Una Cuaresma movida
Las alas de la mariposa
Dicen que la interconexión cósmica llega a tal punto que el frágil aleteo de una mariposa en Cantón, puede ocasionar a largo plazo el derrumbamiento de la bolsa de valores en Wall Street. Es el "Efecto mariposa" .
Dicho de otra forma, causas nimias pueden provocar hecatombes.
Así que la fallida moción de censura presentada por Ciudadanos y PSOE en la Región de Murcia, ya ha desencadenado no sólo un inicio de voladura controlada de Ciudadanos y el bochorno de los firmantes, sino la convocatoria de elecciones anticipadas en Madrid, salvo que los Tribunales resuelvan darle prioridad a las mociones de censura presentadas por PSOE y Más Madrid.
Como estrambotes del soneto murciano, también se ha inscrito una moción de censura contra el Gobierno de Castilla León, y hemos asistido a la soflama del Sr. Abascal en Murcia de sacando a la calle a la ciudadanía.
Hay quien dice que ha habido una segunda edición del famoso "Tamayazo" que elevó al Olimpo de los tramposos a Dª Esperanza Aguirre. Otros aventuran que García Egea, cual Fouché levantino, urdió una ingeniosa trampa en la que han entrado como pardillos socialistas y "arrimadistas". ¿Qué más da? A mí esta tragicomedia huertana me trae a las mientes los versos de Tomás de Iriarte:
"Tantas idas y venidas,
tantas vueltas y revueltas,
quiero amiga que me diga
¿son de alguna utilidad?
¿Y si nos tranquilizamos?
Digo, como paso previo para entender qué está pasando.
- Que un Partido que forma parte de una coalición gobernante se alíe con otro que está en la oposición y presente una moción de censura para descabalgar a su socio, podrá ser sorprendente o inusual, desleal o justificado, insensato o razonable… Dependerá de unos antecedentes de los que la mayoría conocemos muy poco. En todo caso, es absolutamente legal.
- Que los firmantes de ayer se desdigan hoy, puede ser muestra de muchas cosas; unas serán creíbles y otras no; unas serán lícitas y otras no. De lo que no me cabe duda es de que se trata de comportamientos que hay que explicar lo suficiente como para que no haya que retirar el saludo a los beneficiarios de la operación.
- Que una Presidenta de Comunidad Autónoma, destituya a los Consejeros de su Gobierno que le parezca, podrá estar más o menos justificado, pero entra en el catálogo de sus prerrogativas. Si es paranoia, cálculo o error, ya se verá, pero es legal. Lo que le parezca a los cesados, es anecdótico.
- Que otra vez tengan que ser los Tribunales los que les digan a los políticos lo que pueden o no pueden hacer, ya es una costumbre, porque parecen incapaces de valerse por sí mismos; porque son políticos, sí, pero la mayoría de las veces no valen para resolver los problemas políticos. Por cierto: los argumentos que avalaron en plena pandemia la celebración de las elecciones catalanas, siguen siendo válidos cuando benefician al contrario.
Hay otra cuestión que está en la mente de la mayoría de los ciudadanos, pero tratarla a fondo nos alejaría de lo que hoy nos ocupa: ¿En qué está pensando nuestra inefable clase política, en las acuciantes necesidades diarias de los españoles o en sus ridículas luchas para ocupar una poltronita cutre?
El incierto futuro
La pandemia sigue entre nosotros. No sabemos si saldremos de la tercera ola o si nos llegará la cuarta pasada la Semana Santa, si tendremos vacunas suficientes, si seguiremos convirtiendo Madrid en la tasca de Europa, ni cuántas empresas lograrán sobrevivir hasta que llegue el maná de la Unión Europea.
Muchos dudan cuándo acabarán con el Gobierno las contradicciones internas entre sus miembros.
Cataluña sigue siendo un problema al que nadie parece saber cómo poner fin.
Es necesario un clima de sosiego, colaboración y lealtades mutuas imprescindible para sacarle el máximo partido a los fondos europeos que tanto necesitamos.
Síntomas que podrían darse por ciertos.
- Ciudadanos, o una parte de Ciudadanos, parece que quiere volver a sus orígenes, marcar distancia con sus socios de la foto de Colón y encontrar su lugar en "El Centro". ¿Llega a tiempo o está asistiendo al primer acto de sus propios funerales? Si bien es cierto que en épocas de estabilidad las elecciones se ganan en el centro, no lo es menos que ni ahora estamos en esas épocas, ni el centro es algo más que una referencia tópica que muchos sólo utilizan para disfrazarse. Rivera tuvo su oportunidad y la desaprovechó ¿podrá reeditarla Inés Arrimadas? Si, finalmente, hay elecciones en Madrid, podríamos tener algún indicio del acierto o el error de la maniobra.
- El Partido Socialista parecía que ganaba en Murcia aunque ahora se ha quedado compuesto y sin novia; se quedará como está en Castilla León y podría ganar o mantenerse en Madrid. No parece que pueda perder demasiado, aunque el problema, si llega a haber elecciones, es que va a ser muy difícil llegar a la Presidencia, con Ciudadanos en horas bajas, Vox en alza y UP y Más Madrid a la greña. En ese sentido la ópera bufa murciana no le ha beneficiado nada.
- Creo, no obstante, que si hay elecciones los bloques se mantendrán, salvo que C’s creciera lo suficiente como para que su cambio de alianzas le dé la vuelta a todo. Esta hipótesis es poco menos que imposible, pero hasta que no se cuenten los votos… En otro caso, los Partidos actuarán dentro de la lógica frentista, las elecciones no habrán valido para nada, e Inés Arrimadas se habrá suicidado.
