martes, 28 de enero de 2020

Asuntos internacionales o controversias domésticas

No lo hemos inventado nosotros
Ni es la primera vez ni será la última, ni España es un caso excepcional. Ha habido, hay y habrá ocasiones en las que las confrontaciones entre ideologías y formaciones políticas se hacen pivotar sobre cuestiones que en apariencia podrían englobarse en la denominación genérica de “Relaciones Internacionales” cuando, en realidad, estamos en presencia de pugnas internas. 

No se trata de cómo articular las relaciones con otros Estados soberanos, sino de apuntalar o desgastar al Gobierno de un país o de desviar la atención de la ciudadanía en momentos en los que la situación interna es delicada.

¿Algunos ejemplos? Cuando Nikita Jruschev se quitó un zapato y golpeó con él su pupitre en la Asamblea General de la ONU, no estaba agraviando a la comunidad internacional (no era su objetivo, quiero decir), sino dando a sus ciudadanos una muestra de firmeza y una prueba de su campechanía, al mismo tiempo.

Cuando la Junta Militar Argentina invadió las Malvinas, pretendió enardecer a su ciudadanía en momentos en los que el prestigio de la Junta golpista estaba bajo mínimos.

El General Franco agitaba a las masas con sus reivindicaciones anglófobas a propósito de Gibraltar para desdibujar las penurias internas.

Obama, y ahora Trump, juegan con fuego, y entran en lo que ellos llaman “conflictos de baja intensidad” como herramienta electoral.

Bien, pues aquí y ahora, parecemos empeñados en utilizar nuestras relaciones internacionales como argumentario en la enfebrecida política interna.

El Parlamento Europeo investigará crímenes sin resolver de ETA 
Sí, así es: la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo ha acordado el martes de la semana pasada enviar al País Vasco una misión de investigación para reunir información por los 379 crímenes de la banda terrorista ETA aún sin resolver, aunque el calendario y la agenda del viaje están aún por definir.

La iniciativa corresponde a Ciudadanos y ha contado con los votos a favor del PP y de Vox, más las ayudas necesarias de otros países para que la petición saliera adelante.

Se me ocurren algunas reflexiones y varias preguntas
- No debe de quedar ninguna duda de que la desaparición de ETA, la derrota de ETA, no puede significar en ningún caso que los crímenes pendientes dejen de investigarse y de que, en su momento, si se detiene a los culpables, han de ser puestos ante el juez y juzgados sin privilegio alguno. Lo contrario sería tanto como que la noticia de la disolución de una banda de atracadores fuera razón para olvidarse de los asaltos pendientes de esclarecimiento.

- Hasta donde sabemos, ningún representante del Estado ha dicho lo contrario. ¿Ha habido antes alguna iniciativa semejante que se haya intentado en nuestro Parlamento y que no haya podido llevarse a cabo?

- Tenía entendido que Vox, PP y C’s eran, y les honra, ardientes defensores de nuestras fuerzas de orden público y de nuestra judicatura. ¿Desde qué día y hora han perdido Jueces y Policías y Guardias Civiles la confianza de Dª Inés, Don Pablo y Don Santiago?

- Los intentos de internacionalizar el conflicto catalán son radicalmente perjudiciales para España. ¿Qué gana el prestigio de nuestro país con el trabajo de esta Comisión de investigación? ¿No equivale a decir que no sólo el Gobierno sino Fuerzas de Orden Público y Jueces son una banda de inútiles?

- Todavía no se han acallado los ecos del debate sobre las medidas a tomar con Hungría y Polonia en vista de los intentos de ambos países de influir en el funcionamiento de la justicia. Vox, PP y C’s votaron en contra de aplicares cualquier correctivo con el argumento de que eran cuestiones internas y de que, por tanto, el Parlamento Europeo no era quién para intervenir. ¿Entonces no y ahora se pide al mismo Parlamento que venga a España a sacarnos los colores?

En resumen: 
  • Lo que de verdad se busca es deteriorar al Gobierno, sea cual sea la herramienta que se utilice.
  • La oposición está para oponerse (igual de ahí le viene el nombre) pero uno, en su inocencia, pensaba que había cosas con las que no debía de jugarse. Por ejemplo, el prestigio de tu propio país.
  • ¿Alguien recuerda lo que tantísimos hemos dicho y otros muchos más han pensado a propósito del infame intento de internacionalizar el conflicto como medio para resolver asuntos internos? Primero lo intentó ETA, el secesionismo catalán, más tarde. Se ve que no hay dos sin tres.
El Presidente Encargado Guaidó, la Ministra Venezolana de Exteriores y nuestro Gobierno
Juan Guaidó, Presidente de la Asamblea Legislativa y Presidente Encargado de Venezuela, ha venido a España, ha sido recibida por la Ministra española de Asuntos Exteriores, por el Alcalde de Madrid, por el Presidente del PP, no sé si por alguien más, pero no lo ha sido por el Presidente del Gobierno. Don Pedro estaba en la gala de los Premios Goya, vaya por Dios.

Quién y qué es Juan Guaidó. Prefiero que cada uno se documente como pueda para que nadie diga que estoy manipulando al lector. En cualquier caso, hay algunas evidencias difíciles de enmascarar:
  • Guaidó, con los apoyos internaciones que son de sobra conocidos, se autoproclamó Presidente de Venezuela, con el compromiso de convocar elecciones en cuanto las circunstancias lo permitieran. Estas circunstancias es indudable que no se han dado aún, luego no puede decirse que haya incumplido promesa alguna.
  • La mayoría de los países europeos, el mismo Parlamento Europeo, Los Estados Unidos, Canadá y un buen puñado de países hispanos, han reconocido al Sr. Guaidó como Presidente de Venezuela.
  • Nicaragua, Rusia, China, Irán y Turquía no lo reconocen y mantienen su apoyo al gobierno de Maduro Países como México y  Uruguay o Argentina se mantienen en una posición intermedia.
  • España, el Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez, fue de los primeros en reconocer al nuevo Presidente. Hablo de los tiempos en los que Podemos quitaba el sueño al Presidente.
Bien, pues a lo hecho pecho, que dice el pueblo ¿Sí? Pues no.

