sábado, 18 de julio de 2020

El maldito virus sigue aquí

La nueva normalidad

O nueva, o normalidad, como el lector prefiera. Por muy extendida que se encuentre la expresión, por mucho éxito que haya tenido, salvo que se utilice como figura retórica, como otro oximoron más, expresivo de lo deseable pero imposible, la fase en la que estamos tiene más de nueva que de normal. ¿O a ustedes les parece normal vivir pendientes de las cifras de contagiados y de muertos, de los avances o estancamientos de la carrera por una vacuna eficaz, de las tremendas cifras rojas de la economía, de la sangría en el empleo,  de la dificultad para lograr acuerdos europeos?

Para colmo de males, la endeblez del andamiaje que protege nuestras vidas nos agobia cada día con alarmantes datos sobre las consecuencias de nuestra propia estupidez. Masas de aficionados a lo que sea, fútbol, música, alcohol, celebraciones familiares, nos empujan al borde de lo que ya padecimos: la vuelta al encierro domiciliario, la parálisis de la economía, ante el estupor de la parte sensata de la ciudadanía que cumple las directrices, las normas que tratan de protegernos. 

Así que, cada día sabemos de nuevas oleadas de contagios. Podemos llamarlos "brotes" y jugar a creernos que están controlados, pero mejor sería asumir la realidad: son contagios debidos a comportamientos lindantes con la criminalidad, con el delito contra a salud pública, que, si acaso, visto el hipócrita comportamiento de autoridades que hace tan poco tiempo tronaban contra el Gobierno de la Nación, ponen de manifiesto que es más fácil insultar al gobernante que resolver los problemas, que siguen siendo de muy difícil solución.

Podría citar media docena de clamorosos casos de inconsecuencia política. Primeros mandatarios de Comunidades Autónomas que hace un mes clamaban al cielo reclamando plenos poderes para acabar con el mal ante la incompetencia del Gobierno y ahora, cuando tienen lo que pedían, los dedos se le vuelven huéspedes y reinciden en errores que parecían superados. 

¿No es así, señor Torra? ¿O también ahora tiene la culpa Madrid? ¿Qué ha hecho usted desde el día en el que recuperó el 100 % de sus añoradas competencias, además del ridículo y, lo que es peor, la desprotección clamorosa de la salud de los que habitan Cataluña, incluidos sus amados votantes?

Cito a Torra y a Cataluña, pero lo mismo podría predicarse de otros Presidentes y Presidentas de no importa qué color político: está resultando mucho más difícil ser eficaces que criticar sin mesura alguna a los que antes estaban haciendo, como ellos, lo poco que podían. ¡Ni siquiera ahora ha habido una sola comunidad capaz de darnos la cifra cierta de fallecidos! 

Los extremos se tocan

Hablaba de "el virus que sigue entre nosotros", pero pienso si no sería mejor hablar en plural de los agentes patógenos que nos infectan, porque son más de uno y siguen ahí, emponzoñando nuestras vidas, aunque algunos no estén bajo vigilancia sanitaria.

Los rifirrafes entre algunos políticos y la prensa, por ejemplo.

Escribía en mi último post sobre la virulencia con que el Profesor por antonomasia contestó a las críticas recibidas de cierta prensa que él considera cavernícola y , por consiguiente, confabulada contra su eximia persona. Decía y mantengo que una cosa es defender su derecho a discrepar de cualquier opinión expuesta en medios de comunicación y otra, bien distinta, tratar de averiguar  qué entiende Iglesias por libertad de prensa. Ya lo dije y no pienso reiterarlo.

Apenas han pasado unos días, menos de una semana y uno de los más conocidos voceros de Vox, el Partido de implantación estatal más alejado ideológicamente de Unidas Podemos, parece haber entrado en el mismo charco.

De un lado, Iván Espinosa de Los Monteros, promotor inmobiliario, Diputado y Vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox. Del otro, Antonio Papell, Ingeniero de Caminos y periodista hoy en el grupo Vocento (editor de ABC, entre otros medios), tertuliano habitual del espacio matinal "Los desayunos de la 1".

