martes, 19 de abril de 2016

Cuando la excepción es la regla.

La reiteración hace callo.

He dormido mal esta noche. No se debió a ningún genero de trastorno orgánico más o menos grave, ni a que hubiera una verbena cerca. La digestión fue perfecta, ningún dolor más allá de los imprescindibles para verificar que seguía vivo me molestaba y las fiestas patronales más cercanas están a meses de distancia.

No. La culpa la tuvo el recuerdo persistente del telediario de no importa qué cadena de televisión. El presentador con un timbre de voz algo más enfático de lo habitual, fue desgranando una tras otra informaciones nacionales con un denominador común: la corrupción.

Pasan las semanas y el tiempo va dejando un reguero de escándalos del que pocas organizaciones, si es que las hay, se salvan. Y el ciudadano ya no sabe si escandalizarse, maldecir, reír, llorar, o hacer como que la cosa no va con él.

Lo peor, desde el punto de vista de la salud política es que también el votante acaba por mimetizar comportamientos de la farándula pública y aplica el nauseabundo argumento de "y tú más", o, lo que es lo mismo, "para corrupción, la del otro, yo voto a los míos".

Hay noches en las que mejor es no escuchar noticias

Un extraño modo de defender la moralidad pública.

Los líderes de Manos Limpias y Ausbanc ingresaban en prisión. Parece que quien manda en  el asombroso sindicato sin trabajadores que defender hace poco honor al nombre de la organización que dirige y que su colega el que lidera esa organización pensada para terminar contra los abusos de la Banca le sigue los pasos de cerca. Ambos creían haber ingeniado un sistema para enriquecerse sin riesgo: el chantaje.

Bien (perdón: mal), ya están en prisión. Descubrieron métodos de recaudación que ya eran viejos cuando Nabucodonosor se divertía en Babilonia. Al menos en este caso no hemos tenido que asistir al penoso espectáculo de sus previsibles declaraciones. ¿Se sorprendería alguien si les hubiéramos escuchado decir que "todo era un montaje político"?

(Sin embargo, antes de cambiar de tema, tengo para mí que este caso, visto a quien beneficia el final del suceso, es posible que tengan algo que ver con la política, pero ésa es otra historia)

...y todo lo demás.

Las imágenes subsiguientes, nos mostraron al hasta ayer Alcalde de Granada declarando que "todo era una trama política, económica y...qué sé yo qué más". Como dije en facebook, yo sí creo en la teoría de la trama, el problema es que tal vez el Jefe fuera él. Decía y repetía que no iba a dimitir, pero la noticia es que había dimitido. Lástima, con lo campechano y ocurrente que es (¿Recuerdan? "la mujer, cuanto más desnuda, más elegante". Y su Señora tan contenta, o tan resfriada, si le da por parecerle elegante a su marido)

No tuve tiempo ni de suspirar: Rodrigo Rato, el "Ex" por antonomasia, (Gobierno, Fondo Monetario, Caja Madrid) aparecía, cómo no, en los Papeles de Panamá. De hecho, habría sido sorprendente su ausencia en las listas. Hay que repetir que ser socio, administrador, accionista o lo que toque en una sociedad domiciliada en Panamá no es, en principio, delito. La relación entre esos comportamientos y la actividad política es otra cosa. ¿Saben? Rodrigo Rato, como Conde, como Ruiz Mateos, como su más reciente antecedente, el Alcalde de Granada, se considera una víctima política. ¿Es que no se les ocurren otros argumentos?

Seguía el noticiero desgranando desafueros y le tocó el turno a un tal José María Aznar, que fue en su día Inspector Técnico Fiscal y después Presiente de Gobierno. Se quejaba amargamente (incluso barajaba la posibilidad de querellarse contra no recuerdo quién) del tratamiento informativo que estaba teniendo su discrepancia de criterios con la Agencia Tributaria. Para entendernos: Hacienda sanciona al Sr. Aznar y le reclama, además dinero porque, según el Fisco, no ha cumplido debidamente con sus obligaciones tributarias. 

Al menos por el momento, el ex Inspector de Hacienda no apunta a una conjura, sino que explica que todo su problema no es sino una discrepancia de criterios con la Agencia Tributaria. Como en todos los casos, añado yo; todos los procedimientos incoados por la Agencia tienen como telón de fondo, opiniones divergentes: lo que quiere pagar el contribuyente y lo que Hacienda cree que debe de pagar. El problema en este caso es que el contribuyente es impensable que alegue desconocimiento de la la legalidad vigente.

Aún estaba yo meneando la cabeza admirado de la desfachatez de nuestros políticos, en activo, en pasivo o mediopensionistas, cuando saltó a la pantalla el ático marbellí del Sr. González. Y cambié de canal, seguro de que tras el ex Presiente madrileño vendrían el ya ex Ministro Soria, o el enésimo incidente procesal que sigue prolongando el caso de los ERE's, o el último descubrimiento "casual" sobre la financiación exterior de Podemos, o el escandaloso silencio sobre la falta de noticias del clan Pujol. 

Mis reflexiones.

Por eso he dormido mal, porque no paraba de darle vueltas a qué hacer para conseguir que España tenga una clase política decente, capaz de adelantarse a los medios de comunicación y a los Tribunales cuando se trate de expulsar a los sinvergüenzas que militan en sus mismas filas.

Por eso he dormido mal, porque pasa el tiempo, se descubren nuevos escándalos y las encuestas no detectan abandonos masivos en las intenciones de voto. ¿Estará podrida toda la ciudadanía y la clase política no es, entonces, más que el resultado natural de una enfermedad colectiva?

Por eso he dormido mal, porque caí en la cuenta de que ya no tengo edad, ni ganas, de encogerme de hombros, hacer las maletas y embarcarme rumbo a algún olvidado rincón donde la decencia pública sea la norma. Rincón que, tal vez, ni siquiera exista. 

  

2 comentarios:

  1. es un virus Clemente, hay que pensar que como tal se pasará, pero me inquieta un poco que no sabemos lo que va a durar.
    En cuanto a otro paraíso más noble y decente, pues créeme que lo dude. Tendremos que lidiar con lo que hay.
    Igual todo esto nos sirva para crecer,, aunque a mí ya me pilla tarde.

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  2. No te falta razón, Lina, pero ¿qué quieres? En lo que de mí dependa, seguiré creyendo que el futuro no es inevitable.
    Tal vez sólo sea una manera de negarme a envejecer.

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