España no estaba obligada a reconocer a Guaidó y lo hizo. Con todas sus consecuencias. A partir de ese momento y hasta que no hubiera una decisión formal en contra, el Sr. Guaidó, no importa quién sea el Vicepresidente Segundo del Gobierno de Las Españas debe ser tratado como nosotros mismos hemos dicho que se merece: como Presidente de un país amigo.

Ocurre, no obstante, que el el tan traído y llevado Sr.Guaidó se he metido en viajes en procura, supongo, de apoyos para su causa y ha pretendido mantener reuniones con sus homólogos de los países que anda visitando (Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá… Y España).

Casi logra el pleno: Boris Johnson, Angela Merkel, Emanuel Macron, Justin Trudeau lo han recibido, se han fotografiado con él y han hablado. Si ha conseguido algo más que hablar y sacarse unas fotos, está por ver.

España… No, Spain is different, tal como ya se decía en tiempos de Don Manuel Fraga. El Sr. Guaidó ha recibido las llaves de oro de la ciudad de Madrid, no sé qué otra garambaina de manos de la Presidenta de la Comunidad, ha tenido la oportunidad de ver, hablar y hacerse fotos con Casado, pero “al que viene siendo” Presidente del Gobierno no ha habido manera. Ya digo: como andaba por Málaga… Pues eso, que tuvoue conformarse con laMinistra de Exteriores

Y luego viene la Ministra Calviño y dice en Los desayunos de la 1 que “ha sido recibido al máximo nivel”. Pues no, señora: al máximo nivel, en Canadá, Gran Bretaña, Alemania y Francia. Aquí lo hemos dejado un par de escalones por debajo, aunque él no se haya quejado, al menos en público.

Y eso es lo que no tiene ni pies ni cabeza: nadie nos obligaba a seguirle el juego a Trump, pero lo hicimos, así que como decía “a lo hecho pecho”: hemos quedado como cocheros.

Lo que, en cambio, tiene en mi opinión menos importancia es si Ábalos se vio, se reunió, se encontró por casualidad, tenía una cita o se tropezó con la Ministra de Asuntos Exteriores del otro Presidente de Venezuela, es decir la Ministra de Maduro.

Por lo que leo, no parece que la Unión Europa vaya a hacer de esta historia o historieta un casus belli,  ni que nos vayan a echar los perros, por mucho que le moleste al trío opositor.

Aunque, bien mirado ¿para qué lo necesitan? Entre Ábalos, Sánchez, Calviño y la Ministra Portavoz están dando material más que suficiente para montar un tremendo serial a partir de un grano de arena.

¿Cómo pueden darse tantas versiones y tan diferentes de un solo episodio que duró minutos? ¿Lo hacen a propósito o es que son incapaces de ponerse de acuerdo entre ellos no ya para hacer, sino para decir lo que han hecho?

El seguidismo y su precio
Así que observo el patio y veo que los que antes eran los dos grandes Partidos de España, los que mal que bien nos han venido gobernando desde que los ciudadanos tenemos algo que decir, están ambos en manos de sus respectivos socios, si es que lo son, porque a veces, más que eso parecen secuestradores.

¿Se dan cuenta? El de la derecha se escora a su derecha; el de la izquierda, lo hace a la izquierda. En medio… Nada, hoy por hoy, porque Dª Inés más parece empeñada en que la dejen entrar en el ajo que cree que se cuece a su diestra, que en reencontrar su lugar bajo el sol. 

El PP parece incapaz de establecer otra estrategia que no pase por competir con Vox en propuestas bárbaras y en el calibre, grueso, desde luego, de los adjetivos "descalificativos"

El PSOE, dice que no, pero hace lo mismo. Gritan menos, pero...Vean con quién hablan, de qué hablan, qué anuncian que van a hacer y díganme si no estoy cerca, de la verdad.

Y el Independentismo catalán a la greña (al fin una buena noticia), y el PNV calladito, calladito hasta que se conozcan los borradores de los Presupuestos.

Y los contribuyentes cada día un poco más alejados de sus representantes. 














viernes, 24 de enero de 2020

El bálsamo de las buenas noticias

Salario mínimo
Como se sabe, la mayoría de los países con los que tenemos algo que ver (o sea “los países de nuestro entorno” como suelen insistir los medios de comunicación y los gabinetes de prensa de nuestra clase política) cuentan con un salario mínimo como suelo de los ingresos del ciudadano que trabaja por cuenta ajena.

España estableció por primera vez el salario mínimo en 1963. 60 ptas. diarias, 1800 al mes, por 14 pagas. Hoy, tras el primer Consejo de Ministros del primer Gobierno de coalición de la era democrática se fija en 950 € al mes, equivalentes a 1.108, si prorrateamos las 14 pagas entre los meses del año.

Salario justo o suficiente
Decía Carlos Marx, criticando la falta de rigor de los planeamientos teóricos de la socialdemocracia alemana, que la expresión “salario justo” era una expresión contradictoria en sus propios términos, porque todo salario es injusto en sí mismo. Otra cosa es hablar de salarios suficientes o insuficientes.

