lunes, 25 de noviembre de 2019

Diálogo o barbarie

El otro dilema: Independencia o barbarie

Ya es barbarie el mero enunciado, trasunto de “o yo o el caos”, así que descartado el original que tan descarnadamente planteaba el independentismo más radical hace pocas fechas, ninguna duda me plantea el que enuncia este post.

Enfrentados a un problema viejo de siglos, si eliminamos de la panoplia de soluciones la vía violenta a cargo del Estado, si rechazamos la amenaza procedente de las trincheras secesionistas, si asumimos que es preferible seguir viviendo dentro de la civilización occidental y no retroceder al medioevo ¿qué alternativa se puede dar a la barbarie que no sea el diálogo?

Podemos y debemos establecer límites a la negociación, acordar procedimientos, establecer reglas de juego, etc., etc., pero acabaremos donde digo: la única forma civilizada de encontrar alguna solución más o menos duradera que deje descontentas a ambas partes pero convencidas de que cualquier alternativa es peor, es sentarse y hablar y negociar y pactar, y seguir hablando y pactando y negociando hasta que las fuerzas no den más de sí.

Ésa empieza a ser la vía que exploran en estos momentos socialistas de uno y otro lado del Ebro y algunas formaciones independentistas.

Por lo que se refiere al campo socialista, se conoce desde hace algún tiempo cuáles son las líneas básicas del planteamiento: negociar dentro de la Ley y de la Constitución. No sé si será suficiente o no, pero es evidente que son límites reconocibles y nada discutibles.

Que, además, se insinúe que hay que avanzar hacia un modelo federal para España y que no se puede condicionar el sentarse a la mesa con empezar por reconocer el derecho de autodeterminación, son aderezos que tampoco vienen mal, aunque sean meras contestaciones a exabruptos llegados de la otra parte de una mesa que aún no está puesta en ningún sitio.

Los requisitos de ERC, según Pedro Aragonés

El Vicepresidente de la Generalidad ha expuesto, no sé si a título personal o en nombre de su formación, cuáles serían, “las cuatro patas” que tendrían que sustentar la mesa a cuyo alrededor se sentaran quienes tuvieran que negociar la salida del laberinto.

Permítanme mi opinión sobre cada una de ellas:

La primera es lo que él llama “una mesa de reconocimiento”, eufemismo que equivale a pedir una negociación de Gobierno a Gobierno, en pie de igualdad.
  • Mal empezamos. El problema no está en que negocien Gobierno a Gobierno. Eso lo hace el Gobierno de la Nación cada dos por tres con cualquiera de los Gobiernos de cada una de las CC. AA. No: el problema es lo de “en pie de igualdad”, porque sería tanto como poner el carro delante de los bueyes. 
  • Para que esa exigencia tuviera sentido tendría que admitirse que el Gobierno de la Nación es igual al de una cualquiera, la que sea, de las diecisiete circunscripciones territoriales que forman el Estado. Desde la más elemental de las construcciones lógicas, nunca la parte puede ser igual al todo.
  • Cualquier ciudadano, usted, lector, por ejemplo, puede establecer un diálogo con Hacienda. De hecho en más de una ocasión, a petición del Fisco o al nuestro, lo hacemos: lo que a nadie, ni siquiera al Sr. Aragonés (por cierto, curioso apellido para un secesionista catalán) se le ocurriría sería demandar de la Hacienda, incluso de la catalana, que el diálogo fuera en pie de igualdad.
  • Primera, pues, de mis conclusiones: en ningún caso cabe plantear un encuentro entre iguales porque sería tanto como dar por conseguida la exigencia mayor y mas difícil de todas las que habrá que examinar: la soberanía de Cataluña. Sólo si Cataluña fuera ya independiente podría negociar de igual a igual con España. ¿No se trataría de buscar una salida “internacional” en el previsible final sin acuerdo de las conversaciones?
“Que cada cual exponga sus legítimas aspiraciones y propuestas”, segundo eufemismo que equivale a una formulación clásica y muy fácil de entender: sentarse a negociar sin condiciones previas.
  • A diferencia del punto anterior, me parece algo admisible y muy poco comprometedor, siempre que las dos partes entiendan que presentar un rimero de cuestiones amparándose en este principio, no da al que las plantea más derecho que ése: entregárselas al contrario y esperar su contestación.
  • Sé que la admisión por el Gobierno de la Nación de este punto dará pábulo a descalificaciones inmediatas. No importa: la mayoría, la inmensa mayoría de los que las esgriman saben de sobra que es la única forma de afrontar procesos complejos de negociación. Tiempo tendrán unos y otros de rechazar lo que a cada uno le resulte inaceptable.
  • En resumen, los problemas no deberían de venir por este punto.
Las propuestas de las que habla Aragonés incluirán “el ejercicio del derecho a la autodeterminación, solución al sentir mayoritario del pueblo catalán”. 
  • El Vicepresidente advierte que llevará en su cartera la petición de un nuevo referéndum de autodeterminación. Simple anticipo a cuenta de algo que se daba por descontado.
  • Lo de “sentir mayoritario del pueblo catalán”, lo dice él, sin mayor base que la tinta en la que está escrito, porque todos los estudios y cuantas ocasiones ha habido de verificarlos recontando votos (votos, no escaños) dicen lo contrario.
  • Luego, si es eso es así y él lo sabe, habrá que suponer que esta tercera pata tiene como función, no tanto delimitar y condicionar el proceso de negociación sino evitar críticas de su propia formación y, en especial, de quienes juzgan  a ERC demasiado blanda. 
  • Segunda conclusión provisional, por tanto, nada que objetar tampoco a la tercera de las advertencias. Sabemos que pedirá esto y alguna cosa más. 
Cuarta y última pata: dice Don Pedro Aragonés que hay fundadas dudas sobre la fiabilidad de su posible interlocutor, nada menos que el Gobierno de la Nación pero, en fin, allá él, y que por tanto hay que acordar “garantías de cumplimiento” de lo acordado y que “nada más validador que las urnas”.
  • Último eufemismo, que en traducción libre, significa el sometimiento del posible acuerdo a referéndum.
  • Estoy completa, absoluta y definitivamente de acuerdo. ¡Que nadie se rasgue las vestiduras! Porque supongo que se estará refiriendo a referéndum convocado por el Estado Español al que será convocado al completo el censo de votantes de Cataluña y demás territorios del Estado Español.
  • Tiene que ser así, porque lo contrario es entrar en contradicción manifiesta: recordemos que se pide nivel igualitario en las conversaciones, así que sería un disparate que la decisión final sobre lo que acuerden dos, depende la voluntad de uno solo.
  • Tampoco creo yo que estuviera de más, si se hubiera llegado a ese punto, que se hubiera acordado también el plazo de validez de lo acordado y plebiscitado, no vaya a ser que las cosas no salgan como a Don Pedro Aragonés le gustara y salga del recuento de votos pidiendo una reunión con el Presidente del Gobierno para “resolver políticamente la solución del problema catalán”.
  • Cuarta conclusión: no estaría de más que alguien autorizado, el mismo Vicepresidente, sin ir más lejos, explicara a quién piensa convocar para votar cuando ya tenga un acuerdo con “Madrid”.
¿Quiénes son fiables del otro lado de la mesa?

