Lecciones de una remodelación
Crisis, remodelación o más de lo mismo
Pedro Sánchez, el psicópata según el secretario Político de Vox (experto jurista y supongo que cualificado psiquiatra), el trilero en palabras Don Santiago Abascal, la mala persona, tal como lo califica Pablo Casado, ha remodelado el Gobierno. O, para ser más precisos, ha cambiado siete de los titulares de la parte socialista del Gobierno.
¿Razones? Según el Presidente, la necesidad de llevar a cabo las delicadas tareas de reactivación económica y de afrontar con garantías de éxito la segunda parte de su mandato. Según buena parte de la oposición, ganas de enredar.
No obstante, el más descuidado vistazo a quiénes se han ido a su casa, da pistas de que debajo de los cambios hay más de lo que se dice.
De un tiempo a esta parte el Gobierno como tal y cada uno de los socios de la coalición por separado habían ido acumulando errores y soportando problemas que exigían si no un cambio de rumbo, sí, al menos, la jubilación de algunos de los implicados en los pasos mal dados.
El Gobierno de coalición tras la marcha del Profesor Iglesias
Las ideas cuentan, cómo no, pero que nadie menosprecie la influencia de las personas a la hora de enjuiciar los avatares de la política.
La nunca bien explicada "espantá" del Profesor por antonomasia, ha marcado un parteaguas en la andadura del Gobierno. Ione Belarra no tiene el mismo peso político que Pablo Iglesias; Irene Montero no da la misma impresión de poder ahora que con su pareja al frente de su formación; sólo Yolanda Díaz no sólo mantiene su imagen sino que la agranda.
En cualquier caso, la solución adoptada en la remodelación, tocar solo la parcela PSOE, deja en el aire la sospecha de que hay un segundo reajuste del que es posible que ya se esté hablando, o quizás no, pero que está pendiente de afrontar; ya veremos cuándo y cómo.
Y también, en mi opinión, cada día que pasa es más evidente capacidad negociadora de Yolanda Díaz. ¿O es muy aventurado ver esa habilidad en el hecho de que no se haya tocado ni la estructura general del Gobierno, ni la cobertura de los departamentos asignados a Unidas Podemos? ¿Era o no era Garzón un cesado pregonado después del esperpento del chuletón? Tiempo al tiempo.
Los que se van
Lo que parece que está fuera de duda es que la remodelación indica qué asuntos preocupaban al Presidente más que los demás. Listado de problemas que pueden interpretándose en base a los cesados.
- Exceso de controversias internas. Con la marcha de Carmen Calvo desaparece la más encendida crítica al maximalismo feminista de Unidas Podemos. Por el contrario, el ascenso a la Primera Vicepresidencia de Nadia Calviño, mantiene el statu quo en cuanto a la jerarquía de los socios de Gobierno y es toda una declaración de intenciones: la orientación de la economía se mantendrá en la más estricta ortodoxia, algo que será bien recibido tanto por las autoridades comunitarias como por la CEOE. En ese aspecto, podría, pues, darse por recompuesta la relación entre socios.
- Hay que cerrar la crisis con Marruecos. El relevo en Asuntos Exteriores no es que fuera esperado; es que, en caso contrario, habría que haberlo justificado. El estúpido incidente con Marruecos, el modo en que Argelia logró implicarnos en una más de sus trifulcas con su vecino, la impericia de cómo solventar una petición de ayuda extemporánea a alguien que era cualquier cosa menos un visitante deseable, eran peldaños de la escalera de salida de la Ministra. El entrante ya ha declarado su intención de recomponer el destrozo.
- Partido y Gobierno han de ir juntos. Tengo curiosidad por ver los coletazos de la doble marcha de Ávalos ¿Qué explica a qué? ¿Cesa como Ministro porque ha perdido alguna batalla interna, o se va de la Secretaría de Organización porque ha perdido su cartera ministerial? Su participación en la ópera bufa murciana, algunas altisonantes manifestaciones poco acordes con el carácter dual del Gobierno ponían en duda sus presuntas capacidades políticas. En fin, una estrella que agoniza.