Sin que eso suponga mi adscripción a cualquier línea de pensamiento, creo que incluso hablar de salario suficiente es caer en una generalización que lleva a la inexactitud. La misma cantidad absoluta no es equivalente en términos de compra, y, por tanto, de bienestar, en Benavente o Puerto Llano, que en Madrid o San Sebastián.

Como no es equivalente el esfuerzo para pagar el mismo salario para Repsol que para un taller de costura en Grazalema.

No obstante, como información objetiva, sin más valor que el dato en sí mismo, y sin entrar a examinar qué se puede hacer con las diferentes cuantías en los distintos países que voy a citar, estos son, para 2020, los salarios mínimos de algunos, no todos, de los miembros de la Unión Europea (más el Reino Unido, que está ya en la puerta de salida, no sé si por fuera o por dentro), calculados en base mensual, previos los prorrateos a que haya habido lugar. La fuente de la información es el Diario “La Razón” 
  • Luxemburgo……………… 2.071
  • Irlanda……………………….1.656
  • Países Bajos ………………1.615
  • Bélgica……………………….1.593
  • Alemania…………………….1.557
  • Francia……………………….1.521
  • Reino Unido…………………1.453
  • España………………………..1.108
  • Eslovenia……………………...886
  • Portugal………………………..700
  • Grecia…………………………...683


  • Bulgaria………………………...286 

La menos exigente de las observaciones del cuadro anterior me lleva a verificar que 
  • En términos generales, la capacidad económica de los países de la lista y sus respectivos salarios mínimos guardan una cierta relación.
  • En ese sentido, España está, más o menos, en el lugar que le corresponde dentro de la clasificación general de países europeos en función de su PIB. Por detrás de los más ricos y por delante de los que peor lo llevan.
  • Hay excepciones curiosas, como “la medalla de plata” para Irlanda, con unas cifras de de su economía nacional alejadas de ese lugar. Es evidente que la sociedad irlandesa maneja parámetros distintos que el resto de sus vecinos.
  • Si en España hay quien considera insuficiente el SMI ¿qué pensarán en Bulgaria?
El nuevo SMI, aún no vigente pero ya conocido, ha incrementado su cuantía en 50 € al mes, es decir, de un 5'5% respecto a la cifra de partida (900). Mucho y poco son expresiones sonoras pero carentes de rigor: ha subido un 5'5 % cuando el crecimiento del PIB está previsto alrededor del 1’6 %. Es decir, tal parece que el esfuerzo del nuevo Gobierno se dirige prioritariamente a los más desfavorecidos. No a todos, pero sí a mí y a muchos nos parece razonable el intento.

El valor del procedimiento
En cualquier caso, más, mucho más importante que la cifra concreta en la que se sustancia el incremento del SMI ha sido el éxito del procedimiento que se ha seguido para su establecimiento.

Que en estos tiempos de confrontación, insultos, descalificaciones, argumentos ad hominem e, incluso, mentiras groseras, sindicatos y empresarios, convocados por el Gobierno se hayan puesto de acuerdo en tan poco tiempo es algo que debería tranquilizarnos.

Los agentes sociales, los verdaderos protagonistas de nuestra actividad económica, siguen siendo capaces de sentarse alrededor de una mesa, hablar de lo que les preocupa y sellar un acuerdo del que se muestran “insatisfactoriamente satisfechos” (el oxímoron y el entrecomillado, son míos)

El resultado es ejemplar
  • Las Centrales Sindicales y las Organizaciones Patronales no tienen el menor reparo en acudir a la llamada del Gobierno. Dicho de otra manera, lo consideran el legítimo representante del Poder Ejecutivo.
  • Ni unos ni otros han hecho política en sus declaraciones. Han actuado como lo que son: los representantes de los empresarios y de los trabajadores.
  • Unos y otros deben haber decidido que ya está bien de perder el tiempo escuchando a personajillos histéricos empeñados, todos, en llevarnos a la locura colectiva persiguiendo quimeras cuya única sustancia es el “quítate tú para ponerme yo”.
  • Sindicatos y Empresarios se muestran, como digo, moderadamente insatisfechos con un acuerdo que les gusta. Eso es lo definitorio de un buen acuerdo; la sustancia misma del consenso: no es mi posición, pero cumple mis mínimas exigencias y estoy dispuesto a defenderlo como si fuera el mío.
  • Los empresarios no temen que el nuevo salario mínimo lleve a España a la catástrofe. Los sindicatos no creen que sea un salario de hambre. Unos y otros aciertan. 
Mi enhorabuena, por tanto a quienes con tanta sensatez han actuado.

Es un buen día. Suficiente para olvidar o dejar al menos en segundo plano los disparates que siguen presidiendo la vida política española.

La cruz: los agentes políticos
Escribía hace unos días algunos párrafos a propósito de la división de poderes y del flaco servicio que ha supuesto para la teoría, la designación de Dolores Delgado como aspirante a Fiscal General del Estado.

Sigo pensando no sólo que el Presidente del Gobierno ha tomado una pésima decisión,  sino que la Srª Delgado, Fiscal de carrera al fin y al cabo, debería saber qué poco le va a facilitar la tarea el que vaya a llegar a su despacho desde el de Ministra de Justicia sin solución de continuidad.

Pero precisamente lo que acabo de escribir me anima a comentar dos sucesos casi simultáneos también referidos a la independencia del Poder judicial que han tenido como protagonista a Partido Popular.

