Maniobras para entrar en calor
Alabanzas nostálgicas, críticas solapadas, y negación de la evidencia
Siempre me ha llamado la atención la añoranza, incluso el fervor con la que gentes de no importa qué tendencia política, recuerdan a líderes de formaciones rivales cuando les da por compararlos con quien en ese momento es cabecera de cartel del mismo Partido.
Socialistas que recuerdan a Fraga con los ojos en blanco cuando piensan en Casado, o antes en Rajoy. Populares que se emocionan recordando las ocurrencias de Alfonso Guerra y lo confrontan con Pedro Sánchez o con Zapatero.
Añoran a Suárez, a Felipe González, a Herrero de Miñón, al mismísimo Santiago Carrillo gentes que años atrás los ponían de chupa de dómine.
Todos mienten. Si diéramos marcha atrás al tiempo, seguirían votando a sus siglas de toda la vida. Así que el conservador que ahora elogia a Guerra, a Corcuera, a González, lo que hace, en realidad, es poner a Sánchez a parir panteras; del mismo modo que el socialista que ríe a toro pasado las gracias de Fraga, lo que está haciendo es abominar de Casado.
Descubierto el truco, déjenme que les diga que tampoco tiene sentido, y, lo que es peor, tampoco vale de nada, dar por tonto a ese de ahí (o a esa, vaya por Dios, casi la lío) por el pequeño detalle de que lidere el Partido que usted jamás votará.
Es posibles que ni unos ni otros vayan a recibir nunca el Premio Nobel de nada, pero, créanme, no se llega a Secretario General, a Presidente de Gobierno o de una Comunidad Autónoma siendo un cebollo de competición.
Otra cosa diferente es que usted, listo como un conejo, sea incapaz de captar las claves en las que se mueve la clase política y, por eso, no entienda lo que está pasando delante de sus narices. Pero de eso se trata muchas veces: de que usted no se entere de la misa la media.
Un ejemplo: la Srª Díaz Ayuso, el camarada Putin y la conexión gallega
El pasado día 6 de abril, el diario ABC dio cuenta de ciertas conversaciones mantenidas por gente de la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid, con el Cónsul de Rusia en Galicia, un gallego afín al PP relacionado, dicen, con una farmacéutica aspirante a fabricar la vacuna Sputnik en España.
Tres reuniones de cuyo contenido se conoce poco, tarde y mal, pero que podrían haber sido conversaciones preliminares, tendentes a importar la vacuna rusa en Madrid. O en Madrid y el resto de España. O en ningún sitio, si no se daban las condiciones previas precisas.
Dª Isabel no solo no lo ha negado sino que ha reivindicado su derecho a mirar por la salud de tooooodos los madrileños y de tooooodos los españoles, (del resto del planeta, por el momento, no ha dicho nada) vista la inoperancia del Gobierno de la Nación. Más aún: ha anunciado, desafiante, que piensa seguir haciéndolo.
La oposición no ha tardado en hacer lo que acostumbra: oponerse. Con mejor o peor fortuna, o, quizás, con mala o peor fortuna.
Como decía ¿Quién es el ingenuo que da por hecho que la Srª Díaz Ayuso es tonta? Contesten ustedes mismos las siguientes preguntas y saquen sus conclusiones:
- Rusos, gallegos y madrileños ¿Hablaban, negociaban o comerciaban? No compraron ni vendieron nada ¿verdad? Pues si eso es así, como en un sistema democrático todo lo que no esta prohibido está permitido, lo que hicieron está permitido.
- Si las conversaciones hubieran llegado a buen puerto ¿Podrían haber comprado vacunas rusas para el barrio de La Elipa, para todo Madrid o para España entera? No, desde luego que no. La tal vacuna no está homologada por la Unión Europea y ese tipo de operación mercantil, hoy por hoy, no es competencia de ninguna Comunidad Autónoma.
