantaron de la mesa y fueron a hacer lo que mejor saben: ruedas de prensa perfectamente orquestadas.
Pusieron en boca de los firmantes cosas que no habían dicho, tacharon al PSOE de traidor y a Ciudadanos de derecha disfrazada. Echaron en cara a los firmantes la ausencia de una memoria económica como si la que ellos habían elaborado sirviera para algo, y anunciaron que bajo ningún concepto, se sumarían al acuerdo.
Era de esperar. Antes, durante y después de la estampida, era evidente la incompatibilidad entre ellos y el PSOE (Cataluña, Gobierno controlado por el Sr. Iglesias, medidas inaplicables, etc). Siempre estuvo claro que para Podemos el acuerdo o pasaba por las Horcas Caudinas que habían levantado, o las conversaciones no eran más que un artimaña preelecoral ("lo hemos intentado, pero Pedro Sánchez no ha estado a la altura")
Sin embargo, más asombroso es el papel que está jugando el Sr. Rajoy. No tanto por si asume o no el pacto, sino por las tonterías que están diciendo él y sus portavoces:
- Si reclama un pacto a tres (PP/PSOE/Ciudadanos) es evidente que ya sólo falta uno, él en concreto. Por supuesto, una cosa es quién está en el pacto y otra quien habría de ser el "primus inter pares". O sea, Sr. Hernando: el acuerdo sí suma, aunque el resultado sea insuficiente.
- Se queja de que al acuerdo deshace muchas de las cosas que su Partido ha hecho. ¿Es que imagina un acuerdo a tres bandas, ahora o más tarde, sin que nadie cuestione nada de lo que ha hecho? ¿No sería más sensato dar por negociable casi todo? ¿O sigue pensando en adhesiones inquebrantables?
- Sigue reclamando el acuerdo tripartito mientras insulta a diestro y siniestro a quienes necesita si quiere gobernar. Ahora resulta que Ciudadanos es "la marca blanca del PSOE", Sánchez un sacamuelas y el acuerdo es un sainete. O sea, una vez más subestima la inteligencia del votante.
- Dice que no quiere tomarle el pelo a los españoles, él que dejó pasar su oportunidad de intentar la investidura y ahora reclama más velocidad a los demás.
Sea por lo que le dicen las encuestas, sea porque salvo dejar pasar el tiempo no parece capaz de otra cosa, va, paso a paso, camino de nuevas Eleciones Generales. Tanto, que hasta lo comenta en foros internacionales, aunque luego se moleste si se sabe.
Mientras tanto, la corrupción le llega ya a la barbilla, y él dice cosas como que tomar medidas en el caso Rita Barbera "es muy difícil" ¿Difícil? Incómodo, peligroso para él, puede ser, pero difícil, no, Sr. Rajoy. En fin, allá usted.
Y par ayudar a resolver el crucigrama, Prebostes y Subprebostes socialistas claman contra el pacto con Podemos por el asunto de ls Diputaciones y anuncian que votarán en contra. Suena a reparto de la herencia de Sánchez. Pues muy bien, o sea, muy mal. ¿Qué creen que opinarán sus votantes?
¿Y ahora?
Aunque Pedro Sánchez gane la consulta a las bases, que la ganará, y aunque el Comité Confederal dé luz verde al acuerdo, que se lo dará, ningún otro Partido más, se sumará a él.
Podemos, en ningún caso porque desde el principio ha estado pensando en sus hipotéticos mejores resultados en las próximas Elecciones Generales, y el Partido Popular, salvo que Sánchez y Rivera le ofrecieran la Presidencia al Don Mariano, porque, como dice el susodicho "Los primeros son los primeros y los segundos son los segundos". Veríamos, en ese caso, cuántas rebajas de sus anteriores medidas estaría dispuesto a aceptar.
Por consiguiente... estamos cada día más cerca de la nueva cita electoral. ¿Tanto creen unos y otros que van a cambiar las cosas?
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