Jueces y división de poderes
En poco más de veinticuatro horas, tres órganos judiciales, dos españoles y otro británico, han sido protagonistas de noticias que han ocupado primeras planas de diarios y aperturas de noticieros de televisión.
En el caso británico se han visto involucrados los tres poderes del Estado. En los españoles también, pero, al margen de cuestiones de bastante más fondo, ha habido algo que me ha llamado la atención: personajes antagónicos han acusado a la democracia española de desconocer lo que es la división de poderes.
Los delirios de Boris Johnson sufren un revés inesperado
Sin entrar en demasiadas florituras teóricas, a uno se le ocurre que cerrar el Parlamento, sea el del Reino Unido o el de San Marino, para evitar oír cosas desagradables sobre lo que uno está dispuesto a hacer, no parece la más democrática de las posturas.
Uno recuerda aquello de “estoy en total desacuerdo con lo que usted está diciendo, pero daría mi vida por defender su derecho a seguir diciéndolo”, y piensa que los tiempos han cambiado.
Ahora, un demagogo sin demasiados escrúpulos estaba dispuesto a cerrar el mismísimo Parlamento Británico. Luego, el Poder Judicial, sale en defensa del poder legislativo y deja en evidencia al poder ejecutivo. Magnífico ejemplo de la virtualidad de la división de poderes. Y poco más.
Lo que quiero decir es que por muy contentos que se hayan (nos hayamos) puesto quienes ven (vemos) a Boris Johnson como una amenaza para la estabilidad de la vieja Europa y un riesgo evidente de perjuicios bastante concretos para nuestra nada boyante economía española, no deberíamos creer que el varapalo de la Corte Suprema Inglesa ha hecho nada por la Unión Europea.
Ni lo ha hecho, ni estaba en su mano. Boris Johnson sigue siendo el Premier Británico. Boris Johnson continúa con sus planes de salida abrupta de la Unión dentro de un par de suspiros. Boris Johnson, el “patriota” que tanto gusta a Trump, otro “patriota”, desafía al Parlamento y el vacilante Corbin, que sabe contar, descarta plantearle una moción de censura porque no tiene apoyos suficientes.
Como los republicanos en USA, los conservadores británicos, menearán disgustados la cabeza ante las intemperancias de Mr. Johnson pero es dudoso que vayan a descabalgarlo ahora, cuando acaban de elegirlo su líder hace pocas semanas.
Moraleja: no confundas nunca tus deseos con la realidad. La realidad británica es que Johnson es el Primer Ministro, que está donde está porque su Partido, el ganador de las últimas elecciones, lo puso ahí. Y que sigue sacando partido del resultado del referéndum que, nos guste poco, mucho o nada, fue el que fue, no el que les hubiera gustado a los que perdieron, o a los que ni siquiera tuvimos nada que decir.
La Audiencia Nacional, el ciudadano Torra y los indepes juguetones
La Guardia Civil, después de una larga investigación, más de un año, pone a disposición judicial a nueve sujetos pertenecientes a los Comités de Defensa de la República, acusándoles de terrorismo, en base a las pruebas que obran en autos y de las que no voy a hablar porque están a disposición de cualquiera que quiera ojear un diario o escuchar un telediario.
El Tribunal, deja en libertad a dos de ellos y decreta prisión incondicional sin fianza para otros siete. O sea, los Jueces ven indicios de criminalidad suficientes para apartar de las calles a quienes, según todos los indicios, se preparaban para atentar contra la paz, la tranquilidad, los bienes y quién sabe si también las vidas de sus conciudadanos. El cargo es terrorismo.