A Papell se le ocurre decir que el PNV es un Partido moderado; Espinosa de los Monteros no es que se muestre en desacuerdo es que "agarra el canasto de las chufas", mete a Papell en el montón de quienes se dicen periodistas pero que, en realidad, son "activistas de la izquierda radical" y además de otras florituras termina recomendándole la urgente visita al psiquiatra.

Desconocía yo, hasta ahora, no sólo que ABC fuera refugio de rojos radicales, ¡quién lo diría! sino el bagaje de conocimientos de psiquiatría que habrá que presuponerle al promotor inmobiliario.

Doy por reproducido el argumentario que expuse hablando de Iglesias con una precisión: no he detectado párrafo alguno en el catecismo de la "doctrina Vox" sobre la libertad de prensa, ni a favor ni en contra, pero recuerdo muy bien cómo el Partido del que Espinosa de los Monteros es destacado miembro, permite o no la entrada en sus actos a unos o a otros periodistas, según el medio para el que trabajen: ésa es su peculiar manera de entender la libertad de prensa.

Por suerte para España, la mayoría de los políticos de este país se comportan de otra forma. Sea por convicción, por cálculo o por temor a las consecuencia, eluden la confrontación directa con la prensa en cualquiera de sus variantes. Cuando son objeto de críticas más o menos despiadadas ponen al mal tiempo buena cara y, dan a entender que recibir rapapolvos cada cierto tiempo es algo que va incluido en el sueldo.

Presencias y ausencias en la Plaza de  La Armería

Frente al Palacio Real se ha celebrado, por fin, el homenaje oficial a las víctimas de la Covid 19. Seguimos sin saber cuántos han sido los homenajeados, pero pese a los lamentos del Sr. Casado, tan oportuno como acostumbra, me temo que no lo sabremos nunca. No es que se oculten, es que no se sabe cuántos han sido: ni aquí ni en ningún país del mundo, lo que no es obstáculo para que sean recordados con dolor y con muestras de respeto y cariño.

En la explanada estaban casi todos: Los Reyes y las Infantas, el Gobierno, la totalidad, repito, la totalidad de los Presidentes de las Comunidades y Ciudades Autónomas, el Arzobispo de Madrid y una lucida representación internacional, (Ursula Von Der Leyen Presidenta de la Comisión Europea, David Sassoli Presidente del Parlamento Europeo, Tedros Adhanon, Director General de la OMS, Jens Stoltemberg Secretario General de la OTAN, entre otros).

Estaban también, como era de esperar, representaciones de la mayoría de los Partidos Políticos españoles y la práctica totalidad de personalidades invitadas al evento, amén de un buen número personas menos o nada conocidas vinculadas con los fallecidos.

Faltaba… lo mejor de cada casa: herederos y exégetas de viejas pesadillas como EH Bildu, aspirantes a serlo como ERC, alumnos aventajados de ambas formaciones como BNG, los recalcitrantes antisistema de la CUP… y para que el arco parlamentario se cerrara por la derecha, Vox.

Algunos de los ausentes, como Vox y ERC, han dado sus razones y otros no saben o no contestan. Las que he oído a catalanes y ultramontanos me parecen pueriles, así es que yo creo que se trataba más que nada de conseguir alguna portada en prensa, tal o cual comentario que les dé algo parecido a la notoriedad y poca cosa más.

¿Cómo interpretar la ausencia de Felipe González? Largo está siendo el camino recorrido por el Ex desde que militaba en la clandestinidad (¿quién se acuerda de que hubo un tiempo que tenía hasta "alias"? Isidoro ¿Recuerdan?) hasta hoy. Creo, no obstante que sería imposible buscarlo entre los militantes de cualquiera de los ausentes. Muy rebuscado me parecería interpretar su ausencia como una devolución de cortesía al gesto de Vox de haberlo hecho figurar en la terna de aspirantes a presidir un Gobierno de salvación nacional, junto a Aznar y Rosa Díez. Visto y oído su defensa del Rey Viejo, igual le pareció desleal con él asistir a un acto presidido por el actual Jefe del Estado. Aunque también es posible que haya entrado definitivamente en el pasado y él se haya dado cuenta antes que los demás.

Tengo entendido que ni la ausencia del ex presidente ni las del resto deslucieron el acto. Más bien al contrario.  








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