viernes, 25 de enero de 2019


Las cosas por su nombre (III) Hablemos de Vox

Las libertades

Libertad de prensa.

Ésta es una de las materias que citaba en mi post anterior como una carencia llamativa del programa. He repasado el documento “100 medidas para la España viva” y no encuentro indicio alguno sobre cuáles puedan ser las propuestas de Vox ni sobre el papel de la prensa ni sobre ninguno de los otros medios de comunicación.

Puede ser llamativa la ausencia, lo es en mi opinión, pero lo cierto es que no tengo razón alguna para suponer una cosa ni su contraria.

No puedo saber qué opina acerca de un hipotético control sobre los contenidos de lo que se escribe en la prensa o se emite por los canales de televisión, ni sobre el papel de los medios de comunicación, ni sobre si se inclina por un modelo “gubernamentalizado” de control o si se deja esta importante cuestión en manos de los propietarios o usuarios de unos u otros medios.

Sería, por tanto, una temeridad intentar extrapolar opiniones basadas en lejanos indicios que pudieran deducirse de otros capítulos. Habrá de ser el futuro comportamiento de la formación en el hipotético supuesto de que esté en condiciones de influir en un sentido o en otro, ya sea de forma directa o indirecta sobre el principio de libertad de prensa. 

En términos de encuesta, habría que dejar este capítulo en la rúbrica “no sabe, no contesta”. Es posible que haya habido manifestaciones verbales al respecto de algún dirigente, pero de haber ocurrido, yo no las conozco.

Libertad de Partidos.

En este capítulo sí hay materia para reflexionar. Veamos:

Medida nº 2: Ilegalización de los partidos, asociaciones o ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía. 

¿Está suficientemente claro? No, en mi opinión.
      
Se trata, es obvio, de ilegalizar Partidos independentistas, a partir de la identificación entre búsqueda de la independencia y lo que el programa llama “destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía”.

No obstante, según el Tribunal Constitucional, tanto pedir la independencia de una parte de España como optar por la sustitución de la Monarquía por la República, no son, en sí mismas posiciones que estén fuera de la Constitución.

Todo depende del modo en el que se afronte el proceso para intentar conseguir lo que se busca. Es evidente que la independencia de una parte de España no cabe en la actual Constitución. Si algún Partido se declara secesionista y respeta las formas de proceder previstas en nuestra Carta Magna para modificarla, podremos estar en desacuerdo con sus postulados, pero, en sí misma, no es razón suficiente para ilegalizarlo.

Las 100 Medidas hablan de ilegalización, pero no dicen cómo lograrlo. En cualquier sistema democrático se supone que habrán de ser los Tribunales quienes resuelvan la cuestión, siempre de acuerdo la legalidad vigente. Legalidad que ya ha servido para declarar fuera de la Ley a algún Partido como Herri Batasuna, pero no por independentista, sino por haber formado parte del entramado terrorista etarra. 

Ir más allá sin modificar antes el texto constitucional y las Leyes que lo desarrollan, es entrar en un terreno resbaladizo en el que puede cuestionarse si no se estará pretendiendo atribuir al Gobierno, al Poder Ejecutivo, la facultad de decidir qué Partido puede seguir presente en la vida política del país y cuál no.

Por si sirve de término de comparación, varios de los países europeos con lo que nos sentimos “homologados” (Italia, Alemania en al caso bávaro, Reino Unido, Bélgica) cuentan con Partidos secesionistas sin que por el mero hecho de serlo, se cuestione su existencia.

Por último, meter a ONG’s y Partidos en el mismo saco, evidencia la referencia del punto 2 al caso catalán (ANC y Omnium Cultural). Caso grave, gravísimo, en mi opinión, que sólo la falta de iniciativas de sucesivos Gobiernos Centrales, o su conveniencia, han dejado pudrir hasta la actual situación. 

Vox, por lo que parece, no es capaz de diferenciar entre legalidad de una posición política e ilegalidad del comportamiento concreto de unos, o muchos de los componentes de un Partido o de una Asociación Civil.

En resumen: La Medida nº 2 me parece autoritaria, indefinida, pese a las apariencias, y próxima a la inconstitucionalidad (salvo que para su ejecución, se agote previamente, el procedimiento de modificación de la Constitución) Es posible que no sea suficiente para calificar a Vox de fascista, pero propone un camino, el de eliminar Partidos, preocupante.

Libertad de movimientos

Las medidas 14, 15, 17 y 19,  referidas todas ellas a la inmigración están en línea con las políticas del actual Ministro italiano del Interior. Habrá quien esté de acuerdo con ellas, no se me oculta, pero, a mi me parece que un país como España que en los años 60 mandó a la emigración a más de tres millones de compatriotas y que en el 39 padeció el exilio de medio millón más, debería conservar algún atisbo de solidaridad con quienes se juegan la vida para huir del hambre y de la muerte.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el de 10 de diciembre de 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hace, pues, algo más de 70 años. La Humanidad la consideró un avance sustancial. España, no estaba entonces en la ONU. Ahora sí, y se supone que respetamos sus acuerdos.