¿Esquerra Republicana de Cataluña?
La verdadera pregunta no es si resulta o no fiable, sino comparada con quién. La situación no es la misma, por fortuna, pero ¿recuerdan al Papa Arzalluz diciendo aquello de “que unos mueven el árbol y otros recogen las nueces”?

Para que no haya dudas: ni el PNV es Esquerra, ni los CDR, aunque ya cuenten con algún investigado por terrorismo, son ETA. No obstante, sería muy ingenuo descartar de plano un acuerdo de reparto de papeles, moderados, radicales, bárbaros, para conseguir algo en lo que más de dos y de tres formaciones secesionistas están de acuerdo.

En realidad, importa poco. Si las cosas empezaran a moverse en la dirección que parece apuntarse, es decir, en el comienzo de algún tipo de diálogo que vaya más allá de vagas noticias en medios de comunicación, tiempo tendríamos de saber hasta dónde llegan los deseos de hallar soluciones asumibles por la otra parte.

Por el momento, y por lo que se refiere a ERC, escrito dejo cuáles son mis opiniones respecto a lo que cabe esperar de sus propuestas. Y algo más que añadiré enseguida.

¿JxCat?
Tiempo ha faltado para que voceros de la otra familia del independentismo hayan añadido condiciones a la mesa de cuatro patas de Pedro Aragonés.
Inasumibles, desde luego, de la primera a la última, sea cual sea el nivel de tolerancia que exhiba el Gobierno:
  • Delegación independentista encabezada por lo que me atrevo a llamar, no como insulto, sino como homenaje al cine antiguo “el trío de la bencina”: Puigdemont, Jonqueras y Torra”. Torra, si tiene el capricho no parece discutible, por poco simpático que resulte el personaje. Es el actual ocupante del sillón de “Honorable” (¡Hay que ver qué mala suerte haber buscado este nombre para según quiénes de sus destinatarios) ¿Qué le vamos a hacer?. El problema es que de los otros, uno está en la cárcel por sentencia firme y el otro huido de la justicia, así que hasta que no cumplan con la Ley, verdes las han segado.
  • Conversaciones presididas por un mediador internacional. ¿Hace falta que conteste o basta con remitirme a lo que ya dije en su día cuando se habló de este imposible?
  • Cuestiones también de imposible cumplimiento como amnistía para condenados, procesados, investigados y cuñados de unos y otros, caen tan lejos de lo posible que evidencian la verdadera razón de ser de las propuestas: o dinamitar el proceso antes de que empiece o dejar como corderitos inmaculados a los portavoces de Esquerra, para que parezcan inocuos. 
  • Una apostilla: la amnistía sería una consecuencia lógica de la independencia, como cada vez que hay un proceso de cambio de régimen. Pedirla ahora, es, como en el caso de exigir negociar en pie de igualdad, convertir la conclusión de algo que se está pidiendo en una condición previa.
¿Alguna otra cuestión a tener en cuenta? 
  • No es lo mismo formar primero Gobierno y después dialogar con quien corresponda, que hacer depender la formación de Gobierno de la predisposición favorable de quien pudiera tener en su mano no ya la gobernabilidad de España sino el torpedo que abra una vía de agua en la nave común. 
  • Si el Gobierno se hubiera formado por un acuerdo entre Partidos Constitucionalistas (que son bastantes más de los que le salen al Sr. Aznar; constitucionalismo y derecha no sólo no son lo mismo sino que en ocasiones son, guste o no, lo contrario), la posición negociadora del Gobierno sería bastante más sólida que si la formación del propio Gobierno va a depender de los votos de quienes están negociando con él. O sea, de su grado de satisfacción. Eso es poco menos que negociar con rehenes.
  • Por el momento, no entro ni salgo en quién es el responsable de que hasta hora no hayan hablado Sánchez y Casado, pero me parece que es algo inaceptable que sólo beneficia a quienes más lejos están de mirar por el bien común. (Háganme ustedes el favor de poner aquí los nombres de aquellos a quienes me refiero, que ya estoy un poco cansado) Tampoco creo que sea necesario demostrar el alto grado de surrealismo de la propuesta del Sr. Aznar de pedirle a Sánchez que deje gobernar a Casado si él no puede; es decir, si Casado no colabora con él. Sigue despreciando nuestra capacidad de pensar.
  • Por último, y por una vez lo menos importante, me llama la atención la urgencia actual de Ciudadanos de que se llegue cuanto antes al punto donde podríamos estar desde hace meses, sin necesidad de haber gastado tiempo, humor y dinero en las últimas elecciones, si cierto cadáver político hubiera cumplido en vida con lo que fue su vocación fundacional.








martes, 19 de noviembre de 2019

Soñar despierto

Fantasía, sueño, delirio, ¿qué más da?