- No será decisivo, pero tengo interés en ver cómo se zanja en Madrid la disputa entre antiguos socios, Iglesias y Errejón. El resultado no será el mismo para el PSOE, una vez que hemos visto hasta qué punto resulta incómodo cohabitar con Podemos.
- En el otro lado del espectro, podría crecer Vox y lo haría a costa del PP, lo que es posible que a Dª Isabel no le quite el sueño, pero quizás sí a su jefe.
El PP en la encrucijada
Éste es el verdadero quid de la cuestión: qué puede hacer Pablo Casado, más allá de la actual coyuntura, no buscada por él, por mucho que trate de aparentar que apoya a Isabel Díaz Ayuso. No se trata de ganar o perder Madrid, sino de cómo afrontar el futuro.
En el momento en el que estaba iniciando su propio viaje al centro, ahora que parecía dispuesto a marcar las distancias con Vox, cuando se había dado el primero de los pasos para lograr algún acuerdo institucional, mientras trataba de reponerse de los sofocos de Bárcenas, la venta de la Sede, y los desplantes de Aznar, la genuina representante del ala dura del Partido, la hija, espiritual se entiende, de D. José María y Dª Esperanza, lo mete de hoz y coz en el charco de un adelanto electoral legal pero innecesario.
¿Hasta qué punto la convocatoria de elecciones en Madrid es una idea de Casado o una maniobra que le aleja del centro y le fuerza a bailar al son de la FAES? Los verdaderos peligros para un Partido Político son, siempre, las conjuras internas. Si yo estuviera en su lugar, preferiría la moción a las elecciones: no tendría que significarse demasiado, es un trámite menos callejero y no necesitaría bajar a la arena a rematar la faena. El problema es que no puede elegir: se lo van a dar hecho y me temo que habrá elecciones.
¿Y luego?
- Si Vox vuelve a restarle votos, saldrá perdiendo.
- Si la izquierda más Ciudadanos puede gobernar, también pierde; en especial, si el PSOE pudiera hacerlo sin una alianza explícita con Unidas Podemos.
- Si el recuento de votos deja las cosas más o menos como están, los dos grandes, PP y PSOE verán aumentada su dependencia de sus socios más indeseables.
- Y en ese caso ¿tendrá tiempo Casado de lamerse las heridas sin perder su puesto en el PP? Él habla de lo que tardaron Aznar y Rajoy en llegar a La Moncloa pero ¿le concederán a él el mismo margen? El tiempo transcurre cada vez más acelerado, como él mismo sabe muy bien.
A grandes males…
Con la Covid matando, la economía en coma, Cataluña en su laberinto, los fondos europeos a punto de llegar sin saber qué haremos con ellos, la forma del Estado en riesgo, y con dos populismos, uno en cada extremo agitando los ánimos, ha llegado el momento de dar el do de pecho.
No están las cosas bien en el PP. Ni en el PSOE. No peligra el liderazgo interno de Pedro Sánchez, pero su Gobierno está en el aire, con un socio que aquí y en Estrasburgo vota contra él, y con ERC amenazando con echarlo de La Moncloa ¡porque el PSOE quiere que Puigdemont se someta a la justicia de su país!
- No importa quién dé el primer paso, ha llegado el momento de que PP y PSOE entren en razón y asuman su obligación de gobernar. Ambos, que también se gobierna desde la oposición, la ocupe quien la ocupe.
- Pedro Sánchez tiene que romper cuanto antes la actual coalición de gobierno, con todas sus consecuencias. Más aún: tiene que dinamitar la mayoría parlamentaria que lo mantiene en la Moncloa.
- Ni siquiera es imprescindible convocar nuevas elecciones, porque si lo hiciera, lo más probable es que después de una campaña atroz de todos contra todos, se repitieran los bloques actuales y él perdería fuelle y volvería a ser, aún más, un rehén de lo peor de cada casa.
- Necesita, pues, una mayoría nueva que le permita su proclamación por el actual Parlamento. Debe convencerse de que es posible, y convencer a los demás. Básicamente al PP, usando los apoyos externos que necesite, que los tendría: los agentes sociales, la Unión Europea, la calle.
- Es preciso pactar acuerdos programáticos y procedimentales sobre las grandes cuestiones de Estado: política territorial, gestión de los fondos, reforma fiscal, mercado de trabajo, relaciones sector público / sector privado, Monarquía…y qué cuota de poder se reserva a la oposición.
- No es preciso tratar de acabar con los extremos. Vox y UP son la conciencia crítica, los "Pepitos Grillos" que hablan de las esencias perdidas; molestan, pero, controlados, hasta pueden cumplir su función. Por ejemplo, pueden usarse como coartada. Pero El PP tiene que entender que UP es más dañino que el PSOE aunque tenga menos escaños, y el PSOE tiene que asumir que aunque Vox esté martirizando al PP, es un riesgo para la estabilidad de nuestra democracia.
En resumen:
Es posible un país en el que los grandes Partidos se pongan de acuerdo sobre materias que deberían darse por consolidadas para las próximas generaciones. Ambos tienen que entender que la ciudadanía solo se siente comprometida por las elecciones cuando comparte un vínculo básico con la mayoría de los demás votantes. Como decía Noah Harari, las elecciones son un método para zanjar desacuerdos entre personas que ya están de acuerdo sobre las cuestiones básicas.
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