En 24 horas, por una parte, el PP ha anunciado sin el menor recato que no piensa dar paso alguno para cumplir con la legalidad vigente y proceder a la elección de un nuevo Consejo General del Poder Judicial. Debo advertir cuatro cosas
  • El actual Consejo está en funciones desde diciembre de 2018
  • A día de hoy, el Consejo cuenta con mayoría de componentes elegidos por el PP.
  • La aplicación de la normativa vigente invertiría los términos.
  • Tanto PP como PSOE han tenido y siguen teniendo en sus manos cambiar la legislación en esta materia, pero no lo han hecho. Quejarse ahora es, como mínimo, hipócrita.
El jueves pasado, por otra parte, hace una semana justa, el Partido Popular se desmarcó del grupo Popular del que forma parte en el Parlamento Europeo e hicieron piña con el Pis polaco, con Vox y los euroescépticos de ID, con la Lega y el Frente Nacional, entre otros. Extraña pandilla.

El Parlamento Europeo debatía y terminó aprobando una dura resolución denunciando el deterioro grave del Estado de Derecho en Polonia y Hungría y exigiendo una presión mucho más fuerte a la Comisión Europea "para prevenir la ruptura de los valores comunes". 

El texto ha salido adelante con 446 votos a favor, 41 abstenciones y 178 en contra, entre ellos los del Partido Popular español. Las cinco grandes familias (Partido Popular Europeo, Socialistas & Demócratas, Renew Europe, los Verdes y la Izquierda Unitaria han respaldado la votación. Dolors Montserrat y sus compañeros en cambio se han posicionado en contra.

Lo verdaderamente llamativo, a mi juicio, es cómo en un par de días, el PP alardea de purismo democrático cuando habla de la actuación del Gobierno respecto al Poder Judicial y se alinea con quienes están siendo puestos en la picota por hacer en Europa lo que en casa le afean al Gobierno

Que el PP se muestre más cómodo con polacos, húngaros y restantes miembros del Grupo de Visegrado que con Francia, Alemania, Italia, Portugal u Holanda, es algo, como mínimo, sorprendente.

¿ Cuántos defensores de la división de poderes tenemos ?
Dejándonos de lado a usted y a mí, pocos. Del Gobierno ya hemos hablado, pero ¿la oposición?

No seré yo quien se meta a pontificar sobre los entresijos de las fuerzas internas que zascandilean por la sede del PP, pero me reservo el derecho a pensar y a escribir que su actuación, la del PP, habrá quien la interprete como que lo que de verdad busca cuando se niega a renovar el C.G.P.J. no es defender la pureza de la división de poderes, sino mantener una mayoría en su seno que mal se compadece ni con el resultado de las últimas elecciones, ni con la Ley vigente.

Así que ya ven, amigos, resulta que la admonición de aquel crápula que creó un imperio sigue siendo aplicable más veces de las que uno querría: la mujer del César no sólo debe ser decente, sino, además, parecerlo.

Que tengan un buen fin de semana.



miércoles, 15 de enero de 2020

La mujer del César

Dicen que lo dijo César
Dicen, y me curo en salud, que suelo desconfiar de las citas que no añadan mayores referencias. Pues eso, que según Cayo Julio César (100-44 a.d.C.) “La mujer del César no sólo ha de ser decente, sino, además, parecerlo”.

Se ha repetido tantas veces que la frase pertenece ya al acervo de la sabiduría popular. Como todas las de su especie esconde un contenido asumible por la inmensa mayoría social y bastantes flecos que casi nadie se  ha molestado en examinar.

Por ejemplo:
  • Es sorprendente que tan moralizante advertencia se ponga en boca de uno de los grandes libertinos de la Historia. César, el que al decir de sus opositores era “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos”.
  • Es también curioso que la admonción del gran César no tuviera  su contrapartida masculina: “El marido de la Emperatriz no sólo debe ser honesto, sino parecerlo”, pero no, la única que tenía la obligación de ser modosita era la mujer. 
  • Para contextualizar la frase hay que tener en cuenta que data de hace más de dos mil años, así que poco puede esperarse de inexistentes corrientes de igualitarismo entre sexos, en una época en que mujeres e hijos no eran “personas” en el sentido jurídico del término más que superados bastantes filtros.
  • Siempre he tenido la sensación de que para César, en el fondo, las apariencias eran más importantes que la sustancia ¿o no?
Lo que está fuera de toda duda es que el autor de la frasecita quería poner de manifiesto la extraordinaria importancia que han tenido, tienen y tendrán las apariencias. (“Pocos ven lo que somos, pero todos lo que parecemos” dijo Maquiavelo según cita veraz tomada de “El Príncipe”)

Todo esta introducción viene a cuento, como más de un sagaz lector habrá ya adivinado a propósito de la riada de comentarios que ha suscitado la propuesta de nombramiento como Fiscal General del Estado de la hasta hace unos días Ministra de Justicia. (Hago constar en mi descargo que la R.A.E. admite “Ministra”, aunque rechace la tabarra de “Ministras y Ministros”)

El  asombroso caso de la Ministra que acabó de Fiscal
Éste es un ejemplo de la relatividad del principio de que “el orden de factores no altera el producto”. Claro que puede alterarlo. Si Dª Dolores Delgado hubiera pasado desde la Fiscalía General al Ministerio de Justicia, nadie habría dicho nada. Perdón: doy por descontado que ni al Sr. Casado, ni al líder de Vox ni a la lideresa in pectore de Ciudadanos les habría gustado el nombramiento; no veo por qué habría de haber sido la excepción, pero desde luego, se habrían visto privados del placer de usar la artillería por este nimio motivo contra el recién y flamante Primer Gobierno de Coalición del Reino de las Españas.

El problema es el sentido de la marcha del cambio: pasar de ser Ministra, cargo político por excelencia que implica la máxima confianza por parte de quien la nombra, a Fiscal General, puesto de libre designación, pero de un perfil técnico y con una lógica exigencia de imprescindible neutralidad política.

¿Libre designación? Dentro de un orden. Nuestra legislación exige idoneidad en el candidato que abarca aspectos más allá de los estrictamente profesionales.