Una semana y un día, suena a Sentencia, eso es todo lo que ha pasado desde que se dieron a conocer los resultados de las últimas elecciones. ¿verdad que parece que fue hace más tiempo?

La Historia, ahora, se está escribiendo tan deprisa que no es ni historia, sino crónica apresurada, mal hilvanada, de sucesos mutantes que hacen inválida la certidumbre, el análisis de la víspera.

Por eso, les aseguro, si de algo no tengo ganas es de profetizar, salvo que se me permita, como he leído que hicieron buena parte de los Profetas bíblicos, vaticinar sucesos que ya hayan ocurrido.

No obstante, o dejo para siempre esta manía de escribir sobre lo que veo a mi alrededor, o deslizo algún comentario sobre lo que me va pasando por la cabeza después de leer diarios, y ver noticieros.

Y es lo cierto que en estas últimas jornadas se han producido tres acontecimientos que afectan al devenir inmediato del inestable mundo de la política española.

Muy distintos entre sí, unos esperados, otros no tanto, unos procedentes del ámbito estrictamente político y otros dos ambientados en lo judicial. Tengo para mí que dentro de seis meses se habrán sedimentado y sea cual sea la deriva de cualquiera de ellos, ninguno va a hacer tambalear los cimientos de la Nación.

Hoy, sin embargo, añaden algún elemento de zozobra a la ya de por sí insegura búsqueda de la estabilidad institucional.

Me refiero, por orden cronólogico, al preacuerdo suscrito entre Sánchez e Iglesias, a la declaración de Torra ante la Audiencia de Barcelona y al fallo de la Audiencia de Sevilla en el sobradamente conocido “Caso ERE’s”.

Aún podría añadir algo más, y no me resisto a la tentación de ponerlo de manifiesto: las declaraciones altisonantes, extemporáneas y, en mi opinión, inoportunas de los dos Ex Presidentes por antonomasia: Felipe González y José María Aznar. Empecemos por ellos y hablemos luego de cosas más serias.

Esos jarrones chinos

Felipe González dijo un día que “los ex Presidentes somos como los  jarrones chinos: muy bonitos, pero llega un día que nadie sabe dónde ponerlos”. No se exceptuó a sí mismo, así es que ahora supongo que le es de aplicación. A Don Felipe no le gusta el acuerdo del Secretario General de su Partido con su homólogo de Unidas Podemos. ¿Y qué? A mí tampoco, y a muchos dentro de su Partido, tampoco; pero, por lo que a mí se refiere, ni lo he provocado, ni he podido impedirlo, ni tango capacidad alguna para romperlo.

Él, por el contrario… ¿Recuerda el Sr. González que su apoyo fue decisivo para que José Borrell fuera apeado de la Secretaría General cuando ganó las primarias a Joaquín Almunia? ¿Se le ha olvidado ya que sin su ayuda jamás el Sr. Zapatero habría ganado a José Bono?

Dicho de otro modo: El Sr. González que tan alto hizo subir a su Partido fue más tarde, con sus errores, uno de los responsables de las penurias posteriores. ¿Está seguro el ex Presidente de que Sánchez estaría donde está de haber sido Secretarios Generales del PSOE primero Borrell y luego Bono? 

Así es que ¿Por qué no recuerda su propia teoría y deja de comportarse como jarrón chino?

En cuanto a José María Aznar… ¡Ah, Don José María! Sigue siendo incapaz de hablar sin regañarnos. En esta ocasión anuncia para España la peor de las crisis posibles si el tándem Sánchez/Iglesias llega a formar Gobierno. Una hecatombe sin precedentes, eso es lo que nos espera si no le hacemos caso a él.

Podría pensarse que son terrores de viejos, pero su problema no es la edad, sino la desmesura.

Alguien le tendría que recordar que PSOE, PP y todos los demás Partidos están donde están por nuestros votos, así que él, que fue Presidente porque así lo quisimos los españoles, y no por una gracia de Dios, debería ser algo más respetuoso con quienes hemos elegido los ciudadanos, aunque no le gusten. Él no gustó muchos y aunque otros se equivocaran, no seré yo quien lo ponga de chupa de dómine ni siquiera ahora que ha entrado en la categoría de jarrón.

Lo que no puedo dejar de comentar es su receta sorprendente para salir del charco: Gobierno de concentración entre Partidos constitucionalistas (PSOE, PP, C’s y Navarra Suma) ¡bajo la Presidencia del PP! La diferencia de escaños entre socialistas y populares, no parece que merezca la pena ser tenida en cuenta.

Bueno, es una idea, pero digo yo ¿No sería mejor sumar al acuerdo al representante de “Teruel Existe” y dadas sus características, ofrecerle la Presidencia de Gobierno? Si no tiene que ser el más votado ¿por qué no elegir al menos sospechoso de parcialidad?
En fin, que tampoco sabría qué hacer con este jarrón chino de acento tejano.

Quim Torra saca pecho y desafía al mundo

Una advertencia que, de paso, sirve para el siguiente capítulo: los tiempos judiciales dependen de prolijas normas procesales que, ni son del gusto de casi nadie, ni su aplicación depende de la Comisión de Subsecretarios, sino del ámbito judicial.

