sábado, 4 de julio de 2020


Banderas, pedradas, insultos 

Llegué a creer que todo eso había quedado atrás

Algunos de mis lectores es posible que recuerden las algaradas, las controversias, incluso los enfrentamientos más o menos violentos a propósito de las banderas que eran moneda de curso legal durante la pre transición.

Primero fue la exhibición creciente de banderas republicanas en aquellas manifestaciones prohibidas de los últimos días del Régimen anterior; algún tiempo después empezaron a verse en el País Vasco y Cataluña "ikurriñas" y "cuatribarradas". Aprobada la Constitución asistimos a la pugna entre la vieja bandera con el águila, el yugo y las flechas y la nueva rojigualda descrita en el art. 4 del texto constitucional, en el que además encuentran amparo las enseñas de cada una de las Comunidades Autónomas.

Se recuperaron símbolos de medio siglo antes y aparecieron otros nuevos, las banderas correspondientes a las Comunidades que habían nacido al hilo de los nuevos tiempos. Y nacieron otros, la estelada catalana, por ejemplo, enarbolada por los que no estaban conformes con lo que representaba la cuatribarrada.

La práctica unanimidad en el uso de la bandera nacional en la manifestación posterior al 23 F, creí que terminaría con enfrentamientos que siempre me parecieron a medio camino entre infantiles y fanáticos. Pensaba yo entonces qué dirían los historiadores del siglo XXII cuando tuvieran que explicar que la defensa de lienzos de unos u otros colores había provocado más de una víctima justo en el momento en el que España recuperaba la libertad.

Sin embargo en estas últimas semanas hemos asistido dos episodios singulares: el uso partidista y con ánimo excluyente de la bandera constitucional por los más combativos elementos de la derecha, y el debate sobre si los balcones de las Administraciones Públicas pueden o no exhibir la bandera arco iris, representativa del Movimiento LGTBI. 
Vamos por partes, porque creo que se trata de dos fenómenos muy diferentes entre sí.

¿De quién es la bandera de España?

¿Verdad que la respuesta es obvia? De todos los españoles, no faltaba más.

Luego el intento no solo de monopolizar su uso por una o varias formaciones políticas, sino de usarla como herramienta para escindir a la ciudadanía en españoles buenos y malos, es esencialmente abusivo y torticero.

Dicho esto, es forzoso reconocer que parte del relativo éxito de este intento lo tiene la preocupante miopía de la izquierda española. ¿Por qué llevan tanto tiempo nuestros Partidos autodefinidos como progresistas dando por perdida esta batalla? ¿Cómo es que no se dan cuenta de que identificar bandera constitucional y derecha o, el colmo, bandera constitucional y neofascismo es dar bazas gratuitas a sus contrincantes? ¿Es que no perciben que es dar por bueno el argumento de que son "ellos" los únicos defensores del símbolo de la soberanía popular? ¿Han olvidado que esta bandera es el fruto de la Constitución y que incluso el escudo fue diseño socialista?

¡Qué débil es la memoria colectiva! El 9 de abril de 1977, Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno, en plena Semana Santa cruzó el Rubicón de la Transición y legalizó el Partido Comunista de España. Consulten las hemerotecas porque hay prueba fotográfica: Cuando Santiago Carrillo convocó a la prensa para hablar de su puesta de largo como Secretario General de un Partido legal, lo hizo flanqueado por la bandera del PCE a su izquierda, y la  de España a su derecha. Eran otros tiempos, y eran otros cerebros.

Sobre el correcto uso de las banderas: el caso de la enseña arco iris

¿Puede el Ayuntamiento de Bollullos, el Ministerio para la Transición Ecológica, La Junta de Obras del Puerto de Alicante o la Diputación Foral de Navarro, exhibir la bandera Arco Iris para mostrar su coincidencia de criterios con los valores que subyacen en la convocatoria de los actos del Orgullo LGTBI, sean éstos presenciales, virtuales o mediopensionistas?

Hay quien sostiene que la colorida enseña es una vívida muestra de tolerancia, representativa de los ideales de igualdad, de diversidad y de normalización democrática, esperados durante tantos siglos en nuestro país.

Nació bajo otros soles pero entre nosotros puede ser el recordatorio de lo que ha costado olvidar la Ley de Vagos y Maleantes (por buen nombre, si es que lo es, Ley de Peligrosidad Social), superar la maldición de considerar enfermos a los diferentes, admitir la igualdad de derechos entre quienes tienen opciones distintas.

Otros opinan que hacer tal cosa, colgar la citada bandera en un balcón de un organismo público, es una demostración inequívoca de imposición autoritaria de ideología de género. Inadmisible por el mismo argumento de defender a ultranza la igualdad entre todas las opciones. Según este grupo, la exhibición de la enseña arco iris en un espacio Oficial es discriminatorio para quienes no están dentro de alguna de las letras del anagrama.

