lunes, 16 de marzo de 2020

Carta abierta al Presidente del Gobierno


Sr. D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón                                      Madrid a 16 de marzo 2020
Presidente del Gobierno de España

Señor Presidente:

Oso escribirle esta carta convencido de que no tengo la menor posibilidad de que llegue a sus manos. Lo digo, porque en caso contrario jamás se me hubiera ocurrido hacerle perder ni un segundo de su tiempo, ahora que necesita de toda su energía y de todos sus recursos para aliviarnos de las consecuencias de la pandemia que nos afecta.

Basado en esa certidumbre, permítame, señor Presidente que dé comienzo a mi argumentario poniéndole de manifiesto mi absoluto desacuerdo con algunas de las cosas que ha hecho o dejado de hacer en estas últimas semanas. No es lo más importante que tengo que decirle, pero valdrá, espero, para poner en valor lo que escriba a continuación.

Usted ha estado mudo, invisible, paralizado durante demasiado tiempo y no fue para eso para lo que ha sido elegido. Desde que  a comienzo de año el coronavirus asoló cierta lejana provincia de China, desde que se extendió a Corea, desde que se instaló en Irán, desde que llegó a Italia hasta que usted ha empezado a tomar decisiones, ha dejado pasar un tiempo valiosísimo e irrecuperable. 

¿A qué estaba esperando? ¿Alguien le dijo que a nosotros, a España, no nos  iba a llegar el virus? ¿No sabía, no quería o no podía hacer nada? Visto lo que luego ha puesto en práctica, creo que hay descartar el no sabía y el no podía: usted no hizo nada porque no quiso. Por tanto, es responsable de no sé qué grado de desarrollo de la pandemia en el país que preside.

Creo que no exagero, señor Presidente, si le digo que formo parte de la mayoría silenciosa de este país que está convencida de su temeridad cuando autorizó o cuando no prohibió las manifestaciones del 8 de marzo. No, no lo dude: estoy a favor de la igualdad de sexos en todos los aspectos en los que la igualdad pueda darse. ¿Era imprescindible celebrar tales eventos con los datos que ya se tenían sobre los efectos de los contactos entre personas en la propagación del mal? No son teorías: antes de una semana después, dos de sus Ministras están infectadas, el Vicepresidente Segundo está en cuarentena, su misma esposa también ha dadopositivo así que, en buena lógica, usted también debería estar en cuarentena. ¿Y si los contagios fueran más allá de lo que ahora sabemos?¿Qué derecho cree usted que tiene para dejar al pleno del Gobierno en cuarentena?

Por último: ¿Cómo se le ocurre autorizar la presencia de su Vicepresidente Segundo, que, repito, está en cuarentena, en el Consejo de Ministros del sábado? ¿Cómo se le ocurrió a usted mismo estar en la misma sala que los no contaminados? ¿Ése es el ejemplo que da usted a la ciudadanía? Y no pretenda hacernos creer que había problemas técnicos para organizar una reunión telemática. Puede que usted lo dude, pero la mayoría de los ciudadanos no somos completamente tontos.

Y ahora, terminado el capítulo de reproches, permítame, Señor Presidente que cambie de tercio: estoy con usted sin ninguna reticencia; apoyo al cien por cien sus medidas, las que ha tomado o las que hubiera podido establecer como alternativa.

No sé una palabra de epidemias así que confío en los asesores de mi Gobierno. Por consiguiente, haré todo lo que esté en mi mano para evitar la difusión del maldito virus y trataré de convencer a mis conocido, si fuera preciso, de que hagan lo mismo. Para que no quepa ninguna duda al respecto: haré caso de todas y cada una de sus recomendaciones presentes y futuras. Incluso aunque no entienda sus razones.

No hay otra forma sensata de comportarse: usted es ahora el encargado de llevar a España a aguas tranquilas y todos, todos, individuos, organizaciones, Administraciones Públicas, Partidos Políticos, estamos obligados a seguirle como un sólo hombre (¿me permite que omita lo de “y una sola mujer”? ¿Sí? Gracias).