Las fechas de celebración de vistas orales o de publicación de sentencias ocurren cuando toca y casi nunca le vienen bien a todo el mundo. Y como eso es así, no vale de nada apuntarse a teorías conspiranoicas que veían la larga mano de Sánchez en la fecha de la Sentencia del Proceso al independentismo, o llorar ahora porque las declaraciones de Torra hayan funcionado como un auténtico altavoz de la propaganda "indepe", en el peor momento para Sánchez o lamentarse por lo mal que le va a venir al PSOE el fallo de la Audiencia de Sevilla para formar Gobierno precisamente ahora.

Así que ¿De qué extrañarse? Torra es un activista contumaz metido a Presidente que ha aprovechado, aprovecha y aprovechará todas y cada una de las oportunidades que se le brinden para hacer propaganda de su causa. ¿Qué arriesga? ¿Dos años de inhabiitación? ¿Y sólo cuando la Sentencia sea firme, o sea dentro de, tal vez, otros dos años?

El problema no es ése. La cuestión es que hoy es un poco más difícil que ayer que Esquerra Republicana pueda sumarse a un proyecto global de gobernación de España, siquiera sea con la abstención, si no pone sobre la mesa peticiones inasumibles por PSOE (espero), tales como “negociación política de tú a tú entre Cataluña y España sin condiciones previas”, y, se diga o no se diga expresamente, indultos de los políticos presos ya condenados. Esquerra no puede dar lugar a que se les tache de “botiflers”.

¿Se resitiría Unidas Podemos a presionar a Sánchez para que aceptara buena parte de las exigencias independentistas? Yo creo que no, es decir, puedo imaginar que este episodio podría ser una de las palancas que hicieran saltar el preacuerdo. No olvidemos que en el punto 9º  de documento se habla de “diálogo dentro de la Constitución”.

Éramos pocos y parió la abuela

¡Por fin! La Audiencia de Sevilla, tras más de siete años de instrucción, juicio oral y redacción del fallo, ha dado a la luz la Sentencia (1.700 páginas, que se dice pronto) que cierra el primer capítulo de uno de los más sonados casos de corrupción y malas prácticas políticas y administrativas de nuestra Historia reciente.

Como mera precisión, conviene decir que cuando se habla de 680 millones de €, en una década no puede interpretarse, como hacen la mayoría de comentaristas, en el sentido de que se han malversado esos casi 700 millones.

Esa cantidad es el total de subvenciones a Expedientes de Regulación de Empleo durante esa década, cuya mayor parte han terminado donde estaba previsto: en ayudas a los afectados, empresas en dificultades y trabajadores despedidos.

Los desmanes vienen por dos caminos: porque en muchos casos se incluyeron en las listas de beneficiarios a empresas y trabajadores que no tenían derecho a ello y, esto es fundamental, porque todo esto se hizo al amparo de una normativa dictada ex profeso para poder manejar las subvenciones sin ningún control.

En todo caso, no es muy edificante ver condenados a dos ciudadanos que fueron Presidentes de una Comunidad Autónoma, aunque ni fueran los primeros en conseguir tan dudoso galardón, ni, me temo, hayan de ser los últimos.

Luego, que estando donde estamos, los portavoces de la mayoría de los Partidos afilen sus lenguas y digan lo que mejor les acomode, no va a ser a mí a quien extrañe, ni seré yo quien pierda un minuto de su tiempo recordando semejanzas pasadas y ejemplos a punto de ocurrir.

Por otra parte, con la tinta aún fresca de la Sentencia, difícil se le pone a quienes han ido por ahí pregonando regeneracionismo apoyar al Partido perjudicado por el fallo. Como decía, “éramos pocos…”

Volvamos al principio: soñar despierto (o confundir deseos con realidad)

¿Qué posibilidades reales hay de que el abrazo entre Sánchez e Iglesias sea “el comienzo de una hermosa amistad”? Olvidemos las pésimas relaciones históricas entre ambos; dejemos de lado la desconfianza mutua por promesas incumplidas, o por actuaciones extemporáneas. Hablemos de realidades
.
Descartadas imposibilidades manifiestas (Vox o PP, o la CUP o JxCat sumándose al acuerdo) es evidente que el texto firmado sólo puede valer para algo, si llega a sumar adhesiones suficientes, entre las que es imprescindible o el apoyo expreso en primera votación, o la abstención en segunda vuelta de Esquerra Republicana de Cataluña.

O Sánchez cede y entiende que en la Constitución cabe todo, o Esquerra asume que tampoco es tan grave que te llamen traidor si con eso ganas por la mano a tus competidores internos. Sí, pero ¿puede olvidarse el efecto de esa deriva hacia la moderación de Esquerra a pocos meses de las elecciones catalanas? Difícil, muy difícil ir más allá. Si no lo hace, UP podría quedarse compuesta y sin novio.

Dicho de otra manera: Unidas Podemos está ahora pisando una fina capa de hielo sobre un lago de aguas heladas. Ni puede moverse, ni vale para nada. que lo haga. Si se convierte al constitucionalismo, Esquerra se queda fuera de fuego; si exige más a Sánchez, se expone a que éste se rasgue las vestiduras y lo deje sin sillones, una vez más.

Por otra parte, ya hemos hablado de Esquerra, el PSOE también se mueve en zona minada. Algunos de los apoyos que podría recibir, son abrazos de oso, cajas de bombas, o como queramos llamarlos porque hipotecarían otras soluciones más ventajosas para el propio Partido y, en definitiva, para la gobernabilidad.

No puede inclinarse hacia Cataluña más allá del “diálogo dentro de la Constitución”, ni puede permitir que Unidas Podemos trate de torcerle el brazo. Así que, y ahí quería llegar, quizás no tenga más remedio que explorar otras posibilidades.