Vaya por delante que en el sistema del que disfrutamos nadie ha condenado a nadie todavía, y no puedo, por tanto, considerar criminales a estos sujetos. No hasta que sean juzgados y declarados culpables
Sin embargo, al Presidente de la Generalitat, es decir, el representante del Estado en la Comunidad Autónoma que preside, le ha faltado tiempo para cumplir una vez más con su acreditada condición de agitador callejero y desde la más solemne de las tribunas, ha tocado a rebato y ha soltado la sarta de lindezas que reserva para las grandes ocasiones: represión española, desobediencia civil, ignorancia de los mandatos judiciales, soberanía del Parlamento en el que hablaba (uno más de los diecisiete de su nivel que hay en la Nación a la que pertenece, eso es todo) exigencias extemporáneas respecto a qué hacer si los Jueces no hacen lo que él quiere, etc., etc.
Dice que España le acosa, que está harto de amenazas y que él y los CDR que tanto anima son pacíficos. ¿A cuántos pacifistas de toda la vida conocen ustedes que gasten su tiempo en preparar explosivos y utilicen sus domicilios para guardarlos hasta el momento de usarlos en objetivos ya definidos? Luego se rasga las vestiduras porque la Guardia Civil, con mandamiento judicial en la mano, no se olvide, violente puertas y entre en casas de pacíficos “indepes” buscando las pruebas de su pacifismo.
Y, fíjense qué curioso: el representante del Poder Ejecutivo en Cataluña que amenaza con sacar a pasear a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis si el Poder Judicial no hace lo que él cree que es justo, brama, a renglón seguido, que en España ¡No hay división de poderes!
Así es que, a diferencia del caso británico, aquí tenemos a un energúmeno que utiliza el poder que le dieron los votos para intentar condicionar la conducta de los Tribunales y, de paso, violentar la voluntad de más de la mitad de los ciudadanos a los que debería representar.
Es evidente que el Sr. Torra dio ayer un paso más para empujar Cataluña a la aplicación de ese Artículo de la Constitución que tanto odia, y otro pasito más para acercarse él mismo al destino que ya han conocido algunos de sus correligionarios. Puedo equivocarme, pero viendo el talante del infrascrito, más lo veo en el chalé de al lado de Puigdemont que en la celda contigua a la de Oriol Junqueras.
El Tribunal Supremo español y los restos del General Franco
No hace falta volver la vista atrás hasta el día en el que el General Franco violó su juramento y se alzó en armas contra la República que había jurado defender. Vamos, nada más, a la última década.
En noviembre de 2011, la Comisión de Expertos que trabajaba sobre la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, recomendaba la exhumación de los restos del General, porque era el único de los 33.847 enterrados en la Basílica que había muerto después de la Guerra Civil. Algo que era incoherente con la finalidad del multitudinario cementerio, salvo que la razón para continuar en su tumba fuera admitir que él, el General, era la causa última de tanto fallecimiento.
Seis años después, el 11 de mayo de 2017 el Congreso aprueba una proposición no de Ley del PSOE apoyada por Ciudadanos y Podemos con la abstención de PP y ERC, para exhumar los restos del General Franco del Valle de los Caídos. Extraña coincidencia: Partido Popular y ERC votaron en el mismo sentido. No hay pruebas de que ninguno errara el voto.
Otros datos posteriores a tener en cuenta han sido la oposición frontal de la familia del General a la exhumación, la actitud del Abad benedictino de la Basílica, la aparente conformidad de la Iglesia a la postura del Gobierno (más que apoyo habría que hablar de un lavado de manos al modo de Pilatos), la elección por la familia del difunto de la Catedral de la Almudena, la paralización de la exhumación por algún Tribunal madrileño por los riesgos laborales de la operación, y, por encima de todo ello, la crispación general que entre partidarios y detractores de la medida ha generado el culebrón.
Por último, creo que fue el martes de esta semana, el Tribunal Supremo ha dado la razón al Gobierno y autoriza la exhumación. Eso parece, a expensas de la atenta lectura de la sentencia, aún no conocida.
La Sentencia nos ha sorprendido en plena precampaña, con las elecciones generales a la vista. Hay quien ha interpretado el hecho como una artera maniobra del Presidente en funciones que, según sus detractores, la ha manejado como munición electoral desde el primer momento.