Tengo la impresión de que cuenta con el respaldo circunstancial de casi toda la oposición. Es suficiente, que tampoco tendría sentido pedir sumisión sine die a sus directrices, una vez que el virus salga de España.

- Ciudadanos está dispuesto a apoyar unos Presupuestos de emergencia ¿Qué más da que mejor hubiera sido que hace meses el ya desaparecido líder de la formación hubiera tenido en su mano evitar lo que usted y yo sabemos? Estamos en marzo del 2020 y hay que mirar el hoy y el mañana.
   
- El Partido Popular anuncia un paréntesis en su crítica. No creo que se le pueda pedir más: ahora hay que estar con el Gobierno y ya hablaremos en su momento del papel que cada uno ha jugado en esta crisis. Por cierto: si le cuentan que la Presidenta de la Comunidad de Madrid ha pedido no sé cuántos millones para reforzar la sanidad madrileña, no se le ocurra recordarle que si sus predecesores no hubieran desmantelado el sistema ahora tendría menos problemas. Es verdad, pero aplíquese el cuento: déle lo que necesite y aplace las contestaciones ingeniosas para cuando escampe el temporal. Los madrileños se lo merecen.

No haga demasiado caso del vocerío que le llegue de Vox. Ni siquiera es preciso recordarles que ellos son partidarios de aventar la sanidad pública. Basta con que no olviden que en Estado de Alarma, usted, señor Presidente, es más Autoridad que nunca.

En cuanto a la banda de los miserables… (Sabe, supongo, a quien me refiero ¿verdad?) A estos, no pierda el tiempo recordándoles nada. Sencillamente, haga lo que tenga que hacer, incluso con ellos. Y si lo tiene todo preparado, por si acaso, mejor que mejor.No olvide ninguna de sus competencias; las habituales y las que derivan del Estado de Alarma. Póngalos a trabajar. El pueblo catalán se lo agradecerá, y el resto de los españoles también.

En definitiva, Don Pedro: átese los machos y haga lo que tenga que hacer sin que el pulso le tiemble. Tuve un jefe del que aprendí mucho; solía citar a Napoleón (“Lo único que no puede hacerse con las bayonetas es sentarse encima de ellas”) como prólogo a uno de sus aforismos favoritos: “autoridad que no abusa, se desprestigia”. No tema: no le estoy pidiendo abuso, pero sí firmeza; ésta es una de las ocasiones en que los paños calientes estorban.

¿Abusos? Usted disfruta ahora de competencias exorbitantes; sabe que aún tiene margen para ampliarlas. Bien está su uso si la coyuntura lo exige, pero no olvide lo frágil que es, en ocasiones, la conciencia democrática; no la suya, o no sólo la suya, sino la colectiva: no caiga en la tentación del caudillismo como fórmula mágica para resolver para siempre jamás los problemas de España. Si le parece que en este párrafo incurro en algún género de juicio de intenciones, pido disculpas: délo por no escrito.

Hablando de abusos, si me lo permite, me gustaría recordarle su obligación para con los más necesitados, no vaya a ser que otra vez más acaben pagando el coste de la catástrofe los que menos capacidad tienen para hacer frente a ella. No creo que ya lo haya olvidado, pero tal vez releer su propio programa pueda ayudarle.

Oigo decir que hay fisuras en su equipo. No sólo no me extraña sino que no creería lo contrario. No importa, cierre las grietas, cuadre a quien corresponda, ejerza el poder que para eso lo tiene y siga adelante, porque ésta es una de tantas ocasiones en que el paso del tiempo no sólo no va arreglar nada por sí mismo, sino todo lo contrario.

Recuerde: si usted actúa puede acertar o equivocarse, pero si vuelve a pararse, ése es el camino más rápido y más seguro hacia el abismo.

Termino, Señor Presidente. Le deseo con mi corazón y con mi cabeza el mayor de los éxitos en su gestión. Sólo un demente estaría deseando su fracaso, porque sería también el de todos nosotros. Su éxito será el mío y el de mi gente, así es que, ánimo, suerte y nos vemos a la salida de la crisis.

Atenta y respetuosamente.

Clemente Rodríguez Navarro



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