Ahora, sumen (para la segunda votación, no pierdan el tiempo antes)

Votos a favor de la investidura de Pedro Sánchez
  • Partido Socialista..................... 120
  • Ciudadanos.............................  10
  • PNV......................................    7 
  • Más País..................................  3
  • Coalición Canaria.......................  2
  • Navarra Suma...........................  2 
  • P. Regionalista Cántabro............... 1       
  • Bloque Nacional. Gallego............   1     
  • Agrupación Electores Teruel.......... 1      

Total………………………………………………………….. 147

Abstenciones
  • Partido Popular........................ 88
Total……………………………………………………………  88

Votos en contra de la investidura de Pedro Sánchez
  • Vox...................................... 52
  • Unidas Podemos....................... 35
  • Esquerra Republicana................ 13
  • EH Bildu ..................................5
  • JxCat..................................... 8
  • CUP....................................... 2
Total…………………………………………………………….  115

Lograr un acuerdo de estas características, exigiría, me parece a mí, las siguientes condiciones:
  • Las formaciones clave, PSOE, PP, C's y PNV tendrían que acudir con un ánimo negociador extremadamente generoso y hacer gala de bastante mano izquierda para tratar con los restantes actores.
  • Algún Partido, no sólo el PSOE, es posible que tuviera que reconsiderar algunos acuerdos de Gobierno en ciertas Comunidades Autónomas, nada coherentes con lo que ahora se estaría intentando.
  • Las negociaciones tendrían que enfocarse con el mismo talante con el que se afrontó la redacción de la Constitución. Al fin y al cabo, entonces había más distancia teórica entre Alianza Popular y Partido Comunista que la que hoy pueda haber entre PSOE y PP. Cierto que entonces se hablaba de ganar e futuro y ahora de ostentar el Poder.
  • Los dos grandes, tendrían que ser conscientes de que sólo dejando por el camino algunas de sus pretensiones podrían llegar a un acuerdo. 
  • Ambos deberían dejar de mirar a su izquierda y a su derecha, respectivamente, y mirarse a la cara sin reticencias.
  • Ciudadanos y PNV tendrían que afrontar su reconciliación como actores de un drama, no de una tragedia, que afecta a intereses muy por encima de sus propias organizaciones.
Aún sería necesario tener en cuenta otros elementos, cómo relacionarse todos con los medios de comunicación durante el proceso, qué calendario deberían tener presente, y algunos otros de menor cuantía.

Penúltima puntada: si repasan las cifras, verán que aún hay margen para que algún “sí” se sume a la abstención o, incluso al “no”, sin que se altere el resultado global.

Ahora, por un momento, imaginen que las cosas pasaran como en mi sueño: ¿Verdad que sería divertido ver votar en el mismo sentido a Vox y a EH Bildu, Unidos Podemos, y al Independentismo catalán en masa?










lunes, 11 de noviembre de 2019

Una mañana de lunes

Suele olvidarse…

Apenas terminado el recuento provisional, me despierto arrullado por las voces de contertulios que desgranan sus impresiones, críticas y análisis sobre lo que ha dado de sí la jornada electoral.