Otros pensamos, que una cosa es la defensa de la igualdad de derechos entre quienes practican distintas formas de relaciones sentimentales y sexuales, defensa no sólo legítima sino respaldada por la legislación vigente, y otra distinta, dar por buena solo la parte favorable a tus intereses de esa legalidad de la que hablaba.

Repito: estoy a favor del reconocimiento teórico, práctico, legal, social y cultural de la igualdad entre los ciudadanos sea cual sea su orientación sexual.

No obstante, varios Ayuntamientos han tenido que descolgar banderas multicolores porque el Poder Judicial español se ha pronunciado en contra de que en organismos públicos ondeen banderas distintas de las oficiales.

Esto es lo que dice La Sala Tercera, de lo Contencioso-Administrativo, del Tribunal Supremo: “no resulta compatible con el marco constitucional y legal vigente, y en particular, con el deber de objetividad y neutralidad de las Administraciones Públicas la utilización, incluso ocasional, de banderas no oficiales en el exterior de los edificios y espacios públicos, aun cuando las mismas no sustituyan, sino que concurran, con la bandera de España y las demás legal o estatutariamente instituidas”.  
¿Es aplicable la Sentencia al caso que comentamos, o debería entenderse que el Tribunal está refiriéndose a otro tipo de banderas, por ejemplo esa bandera canaria representativa de una cierto modelo de nacionalismo más allá del Estatuto de Autonomía? 
Yo me quedo con el llamamiento del Ato Tribunal al deber de objetividad y neutralidad de las Administraciones Públicas, y, en ese sentido, sólo es mi opinión, me decanto por avalar la teoría de que en los mástiles oficiales basta con las banderas oficiales y sobran las demás, sean las que sean y representen lo que representen. Para lucirlas están los restantes millones de edificios, mástiles y balcones de quienes quieran usarlos a tal fin: no seré yo quien los critique.

Pedradas e insultos

Campaña electoral en el País Vasco. Mitin convocado por Vox, altercado al canto de resultas del cual, una de las asistentes, la Srª De Meer, Diputada de la formación convocante, recibe, eso se ha escrito, una pedrada que la deja sangrante, según se aprecia en fotografías ampliamente difundidas.

Como es de suponer, la cúpula de Vox clama indignada ante lo ocurrido. Representantes de la izquierda abertzale, hablan de "contestación a la provocación".

Pablo Echenique, Portavoz Parlamentario de Podemos en el Congreso, pone en duda lo ocurrido y llega a hablar de montaje y de la hábil utilización del ketchup, para utilizar la superchería como arma política que… etc., etc.

El Sr. Buxadé, también Diputado de Vox, miembro destacado de la dirección del Partido, después de anunciar que "tendrá que morderse la lengua", contesta al Sr. Echenique, encadena una docena seguida de insultos y llega a acusarle de escudarse en su enfermedad para "decir lo que le dé la gana".

Y digo yo:

Podrá gustarnos más o menos, pero Vox, Bildu y Podemos, hasta que los tribunales digan lo contrario, son tres formaciones políticas legales y las tres con representación parlamentaria. Las tres gozan de toda la protección legal precisa para el desarrollo de las funciones que la Constitución les encomienda, por tanto:
  • Vox está en su derecho de concurrir a elecciones en cualquier punto del territorio nacional, convocar los actos de propaganda que la legislación le autorice y desplazar hasta ellos a cualquiera de sus dirigentes, militantes o simpatizantes. Para hacerlo no necesita ningún género de Visto Bueno de cualquier otra formación rival.
  • Todo ciudadano español, sea o no represente político, está en su derecho de moverse libremente por todo el país, sin que nadie, salvo un Tribunal, pueda obstaculizar sus movimientos. Ése derecho es aplicable en Sestao, en Palafrugell y en Malpartida de Plasencia. 
  • Apedrear Diputados de otros Partidos es un hecho delictivo. ¿Hizo la Policía vasca algo pare evitarlo? ¿Está investigando la autoría? ¿Hay algún indicio de a quién pueda atribuirse la barbaridad?
  • El Sr. Echenique sabe muy bien qué se puede y qué no se puede decir en estos casos. Es inaceptable que si no tiene pruebas de lo que dice acuse, en la práctica, a la víctima de ser la causante del incidente. Él debería saber que con estas cosas mejor no jugar, porque a veces pueden pasarle a gente que tiene muy próxima.
  • El Sr. Buxadé debería hacer prácticas diarias de contención verbal. Lo de sus descalificaciones al Sr. Echenique son otro más de los excesos verbales a los que nos tiene acostumbrados. En esta ocasión ha saltado otra valla: la referencia a las condiciones físicas de su oponente.
  • En cuanto a la formación que pueda estar detrás del que tiró la piedra y escondió la mano, debería reflexionar si ha ayudado a alguien con su acción y, en su caso, a quién ha sido: tal como yo lo veo, Vox gana, EHBildu pierde; no sé si en votos vascos, pero si en aprecio del resto del país.


















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