A mí me parece que los tempos judiciales ni suelen ni deben tener en cuenta los avatares de la política porque se mueven en planos independientes y diferentes. Los Jueces han hablado ahora y a unos les vendrá bien y a otros mal. Por cierto ¿Estamos seguros de a quiénes beneficia y a quiénes perjudica?
Ciudadanos, que votó a favor de sacar al General de su tumba en El Valle de los Caídos, en línea con su tendencia errática de los últimos tiempos, se rasga ahora las vestiduras. Parece que culpa a Sánchez de haber movido los hilos de manera que la decisión del Supremo le beneficie. El Sr. Rivera sabrá lo que hace, o no lo sabrá, pero lo hace.
En cuanto a la familia del difunto, he leído en un diario de cobertura nacional una entrevista al portavoz, Francis Franco, nieto del Dictador y me han llamado la atención un par de cosas.
Argumenta el portavoz que exhumar los restos de su abuelo y determinar en qué lugar deben ser enterrados, vulnera gravísimamente el derecho de los familiares a elegir libremente la tumba de sus deudos. Es posible que tenga razón, igual ha encontrado entre los papeles de la familia algún documento donde conste la conformidad de los familiares de los 33.847 muertos que yacen en la misma Basílica para ser enterrados precisamente allí. Y eso que cuando los llevaron a Cuelgamuros desconocían quién iba a ser su compañero de osario.
Afirma Francis Franco que todo ha sido una maniobra del Gobierno y que en España no hay división de poderes. Lo mismo que ha dicho Torra. Curioso ¿verdad? Me pregunto desde cuándo abomina el portavoz de la familia de la absoluta carencia de esa división de poderes durante el interminable mandato de su amado abuelo.
Por último, he oído a alguien que hablaba en nombre del Gobierno que se pretende acabar con este serial cuanto antes; incluso antes de las elecciones, si ello fuera posible.
Creo que no va a poder ser: ¿Y la posición del Abad benedictino? ¿Hay algún plan alternativo a su posible negativa? ¿Cree la Sra. Calvo que en caso de discrepancia la Santa Sede va a torcerle el brazo al Abad? ¿Y las maniobras dilatorias, legítimas, gusten o no, de la familia, recurso ante el Constitucional, eventual demanda en Tribunales Europeos? ¿Y la oposición del Juzgado de lo Contencioso contra la licencia de obras del Ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial? No, no van a llegar a tiempo, ni es tan importante, creo yo.
¿Tiene algún interés mi posición personal?
Para mí, sí, y para que mis lectores tengan algo más claro por dónde van mis modos de pensar, tal vez también.
Hay ocasiones, ésta, por ejemplo, en que es imposible estar de acuerdo con todo el mundo, así es que partiendo del absoluto respeto a quienes no opinen lo mismo que yo, esto es lo que pienso respecto a cada uno de los tres asuntos comentados.
A.- Me alegro mucho del revolcón sufrido por Boris Johnson, pero me temo que aparte del alegrón poco más vamos a sacar de la Sentencia de la Corte inglesa. El Premier Británico es perfectamente capaz de hundir el mundo en defensa del mundo.
B.- Estoy convencido de que la decisión de encarcelar sin fianza a siete de los nueve detenidos por la Guardia Civil, no es más que el resultado automático de la aplicación de la legalidad vigente. Un aperitivo de la que se nos viene encima. No es el Gobierno quien establece la relación entre independentismo y terrorismo, sino la actuación concreta de los encarcelados. Soy de los que empiezan a echar de menos medidas concretas contra quienes están propiciando, otra vez, el caos.
C.- Pedro Sánchez puede salir beneficiado o perjudicado por el momento en el que el Tribunal Supremo ha avalado la exhumación de los restos del General Franco. Eso ya se verá. Por lo que a mí se refiere, creo que es algo que debió de haberse hecho hace muchos, muchos años. El embrollo actual tiene raíces muy profundas y no lo va a resolver el mero paso del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta aquí lo que desees