lunes, 19 de junio de 2017

El PSOE después de su Congreso

Había mucho que hacer

Y tanto. Desde la quizás inevitable pero, en todo caso, poco elegante defenestración de Pedro Sánchez, el PSOE ha vivido inmerso en un marasmo interno que le ha restado el protagonismo que la izquierda y el país necesita.

Había tajo. Reflexionar sobre las razones de los insatisfactorios resultados electorales en las dos últimas citas con las urnas; hacer frente a la realidad de una formación política que quiere ocupar el lugar histórico del PSOE en la escena nacional; decidir si el modelo organizativo que había venido utilizándose era o no el más adecuado para las finalidades que se buscaban; cómo responder al alarmante fenómeno del secesionismo catalán; en qué claves podrá el votante identificar al Partido como una formación de izquierdas; Cómo superar la crisis interna y zanjar las diferencias que habían llevado al Partido al borde de la fractura interna.

¿Ha contestado el Congreso a todas estas cuestiones? Formalmente, sí. Otra cosa distinta es el juicio que pueda merecernos la forma concreta en la que se haya hecho.

Recuperar el terreno perdido

No se trata, creo yo, de limitarse a ser la primera fuerza de la oposición, lugar que, por otra parte, ni siquiera estaba seguro antes del Congreso. Se trata de ganar las Elecciones Generales, las próximas o las siguientes, para lo cual hay que resolver los siguientes problemas.

- Saber qué ha pasado. Ejercicio, pues de análisis y autocrítica que explique el abandono de millones de votantes. Fenómenos como la insuficiente reacción ante casos de corrupción, la pérdida de identidad cuando se aplican políticas propias de otras formaciones en vez de negarse a ello, explicarlo y convocar elecciones, o la falta de reacción ante situaciones cuya realidad se negaba -la crisis económica- costaron el desapego de la ciudadanía, especialmente el voto joven y el de buena parte de la clase trabajadora. Hasta donde he podido leer, la autocrítica ha brillado por su ausencia.

- Proponer una alternativa clara. Si por ello entendemos un Partido identificable, creo que se ha logrado en parte, aunque sea a base de desacreditar su propio pasado. Cuando el renombrado Secretario General habla de un nuevo Partido de izquierdas y socialdemócrata ¿en qué lugar del espectro político coloca a Felipe González, a Alfonso Guerra, a Pérez Rubalcaba, a Rodríguez Zapatero? Esta especie de canibalización de la Historia suena a revanchismo más que a construcción teórica rigurosa.

Y lo que es peor, pude ser interpretado como la búsqueda de un espacio desconocido y, como tal, inseguro. Sólo Podemos ha calificado de derechistas, de parte de "La Trama" a los líderes históricos del PSOE.

Identificar los caladeros de pesca

El PSOE llegó al poder con el tándem Felipe González/Alfonso Guerra, después del correcto análisis de la realidad del momento y de la identificación del espacio donde se encontraban los votantes que podían confiar en el PSOE y aún no lo habían hecho: en el feudo de la UCD, cuyo margen derecho estaba vallado por Alianza Popular y a cuya izquierda estaba el PSOE.

Entonces se acertó con una definición de Partido y un programa de Gobierno progresista e interclasista. Las Elecciones se ganaron en el centro y ahí siguieron disputando hasta la irrpción de Podemos y Ciudadanos. ¿Y ahora?

El espacio del centro está más desdibujado, con un Ciudadanos, centrista en lo político y derechista en lo económico. Pocos votos se pueden arañar a Rivera a base de "derechizar" el PSOE. Más aún: lo que se gane por la derecha, se perderá con creces por la izquierda. El caladero electoral socialista está a su izquierda que es por donde huyeron la inmensa mayor parte de los votos perdidos.

Así las cosas, para hegemonizar la izquierda se requiere recuperar los votos que auparon a Podemos, mantener la tesis de que el PDOE es un Partido de izquierdas y dibujar con toda nitidez las propias señas de identidad que le diferencien de Podemos. Lo cual, todo al mismo tiempo, no es nada fácil.

La táctica definida, proponer a izquierda, Podemos, y derecha, Ciudadanos, una triple alianza que desbanque al PP de la Moncloa, sirve para neutralizar los groseros intentos de Podemos de embarcar al PSOE en sus aventuras desestabilizadoras, pero es inútil para alcanzar la Presidencia del Gobierno porque Ciudadanos y Podemos se vetan mutuamente. Y, me parece, no van a cambiar de la noche a la mañana.

No obstante, si en la futura cita electoral el PSOE recupera lo perdido por su izquierda y Ciudadanos se mantiene como en las últimas Elecciones, podría pensarse en una mayoría de centro izquierda con algún apoyo puntual de grupos minoritarios.