No, no voy a repetir datos que pueden consultarse en docenas de sitios. Prefiero empezar por comentar algunas evidencias que tendemos a olvidar.
  • Hemos sido nosotros los que hemos votado. Nosotros, no sólo “los políticos”, que parecen ser, en la mente de más de uno, una especie no humana, acaso extraterrestre, responsable de nuestros pesares.
  • Nosotros, por tanto, hemos repartido los escaños, tantos para éste, tantos menos para aquel, ninguno para el de más allá.
  • Los políticos se habían limitado, con mejor o peor fortuna, a pedirnos nuestro pequeño tesoro, y lo hemos repartido como nos ha dado la real gana.
  • Más allá de los delirios de algún que otro alucinado que verá conspiraciones, manos siniestras, trampas y manejos extraños, la sombra de Soros, o la de Putin, o, por qué no la de Donald Trump, siempre que los resultados no se acomodan como un guante a sus deseos, los ciudadanos hemos decidido quiénes habrán de sentarse en Congreso y Senado y quiénes tendrán que quedarse en sus casas.
  • Así que, amigos, asumamos que tenemos la clase política que hemos elegido. Lo hemos hecho para cuatro años, aunque bien pudiera ser (o mal) que no les demos tanto tiempo de vida.
Algunas evidencias
  • Hemos sido muchos los que hemos votado. Menos que la última vez, pero bastantes más de los que suponían algunas voces agoreras. Dicho de otra manera, los resultados están avalados por los votos de una enorme masa de ciudadanos. Son inapelables, nos gusten poco, mucho o nada, que de todo habrá.
  • El PSOE que dirige Pedro Sánchez no sé si ha ganado, ha perdido o se ha quedado como estaba. Sobre lo que no cabe ninguna duda es que ha obtenido más apoyo popular que nadie. Cosa distinta es para qué pueda valerle el resultado. Complicada tenía, como pudo verse, la investidura, y complicada la sigue teniendo ahora. Más, menos o parecida, es algo irrelevante; la clave está en verificar si nuestros representantes han aprendido a dialogar y buscar puntos de acuerdo o siguen, todos, todos, todos, mirándose el ombligo.
  • La convocatoria de estas elecciones fue inevitable: descartada por Sánchez la opción que, paradójicamente, hubiera sido la gran coartada moral para la derecha -coalición izquierdista/separatista- y rechazada la colaboración de Ciudadanos por el errabundo Rivera, ¿qué otra cosa podía hacerse? ¿Culpables? Como dice el sabio pueblo “entre todos la mataron y ella sola se murió”
  • Casado ha mejorado los resultados de su Partido, pero menos de lo que hubiera necesitado para dormir tranquilo. Hundido Ciudadanos, el ascenso de Vox le plantea ahora un dilema inquietante: si se inclina a su derecha corre el riesgo de ser una mala imitación de una fuerza en ascenso; si gira al centro puede terminar de desencantar a una masa de votantes que es fiel hasta que deja de serlo. ¿Cabe teorizar sobre las consecuencias a medio y largo plazo de una abstención que invistiera a Sánchez sin necesitar el concurso de radicales de izquierda e independentistas? Él tendrá que elegir.
  • No importa las tonterías que dijera a escasos minutos de saberse cuál había sido su cosecha de votos, es evidente que  el profesor Iglesias es hoy menos importante que ayer. No creo que eso sirva para hacerle variar sus sueños ministeriales, pero la realidad suele ser tozuda: Don Pablo, anoche, fue uno de los perdedores. Ha habido otros que lo han pasado peor, pero me parece a mí que ése es un consuelo un tanto simple. Ya se sabe, “Mal de muchos…”
  • El escrutinio no sólo no ha certificado la vuelta al bipartidismo, sino todo lo contrario. Será bueno o malo para la praxis política, pero es lo que hay, más Partidos que en la legislatura anterior, y dos bloques casi, casi inmutables: mayor número de escaños de la izquierda que de la derecha, pero insuficientes, por sí mismos para gobernar, salvo con apoyos de dudosa fiabilidad y conveniencia.
  • Errejón ha salido del proceso como el intento fallido de convertir un fenómeno municipal, madrileño por más señas, en categoría nacional. Un resultado, mera anécdota, que podría servirle para decidir si ha terminado su peregrinaje o debería buscar acomodo en casas más grandes.
  • Y por último “y no por ello menos importante”: el 57’4 % de los catalanes que han acudido a las urnas, han negado su voto a la independencia. Pese a la CUP en el Parlamento, Rufián domesticado y Puigdemont triscando por la campiña belga, sólo mintiendo como bellacos puede sostenerse que el pueblo catalán quiere ser independiente.
El ganador de la noche: Vox
  • Sin duda alguna, guste, disguste, preocupe, alegre o aterre, Vox ha sido el gran triunfador de las elecciones de ayer.
  • Los votos ganados vienen de otros Partidos. ¿No deberían éstos preguntarse qué han hecho mal antes de ponerse a maldecir al ganador?
  • No sabemos qué hará Vox a partir de ahora, pero conviene recordar que su programa está escrito y está disponible para todos los que quieran consultarlo. Un programa ultraliberal en lo económico que pretende liquidar el actual sistema público de pensiones, una reforma fiscal anunciada que beneficia a los que más tienen, un texto antifeminista, xenófobo, euroescéptico, antiislámico, restrictivo en libertades públicas, recentralizador, etc., etc.
  • Explicar su triunfo en base a las reacciones que ha provocado en Cataluña la Sentencia del Supremo sobre los líderes independentistas es de una simplicidad enternecedora. El proyecto tiene mucho más contenido que la defensa de la unidad nacional. Vox está en su derecho de usar los votos recibidos para aplicar su propio programa en toda su extensión y no sólo lo que tal o cual votante creyó que haría con Torra. 
  • Ya se sabe, los votos, una vez emitidos, no se devuelven. Más de alguno tendrá que conformarse con esperar a las próximas elecciones. O no, quién sabe.
  • En cualquier caso, no me cabe ninguna duda de que el resultado obtenido por Vox obligará a los Partidos con capacidad de influencia real a posicionarse respecto a la estrella emergente. Vox por tanto, hará cambiar al PP, al PSOE y, tal vez, al independenismo catalán y al nacionalismo vasco. La gran pregunta es en qué sentido irán estos cambios.
  • Vistas así las cosas, aún tiene más sentido decir que Vox ha sido el gran triunfador: no va a gobernar en esta legislatura pero hará bailar a muchos al son que él toque.
¡Ay de los vencidos!
  • Acertaron los pronósticos, aunque la mayoría se quedaron cortos. Ciudadanos ha estado cerca de acabar en el Grupo Mixto. Ha sido el gran perdedor de la noche. Tanto que ninguno de sus voceros se ha atrevido a ponerlo en duda.
  • ¡Lástima!  ¿Verdad? No hace tanto tiempo, la aparición de Ciudadanos fue acogida con simpatías generalizadas. Representaba una opción “moderna”, enfrentada a la marea secesionista catalana, defensora de la limpieza democrática, no contaminada por la corrupción, autodefinida como centrista, liberal y cómo no progresista, podría haber sido el gozne sobre el que giraran mayorías alternativas que dieran sosiego y estabilidad a la política española.
  • Luego, un mal día, arrasó en Cataluña y en vez de dedicarse a explotar el éxito, o a luchar por conseguirlo, alguien, su líder hoy doliente, decidió desmantelar el equipo catalán, traérselo a Madrid y planificar el asalto a la Moncloa. Un poco pronto, pero debió de pensar que el triunfo es de los audaces.
  • El nuevo capítulo lo empezó bien: exigencias de honradez en algunos puntos en los que compartía poderes con el PP, borrador de pacto con el PSOE para desalojar al enervante señor Rajoy de la Moncloa, etc.
  • Luego, todo se torció. Maniobró tanto, en tantas direcciones opuestas, que el Sr. Rivera acabó conspirando contra sí mismo.
  • Tuvo en su mano acabar con la incertidumbre y facilitar la investidura de Sánchez. Podría haber puesto un buen puñado de condiciones que harían gobernar al PSOE con un programa moderado. 
  • No lo hizo porque su sueño era otro: primero ser el líder de la oposición, desbancando al PP; más tarde llegar a la Moncloa sin más apoyos que el de sus incondicionales. Cada vez menos, por cierto.
  • Vino luego el juego del escondite con Vox, (no son de recibo, yo no hablo con ellos,  no quiero que se nos vea juntos, pero sus apoyos tampoco conviene despreciarlos).A quien estaba en verdad depreciando era al intelecto de los ciudadanos, y eso, ya se ha visto, termina saliendo caro.
  • Como alternativa al pacto con Sánchez, soñaba con que éste acabara en manos de podemitas e insurrectos, y sacar de ello buena tajada. No ocurrió así y él mismo acabó de comparsa en un tándem que se lo tragó: Vox y PP se repartieron buena parte de sus despojos. 
  • Hoy, supongo, llorará recordando lo que pudo haber sido y no fue.
En resumen
  • Asumamos nuestra responsabilidad: tenemos el Parlamento y el Senado que hemos elegido nosotros. Buscar tres pies al gato, indagar conjuras y manos negras es propio de adolescentes inmaduros.
  • Tampoco nos flagelemos en exceso. Estamos como antes, y seguimos en una situación que dista mucho, por fortuna, de ser irremediable.
  • El trasvase de votos ha sido, en muy buena parte, “intrabloque” (perdón por el neologismo). La suma de las derechas y las de las izquierdas es bastante parecida a la anterior a las elecciones. Ni unas ni otras pueden gobernar si no buscan apoyos transversales.
  • No soñemos imposibles: no va a haber un Gobierno presidido por Pedro Sánchez cuyo Vicepresidente Primero sea el Pablo Casado. Otras variables si son posibles, con alguna obvia excepción: Vox no entra en ninguna quiniela. Ni lo espera, ni le hace falta alguna.
  • Los Iglesias-Montero, siguen soñando con sus respectivas poltronas. Podían haber esperado algún día para hacérnoslo saber, pero les ha faltado tiempo para reiterarlo. Se ve que es una manía lindante con lo obsesivo. 
  • Aviso para “progres”: Los votos de Vox proceden de ciudadanos españoles que merecen el mismo respeto que los que les hayan votado a ellos.
  • Aviso para “carcas”: Ha habido más españoles que han votado a Partidos de izquierda que los que lo han hecho con los de derechas. Aprendan a respetarlos.
  • Aviso a unos y otros: La inmensa mayoría de los votantes han hecho lo que les ha parecido mejor para el bien de España. Todos, o casi todos, han actuado con su mejor buena fe.
  • Aviso a mí mismo: No te tomes tan en serio, porque eres cualquier cosa, menos infalible.