Esta idoneidad ha de ser valorada por el Consejo General del Poder Judicial, cuyo informe, pese a no ser vinculante, podría poner en evidencia al Presidente del Gobierno si cuestionara la oportunidad del nombramiento.

Tendrá después la candidata que someterse al fuego cruzado de los Grupos Parlamentarios en su comparecencia ante ellos, pero eso es algo con lo que siempre habría que contar.

El historial profesional de Dolores Delgado no parecería por sí mismo un obstáculo, si no fuera por su condición de Exministra de Justicia. No ha habido precedentes, ni siquiera, aunque se le parezca, en el nombramiento del Sr. Moscoso que pasó de Ministro de Presidencia a Fiscal General en tiempos de Felipe González. 

¿Qué pretende el Presidente?
¿Es un camino equivocado, una decisión errónea o la manifestación del principio de que “autoridad que no abusa se desprestigia”? Algo así como aviso a navegantes, demostración de que es él quien manda.

Tengo para mí que lo verdaderamente preocupante es el fondo que traslucían algunos deslices previos, aunque luego se desdijera, a propósito de cómo veía él la Fiscalía General: un órgano que puede manejarse por el mero hecho de nombrar a su frente a alguien de confianza.

Hay, sin embargo, algunos detalles a tener en cuenta:
  • En primer lugar, el Presidente no debería tener tan seguro el camino: tiene libertad de nombramiento, pero no de cese, así es que a lo mejor (o a lo peor para él) La Srª Delgado, que conoce a la perfección facultades y funciones de su cargo, una vez en su despacho se atiene a la letra y al espíritu de la Ley, como debe ser, y se mueve con total independencia respecto a su antiguo Jefe. 
  • Sería deseable, porque en los tiempos por venir, han de pasar por la mesa de Dª Dolores asuntos de importancia suma para España; entre ellos, pero no sólo, muchos de los flecos del “Proceso al procés”.
  • Una cosa es contar con un Fiscal General afín a tus tesis y otra dar por controlada la Fiscalía. Ni las Juntas de Fiscales como órgano, ni cada uno de ellos por separado tiene la obligación de prestar obediencia ciega al Fiscal General. 
  • Ejemplos de discrepancias entre Gobierno y fiscales tenemos bastantes en los últimos años. Desde el hoy casi olvidado grupo de “Los Indomables” (Pedro Rubira, Ignacio Gordillo y María Dolores de Prado, con Eduardo Fungairiño a la cabeza) hasta el recientísimo de las diferencias de criterio entre Gobierno y Abogacía del Estado por un lado y Fiscalía por otro a propósito de la calificación jurídica de la conducta de los secesionistas.
Ésa no es la cuestión que me preocupa
No demasiado porque, como digo, una cosa es lo que haya querido hacer el Presidente y otra lo que termine ocurriendo.

Tampoco es demasiado grave el despropósito estético del nombramiento, el ir en dirección contraria que lo que proclamaba César, que va a obligar a la Srª Delgado a un sobreesfuerzo, si es que le da por cumplir con su obligación de imparcialidad, para que así se perciba por el público. 

Importa, desde luego, porque se ha actuado con un evidente desprecio de las formas y en democracia las formas son fondo, pero, pese a todo, no es lo más preocupante.

Lo grave, desde mi punto de vista, es lo que muestra  esta decisión que descorre el velo de la concepción del Presidente sobre un asunto trascendental: el principio de la división de poderes.

Es algo sobre lo que no caben medias tintas. La democracia puede convivir con la pobreza, con la corrupción, incluso con la guerra. Mal que bien, sobrevivirá. La independencia del poder judicial es consustancial con la noción misma de democracia, así es que en este punto, cuidado, mucho cuidado con lo que se hace, se dice o hasta se piensa.

Y lo cierto es que lo que piensa Sánchez y lo que dijo, lo conocemos: cree que la Fiscalía está o puede estar a sus órdenes. Hasta es posible que crea que la Ley le ampara para pensar y actuar así.

Por otra parte, hace muy poco tiempo tuve ocasión de comentar la alegría con la que el Presidente acudía una y otra vez al atajo de los Decretos-Ley como forma de regular materias reservadas al poder legislativo, así que tampoco parece tener claro dónde termina el Gobierno y dónde empieza el Parlamento.

Como era de esperar, su socio de Gobierno ha salido en su defensa. Ninguna sorpresa. No será éste un punto de fricción, con alguien que hace tiempo ya se expresó alto y claro a favor de algún género de control sobre los Jueces que fueran insensibles con el sentir de la gente. (También se mostró escéptico sobre lo libre que puede ser una prensa que está en manos privadas, pero ésa es otra historia).

¿Y La oposición?
Poco tiempo ha tardado en negar al nuevo Gobierno el pan y la sal. La murga aquella del respeto a los 100 primeros días ha pasado a la historia. ¿Cien días? Pura antigualla; la oposición empezó a gritar mucho antes de que se formara el Gobierno. La misma noche electoral, apenas concluido el recuento el secretario General del PP ya estaba demandando la dimisión del ganador. ¡Y hasta hubo quien aplaudiera semejante salida de tono!

Tampoco está, pues para tirar cohetes la oposición. No veo entusiasmos palpables sobre el punto de la división de poderes entre los dos máximos representantes de la derecha. (Dejo fuera del recuento a Inés Arrimada, porque será oposición y será derecha pero de máxima, la pobre, tiene poco).

Vivimos tiempos de desmemorias tempranas pero aún recuerdo los dimes y diretes de populares imprudentes que se congratulaban de lo cercano que estaba el control de la judicatura por su Partido. 