- Hay otros cambios de menor fuste, se marcha la calcinada Celáa sin que se aproveche la ocasión para reducir el número de carteras: Educación, Cultura y Universidades, gestionan Ministerios sin apenas competencias, pero ahí siguen con sus correspondientes partidas presupuestarias; no sé si el cambio en Justicia obedece a razones profundas, errores que no son de dominio público relacionados con los indultos, incapacidad para avanzar en las negociaciones sobre el CGPJ, o si alguien tenía que irse para que entraran otros; Duque, cumplido su innecesario papel de imagen llamativa abandona un Gobierno en el que nunca tuvo peso propio.
- Reajuste menor pero significativo es el cambio de portavoz del Gobierno, que saludo esperanzado ante la marcha de quien jamás utilizó un participio pasivo con propiedad. Mucho más que premio de consolación es añadir a las competencias de Hacienda la gestión de la Función Pública; permítanme que muestre mi disconformidad: recordando mis años de funcionario, prefiero al Ministro de Hacienda en su papel de pagador que en el de amo y señor de los servidores del Estado.
No quiero oficiar de profeta, así que no diré ni una palabra de lo que se supone que pueden dar de sí los recién nombrados, más allá de dejar constancia de que a Iceta no le ha gustado el cambio de Ministerio. No le ha gustado, pero no ha dimitido, así que tengo que suponer que ha elegido "del mal el menos".
La caída del gran gurú
Punto y aparte merece la marcha del que pasaba por ser el cerebro en la sombra del Presidente, su gurú de cabecera, el Merlín de andar por casa que cual Maquiavelo redivivo soplaba al oído de Sanchez magistrales argucias para liar a la oposición, desbaratar enredos territoriales o pergeñar estrategias diabólicas que habrían de llevar al sanchismo desde Ferraz a la Historia de España.
Éste es, a mi modo de ver, el más significativo de los cambios ocurridos en el pasado fin de semana: se va un asesor profesional, capaz de ofrecer sus servicios a cualquiera que esté en el Poder y le sustituye un hombre del Partido, un "militante de toda la vida" con hilo directo tanto con el PSOE como con el propio Presidente. Tal parece que se opta por minimizar los riesgos, eliminar suspicacias y preparar de común acuerdo la revolución interna, pendiente para el próximo Congreso del Partido.
En cuanto Iván Redondo… La chapuza antológica del esperpento murciano; el ya comentado encontronazo con Marruecos, la desastrosa campaña electoral madrileña, la incapacidad para establecer una línea de actuación mínimamente coherente en la gestión de la pandemia, han terminado con la andadura de esta segunda etapa del más odiado politólogo del país (digo, si sumamos sus detractores en campo ajeno y propio). Quizás sea el momento de reflexionar sobre hasta qué punto es válido para España la utilización de asesores desideologizados que hoy aconsejan a los conservadores y mañana a los progresistas.
En todo caso, en el haber del Presidente, hay que anotar que el cese de Iván Redondo mejora sustancialmente las relaciones un tanto deterioradas en los últimos meses entre Ferraz y La Moncloa. Partido y Gobierno vuelven a estar en buena sintonía.
Y la oposición, como siempre, a oponerse
Que es lo suyo, qué duda cabe, pero con las particularidades propias de la oposición que tenemos, lo que, desde luego, es lo único que cabría esperar.
De Vox ya comenté en el primer párrafo de este post cuál es la opinión que le merece la remodelación: insultos en cascada, algunos ya conocidos y otros que son nuevas perlas para coleccionistas. Para mí es suficiente.
Lo del PP tiene bastante más enjundia, porque estamos en el vestíbulo de una de las más interesantes oportunidades a las que nuestro país ha de enfrentarse: la llegada de un río de fondos de cuya correcta o incorrecta gestión puede derivarse el salto adelante o la caída en una ciénaga insoportable.
Añadan como ingrediente el eterno avispero catalán y la dependencia gubernamental de los votos parlamentarios del independentismo y vean si es o no un riesgo seguir empecinados en negar el pan y la sal al PSOE y, por ende, al Gobierno.