lunes, 4 de noviembre de 2019

La Vía Eslovena 

La esperanza de gentes que creen en Torra

Oigo de vez en cuando no sólo a Torra sino, en ocasiones, a gentes bienintencionadas asegurar que la salida más adecuada del laberinto catalán es conseguir la independencia y proclamar la República Catalana, siguiendo el modelo elegido por Eslovenia en la última década del siglo pasado.

Eslovenia

20.300 kilómetros cuadrados poblados por algo mas de dos millones de habitantes, ocupa el extremo noroccidental de lo que durante un tiempo, tampoco demasiado, fue Yugoslavia. 

Este territorio era el más desarrollado, el más rico, el más homogéneo de lo que al término de la I Guerra Mundial fue el Reino de Yugoslavia cuando los eslovenos se unieron a croatas y serbios. Cuando terminó la II Guerra, abolida la Monarquía, Yugoslavia pasó a llamarse República Federal Popular de Yugoslavia y más tarde República Federativa Socialista.

Eslovenia siempre estuvo más próxima al Occidente austro-húngaro que al Oeste eslavo y, por otra parte, en ningún momento formó parte del Imperio Otomano.

Hablamos pues de la más próspera de las Repúblicas Federadas que, bajo el liderazgo del Mariscal Tito, encabezaron el movimiento de países no alineados.

Volviendo a Yugoslavia, este Estado estaba compuesto por seis repúblicas socialistas:  Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia, más las provincias autónomas de Vojvodina y Kosovo. En teoría los seis estados y las dos regiones autónomas funcionaban como una federación multicultural. En la práctica la hegemonía y el monopolio de los respectivos Partidos Comunistas de cada entidad, difuminaban el elemento federal, como estuvo ocurriendo en la URSS.

El proceso de la independencia eslovena

En pleno proceso de descomposición de Yugoslavia, cuando comenzaba el movimiento centrífugo que daría lugar a los más penosos acontecimientos ocurridos en suelo europeo desde el final de la II Guerra Mundial, Eslovenia inicia su propio camino de secesión de la República yugoslava.

Poco tiempo y muchas víctimas después, la efímera República balcánica, acaba siendo un mosaico de siete Repúblicas independientes. Cuando callaron las armas, el mundo comprobó que el hombre, como especie, no había aprendido nada: menos de medio siglo después de los horrores de la mayor contienda de la Historia, se habían repetido muchas de las aberraciones que nos hacen temblar cuando las recordamos.

Es verdad que la independencia de Eslovenia fue, dentro del conjunto de las guerras balcánicas de los 90, la menos sangrienta, la más corta, la que menos sufrimientos causó, pero fue una guerra y mató a una cifra inconcreta de hombres y mujeres que, según qué fuentes, se mueve entre más de 100 y quizás menos de 150.

Los pasos del proceso

En diciembre de 1990, el Gobierno de la República de Eslovenia celebra un referéndum unilateral sobre la independencia del territorio respecto de la República yugoslava. La participación superó el 93 % y los partidarios del “sí” obtuvieron el 98 % de los votos.

Belgrado no reconoció el referéndum en ningún momento y el Gobierno esloveno decidió suspender su aplicación hasta que las condiciones fueran favorables y a la espera, incluso, de un segundo referéndum  pactado, que nunca llegó a celebrarse.