Tampoco parecen ajustadas a la teoría de la división los deseos de Pablo Casado de que la Abogacía del Estado se dedique a perseguir delincuentes, pero quizás sólo son excesos verbales consecuencia de la necesidad de hablar en público a diario, no vaya a ser que te coma la pantalla cualquier competidor.

Más cercanas aún están las declaraciones del Sr. Abascal pidiendo a Sánchez que traiga detenido a Puigdemont (por inaudito que parezca Sánchez prometió algo parecido) o que lo haga con Torra, como si los jueces y la policía judicial dependieran de Sánchez, menos poderoso de lo que algunos creen y en ningún caso omnipotente.

Con estos antecedentes era de esperar no que el nombramiento fuera criticado, que razones no faltaban para ello, sino la desmesura de las acciones anunciadas: en el caso de Vox, querella criminal. El PP, al parecer, se contenta con la impugnación en la vía, supongo, contencioso administrativa. Pasará el tiempo y veremos en qué quedan las amenazas.

Lo que falta por hacer
Demasiadas cosas y demasiado importantes como para poder permitirnos perder cuatro años más, o quién sabe cuántos, en peleas de barrio.

Conservadores, socialistas, demagogos de uno y otro signo… Partidos nacionalistas, regionalistas, locales, gallitos luciendo sus galas, sus espolones, sus cacareos estentóreos en corrales atestados de un público enardecido que ve el espectáculo como si fuera un combate de gladiadores.

Y no es eso. Hay tantas cosas por hacer… Tantos cambios, tan profundos, tan importantes para cualquiera de nosotros… Y todos, o casi todos requieren un mínimo acuerdo entre quienes presumen a diario de ser los únicos capaces de sacar a España del pozo en el que la han metido siempre los otros, no importa desde que lado del brocal estén hablando.

Cataluña, claro… Pero Cataluña, si me permiten la expresión es un grano en el culo, doloroso, supurante, molestísimo, incluso peligroso. Tanto que es preciso deshacerse de él, curarlo, sanarlo, y lograr que empiece  cicatrizar para seguir adelante. 

Pero Cataluña no puede ser el único punto del orden del día ni del Gobierno, ni de la oposición.
Ya no son sólo los órganos del Estado que hay que renovar, sino las imprescindibles reformas, inaplazables después de más de una década de parálisis las que exigen, porque así lo establece la Constitución, el acuerdo entre las fuerzas que representen a mayorías cualificadas de modos distintos de ver España.

Desde el sistema público de pensiones, la sanidad, la educación, la financiación autonómica, demografía, despoblación, modernización de las comunicaciones, hasta la más que plausible modificación de la Constitución exigen moderar las tensiones, olvidar el insulto, buscar los mínimos comunes denominadores porque algo más de 47 millones de españoles, los que les hemos elegido y pagamos sueldos y sinecuras, lo estamos necesitando.

Es posible que nuestros políticos duden de ellos mismos, pero los que tenemos cierta edad podemos asegurarles que hace poco menos de medio siglo lo conseguimos y, deberían creernos, era mucho más difícil.

¿No dicen que son la generación mejor preparada de la Historia? ¡Pues, a trabajar, que ya está bien de improperios!   









jueves, 9 de enero de 2020

El futuro empezó hace tiempo

Declaración de principios 

Abomino de este Gobierno. Dada mi forma de pensar, no puede ser de otra manera. No se trata de que ponga en duda el derecho de Pedro Sánchez a ser investido Presidente de Gobierno, no, sino del camino seguido para conseguirlo y de los apoyos que ha necesitado para prometer su cargo ante el Rey.

Tampoco estoy insinuando que si Sánchez no pudo encontrar otro camino debiera de haber un paso atrás y ceder, sin más, su condición de candidato a otro aspirante. Sería una alternativa legal pero impensable. Nadie tiene derecho a echarle en cara al Presidente que quisiera serlo, pero sí el medio que ha elegido para conseguirlo

Pese a todo, ahora y siempre, sea quien sea el destinatario de mis buenos deseos, querré que al Gobierno de España le salgan bien las cosas, entendiendo por ello, que los problemas del país se reduzcan. Luego, cuando llegue la ocasión, volveré a votar, se abrirán las urnas, me alegraré o no del resultado, y desearé, una vez más, mucha suerte al nuevo Presidente del Gobierno.

Por último, cuando tengo ocasión para ello, hablo, escribo e incluso voto a favor de opciones que incluyan la noción de “centro” en su composición. Creo conveniente que como espacio ideológico, sea el acompañante de la izquierda o de la derecha, aunque se trate de meros apoyos parlamentarios; prefiero una de las dos combinaciones, desde luego, pero tampoco me quita el sueño si la pareja del Centro es la que menos me gusta. Quiero creer que millones de españoles piensan y sienten como yo cuando las pasiones no se desbordan ¿Estamos ahora en esa tesitura? Por lamentable que sea, en absoluto.