Lean el escueto Artículo 13: 
  • 1.- Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
  • 2.- Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país. 

Así es que yo no estoy muy seguro de si se trata de emular a Orban, de competir con Matteo Salvini o de iniciar los trámites para que España abandone las Naciones Unidas.

Pese a todo, pese al tufo a xenofobia de las medidas citadas, no me parece bastante para calificar a Vox, sin más, de fascista. Entre otras cosas, porque entre la democracia liberal y el totalitarismo, es lo cierto que hay un espacio incómodo, una especie de tierra de nadie en la que el autoritarismo y el populismo tienen su acomodo tanto por la derecha como por la izquierda.

Libertad de enseñanza.

Este capítulo, como algunos otros ameritarían, por sí solos, no un post en un blog, sino un ensayo exhaustivo. Queda fuera de mis posibilidades, y de mi intención.

Hay principios de fácil lectura y difícil interpretación (Cheque escolar y libre elección de centro, Medida 61). Otras con las que la mayoría estaríamos de acuerdo (Derecho a ser educado en español y a elegir la lengua de escolarización de los hijos, Medida 62); algunas, como la exigencia de autorización paterna expresa para impartir actividades sobre valores éticos, morales, sociales, cívicos o sexuales (Medida 63) pueden parecernos desmesuradas a algunos, pero las he oído defender al Partido del que Vox procede y, más allá de la exuberancia verbal de algún activista, no se me ocurriría calificar de fascista al Partido Popular.

Por último, Medida 65, hablar de implantar un generoso y exigente sistema de becas para las familias con menos recursos, una de dos, o desconoce que las becas ya existen hace ya algún tiempo, o quieren dejar en la penumbra el adjetivo “exigente”, con el que, por otra parte, algunos, yo entre ellos, estamos de acuerdo.

Me parece, en resumen, un capítulo que con muy pequeñas alteraciones sería suscrito por buena parte de la derecha española, e, incluso, en ciertas propuestas, con las oportunas matizaciones, por gentes que votan a otras formaciones. 

La defensa de la caza y la tauromaquia, que también vienen reflejadas en el mismo capítulo de Medidas, son, creo yo, medidas “transversales” que pueden ser asumidas por bastantes de quienes en ningún caso votarían a Vox, lo que pone de manifiesto, otra vez, algo que dije en mi post anterior: ninguna obra humana es ni completamente positiva ni totalmente negativa.

Defensa y Seguridad

Un breve resumen, (advierto que omito adjetivos que aclaran el contenido de cada Medida) antes del comentario:
  • Medida 23: Cierre de mezquitas. Expulsión de imanes.
  • Medida 24: Prohibición de levantar mezquitas a ciertas confesiones. Principio de reciprocidad. Prohibir a terceros países financiar  la construcción de mezquitas.
  • Medida 25: Exigencia de colaboración a los responsables del Islam para detectar radicales.
  • Medida 26: Levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla
  • Medida 27: Nueva política de defensa para conseguir la protección de España de forma autónoma.

Es decir, que para Vox, visto el contenido y el título del Capítulo, el peligro único para España, es el Islam. Suena a Quinta Cruzada y, llegado el caso (exigencia de delaciones, condicionante de reciprocidad) a poner en práctica los mismos métodos de aquellos a quienes consideramos la hez de la Tierra.
Del muro en Ceuta y Melilla echo de menos la exigencia, en línea con D. Trump, de que lo pague Marruecos, y del diseño de una política de defensa que garantice la seguridad de España de forma autónoma opino que o es una broma o nos veremos embarcados en una carrera armamentística tipo Corea del Norte, que mal ha de casar con las medidas económicas que examinaremos la próxima entrega.
¿Es esto fascismo?
Este capítulo puede que no lo sea, pero se le acerca mucho. No es que trasluzca, es que propone de forma expresa una discriminación por razón de creencias imposible de enmascarar. 
Si lo sumamos a las propuestas en materia de inmigración nos encontramos con una amalgama de xenofobia, intolerancia religiosa en un país aconfesional, y, a poco que hurguemos, racismo. 
Porque cuando se habla de inmigración, no se dice, pero uno sabe que no se está refiriendo a inmigrantes alemanes o británicos, que, por otra parte son tan, tan numerosos como la mayoría de las nacionalidades de los inmigrantes a perseguir. 
En el tercer y último post dedicado a Vox escribiré sobre su programa económico, mujer y familia, relaciones internacionales e Historia. Entonces será el momento de llegar a algunas conclusiones globales sobre la formación de moda.














No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta aquí lo que desees