Seis meses después, en junio de 1991, Eslovenia declara la independencia, haciéndola coincidir con la misma inciativa de Croacia. El Gobierno de Belgrado, declara el estado de guerra y envía al ejército. Tendrá que enfrentarse a las fuerzas reservistas eslovenas, cuya existencia está protegida por la legislación vigente en Yugoslavia.

Diez días después, el ejército se retira, el Gobierno Esloveno pacta una moratoria de tres meses con la comunidad internacional, y Serbia, mucho más preocupada por los enfrentamientos con Croacia y con Bosnia se desentiende de Eslovenia.

En 1992, los países de la Unión Europea reconocen Eslovenia. Doce años después, la nueva República ,ahora independiente, entra a formar parte del Club Europeo.

¿Cómo es posible que un pequeño contingente de reservistas derrotara al ejército yugoslavo?

  • El Ejército estaba en fase de descomposición. Muchos oficiales desertan. Formado por reclutas de reemplazo, fue frecuente la negativa a combatir y a disparar contra compatriotas.
  • El Gobierno Serbio estaba ya iniciando, de hecho, una purga de elementos no serbios entre la oficialidad y la tropa con vistas a los inminentes enfrentamientos con Croacia  y Bosnia, amén de los disturbios en Montenegro y Macedonia. La moral de combate era nula.
  • Estados Unidos, Alemania y Reino Unido habían estado facilitando desde 1990 la llegada de armamento al contingente reservista esloveno.
  • Declarada la independencia en Croacia el mismo día que en Eslovenia, y siendo el territorio croata un espacio situado entre Eslovenia y Serbia, era evidente que si el ejército yugoslavo no se hubiera retirado se habría encontrado entre dos fuegos.

¿Semejanzas con Cataluña?

Algunas hay, por descontado:
  • Eslovenia nunca había sido una nación independiente, por mucho que bajo la era Tito se la denominara República. De hecho, sus márgenes de maniobra eran menores que los que nuestra Constitución otorga no ya a Cataluña, sino a cualquiera de las Comunidades Autónomas con menos competencias transferidas. Cataluña tampoco ha sido nuca país independiente. 
  • Ambas han coincido en un punto del proceso: convocaron un referéndum sin acordar con el Gobierno Central, y a renglón seguido suspendieron su aplicación. 
  • Eslovenia en los Balcanes y Cataluña en España son dos regiones más ricas que las que las rodean.  
No obstante, yo creo que en el resto de factores a tener en cuenta es imposible hablar de situaciones equivalentes:
  • En términos históricos, todo el proceso, desde la primera aparición de Yugoslavia como sujeto político hasta el momento presente ha durado menos de un siglo. ¿Verdad que España y Cataluña tienen otro bagaje detrás?
  • ¿Han olvidado que, hoy por hoy, el número de catalanes partidarios de la independencia sigue siendo inferior a los que piensan lo contrario? Allá votaron el 93 % y de ellos, estaban por la independencia el 98 %.
  • ¿Creen los seguidores del Señor Torra que España está desintegrándose en diecisiete   territorios aspirantes, aspirantes cada uno de ellos a constituirse en República independiente?
  • ¿Piensan que Cataluña, como Eslovenia, es una unidad étnica y religiosamente diferenciada de quienes tiene a su lado? Mis disculpas a los teóricos del supremacismo, pero no existe la raza catalana, ni las religiones que por allí se practican o la falta de ellas, son distintas de las del resto de España.
  • ¿Cuenta ya Cataluña con un ejército de reservistas armado por potencias extranjeras dispuesto a dejarse la piel en una guerra, aunque durara sólo diez días? (Guerra, no algarada callejera frente a fuerzas de seguridad maniatadas) Salvo que algún perturbado piense enfrentar al Somatén o a los Mozos con las Fuerzas Armadas españolas.
  • ¿Han detectado síntomas de liquidación por derribo en el ejército español que lo incapacite para cumplir con la misión que le encomienda la Constitución?
  • ¿Se sabe de buena fuente que si el Sr. Torra declara la independencia, puede hacerla coincidir con el mismo gesto por parte de varios Presidentes de  Comunidades Autónomas?
  • ¿Da alguien por supuesto que rotas las hostilidades, la “frontera” aragonesa sería un seguro a todo riesgo para los reservistas catalanes del Sr. Torra?
  • ¿Desconocen que la comunidad internacional no ha hecho, institucionalmente, ni un solo gesto de simpatía por la eventual secesión de una parte de un país miembro de la Unión Europea?
  • ¿Por último, también han olvidado que la entrada en Europa sigue exigiendo la aceptación unánime de los países que ya son miembros, España, Francia, Alemania, entre ellos, por citar Estados que ya se han manifestado con claridad meridiana al respecto?
Cambiando de registro: las crónicas, los estudios llevados a cabo tras la guerra de los 10 días, hablan de una cifra incierta de muertos, siempre superior a 100 ¿Esto es una vía pacífica? ¿Pacífica para quién? ¿Para los que murieron o para los que viven porque ellos murieron?

Otra curiosidad en este mismo punto es la asombrosa manifestación del muy honorable palanganero mayor de Cataluña cuando afirma, sin que se caigan los techos del Palau, que el proceso fue pacífico por parte eslovena, y que la culpa de todo la tuvo Belgrado que no admitió la declaración de independencia y mandó al ejército.

Leyendo las memorias de Churchill, recuerdo que Hitler se definía a sí mimo como un pacifista obligado a guerrear, porque los Gobiernos de las democracias europeas se negaban a permitirle desarrollar unos planes a los que tenía derecho. Similitudes entre supremacistas.

En resumen
  • Yo creo que la llamada “vía eslovena”, vista desde la Plaza de Sant Jaume debería llamarse “vía muerta”
  • Espero no tener ahora que dedicar ni un minuto de mi tiempo a demostrar que Hong Kong no es Barcelona.