Realidades que no se asumen
  • El PSOE, como en comicios anteriores, sacó más votos que nadie, lo que no equivale a ganar las elecciones. O, si se prefiere, ganó las elecciones pero eso no es suficiente para “ganar” la Moncloa. Estos dos hechos son indiscutibles.
  • Además de la fórmula que ha hecho Presidente al que obtuvo más votos, ha habido otras varias que se han desechado. No hablo de lo que pudo haber sido y no fue después de anteriores procesos electorales (reiteradas deserciones de Podemos, cambio de estrategia de Ciudadanos), sino de lo que podría haberse hecho hace menos de un mes para evitar que Pedro Sánchez llegara a la Moncloa bajo un palio cuyos varales los llevaran, Jonqueras, Iglesias, y  los portaestandartes de Bildu y PNV. 
  • Poner condiciones durísimas al Partio Socialista y abstenerse o, incluso otorgar los votos necesarios a favor para superar a los “noes” es algo que PP y C’s tuvieron en su mano. También podría haberlo hecho Vox, pero supongo que eso sería ya surrealismo político.
  • Vox, aunque disguste a muchos, es un partido legal con representación parlamentaria y con derecho, por tanto a defender sus puntos de vista como otro Partido más. Con las prerrogativas y las limitaciones que la legislación establece.
  • Bildu, Junts per Cat., Esquerra Republicana de Cataluña y la CUP están en el mismo caso, por amplio que sea también el rechazo que provocan. Servidumbres de la democracia, ya saben. 
  • La Ley Electoral es manifiestamente mejorable, pero estaba vigente cuando se convocaron las elecciones y los que se presentaron la conocían. Tanto el Partido Popular como el Partido Socialista pudieron haberla cambiado en los últimos cuarenta años. No lo hicieron porque no les perjudicaba, así que lo que no tiene ahora mucho sentido es quejarse, sean ellos u otros, de lo que podría haber pasado si la Ley dijera lo que a ellos les hubiera gustado.
  • La Constitución, la bandera, el Rey, el Gobierno, España en definitiva, no son propiedad de la derecha; los Tribunales deciden quién actúa contra la Carta Magna; la bandera la usamos quienes la amamos, votemos a quien votemos; El Rey lo es de todos, incluso de los republicanos, de los catalanes y los antisistema aunque no les guste; el Gobierno lo preside el que elige el Parlamento. España, por supuesto, es del pueblo. Más o menos la mitad de las veces, la derecha se queda fuera del Gobierno. La otra mitad no. Democracia es asumir la pérdida del poder si así lo decide el pueblo ¿Verdad que usted conoce a más de uno que esto le parece escandaloso? 
Desmanes parlamentarios y contradicciones curiosas
  • El recién concluido debate de investidura ha dejado un generalizado mal sabor de boca en la ciudadanía. Una de sus evidencias es que la mala educación, el comportamiento  grosero y el afán por la desmesura no son patrimonio de la izquierda.
  • Cabe oponerse al contrincante con la máxima energía, sin tener que acudir al nutrido repertorio de insultos que el idioma español pone a nuestra disposición, ni expresarse con los pies sobre el entarimado. La buena educación y la cortesía parlamentaria son un capital que no debería perderse en ningún caso. Traidor, felón, fascista, bolivariano, okupa, trilero, son términos propios de bronca tabernaria. No importa cuánto aplauda tu bancada la salida de tono, quien insulta está degradando al Parlamento. Otros desmanes verbales, golpe institucional, Gobierno ilegítimo, son, sencillamente, barbaridades.
  • Cambiar de opinión es tan legítimo como no hacerlo. El único límite es la limpieza de la decisión. Si la Srª Oramas decide saltarse el acuerdo adoptado por su formación, tendrá un problema a resolver en el seno de su Partido, pero desde el punto de vista ético, es una muestra de que sus convicciones están por encima de la disciplina de partido. Es algo común por otros lares (países anglosajones, desde luego, pero no sólo) pero difícil de entender en España. Nadie tiene derecho a insultarla por ello.
  • Mantener el criterio, por mal que le venga a quien piensa de otra manera, es no sólo legítimo, sino habitual. Amenazar por ello a quien se mantiene en sus trece es intolerable. El efecto, a veces, es el contrario: Teruel existe hoy un poco más.
  • Pedir deserciones a Diputados de otras formaciones desde la tribuna del Congreso es legal, desde luego, pero un tanto patético. Incluso ridículo si se adopta un tono entre apocalíptico y lastimero. Mejor habría hecho la Srª Arrimadas dedicando sus esfuerzos a recuperar a los que se han ido de su Partido en vez de esforzarse en atraer con arrumacos a los Diputados socialistas.
  • Pedir que los Diputados de otro Partido hagan algo que a ti te viene bien pero que tú mismo podrías hacer, aun a costa de pérdida de imagen, pueden calificarlo como quieran, yo lo llamo desfachatez y prepotencia. ¿Qué más da cuántos escaños tenga aquel a quien se le pide el favor?
  • Apoyar la investidura con tu abstención y declarar en público que la gobernabilidad de España te importa un pimiento, no es una contradicción, sino algo bastante peor: un aviso de qué es lo que está a punto de pasar. El Presidente, si es que tenía alguna duda, debería saber con quién se junta y qué puede esperar de ellos a partir de ahora.
  • Desde hace algún tiempo me pregunto por qué es inmoral, indecente, traición a España juntarse con PNV, Unidas Podemos, ERC y Bildu, y se considera normal tener como compañeros de voto a la CUP o a Junts per Cat. Como antes se decía “o todos moros o todos cristianos”
  • Y, por último, aunque no se trate de un asunto entre parlamentarios, hay que tomar buena nota de que cuando Herman Tersch, ascendencia austriaca, ex comunista, ex fundador del Foro de Ermua, eurodiputado por Vox, desliza peligrosísimos comentarios sobre la pertinente intervención de las fuerzas armadas para enderezar el rumbo, nadie de su Partido ni lo ha desautorizado, ni, menos, lo ha llamado al orden.
  • Al hilo de este suceso: cambiar de credo es, no sólo privilegio de cualquier ser humano, sino que es, al mismo tiempo, apostasía y conversión. Depende de quien lo enjuicie. Así que lo que pueda aplicarse a Jorge Verstringe, que pasó de correr a gorrazos a universitarios rojillos a ser asesor áulico de Podemos, puede aplicarse al citado Tersch, Jiménez Losantos, o Sánchez Dragó que, en sus años mozos entonaban La Internacional con notable entusiasmo. 
El previsible futuro imperfecto, o qué podemos esperar de lo que se avecina
  • Unidas Podemos será desleal a Sánchez. Ya ha empezado a serlo. Iglesias moderará su tono de voz, pero no podrá dejar de ser quien es. Como en el cuento de la rana y el escorpión, morderá el suelo que lo sustenta, porque forma parte de su ADN. Y recuerden: en su programa se habla de referendos en tantas cuantas ocasiones así lo pidan las CC.AA. En ésta y en otras materias, irá por libre.
  • ERC será implacable, porque puede serlo. Ni Presupuestos, ni cuestiones que afecten al común de los españoles les preocupan: quieren la independencia de Cataluña aunque no arriesguen tanto como otros. Montserrat Bassa ha tenido la deferencia de advertirlo con tiempo. Hoy decía un contertulio en cierta cadena de televisión algo así como que la ventaja de ERC es que no miente. Se sabe lo que quieren y se sabe qué no se les podrá conceder sin riesgo, incluso penal, para el que lo haga.
  • El Partido Popular, presunto líder de la oposición, tendrá que elegir entre competir con Vox en exabruptos (camino seguido en el debate de investidura) o marcar las diferencias con Abascal centrando su discurso. Peligroso dilema: si opta por la emulación, corre el riesgo de que el votante prefiera el original a la copia; si se inclina por sus cromosomas centristas, el peligro se me antoja menor, porque Ciudadanos tardará en salir de la UVI, así que por ahí habrá poca o ninguna sangría; incluso cabe lo contrario.
  • Ciudadanos tiene por delante la travesía del desierto. Puede jugar a capitalizar el desencanto de los votantes de centro derecha que rechacen el extremismo manifiesto de Abascal y los excesos verbales de Casado, pero me parece que está ante un panorama poco halagüeño. El camino será largo, pero no creo que el objetivo sea convertirse en el pariente pobre del trío desaforado de la derecha. Ellos verán, pero recuerden que los errores suele pagarlos el que los comete.
  • Vox seguirá a lo suyo; lo está haciendo muy bien (muy bien para sus fines y planteamientos, desde luego) y es previsible que siga in crescendo. Seguirá explotando las medias verdades, los mensajes sencillos, los sentimientos más que los argumentos y continuará contaminando a PP y, si sobrevive, a C's. Se beneficiará de los previsibles errores de bulto del Gobierno, las contradicciones insoslayables del Gobierno que tenemos y no se verá siquiera en la necesidad de corregir los desmanes de algunos de los suyos, como el ya comentado del Sr. Tersch.
  • Para completar el nada tranquilizador panorama, el secesionismo seguirá beneficiándose de las debilidades crecientes del Gobierno y de la complicidad poco o nada disimulada del socio del Sr. Sánchez, sí, el que le quitaba el sueño; incrementará su naciente apoyo exterior y nos traerá más de cabeza que nunca, porque se le han brindado las armas para ello. Pero no lo olviden: pudo haberse evitado y no se hizo porque era más importante acorralar a Pedro Sánchez que pensar en España. 
Consecuencias prácticas inmediatas
  • La imagen exterior de España seguirá deteriorándose. Se perdió el tren de la gestión internacional de la crisis catalana en los tiempos de la abulia de Rajoy y no sólo no se ha recuperado, sino que va de mal en peor. Nos está yendo mal en los Tribunales europeos, empezará a flaquear nuestra posición en las demás instituciones y, si algo no nos beneficia, serán las abismales discrepancias entre nuestros propios eurodiputados.
  • Los bloques seguirán estancos. Es muy difícil imaginar en base a qué mimbres podrán confeccionarse la larga serie de “cestos” para cuya manufactura se precisan acuerdos que impliquen a Partidos no gubernamentales: el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, RTVE, mentre otros, exigen mayorías parlamentarias cualificadas. Hoy, sin ir más lejos, el PP anuncia su intención de rechazar cualquier acuerdo sobre la renovación del Consejo del Poder Judicial porque “no se fía de la composición del Gobierno”. Así que el Consejo seguirá en funciones, eso sí, con mayoría conservadora.
  • Más que probablemente se resentirá la creación de empleo. Tal como yo lo veo, no tanto por las medidas que puedan tomarse, sino por el clima de desconfianza instalado en la sociedad civil.