- ¿Lo sabía Dª Isabel? Desde luego ¿O la han oído ustedes decir que va a hacer lo contrario? No. Lo que está diciendo es que seguirá intentado "explorar cualquier alternativa beneficiosa para la salud de los madrileños y de todos los españoles". Sigo sin percibir signo alguno de debilidad mental en la Presidenta.
- ¿Y por qué Chequia, Hungría y Eslovaquia…? En primer lugar son países, no regiones; en segundo lugar, son Gobiernos rebeldes, acostumbrados a moverse en el límite de la tolerancia de la UE. Tres de los cuatro partícipes del Grupo de Vosegrado al que, por el momento, no parece que tengan acceso las regiones italianas, los land alemanes o nuestras comunidades autónomas.
Añadan al cóctel estas tres reflexiones
- Las conversaciones ruso-galaico-madrileñas se celebraron los días 11 y siguientes de febrero y se han conocido ahora, un suspiro antes de comenzar la campaña electoral en Madrid, y a través de una información publicada en ABC, diario más próximo a la Presidenta que a cualquiera de sus oponentes. Dicho de otro modo: los estrategas de la Srª Ayuso han decidido, ahora, sacar partido a un episodio de hace un par de meses (una eternidad en precampaña) previendo, como así ha sido, que la noticia provocaría un pandemonio de esos en los que la candidata del PP se mueve como pez en el agua.
- La explotación del desconcierto y el rechazo entre el resto de candidatos sitúa a la Srª Ayuso, por una parte, en el centro de la controversia: solo ella atrae parabienes y maldiciones; eso, en campaña, siempre es positivo. En segundo lugar, fuerza a la dirección nacional (a la que, no se olvide, ha reclamado autonomía absoluta para planificar su campaña) a alinearse con ella, le guste o no: es obvio que Casado no puede sumarse a las críticas en el hipotético caso de que hubiera querido hacerlo.
- La derechización del Partido puede rendirle frutos a largo plazo y, por el momento, reduce el margen de maniobra de Vox, a cuyo equipo también ha pillado desprevenido. El único problema en este punto, es que si aprieta demasiado el lazo y estrangula a Vox, con Ciudadanos en la UVI, podría ganar las elecciones de calle y perder la Presidencia si no encuentra socios que compensen su insuficiente mayoría.
Y cambiando de tercio, díganme, ¿qué hubiéramos pensado si la ocurrencia de mantener conversaciones con mandatarios más o menos lejanos del camarada Putin para beneficiarnos de su vacuna no hubiera sido de la madrileñísima Isabel Díaz Ayuso sino del Señor Pere Aragonés o de cualquiera de sus conmilitones? Dejen, dejen, no se hagan mala sangre: ya me hago cargo.
…Aunque todo podría ser más sencillo
No importa de quién fuera la idea, el cónsul ruso gallego y los prebostes de la sanidad madrileña se reúnen para hablar, vaya usted a saber de qué, el 11 de febrero.
En ningún momento a nadie se le pasa por la cabeza comprarle vacunas a Rusia desde la Puerta del Sol, sencillamente porque todos saben que no es posible.
Dos meses después alguien intuye el potencial mediático del episodio como fuente de controversia en la antesala de la campaña electoral y prepara el espectáculo.
ABC filtra la noticia, todos, desde Unidas Podemos a Vox entran al trapo, se rasgan las vestiduras, y ya tenemos a la candidata Ayuso, sola frente a todos, que es como más cómoda se siente.
Casado, qué remedio, no es que se le vea entusiasmado, ahora que había iniciado el viaje al centro, pero a ver cómo va a justificar el dejarla en la estacada.
Más de un opositor cae en el error de creer que enfrente tiene a alguien cuya mente no da la talla. Peor para el que piense así: no hay enemigo pequeño, en especial cuando el enemigo es grande.
El único modo que habría tenido la oposición de neutralizar el endiablado entuerto habría sido contestar en clave de humor la ocurrencia, no dedicarle más allá de cinco minutos y pasar al siguiente asunto, que haberlos, haylos.
Pero para eso falta imaginación y sobra adrenalina.
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