Sería el momento ideal para entrar en el terreno de la Política con mayúscula, afrontar el futuro con toda la atención puesta en el porvenir de España, exigir al Partido Socialista las contrapartidas que se consideraran vitales (ruptura con UP, frenazo a las exigencias nacionalistas, por ejemplo) y no solo gestionar de común acuerdo las ayudas europeas sino dar, además, carpetazo a bloqueos que chocan frontalmente con esa Constitución que tantas veces se saca a paseo en defensa de intereses propios o para descalificar al oponente.
¿Qué hace Casado mientras tanto? Además de sorprenderse de que Sánchez nombra los Ministros "a dedo", limitarse a reclamar a diario la convocatoria de elecciones anticipadas (me pregunto en qué método alternativo habría pensado para designar a los miembros del Gobierno, si en ser él quien los eligiera, o si las carteras deberían cubrirse en combinación con el Cupón Pro Ciegos).
Por muy deprisa que haya estudiado la carrera, estoy seguro de que Pablo Casado está al tanto no sólo de que convocar elecciones es prerrogativa exclusiva y excluyente del Presidente de Gobierno, sino de que nadie que quiera mantener el Poder las convocaría cuando las encuestan indican que su popularidad está cayendo.
El caso de Calvo Sotelo no sienta precedente, porque sus circunstancias personales y políticas eran otras: hizo lo que hizo, por hartazgo, por no seguir aguantando a la patulea de conspiradores que le rodeaban aun sabiendo que iba a perder. Mejor, aún, las convocó porque sabía que perdería y podría descansar de la compañía de tanto cantamañanas.
El problema de Casado es que se le acaba el tiempo: es o ahora o quién sabe si nunca.
- Pedro Sánchez, el PSOE, el Gobierno, pueden remontar. Una correcta gestión de la descomunal inyección de fondos europeos, el final de la pandemia, la reactivación económica pueden llevar su popularidad a los niveles de hace un año.
- Los pilares clásicos sobre los que se apoya el conservadurismo español, la Iglesia y el empresariado han dejado claro que no van a seguir el cotejo de quienes traten de demonizar los indultos. Tampoco, pues, puede contarse con la pervivencia en el tiempo del efecto electoral de la medida de gracia.
- A su derecha tiene a Don Santiago Abascal, su antiguo compañero de siglas ,mordiéndole los tobillos, reclamando como él elecciones anticipadas, criticando su blandura, disputándole los votos del incierto territorio que se mueve en los límites de la Constitución, dispuesto a saltarle a la yugular al menor descuido.
- ¿No les ha extrañado la práctica ausencia de crítica de la Srª Ayuso, es decir del Sr. Aznar, respecto a la remodelación ministerial? No hay demasiada prisa en la FAES: el momento de la eclosión definitiva de "La Emperatriz de Lavapiés" es la doble cita electoral, madrileña y general, dentro de dos años. Pero esa tranquilidad se torna en angustia si el fenómeno se mira con los ojos de Pablo Casado. A diario debe sentir el aliento en la nuca de la pimpante Presidenta madrileña. Así que el candidato teme que, si las cosas se tuercen, bien podría pasar de joven promesa a carcamal prematuro y correr la suerte de algún antecesor suyo (¿Alguien recuerda la ascensión, fulgor y muerte de un tal Hernández Mancha?)
En resumen
- ¿Nuevo Gabinete? A éste y a cualquier Gobierno de España que empiece su andadura, le deseo la mejor de las suertes. Ahora y siempre, sea éste o el que represente a cualquier formación salida de las urnas. En sus manos está el futuro de mi país, es decir, mi propio futuro.
- Lamento no tener disponible la poción mágica que pudiera lograr la colaboración necesaria para que las energías de nuestra clase política, al menos una vez por generación, se utilizaran para remar en la misma dirección.
- Una vez más recuerdo a quien proceda lo que otros más doctos, más experimentados y más importantes que yo han dicho: se trata, nada más, de poner el Partido por delante de ti, y a España por delante de tu Partido.
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