Las cuestiones de organización

El modelo de organización interna ha cambiado. Menos descentralización, menos reparto de poder, más atención a las lealtades que a las diferentes sensibilidades. Tal parece que por aplicación del viejo dicho ("El gato escaldado del agua fría huye") el renacido secretario General confía más en la base de su Partido que en los mandos intermedios y otorga a la militancia la última palabra si alguien piensa en volver a las andadas e intentar su destitución.

Una mirada a la composición de sus nuevos órganos de decisión habla más de victoria que de paz. Sólo Patxi López y Fernández Vara, y ninguno de ellos en los primeros puestos del escalafón, han sobrevivido a las Primarias. Como digo, entre sumar opiniones diferentes o garantizarse la obediencia, Pedro Sánchez opta por lo segundo. El tiempo dirá si ha servido para acallar la disidencia o para aplazarla.

Cataluña

No importa de qué evento político estemos hablando, en los tiempos que corren, la referencia al fenómeno secesionista catalán es inevitable. 

La solución del Congreso deja un sabor agridulce. Depende de quién lo interprete, es una apuesta firme por los valores constitucionales, o un peligroso desliz hacia las tesis podemitas.

Por lo que a mí respecta, me quedo con la inequívoca postura de situar la soberanía en el conjunto del pueblo español y en el rechazo frontal al referéndum, aunque siga preguntándome qué quiere decir eso de "una nación de naciones" que no sé por qué, me trae a la mente el acertijo del Misterio de la Santísima Trinidad. ¿Qué más da que el invento de la nación de naciones se le pueda atribuir a alguien tan poco sospechoso de independentista como Peces Barba? No hay quien lo entienda, por bien que suene.

Por una parte, entonces y ahora, lo de la nación de naciones me parece una manera como otra cualquiera de marear la perdiz; por otra, esa ambigüedad no me preocupa demasiado en tanto se declare sin ambages la ilegalidad de una consulta unilateral y la concepción de la soberanía nacional como algo no troceable.

Cómo identificar al Partido

Por el método que yo llamo de Ágatha Christie. Es decir: después de leer el programa electoral, ¿quién sale ganando en el hipotético caso de que quien lo propone gane las Elecciones?

Así que elevar el salario mínimo, equiparar fiscalmente capital y trabajo, reducir la jornada, volver a relacionar el incremento de las pensiones con el IPC o exigir que la Iglesia pague el IBI son síntomas de que el programa es de izquierdas. (Perdón: el tema de la Iglesia y el IBI, en cualquier otro país de nuestro entorno no sería ni de izquierdas ni de derechas. Sería, nada más, una cuestión previa ya resuelta hace 200 años, lo que ocurre es que esto no es "nuestro entorno" sino celtiberia)

Habrá que ver la concreción de estas y otras propuestas, habrá que examinar cuáles son sus efectos globales y habrá que explicar cómo se financian algunas de ellas, pero, en principio no cabe duda de que no son propuestas de derechas.

En cuanto a la tan traída y llevada reforma de la Constitución, no me cabe ninguna duda de que ha pasado tiempo suficiente desde su promulgación como para plantearse revisar su articulado. Sigo pensando, no obstante, que el PSOE corre el peligro de convertir la reforma constitucional en un mantra carente de significado concreto. Es preciso, por tanto, que tome tierra y empiece  desgranar propuestas concretas, porque, estaremos de acuerdo en que no se trata de reformar por reformar, sino para corregir desajustes.

Hay cuestiones esenciales: el modelo territorial y la precisa definición de estado Federal que se ha de proponer, la financiación de Partidos, las funciones del Senado y hasta su misma supervivencia, la revisión de los criterios que en su día sobreprimaron a los Partidos de ámbito autonómico, la reflexión sobre el Poder Judicial, la legislación electoral etc. etc. Hasta si el Partido quiere meterse en ese charco, el debate Monarquía o República.

Mi resumen

Lo mejor que puede decirse del Congreso del PSOE es que ya se ha terminado y ahora puede el Partido, por fin, ponerse a trabajar.

Ha sido un Congreso con claroscuros, lo que, desde mi punto de vista, no es ni es malo ni bueno, sino que está en línea con casi todas las actuaciones humanas.

Apunto en el Haber la enumeración de medidas económicas que he citado, el relaivo distanciamiento de Podemos, tengomis dudas de si suficiente o no, y el posicionamiento constitucionalista en el problema catalán.

Me ha gustado menos la laminación de la disidencia interna, la negación de la Historia reciente del Partido y la falta de autocrítica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta aquí lo que desees