¿Es de esperar una legislatura corta? 

Depende. No es lo mismo una legislatura que un Gobierno. Por mi parte, tiendo a pensar que los días del nuevo Gobierno serán escasos. Si los malos augurios se cumplen, es posible que no termine el año.

A partir de ahí, caben dos soluciones: convocatoria de nuevas elecciones con el riesgo de que los resultados no difieran demasiado de los actuales o, de nuevo, encargo real a Pedro Sánchez de formar Gobierno, si éste logra apoyos suficientes, distintos de los actuales.

¿Cabría pensar en lo que muchos deseábamos antes de las elecciones? Que gobierne el más votado con el consentimiento del segundo Partido, sean cuales fueran las concesiones que cada uno tuviera que hacer al otro.

Vox y Podemos hablarían de traición a sus votantes imputable a quienes permitieran tal herejía. 

Podría pensarse que al término de la legislatura, Vox devoraría al PP y Podemos al PSOE.
Yo creo lo contrario: si el acuerdo de investidura y de legislatura fuera exigente, y los resultados positivos, los éxitos podrían repartirse y los votantes tal vez se olvidaran de segundas marcas y volvieran a los originales. No sería la vuelta al bipartidismo, pero rebajaría la influencia de los extremos del arco parlamentario.

Advertencia: no descarto el efecto nocivo de tanta fiesta, cena, celebración y algarabía sobre mis desgastadas meninges.